domingo, 9 de junio de 2013

Por una ley que impulse el turismo y no lo paralice

4 ó 5 estrellas, he ahí la cuestión.
El Parlamento de Canarias aprobó la Ley de Renovación y Modernización Turística con el voto en contra del Partido Popular, Nueva Canarias y de la diputada regional por CC, María del Mar Julios, quien manifestó su rechazo al punto de la Ley que impide construir hoteles de cuatro estrellas. Intentaré explicar muy brevemente por qué esta Ley afecta/daña profundamente a Gran Canaria y no podemos dejar que siga adelante.

No voy a entrar a valorar la historia de leyes contra el desarrollo turístico y por qué junto al planeamiento urbanístico paralizado o paralizante, perjudican principalmente a Gran Canaria (y Lanzarote y Fuerteventura, pero me basta este ejemplo). Y con ello no planteo que se edifique toda la Isla ni mucho menos, sino que debemos ser competitivos como destino con una oferta alojativa y de ocio que nos distinga del resto de destinos exclusivamente de sol y playa. Mi postura al respecto la he abordado en un gran número de artículos de mi blog.

El rechazo a esta nueva Ley es por obviedades que los autores que han cobrado su sueldo para elaborar la norma no han tenido en cuenta –o no han querido-, condenando a Gran Canaria a su alejamiento de la actividad turística de forma negligente o, en el peor de los casos, premeditadamente.

Cabe recordar que, según las estadísticas del Gobierno de Canarias, en Tenerife hay  50.910 camas en hoteles de cuatro estrellas y en Gran Canaria casi la mitad: 27.345. Por otro lado, la isla tinerfeña tiene 12.319 camas en hoteles de 5 estrellas y la canariona tan sólo 7.255. Considerando estas diferencias y sin ponernos en el caso de las islas no capitalinas ¿por qué la ley es igual para todas las islas y no tiene en cuenta cada hecho insular?

Y es que las cifras hay que llevarlas a la realidad. La Ley nos dice que sólo podemos construir hoteles de  5 estrellas en suelos ‘nuevos’ y los de 4 sólo en reconversión de zonas ya construidas y obsoletas. De ahí que esta norma va en contra de las necesidades de Gran Canaria porque:

  • Primero, Gran Canaria no atrae turismo familiar. Vienen más turistas de más de 63 años que de menos de 15 años. Y no sólo porque no tenemos en esta isla una oferta atractiva para todas las edades (en la lista de los 20 parques acuáticos más visitados del mundo,  en el puesto 18 está el Siam Water Park en Tenerife que alcanzó los 800.000 visitantes el pasado año). Es porque, además, las familias no quieren apartamentos que esclavicen a la madre, ni hoteles de 5 estrellas que suponen un gasto enorme para una familia de clase media con niños.
     
  • Segundo, el sector de los congresos y convenciones en Gran Canaria no despega. Pero es que sin hoteles de 4 estrellas será muy difícil que lo haga, ya que la mayoría de organizaciones tiene prohibido celebrar esos congresos en hoteles de cinco estrellas (en esto también hay una historia negra de glamurosos congresos en los que se invitaba a médicos por las farmacéuticas para que luego recetaran sus productos). Si en Gran Canaria tenemos la mitad de camas de 4 estrellas que en Tenerife ¿dónde se celebrarán más congresos?
     
  • Y tercero: El Gobierno deja sobre ayuntamientos y cabildos la pelota de reconducir complejos y establecimientos de apartamentos o aparhoteles en los que hay múltiples propietarios a los que hay que convencer para invertir y reconvertirse en un hotel de cuatro estrellas, todo ello en un escenario en el que la banca no da crédito: o sea, un imposible que queda muy bien como excusa para los políticos que acusan a Gran Canaria de no apostar por la renovación.
     
En definitiva, el problema no es si caben más hoteles y ocupar más suelo en Gran Canaria (de hecho, la ley permite construir villas que son más extensivas en ocupación de suelo). Se trata de un problema que afecta a la principal actividad económica de Gran Canaria (la mayor contribuyente a la fiscalidad regional), por lo que perderemos todos.

Tampoco, creo que se trate de un problema de daño medioambiental, ya que el turismo es menos dañino que la industria siderúrgica e incluso que el monocultivo del azúcar que esquilmó los recursos madereros, las mejores tierras y el agua de las islas. El turismo es positivo si se hace con cabeza y con un proyecto. Pero esta ley no es un proyecto, es una más (y van...) ordenanza territorial que aprovecha una alarma social por la actividad turística en los espacios emblemáticos de nuestro litoral. Una percepción que contrasta con el hecho de que (usando de ejemplo al municipio turístico más importante de España) sólo el 3% del territorio de San Bartolomé de Tirajana está ocupado por urbanizaciones turísticas… En definitiva ¿quién defiende el turismo?

2 comentarios:

  1. Estoy de acuerdo con las construcción de los hoteles, pero también hay que tener en cuenta que hay una zona en la que los apartamentos, bungalow, y centros comerciales están más que obsoletos, mi pregunta es: ¿porqué, no se tiran y se construye ahí los hoteles, se podría diseñar un modelo de hotel diferente dependiendo de la zona y dando a la isla modernidad acorde con los tiempos...... Un Saludo, FAYCANA

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    1. Hola
      Perdona el retraso en responder. Es muy complicado que se pongan de acuerdo los múltiples propietarios. Es muy difícil que consigan financiación y si, encima, las administraciones no persiguen el deterioro y pérdida de estos complejos y su residencialización, tenemos inquilinos viviendo en infraviviendas y ocupando las zonas más atractivas económicamente hablando para el turismo, lo que no se soluciona con planes de adecentamiento y mejoras de aspecto.

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