martes, 29 de septiembre de 2020

Fitur 2021 con F de Fortaleza canaria

Hace trece meses escribí un post sobre uno de los sectores turísticos que menos hemos aprovechado en los últimos 50/60 años, el de convenciones. Y lo comentaba con cierta amargura porque durante varios años he intentado mover la candidatura de Gran Canaria para la Convención Internacional de Rotary. Un evento que tiene lugar cada mes de julio en una ciudad del planeta que se transformaba al recibir entre 40.000 y 50.000 personas mayoritariamente profesionales de diversas áreas, y también rotarios famosos como Stephen Hawking, Thomas Mann, Walt Disney, Mario Moreno ‘Cantinflas’, Luciano Pavarotti o el Papa Francisco, por citar algunos. Pero, durante años recibí la misma y decepcionante respuesta: Ha sido imposible convertir Gran Canaria en un destino MICE (ferias, convenciones y congresos) por no poder conseguir camas para poco más de un millar de personas porque la mayoría de camas estaban contratadas a turoperadores, incluso en temporada baja. Eso supone rentabilidad sin estacionalidad. No olvidemos que, oficialmente, Gran Canaria cuenta con más de 170.000 camas, y en Canarias superamos el medio millón. Pero no queda disponibilidad suficiente para lanzarse a las acciones MICE.

Sin embargo, puede que algo haya cambiado. O más exactamente: todo cambió y los escenarios evolucionan a velocidad de nanosegundos por la pandemia de la Covid-19. Por ello, tenemos que reinventar el destino, ante un escenario de crisis que afecta en sus fundamentos al modelo turístico pre Covid19.

Entre las diversas propuestas que he ido recogiendo en este blog desde que se produjera el primer caso de Covid-19 en La Gomera, hay una que podría resultar sorprendente en estos momentos de límites al contacto, pero no hay nada imposible, como nos hicieron ver antes de la pandemia: el turismo de ferias, congresos y convenciones que no sólo se aloja, se alimenta y disfruta de nuestro clima, sino que suele practicar diversos deportes, asistir a eventos culturales e interesarse por aquello que sea original. Y nada mejor para este tipo de propuestas que un lugar que, además de cubrir todas las expectativas, pueda dar más seguridad a un más exigente sector  MICE como es la condición insular de aislamiento, una fortaleza para prevenir y controlar la entrada de personas contagiadas, sin descuidar la seguridad interna. Tal como recoge el plan del Gobierno de Canarias bautizado como ‘Canarias Fortaleza’.

De hecho, la primera suspensión de una actividad de repercusión mundial en España fue el Mobile de Barcelona (en Madrid no se suspendió la feria de arte ARCO), pero a partir de la declaración del Estado de Alerta las suspensiones, cancelaciones y aplazamientos se han convertido en la verdadera normalidad. No sólo en España, sino también en el resto del planeta entre las que destaco las ferias de turismo más importantes de Europa: ITB de Berlín, WTM de Londres o ante una posible -y no deseada por el SKAL Club- cancelación de Fitur de Madrid. Y en esto, surge la propuesta de un grupo de profesionales del turismo que creen factible ofrecer Gran Canaria como sede de Fitur, con posibilidad de extender esta iniciativa a otras islas. No como un acto aislado sino la apuesta por una actividad de gran impacto económico y que el sector turístico puede desarrollar fácilmente y con garantía frente a la pandemia. 

Esos utópicos son los miembros del SKAL Club de Gran Canaria uno de los más veteranos y con un gran currículum de actividades con repercusión internacional. Y es que el SKAL de Gran Canaria, junto al Centro de Iniciativas y Turismo son los artífices del éxito de la celebración en la isla en 1963 del Congreso Internacional de SKAL Club que atrajo a más de un millar de ‘eskalegas’ de Europa y América, en una isla en la que no había capacidad para alojar tantos visitantes a la vez, por lo que en muchos casos se hospedaron en viviendas particulares, sin que desmereciera el éxito del evento que fue recordado durante décadas. Aquella osadía influyó en varias decisiones posteriores de gran trascendencia como fue la designación de Las Palmas de Gran Canaria para convertirse en la sede de la Feria del Atlántico inaugurada en 1966 (hoy Infecar), la celebración en la isla del primer congreso mundial de la Federación de Agencias de Viajes (FUAAV) en 1967, tras la unión de las federaciones de agencias norteamericanas y europeas (FIAV y UOTAA) y que trajo consigo la celebración en la isla de una Expotur (antecedente de Fitur) nacional y una canaria en la Feria, o el auge del turismo norteamericano con hitos como la presencia de Onassis y Jackie Kennedy en el Puerto de La Luz en 1969 o las visitas vacacionales de los astronautas que pisaron la luna o que participaron en los programas Mercury, Gemini o los que pisaron la Luna. Una realidad que daría lugar a un constante crecimiento del turismo USA en la isla que alcanzaría el 20% del total de visitantes hasta que tuvo lugar el accidente de Los Rodeos que produjo la desaparición total del turismo norteamericano en Canarias.

El SKAL de Gran Canaria continúa con su colaboración constante, como en el Día Mundial del Turismo 2012, y aportan iniciativas ante una situación en la que son necesarias propuestas de profesionales del sector. ¿O acaso no era una utopía convertir las islas en sede de los eventos antes citados? Podríamos estar ante la oportunidad de dar actividad a muchos otros sectores, donde ya existe una red de grandes espacios e instalaciones,  cubiertas o abiertas, para eventos donde se puede lograr aforos cumpliendo distanciamiento y al aire libre, con un clima saludable en un destino que debe demostrar su fortaleza aislando el virus en origen y siendo ejemplo de responsabilidad. 

No voy a insistir en lo comentado ni entrar en el detalle de las oportunidades que supone la propuesta de celebrar en Gran Canaria (o en Canarias) una convención o una feria, porque ya está todo publicado y reiterado (enlazo algunos artículos a lo largo de este texto), insistiendo en que el modelo de sol y playa no puede ser exclusivo -el monocultivo turístico-, porque si algo tiene este archipiélago es la posibilidad de crear un policultivo turístico que genere más riqueza en el destino.

Vale la pena releer la prensa de hace más de medio siglo cuando afirmaba que: "La Expotur comprende una interesante muestra de los recursos turísticos de España con una amplia panorámica del momento actual y proyectos futuros. Esta muestra tendrá como escenario privilegiado el recinto de la Feria Española del Atlántico, en cuyos amplios pabellones tendrán lugar las sesiones del congreso.

En el Pabellón I se ha instalado la Expotur Canaria donde se hallan presentes las más importantes empresas turísticas del Archipiélago. En el Pabellón III ha quedado instalada la Expotur Nacional. La Expotur, pues, se convierte en un rico y expresivo resumen turístico que mostrará a los 800 congresistas la palpitante actualidad del turismo español"
.

Meses después de este evento que transformaría la gestión de la navegación aérea en el mundo, tendría lugar el 'mayo francés' en el que se acuñó el lema: "Seamos realistas, pensemos lo imposible". Hoy día el realismo es pensar y lograr propuestas...

viernes, 25 de septiembre de 2020

Día/Crisis Mundial del Turismo

El incendio visto desde el Golden Gate.

Se cumplen el 27 de septiembre los 50 años de la aprobación de los estatutos de la Organización Mundial del Turismo
(OMT) y por este motivo se celebra desde hace cuarenta años el Día Mundial del Turismo en un lugar del planeta. Madrid (España) acoge la sede central de este organismo -el único organismo dependiente de la ONU domiciliado en nuestro país- y en 2012 fue Maspalomas (Gran Canaria) el destino elegido para la celebración del Día Mundial. Este año el tema de la jornada será ‘El turismo y el desarrollo rural’ y, por primera vez la celebración tendrá varios anfitriones para reflejar la importancia de la cooperación transfronteriza de los Estados de Mercosur (Argentina, Brasil, Paraguay, Uruguay más Chile).

Pero también esta edición viene marcada por una cuestión que ha traspasado las fronteras y se ha extendido por todo el planeta, la pandemia de la Covid-19. Una situación que ha provocado la crisis turística planetaria sin que sepamos cuándo podrá finalizar.

Estamos ante una crisis total, unida a un proceso de máximo deterioro planetario a causa del cambio climático iniciado hace décadas. En ambos casos los factores que contribuyen a su aceleración (humanos, fundamentalmente), ponen en evidencia el modelo de masificación y de conectividad desarrollado en las dos décadas de este siglo XXI. Por un lado, la rapidez de la propagación de un virus que ha provocado en 9 meses un millón de fallecimientos y 32 millones de contagios. Por ahora... La producción de plásticos se dispara, y los incendios del oeste norteamericano, las selvas tropicales, el incendio de la tundra y la desaparición del permafrost que puede liberar nuevos virus...La tormenta perfecta sobre el modelo de sociedad de masas.


La mezcla de la 'vergüenza de volar' con el miedo real a moverse ya están aquí. Pero la envejecida población de la recuperación europea necesita realizar su emigración climática anual. Y Canarias ha liderado la temporada invernal durante décadas. ¿Vamos a perder la temporada alta? Todo apunta que sí. Que no hemos aprovechado la situación. Incluso para introducir nuevos perfiles de turistas de mayor gasto en destino y mayor estancia media.

Volver al turismo de masas es por ahora imposible -y dudo que vuelva a parecerse a esa fórmula- aunque haya una vacuna efectiva contra este virus (si se consigue) porque hay desconfianza. Y eso significa que difícilmente se podrá recuperar la actividad turística tal como la conocimos hasta hace escasamente medio año, cuando pasamos de la normalidad a la cero normalidad.

Seis meses, la mitad confinados, son unos 180 días en los que hemos visto de todo: Delfines en la playa, dunas sin huellas, calles limpias y parques en perfecto estado durante el confinamiento. Hemos comprobado la ineptitud y la falta de colaboración -el enfrentamiento abierto- de nuestros políticos. Pero también hemos visto, tras el confinamiento, el regreso de la suciedad, del ruido, de la insolidaridad y la irresponsabilidad de muchos y muchas, junto a mucho sufrimiento, incertidumbre y desesperación. Pero en este tiempo ¿hemos pensado cómo salir de esta crisis del modelo o sólo esperábamos que se levantaran las restricciones para volver a lo mismo?

El Gobierno de Canarias elaboró un proyecto llamado Canarias Fortaleza (documento en pdf), donde falló la sensibilización de la sociedad ante la importancia de lo que estaba en juego, la oportunidad que se nos ofrecía. También falló el trato centralista de quien desconoce la condición insular por parte del Gobierno que se negó a que nuestros aeropuertos fueran una frontera interior al paso de la pandemia. “¿Cómo vamos a permitir que en la península se pueda mover la gente libremente y exigir que para ir a Canarias se tengan que hacer un test?” Pues eso, como no pudimos exigir un control en las entradas llegó una segunda ola que ha provocado más fallecimientos, que suman ya 219 muertes en las islas por esta pandemia. Sin olvidar que gran parte de la culpa ha sido de los encuentros sociales de una población ignorante o negligente, junto a una vigilancia casi inexistente y demasiados insumisos que pasaron de las cuarentenas individuales y no fueron perseguidos ni penalizados. “Abran puertas y dejen entrar… Carnaval, carnaval, carnaval…”

Y así nos va con una crisis del sector turístico que empobrece al conjunto de la sociedad canaria.

Pero vuelvo a mi preocupación… ¿Nos sirve el modelo de turismo de masas, de low cost, de todo incluido, para recuperar la actividad y la economía? ¿No deberíamos pensar en planes alternativos? ¿Qué modelo de turismo vamos a intentar potenciar con los fondos de rescate europeos? (para coña lo de proponer usar esos fondos para hacer un tren en Gran Canaria y otro en Tenerife)

Pues yo creo que hay quienes se han preocupado por buscar alternativas. Me consta que las dos universidades canarias lo han hecho. Me apena que la Fundación César Manrique haya mantenido el silencio durante este tiempo, me he sentido huérfano del mensaje del visionario que advirtió de todo lo que está sucediendo y de las consecuencias de apostar por un turismo de masas que devoraría uno de los territorios más hermosos y extraordinarios del planeta.

Pero no. No veo un Plan B. Ni un Plan A. Sólo veo desesperación por volver a llenar mesas, camas, hamacas y seguir en la cuerda floja. Sólo que ahora no tenemos ni cuerda. Tenemos hoteles (en perfecto estado), apartamentos (también), spas, restaurantes, centros comerciales, centros de visitantes, parques temáticos… Todo vacío o cerrado. Menos los hospitales.

No hemos podido ni dar confianza, ni tener confianza en las pocas personas que llegan de fuera, tratados como ganado enmascarillado.

25 artículos he publicado desde el inicio del Estado de Alarma (uno es de febrero, antes de que la pandemia lo trastocara todo) con una serie de reflexiones sobre lo que estaba sucediendo, con numerosas propuestas e iniciativas que podrían formar parte de una estrategia de reconversión del modelo turístico. Pero nada… Ni pedagogía, ni creatividad, ni seguridad, ni pruebas en origen ni en destino… Todo ha quedado en precipitación, desorden y ruina para quienes creían (y algunos siguen creyendo) que era una gripe que se pasaba con una semana o siete días… Sin tener en cuenta que ya el paciente está en paliativos…

Aprovecho para hacer un recuento en síntesis lo que más o menos planteaba en mis elucubraciones del blog:

  • "Que el futuro sepa que fui yo quien cuidó Canarias". El Gobierno de Ecuador me invitó a participar en un foro internacional y aproveché para hacer una breve comparativa entre las Islas Galápagos y Canarias.
  • El turismo como espacio de consumo. Aquí cuento la evolución del turismo y cómo hemos consumido espacio para convertirlo en espacio de consumo. Y seguimos sin sacar nuestra tierra de los peores indicadores sociales.
  • Reinventar el turismo (otra vez). En este artículo planteaba la falta de unidad y contundencia en la defensa de las peculiaridades canarias para acometer la crisis de la pandemia. Y me preocupaba el desánimo de algunos empresarios por las prisas e inconsciencia de muchos empresarios, políticos y otros colectivos ante una situación que requería -y requiere- más cohesión y solidaridad.
  • Las Islas Canarias Entre Ríos. Invitado por la municipalidad de Paraná (Argentina) explico cómo se afronta la pandemia en un destino turístico y advierto de los errores cometidos. Pero uno no es profeta en su tierra.
  • Propuestas resilientes para el turismo en Gran Canaria. Charla con el colectivo de mujeres Charter 100, en el que buscamos cómo mejorar la actividad turística… Y sí. Sí se puede…
  • No es el turismo, es la masificación. Una respuesta a quienes fomentan la idea de que el turismo es un monocultivo y que es dañino. Nada más lejos de la realidad.
  • Fin de etapa presidencial en Binter. Una víctima colateral de la crisis. Pedro Agustín del Castillo abandona la presidencia de la compañía aérea regional que se encontró con el peor escenario en plena expansión.
  • El Circo del Sol en bancarrota, recuperemos a Pinito del Oro. Otra víctima, la gran multinacional del ocio y el espectáculo. ¿Por qué no hemos convertido Gran Canaria en un destino de espectáculos cuando deberíamos estar orgullosos de ser la tierra de la acróbata más importante en la historia del mundo del circo?
  • #MuévetePorCanarias porque eres afortunado. Mira por dónde, la pandemia nos ha permitido redescubrir el archipiélago. Un sinsentido. Vivir en el paraíso y no conocerlo.
  • Paisajes temáticos del 0 turístico en el sur grancanario. Entre el silencio, el abandono y la soledad. Así se encontraban las ‘ciudades fantasmas’ que dejó la pandemia durante varios meses.
  • Lanzarote, volcán de museos. La isla conejera sabe obtener renta de los turistas gracias a las instalaciones de los Centros de Arte, Cultura y Turismo del Cabildo junto a otras iniciativas. Y también algún negocio un poco raro.
  • Vademécum de personas influyentes en el turismo español. Los amigos de Segestur lanzaron en medio del confinamiento la iniciativa de buscar 150 profesionales que tuvieran algún tipo de influencia en el turismo español. Y sigo sin saber qué hago en esa lista…
  • Canarias como fortaleza colectiva para la recuperación. El 25 de mayo publicaba: “No será el cornavirus, sino nosotros mismos quienes tendremos la responsabilidad de que el frágil y vertiginoso trapecio sobre el que nos moveremos durante meses caiga a un suelo sin red. Y no podremos echar la culpa a ningún enemigo externo.” Ahí lo dejo, el artículo no tiene desperdicio.
  • La incierta 'normalidad' turística. Una serie de dudas sobre la composición y la difusión del plan Canarias Fortaleza. Está claro que no supo explicarse a la población la necesidad de ser todos parte de esa fortaleza.
  • Manifiesto para César Manrique por un turismo pos Covid-19. ¿Qué habría pensado, dicho y hecho César Manrique en esta situación? Pues creo que mucho más que lo que se ha pensado, dicho y hecho.
  • Confianza en el turismo. La salida de la crisis turística pasa por la confianza. Si no somos destino seguro de nada sirve exigir que sean seguros los filtros para llegar a las islas.
  • La marca Canarias ya era independiente. España ha sido -es- uno de los peores escenarios de la pandemia. Y algunos empresarios de Canarias planteaban independizar la marca de las islas para evitar la mala imagen. Curiosamente, cuatro meses después (hace unos días) hubo alguien que abogaba por independizar algunas islas del Archipiélago porque en otras los contagios se disparaban. ¡Sálvese quien pueda!
  • Adiós al Conde de la Costa Canaria. No se lo llevó el coronavirus, pero sí el silencio y la soledad de la cuarentena. El artífice de Maspalomas Costa Canaria falleció tranquilamente y con la convicción de haber hecho todo lo que pudo para engrandecer Gran Canaria.
  • La necesaria participación de la sociedad civil en el diseño del futuro modelo turístico canario. Bueno… No es la primera crisis, pero para salir de esta no nos vale contratar un despacho y encargar un plan a la medida. Estamos hablando del futuro de todos y de todo. Y la participación debe ser una premisa fundamental.
  • El regreso del denostado bungalow y Erte para qué os quiero. Meses en el ERTE y no se ha aprovechado esta situación para formar a los trabajadores en higiene, cómo evitar el contagio y en otras muchas habilidades. ¿Tiempo perdido?
  • Tres oportunidades para el nuevo escenario económico canario. Antes de convertirnos en un anodino destino de sol y playa, fuimos destino de salud. En este artículo planteo tres posibles líneas de captación de nuevos perfiles de turistas. Que dejarían más dinero en el destino, claro.
  • Canarias, una desescalada antes y más segura. Hablaba en aquellos días de la desescalada. Y advertía: “Aclaro, primero, que si no hay recursos (materiales y humanos), controles rigurosos en los accesos (aeropuertos y puertos) y responsabilidad común, mejor nos quedamos en casa cuidando de nosotros, de los más vulnerables”. Otro premonitorio artículo.
  • La crisis turística y la oportunidad para Canarias. Propuesta abierta que dio paso al proyecto Canarias Fortaleza. En esta reflexión participamos Cristina del Río Freisen, Fernando Sáenz-Marrero y yo.
  • El alma de Gran Canaria es resistir, al virus también. Un alegato cuatro días antes del 14M y el Estado de Alarma. ¡Qué mal ha hecho a este país la polarización política! Ya nos lo recordarán durante generaciones…
  • Vacunar la imagen de Canarias. Y seguimos sin un protocolo claro de comunicación en situaciones de crisis.

sábado, 19 de septiembre de 2020

"Que el futuro sepa que fui yo quien cuidó Canarias"

Imagen de la celebración del Foro
Canarias es en el Atlántico lo que el archipiélago de las Galápagos es para el Pacífico. Un territorio insular, aislado con una riqueza de biodiversidad extraordinaria en esta fina capa de vida que es la biosfera. Partiendo de una similar realidad geográfica, la diferencia fundamental en los últimos veinte siglos es el nivel de desarrollo de cada territorio, siendo Canarias una tierra poblada desde hace 2.000 años con una transformación extraordinaria desde su conquista europea en el siglo XV y su conversión en plataforma fundamental del descubrimiento y conquista por europeos de América. El siglo XX 'remató la faena' con el auge del turismo de masas, mientras las iguanas y tortugas de Galápagos veían pasar sus largos años con pocas anécdotas entre las que destaco la llegada de piratas como Hawking o del científico Charles Darwin, ya que ambos fracasaron en sus acercamientos a las Islas Canarias, ya que el primero fracasó en su intento de saqueo de Gran Canaria y el segundo se quedó a las puertas de desembarcar en Tenerife por haber sido declarado el 'Beagle' en cuarentena.

Con estas ideas arranqué mi intervención en el Foro Internacional de Turismo Activo, Naturaleza y Ruralidad en Épocas del Pos Covid-19 en Ecuador, que ha sido organizado por el Ministerio de Turismo ecuatoriano y la Pontificia Universidad Católica del Ecuador, Universidad Politécnica Estatal El Carchi, la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria y la Universidad Técnica del Norte. He participado como moderador del primer Panel bajo el título Sostenibilidad, Legislación y Asociacionismo Corporativo en el que intervienen Sergio Moreno Gil (co-Director de la Cátedra Unesco del Instituto de Turismo y Desarrollo Económico Sostenible), Iván López (ex Viceministro de Turismo de Ecuador y director ejecutivo de la Federación de Cámaras de Turismo de Ecuador) y José Luis Echevarría Navarro (presidente de Activa Canarias, secretario de la Asociación Nacional de Turismo Activo y director de Limonium Canarias). Los ponentes hablaron de "Naturaleza, turismo y sostenibilidad. Retos y Perspectivas", "Implementación de la legislación de turismo activo en Ecuador" y "Estructura y actividades de la Asociación de Turismo Activo en Canarias", respectivamente. La conferencia inaugural fue a cargo del profesor Antonio González Molina (ULPGC), y hubo un segundo panel sobre emprendimiento, así como participación de la ministra de Turismo de Ecuador y de los rectores de las univesidades participantes. El aforo virtual de 800 personas se completó dos días antes de la celebración y numerosas personas pudieron seguirlo a través del canal de Facebook.

Como antes indiqué, además de piratas y científicos hay otras características en las que las islas Canarias y Galápagos coinciden. En la tipología y diferentes procesos evolutivos según la isla y según el lugar de la isla en que se localicen las poblaciones de lagartos o de pájaros pinzón. De origen volcánico, la tipología también es similar, así como su superficie, ya que Galápagos tiene unos 8.000 km cuadrados mientras que Canarias se sitúa en 7.500 km2. Asimismo, ambos archipiélagos se encuentran a unos mil kilómetros de distancia de Ecuador y la Península Ibérica,  respectivamente, aunque Canarias está a tan sólo 100 km del continente africano. No hay similitud respecto a la población ya que en Galápagos hay unas normas muy restrictivas y la población se sitúa en unas 25.000 personas, frente a los 2.000.000 de habitantes de Canarias, mientras que Ecuador tiene una población de 17.000.000 de personas. Si al dato poblacional añadimos el parque automovilístico, podemos encontrarnos con unas realidades antagónicas, ya que en las Galápagos hay en torno a un millar de vehículos (y el porcentaje de eléctricos es muy alto) frente a los 1.642.000 vehículos en Canarias.


Puestos a valorar las coincidencias, Galápagos es Parque Nacional, Patrimonio de la Humanidad, Reserva de la Biosfera y Reserva Marina. Todo en uno. Mientras el archipiélago canario cuenta con 4 Parques Nacionales, 5 bienes declarados Patrimonio de la Humanidad, 7 Reservas de la Biosfera y 3 Reservas Marinas. Por su parte, Ecuador tiene 11 Parques Nacionales, 10 Patrimonio de la Humanidad, 6 Reservas de la Biosfera y 4 Reservas Marinas. Dicho esto, sobre el papel, podría parecer que Canarias es una superpotencia ecológica, que lo es, pero sobre el papel. En realidad, es una potencia de turismo de masas, con más de medio millón de camas turísticas, el 36% del PIB y el 40% de empleo, muy lejos del 2% del PIB o del 3% (aprox) del empleo turístico en Ecuador que reporta el turismo, con sus 1,4 millones de turistas (2,4 millones si sumamos los venezolanos, pero esto sería irreal por la situación que atraviesa el país caribeño). De hecho, si las Islas Canarias fuera un país estaría en el puesto número 25 del ranking mundial por visitantes con sus 16 millones de turistas, mientras que Ecuador se encuentra en la posición número 94. Asimismo, Galápagos tiene limitada la visita y la estancia en las islas, aunque ha crecido bastante, pero no dejan de ser 270.000 visitantes, principalmente alemanes, británicos, norteamericanos, españoles y escandinavos.

¿Es que las Islas Canarias sólo atraen a turistas de sol y playa? Según las estadísticas sí, pero además de los recursos naturales extraordinarios reconocidos en todo el mundo y que -por ejemplo- dan lugar a que el Parque Nacional del Teide sea el más visitado de los parques de España, con cuatro millones de visitas, nos encontramos que tenemos múltiples productos y destinos en nuestro pequeño territorio, donde conviven otros modelos como el energético de El Hierro, con su ciclo de desalación de agua y producción de energía de Gorona del Viento; los destinos Starlight en las islas con varios de los observatorios astronómicos más importantes del mundo junto a Chile y Hawái; o la singular oferta de arte y naturaleza de la isla de Lanzarote. Sin olvidar el nuevo modelo de las montañas sagradas de Gran Canaria…

Lo cierto es que el poblamiento anterior de Canarias, en comparación con Galápagos, y su papel como plataforma de los descubrimientos y del tránsito global y tricontinental en el Atlántico, nos han arrastrado a un desarrollo del que Galápagos se ha librado y les ha permitido contar con herramientas y ejemplos para poder intervenir en su desarrollo, en un país donde la actuación de la comunidad en la toma de decisiones es una seña de identidad. De ahí que finalizara mi intervención indicando que el Plan Galápagos debe ser una herramienta de referencia en otros territorios para su desarrollo, así como una toma de conciencia de la fragilidad de nuestra existencia en este espacio mínimo que es la biosfera, la piel que recubre el planeta donde se encuentran los seres vivos hasta que este espacio sea inhabitable. Por ello, utilicé la frase que los galapagueños utilizan como lema para su Plan: “Que el futuro sepa que fui yo quien cuidó Galápagos” y lo extendería a Ecuador, Canarias, España y a todo el planeta. O nuestros futuros nietos o biznietos nos reprocharán no haberlo cuidado.

  • PD: Mi agradecimiento profundo a las autoridades ecuatorianas y a los miembros del Comité Científico del Foro, en particular a mis amigos y profesores de la ULPGC Antonio González Molina y Juan Manuel Benítez. Gracias.

miércoles, 16 de septiembre de 2020

El turismo como espacio de consumo

Isla de Lobos. 1970

Me invitan a una entrevista para un programa en el que voy a departir sobre turismo con el periodista Carlos Sosa. Por lo que me adelantan acerca del contenido sobre el que girará la conversación y puestos a pensar, veré cómo puedo condensar en varios mensajes mis ideas y la información adecuada para que pueda caber en la dictadura del límite temporal que impera en los programas televisivos. Sobre todo, porque vivimos en una de las épocas más convulsas de la historia de la humanidad. No es una guerra, ni una revolución política, sino una pandemia que afecta directamente a la movilidad, a la conectividad y, por tanto, al turismo.

El turismo en sí mismo no es mala cosa. Incluso ha sido y es el factor de desarrollo en determinados territorios, mucho menos agresivo con el medio que una industria o que algunos tipos de infraestructuras, si bien es extensivo en el consumo de territorio, invasivo al agregar población circulante y, si es mal gestionado, genera poca renta en el destino.

De ahí que el turismo ha generado en los últimos años varios de los neologismos más populares y extendidos, a la vez que tienen connotaciones polémicas: Turismofobia (odio al turista por los problemas de masificación), Gentrificación (transformación de un espacio urbano deteriorado o en declive a partir de la rehabilitación edificatoria que provoca un aumento de precios de las viviendas), o Turistificación (impacto que tiene la masificación turística en algunos barrios o ciudades). Y es que el turismo es un fenómeno de masas global, el sector económico mundial de mayor crecimiento en las últimas décadas, por lo que sus bondades y perjuicios también aumentaron.

La conectividad, la movilidad, el desplazamiento... esa capacidad de viajar que ha desarrollado la humanidad a lo largo de su historia es la que se ha convertido en su propio talón de Aquiles, tal como ha demostrado la propagación de la Covid-19. De ahí que les simplifique la historia del turismo en 4 etapas principales: Argonautas, Grand Tour, Turismo de masas-charter y Turismo low cost.

La etapa de los argonautas, desde el descubrimiento de la piragua hace 9.000 años, o la rueda hace 5.500, hasta el siglo XVII dC. Lo que incluye a los descubridores, los conquistadores, los científicos y aventureros. Todo esto ha sido perfectamente explicado hace un siglo por el profesor lanzaroteño Federico Doreste, en su libro 'Argonautas. Historia de la navegación'. Es en el siglo XVII cuando surge el antecesor del turismo moderno y el origen de la propia palabra, cuando los jóvenes aristócratas británicos comienzan a realizar sus viajes iniciáticos -y costosos- en busca de la belleza clásica como parte o punto final de la formación que recibían. La revolución industrial y la aparición de los trenes en 1820 da lugar al turismo de masas en escalas que van creciendo año tras año, evolucionando con la aprobación de leyes como la de las vacaciones pagadas (Gobierno del Frente Popular francés de Léon Blum. 1936), y que tiene su mayor auge gracias a la irrupción de los vuelos charter en los 50/60 del siglo XX. Por último, el Turismo low cost y del todo incluido, figuras que han desarrollado los problemas sociales indicados al comienzo: turistificación, gentrificación y turismofobia, a causa de la conversión del ocio como consumo de masas.

Todas estas etapas, no me canso de repetirlo, están detalladas en la historia del turismo en Canarias, lo que nos convierte en un manual de estudio para comprender este fenómeno.

Pero ya que estamos, aprovecho para dar un repaso a lo sucedido en el siglo XX y hasta nuestros días. No olvidemos que a comienzos de siglo vivíamos nuestra primera época durada de turismo de salud. En 1910 se contabilizaban 15 hoteles en Tenerife (entre Santa Cruz, Puerto de la Cruz y La Laguna) y otros 15 en Gran Canaria (en la capital y Santa Brígida). Hoy el turismo se centra en las zonas del sur, soleadas, y de costa. En Gran Canaria contamos actualmente con 591 hoteles y complejos de apartamentos y 426 en Tenerife; Lanzarote cuenta con 260; La Gomera, 185; Fuerteventura, 163; La Palma, 124; y el Hierro, 31. Faltaría desglosar La Graciosa de esta publicación de Statista.com. En aquellos años de comienzos del XX, la capital grancanaria contaba con 63.000 habitantes y recibía 3.500 turistas al año (5.000 en Tenerife, según Josefina Domínguez Mujica que destacaba el atractivo isleño por el "ambiente plácido y reparador"). Unas cifras incomparables con la actualidad, ya que se trataba de largas estancias que dieron lugar a que se crearan Clubes deportivos, balnearios, rutas turísticas al Teide, o la de la Vuelta al Mundo en Gran Canaria, una isla que recibió más de cuatro millones de turistas en 2019 y que contaba con 171.333 camas. 

Pero el turismo dependía de la conectividad y los problemas comenzaron a constatarse en 1914-17 con la I Guerra Mundial; en España con periodos de dictadura y 'dictablanda' apoyadas desde la monarquía de Alfonso XIII (1923-32 con un crack bursátil por medio en 1929); seguido por una Guerra Civil (36-39), una II Guerra Mundial (39-45); la dictadura y aislamiento de España (1941, Mando Económico de Canarias) hasta 1953 donde se comienza a restablecer las alianzas con los pactos de Madrid con EEUU y el Concordato. 1959 Plan de Estabilización y posteriores Planes de Desarrollo, con un papel importante del turismo que determinaría su posterior crecimiento: captar divisas para poder financiar el desarrollo industrial.

Y a todo esto, ¿quiénes gestionaron el turismo durante la dictadura y la irrupción del turismo chárter? De entrada, sería la larga etapa (1938/53) como director general de Turismo de Luis Bolín. Sí, el mismo que recibe de su director de ABC (Torcuato Luca de Tena) un talón del magnate Juan March un mes y medio antes de la sublevación militar para gestionar el alquiler del avión Dragon Rapide para trasladar a Franco desde Gando a Agadir y Casablanca para dirigir a las tropas del norte de África que serían trasladadas con los aviones de la Legión Cóndor enviados por Hitler

Bolín trabajaría en sus últimos años bajo el mando del ministro Arias-Salgado, empeñado en el turismo de peregrinaciones jacobeas, Si bien el gran revulsivo de este Ministerio de Información y Turismo sería Manuel Fraga Iribarne, quien lo dirigió durante la década de los 60 creando la mayor parte de organismos y la legislación que lo soportaría durante décadas. Al frente de este ministerio de reconversión turística de todo lo que tuviera algún sentido además del sol y playa (no olvidemos los programas de recuperación del patrimonio histórico como 'Misión rescate') para atraer inversores extranjeros. Le seguirían al frente del ministerio Sánchez Bella, Fernando de Liñán, Pío Cabanillas, León Herrera, Adolfo Martín-Gamero, y ya en la etapa de Adolfo Suárez, sería Andrés Reguera. Posteriormente, el turismo dejaría de ser cartera ministerial y pasaría a un segundo plano en el escalafón ministerial. Hoy día figura en el Ministerio de Industria, Comercio y Turismo y representa el 14,6% del PIB español, el 36% del de Canarias.

Las carencias de un país ruinoso, una dictadura alejada de la modernización económica que se producía en Europa, fueron abordadas con una política de venta de territorio en zonas hasta entonces improductivas en las costas de España que tanto atraían a los europeos del norte. En realidad, aquello fue -y sigue siéndolo- consumir el espacio para convertirlo en espacio de consumo. Algo que podría ser positivo, dependiendo de qué tipo de consumo ofrecemos. Si fuera la modernidad, la sensibilidad cultural o medioambiental que promovieron Néstor Martín-Fernández de la Torre o César Manrique (y sus numerosos discípulos y seguidores), podríamos estar hablando de una actividad turística sostenible e incluso beneficiosa, pero no ha sido así. Pero el modelo ha seguido derroteros alejados de los objetivos o principios planteados por los artistas y visionarios. Sin embargo, todavía podemos comprobar por el número de empleos y el volumen de negocio el éxito de las iniciativas de César a través del organismo de los Centros de Arte, Cultura y Turismo (CACT) del Cabildo conejero.

Y la cuestión inevitable. ¿Estamos ante un monocultivo que acabó con el resto de sectores? De entrada, podemos comprobar que se extendió por suelos improductivos, ahora muy valorados por su calidad ambiental, pero en su momento sin apenas valor. Un nuevo poblamiento que necesitaba mano de obra, agua, electricidad, servicios... Lo que transformó la vida laboral de miles de canarios que pasaron de ser aparceros/as o empaquetadores/as, a convertirse en albañiles, camareros/as de comedor o habitación, además de recepcionistas y otras muchas actividades que comenzaron a surgir para dar servicio a los cada vez más numerosos turistas. Paralelamente se produjo la capitalización con divisas y el rentismo. Incluso ha sido clave en el surgimiento y consolidación de la pequeña actividad industrial (principalmente de producción alimentaria) de las islas.

Todo no fue coser y cantar. Ha habido sucesivas crisis de todo tipo, exógenas y endógenas. La crisis del petróleo a comienzos de los 70; a finales de la misma década la provocada por la liberalización de precios y la primera huelga general del sector. Y otras muchas, pero el turismo en Canarias siempre rebrotó. Precisamente porque no es un monocultivo sino un policultivo, como bien señala Antonio Garzón: Golf, spa, gastronomía, cultura, medio ambiente, consumo agrícola, turismo activo, incluso de estrellas. No ha sido así con el resto de sectores que están protegidos o subvencionados como el agrícola o el industrial, ya que no son competitivos en el mercado global. En defintiva, a pesar de que podría ser mucho más rentable (aunque algunos empresarios del sector me tilden de utópico e irrealista), el turismo es el sector que mueve la economía y ha hecho crecer la recaudación del IGIC y el volumen del PIB en las últimas seis décadas en Canarias.

¿El futuro? Pues creo que pudimos hacerlo mejor. Siempre se puede mejorar todo lo pasado, pero podremos actuar una vez sepamos cómo queda de tocado el sector tras esta pandemia. Teniendo en cuenta que el turismo no es sólo sol y playa, alojamiento y perritos calientes. Hemos tenido grandes aciertos y graves errores, pero habrá que buscar el equilibrio que nos permita recuperar la actividad con mayores rentabilidades, teniendo en cuenta numerosos factores, entre los que destaco que tenemos los espacios de mayor calidad ambiental y clima; Infraestructuras y servicios; que el empleo será de baja cualificación si no apostamos por ofertas complementarias de mayor valor añadido; fortalecer nuestra estacionalidad de todo el año; estimular a nuestros jóvenes para que los empleos que se generen sean ocupados por ellos/as y no por foráneos que son más proactivos; mejorar los costes y sostenibilidad de la demanda energética y de agua; mejorar la gestión y reutilización de residuos junto a otros tipos de contaminación; reducir la dependencia alimentaria; control de la masificación; buscar fórmulas para evitar que las crisis turísticas contagien la economía local; mejorar la coordinación para actuar frente a los intermediarios (turoperadores, compañías aéreas, de cruceros...); acabar con el laberinto político y legislativo y unificar criterios de la marca común y de los distintos productos y destinos que conforman las Islas Canarias. ¡Y no olvidar las enseñanzas de Néstor y César...

martes, 8 de septiembre de 2020

La huella turística de Canarias en la literatura universal

Eugene O'Neill y su Carlota en Las Canteras.

Televisión Canaria prepara un programa dedicado a la estancia en Canarias de Agatha Cristie, la célebre creadora del detective Hércules Poirot y de Miss Marple. Buen pretexto para recapitular sobre la relación de las Islas Canarias con la literatura universal que, sorprendentemente, es muy amplia y con una trayectoria de las más longevas, con un componente turístico casi permanente y más que notable. De hecho, me atrevo a establecer varias etapas comenzando por la propia mitología, porque tenemos la presencia de las islas en las obras que marcarían el inicio de la cultura literaria griega y occidental, a través de la poesía épica con la Ilíada y la Odisea, donde Homero (s VIII a.C.) ‘crea’ la Macaronesia y la leyenda en torno a Canarias. Una fase muy posterior con Canarias como plataforma del tránsito entre mundos; una etapa de textos científicos, naturalistas y viajeros en los orígenes del turismo; y un siglo XX con puntuales autores y obras destacadas vinculadas con las islas. 

Canarias es mito, fruto de una narración fabulosa e imaginaria que intenta dar una explicación no racional de la realidad. Un relato que se transmite por la tradición y se guarda en la memoria de los pueblos. En el caso de Canarias la mitología marca la presencia de Canarias en el mundo conocido. El mundo habitado, el oikoúmene, la búsqueda de una explicación al entorno, creando un imaginario de ‘Grifos’, ‘Amazonas’ (Diodoro Siculo), ‘Górgonas’… Y sitios ubicados en aquel terraplanista fin del mundo -Finis Terrae-, llamados isla de Gerión, el Jardín de las Hespérides, la isla de Tule, las islas de los bienaventurados, la isla de Ogigia. Fruto de la invención, como en el caso de Homero, quien no viajó a los lugares que citó.

Los lugares míticos presentan cuatro características constantes: aislamiento, situación en los límites del mundo, inaccesibilidad y, especialmente para este trabajo, armonía entre la naturaleza y sus habitantes. Condiciones que Canarias reúne. La isla es un lugar donde lo legendario, lo maravilloso y lo extraordinario existen por sí mismos en la mentalidad de la humanidad. Un mundo de la utopía, del inconsciente y la aventura. Representa un universo cerrado, para crear sociedades imaginarias idealizadas donde reina la perfección y no existen las penalidades.

Otro elemento en el imaginario social es la montaña, evocadora del misterio y lo insólito que limita la llanura y el horizonte. En Canarias las montañas volcánicas, son más misteriosas aún por la pugna eterna frente al empuje del océano.

Hasta el siglo XV Canarias fue la última tierra conocida por Occidente, perdida en leyendas. Veneradas por un clima privilegiado que se constata en los textos más antiguos, desde Hesíodo (s VIII a.C.). El imaginario grecolatino convierte ese límite terrestre en uno de sus mayores referentes del que derivan casi todos los temas: el Océano remoto y extraño, donde se ubica Canarias y, por ende, la mayoría de las leyendas; las Columnas de Hércules o Estrecho de Gibraltar, sitúan a Canarias en el Plus Ultra gracias a las atrevidas y esporádicas visitas de griegos, fenicios, cartagineses y romanos que pudieron ver y sentir erupciones hoy aterradoras. Las islas Canarias fueron consideradas los Campos Elíseos, como residencia de héroes y almas tras la muerte (lo que nos vincula a los mitos del más allá) y que definen como el paisaje ideal, perfumado y musical, con prados bellísimos siempre verdes, abundancia de flores, bosques de árboles de gran tamaño y generosos en frutas. Poblado de aves, aire puro y dulces rayos del sol con una luz purpúrea, ausencia de inviernos y veranos extremos (la eterna primavera), fuentes de agua cristalina, sin penalidades, encantos y diversiones, juegos, deportes, teatro, danza, banquetes, festines, filosofía, música... agradable clima, tierra fértil y vida de lujo. El sueño turístico de nuestros días...

La Odisea de Homero es la primera gran obra literaria y nos convierte en pioneros como destino de salud y naturaleza. Los primeros ‘turistas’ en Canarias serían Aquiles, Menelao, Dionisio, Sertorio... Tras Homero, Píndaro habla de la isla de los bienaventurados, luego en las obras de Virgilio, Séneca, Silio Itálico, Plutarco… Autores con una enorme influencia posterior en historiadores y poetas canarios (Torriani, Cairasco de Figueroa, Viera y Clavijo…)

Makarón nesoi, fortunatorum insulae: Islas afortunadas o de los afortunados (o dioses, en griego. Posteriormente el cristianismo usará el término bienaventurado). A partir de estas referencias, todo un mundo de leyendas surge alrededor de la vida en estas islas: Manzanas de oro, dragón Ladón, árbol de la vida… Así como vínculos con otras leyendas, como el Atlas y los atlantes, en el borde del océano, según Diodoro de Sicilia. Sin olvidar el mito de la Atlántida, en Platón y sus diálogos Timeo y Critias donde describe la gran isla de una leyenda que originaría más de 25.000 monografías. Generalmente, todos los autores coinciden con la localización frente a las costas mauritanas (Pomponio Mela en Corografía, y los posteriores escritos de Plinio, Solino, Marciano, Capela, Isidoro de Sevilla, Rabano Mauro, Bocaccio…). Si bien es a partir del S. II a.C. cuando las islas empiezan a ser visitadas y descritas, entrando en una fase geográfica que comienza a desvelar las leyendas.

De ahí que las Islas Afortunadas aparecen en Plauto (250-184 a.C.), y en la primera referencia geográfica de Estrabón S. I a.C.), a lo que se añade Plutarco (en Vida de Sertorio) y Filóstrato (Vida de Apolonio de Tiana); Etimologías de Isidoro de Sevilla (s. VII); Y destaca Plinio en Historia Natural al ser el primer texto antiguo que nomina diferentes islas (Junonia, Pluvialia, Capraria, Ninguaria y Canaria, según Estacio Seboso).

Juba II (rey de Mauritania) encargó la primera descripción real de las Islas, con su flora, fauna y topografía. Por primera vez se nombra a una de las islas con el nombre de Canaria; Claudio Ptolomeo en su Guía geográfica (II d.C.); Solino en Collectanea (s. III), Marciano Capela en Bodas de Mercurio y la Filología (s V), Vicente de Beauvais en Speculum Naturale (s. XIII) Pedro de Ailly en su Imago Mundi (s XIV-XV). Todos estos textos se refieren a alguna de las Islas, pero junto acnoticias de tipo maravilloso, que no tienen que ver con ellas.

Y no olvidamos que el mundo árabe también trató este Archipiélago como ‘islas de felicidad’ (Masudi, al-Bakri, Ibn Said, Idrisi, Dimaski…)

La denominación Islas Canarias se utiliza por primera vez en la obra latina Adversus nationes de Arnobio (300 d.C.) como Canarias insulas, lo que convierte el mito (Islas Afortunadas) en realidad: Islas Canarias.

El mito universal del paraíso terrenal, islas paradisíacas tiene otras vertientes que relacionan Canarias con la literatura celta en sus inrama. El primero en relacionarlo es Isidoro de Sevilla. Y hasta Colón, en su relación del tercer viaje dijo “Algunos gentiles quisieron decir por argumentos que el Paraíso era en las islas Afortunadas, que son las Canarias”. Sin olvidar la leyenda de San Borondón, la creencia en el relato de la isla perdida que originó diversos nombres y expediciones, y que incorpora los mitos canarios a la cultura céltica.

Paralelamente se produce la traslación de esta realidad isleña a la incipiente cartografía, lo que daba lugar a la realidad geográfica: Aparecer en mapas, planos, portulanos era la diferencia entre existir o no para el mundo de los navegantes (tampoco olvidemos a Federico Doreste, el lanzaroteño autor del manual de uso educativo en toda España ‘Argonautas. Historia de la navegación’. 1935). El mapa, para quienes se aventuraban a navegar, era el precedente o idea del territorio, el documento que engendraba el destino.

La prehistoria en el Renacimiento


Desde aquellos comienzos de la cultura occidental hasta que las islas fueron pobladas pasaron varios siglos y muchos siglos después, en pleno Renacimiento se encuentran los europeos una población prehistórica y con estructuras sociales consolidadas. Así queda reflejado en Le canarien, la obra escrita por Le Verrier y Boutier a instancias de Jean de Bethencourt y La Salle. La sorpresa por encontrar esta sociedad troglodita quedaría enmudecida ante la aventura que supuso el Descubrimiento por Cristóbal Colón (1492) de continentes, culturas y riquezas. Los grandes navegantes y aventureros famosos, en su mayoría, hicieron escala por el Archipiélago canario.

Entre los siglos XVI y comienzos del XVIII tenemos ya referencias literarias a productos canarios como el vino, con la inestimable colaboración de William Shakespeare, que cita en varias obras los 'canary wine' que tenían la facultad de “perfumar la sangre”. También es interesante la amplísima crónica de piratas y corsarios -y berberiscos- que asolaron nuestras costas (sin olvidar que también desde Canarias se organizaban cabalgadas por la costa africana). Una serie de acontecimientos dignos de película (como la gran derrota de Van der Does en El Batán), una actividad que estaba apadrinada por los gobiernos en los sucesivos enfrentamientos contra la corona española, junto al gran interés que suponía para todas las potencias la situación estratégica de las Islas Canarias.

En el XVIII y hasta la llegada del ferrocarril (1820) surge el Grand Tour (origen de la palabra turismo), coincidiendo con el desarrollo del romanticismo, dirigiendo el interés hacia el mundo clásico y los grandes monumentos de la aristocracia y algunos adinerados. Evidentemente, las Islas Canarias quedan fuera de estas rutas, pero paralelamente se desarrolla imparable el interés por el conocimiento. La ilustración ha cuajado en sociedades científicas y se organizan expediciones de naturalistas e investigadores que, obviamente, encuentran en las Islas Canarias un extraordinario laboratorio botánico, faunístico, geológico, astronómico… De ahí los interesantes estudios realizados por Feuillee, quien situó el Meridiano en El Hierro y realizó la medición del Teide. Webb y Berthelot escribieron la Historia Natural de las Islas Canarias. Alexander von Humboldt, David Bannerman... Y así numerosos investigadores que confirman las bondades del clima de las Afortunadas. El propio Charles Darwin no pudo desembarcar en Tenerife al ser declarado en cuarentena el ‘Beagle’ a las puertas de Santa Cruz.

Ya en el s XIX tenemos una abundante relación de viajeros y viajeras que dejaron su impronta literaria y gráfica en interesantes obras precursoras de lo que serían las guías turísticas, pero con más detalle e interés literario. Si bien los científicos despertaron el interés por el clima y las maravillas naturales de las islas, los viajeros pusieron de manifiesto las carencias de las infraestructuras (más allá de los puertos y los hoteles para ‘invalids’). Pero dieron relevancia a las curiosidades sociales e históricas de una sociedad que había ocultado su pasado precolonial, aunque ya se desarrolla un interés en parte de la sociedad isleña.

Ya en el siglo XX tenemos la consolidación del destino turístico y la aparición de personajes de talla mundial, bien para estancias prolongadas o en escalas necesarias para cruzar el Atlántico. Destaquemos unos pocos por su relevancia. Por orden cronológico, el primero es Julio Verne, quien en la primera década -antes de fallecer- dejó a punto de imprenta con su hijo la obra ‘Thompson & Co’, la primera novela que narra el fenómeno de la turoperación, utilizando como escenarios de la trama las islas de Gran Canaria y Tenerife.

Agatha Christie llegó a Tenerife en 1927 pero el clima húmedo de Puerto de la Cruz no le gustó y se trasladó a Las Palmas donde se daba largos baños de mar en la playa de Santa Catalina junto al hotel. En esta isla escribió ‘La señorita de compañía’, donde hace un reconocimiento a los diversos médicos que resaltaron las cualidades climáticas de las islas como destino de salud.

Otro destacado escritor que se estableció en Canarias en 1931 fue Eugene O’Neill, quien se alojó con su mujer en el Hotel Atlántico (hoy Instituto de Bachillerato a Distancia) para finalizar ‘A Electra le sienta bien el luto’. En 1960 le fue concedido el Nobel de Literatura. A. J. Cronin también publicaría una novela titulada Gran Canaria,  con una trama que se desarrolla en esta isla y en Tenerife. Otra obra del autor que tuvo un gran éxito de ventas y que fue llevada al cine con una representación de las islas en cartón piedra aún más extravagante que la propia descripción novelesca.

André Bretón, el impulsor del movimiento surrealista viajaría a Tenerife en 193xx junto a Jacqueline Lamba y Benjamin Péret, con motivo de la I Exposición Internacional Surrealista. Un hito de las artes en el mundo, pero también un lugar para inspirar una de las obras fundamentales del escritor y del propio movimiento surrealista: ‘El amor loco’.

Otro Premio Nobel visitaría las Islas Canarias a bordo del barco de Onassis. Winston Churchill, quien esperaba el premio de la Paz, pero recibió el de Literatura en 1959, hecho que no le gustó mucho ya que fue recogido por su esposa. La relación del lider británico con Canarias es más bélica que literaria, ya que en su etapa de primer ministro se hicieron los planes y preparativos para invadir el archipiélago.

Tampoco podemos olvidar a Jean Cocteau quien visitó Gran Canaria y tuvo que salir precipitadamente de la isla, al ser señalado como firmante de escritos contra la dictadura franquista. Una de sus obras más señaladas fue la película ‘La bella y la bestia’ que gira en torno a una historia infantil que algunos autores consideran inspirada en la vida de Petrus Gonsalvus, que padecía la enfermedad de la hipertricosis que cubría de bello todo su cuerpo y rostro.

Otros ilustres escritores que hicieron escala en las islas fueron Rubén Darío, Katherine Mansfield (autora de un relato breve sobre la ausencia titulado ‘El canario’), Jorge Luis Borges, Federico García Lorca… Sin olvidar a los españoles Miguel de Unamuno, amigo personal de Domingo Doreste ‘Fray Lesco’. E Ignacio Aldecoa.

Hay bastante bibliografía al respecto de autores de las islas, entre los que podríamos señalar a Alfredo Herrera Piqué, Nicolás González Lemus, Marcos Martínez, Manuel Mora Lourido y María del Pino Rodríguez Socorro. Y, también, queda mucho que averiguar y divulgar…

Churchill en el Puerto de la Cruz.