miércoles, 28 de octubre de 2020

Una historia del apoyo social del turismo en Gran Canaria

Carnet del Sindicato de Iniciativa y Turismo 1943
Hoy miramos al sector turístico con absoluta preocupación. Hace unos días Canarias estaba en la ‘lista negra’ de muchos países por la incidencia del Covid-19 en la población isleña, mientras que hoy somos el paraíso soñado por muchos europeos que ven confinar sus países por la extensión del contagio, en medio del frío y la imposibilidad de disfrutar del aire libre. Pues algo tendrá que ver nuestro clima en la contención de los contagios -si además actuamos responsablemente-. Ahora es más saludable el clima y con el mejor dato de todas las CCAA. Lo que nos retrotrae a los grancanarios a hace 130 años, cuando surge el primer turismo como tal en la isla, paralelo a la creación y desarrollo del puerto de refugio de La Luz y al florecimiento de la colonia inglesa. Un turismo de invierno y mayoritariamente británico que buscaba un destino saludable. La implantación de las compañías navieras y consignatarias, con la expansión colonial británica en Las Palmas originó también el ‘Barrio de los Hoteles’ que daría pie a la futura urbanización de Ciudad Jardín.

Una temperatura agradable y hermosos paisajes, motivaron a aquellos colonos británicos a divulgar las bondades de estas islas, convirtiéndose en propagandistas de Gran Canaria, entre los que destaca Alfred L. Jones, quien creó varias compañías, fundó los hoteles 'Metropole' y 'Victoria' y alentó la visita de personas reconocidas en su país, patrocinó la publicación de diversos materiales propagandísticos y guías, y facilitó la realización de rutas turísticas como fuera la más antigua de la isla: La vuelta al mundo, que subía por Marzagán a Bandama, La Atalaya y los viñedos de El Monte.

Nicolás González Lemus explica que bajo el gobierno liberal de Montero Ríos se formó en 1905 la Comisión Nacional para el Fomento del Turismo, para potenciar un sector que hasta entonces estaba a cargo de un Comisario Regio de Turismo. Al amparo de esta iniciativa estatal, en 1907 se fundó en Tenerife el Centro de Propaganda y Fomento del Turismo, y en 1910 la Sociedad de Propaganda y Fomento del Turismo de Gran Canaria, que impulsarían el turismo en las islas, tal como reflejan en sus estatutos, cuyos objetivos eran: fomentar y desarrollar el turismo; facilitar la colocación y negociación de empréstitos a obras locales; realizar toda clase de operaciones bancarias; construir, arrendar y comprar hoteles, sanatorios, balnearios y servicios de transportes terrestres (Alfredo Herrera Piqué “Algunos precedentes del turismo en Gran Canaria”. Revista Aguayro).

La Sociedad se fundó con un capital social de dos millones de pesetas. La presidía Tomás de Zárate, y en sus estatutos figuraban como vocales Carlos Navarro Ruiz, Francisco Gourié y Miguel Curbelo, así como los hermanos Galván, sobrinos de otro pionero del turismo global.

El éxito fue rápido y en invierno la prensa destacaba que la oferta alojativa era insuficiente. Y ya se contaba con 13 hoteles en la ciudad y varios en Tafira. Pero el clima templado del invierno, el paisaje y la hospitalidad isleña provocaron un poderoso ‘efecto llamada’ para las clases pudientes de Gran Bretaña para estancias largas, junto a los turistas de cruceros que realizaba la compañía Yeoward, con escalas en Lisboa y Madeira, en viajes de unos 23 días de duración.

Herrera Piqué recuerda también que en ese año surge la revista semanal ‘Canarias Turista’ (6 de febrero de 1910) con el sueño de "hacer de Gran Canaria un emporio de riqueza, centro de atracción de forasteros, que nos visiten y propaguen las ventajas de este suelo y de este cielo, y hacer de Las Palmas una Niza del Atlántico, rebosante de plétora comercial y de encantos de la vida, es menester, ante todo y sobre todo, una línea de orientación, fija, estable, inconmovible, hacia estos fines..."

Ese mismo año de 1910, un mes después, se constituyó en Las Palmas la Junta del Turismo (recordemos que todavía no se había aprobado la Ley de Cabildos, y Canarias era una provincia única con capital en Santa Cruz de Tenerife). Su junta de gobierno la formaban el alcalde de Las Palmas, Felipe Massieu y Falcón (presidente), con el Conde de la Vega Grande y Gustavo Navarro Nieto, Felipe Massieu y de la Rocha, Arturo Sarmiento, Emilio Ferrer, Domingo de Quintana, Luis de León y Castillo, Luis Millares Cubas, Nicolás Massieu y Falcón, marqués de Acialcázar, Jerónimo Peñate, Germán León y Castillo, Gustavo Bascarán, Mr. Head, Manuel Martínez de la Vega, Cristóbal Bravo, Domingo Rodríguez Quegles, Edmond Mendoza y Ferreol Aguilar.

Esta primera etapa del turismo, así como la impresión de ‘Canarias Turista’, finalizaría con el inicio de la I Guerra Mundial (1914). Una decadencia que se prolongó hasta los años 20, con unas comunicaciones marítimas deficientes, sin propaganda ni promoción. Esto provocó una añoranza en la sociedad de la experiencia vivida en la primera década, si bien ya los hoteles presentaban muy mal estado y el Santa Catalina (entonces de madera) era considerado inservible. Sólo quedaban las excursiones que se ofrecían a los viajeros en tránsito de los pocos trasatlánticos que recalaban por el puerto. Es la época en la que el Patronato Nacional de Turismo inicia sus labores en España intentando restaurar ciudades y establecimientos mediante el Crédito Hotelero. En esos momentos, en la isla ya se demandaba la propaganda, la recuperación del equipamiento hotelero y la iniciativa de construir un hotel en la Cruz de Tejeda.

Tras la muerte de Benito Pérez Galdós, el 4 de enero de 1920, se pensó en trasladar sus restos mortales a su ciudad natal, y enterrarlos en un mausoleo dedicado al escritor. La iniciativa surgió de la sociedad Fomento y Turismo, que entonces dirigía Carlos Navarro Ruiz, la cual, por medio del médico Jerónimo Megías (personaje grancanario muy destacado en la historia del turismo mundial), contactó con el escultor Victorio Macho para realizar la escultura. Al quedar disuelta la Sociedad en 1928, el Cabildo de Gran Canaria, encargó la obra que se ejecutó tras más de diez años desde que se tomara la iniciativa.

En 1928 (un año después de la división provincial) es disuelta la sociedad Fomento y Turismo por el Gobierno de la dictadura del general Primo de Rivera. Se constituye el Patronato Provincial de Turismo, que se plantea la ‘reconquista’ de la actividad, cuestión que inició de inmediato, participando en 1929 en la exposición promocional de Sevilla, junto a la publicación de una guía turística con ilustraciones de Néstor Martín-Fernández de la Torre y textos atribuidos a Domingo Doreste (‘Fray Lesco’), a quien también se le atribuye el lema turístico más acertado de la isla: ‘Continente en miniatura’. A este movimiento de sumaría el arte indigenista de la Escuela Luján Pérez, cuya interpretación artística trascendería al terreno de la promoción turística en folletos, revistas, planos, ilustraciones…

En verano de 1934 se funda el Sindicato del Turismo, presidido por Fernando León Santanach, con la colaboración de Domingo Cárdenes y entre los componentes de la directiva contaría con el propio Néstor. Todo el esfuerzo del Patronato Provincial y del Sindicato se perdería con el inicio de la Guerra Civil (1936/39) y, acto seguido, comienza la II Guerra Mundial (1939/45), aunque el Mando Económico creado por la dictadura retomaría algunas de las propuestas de aquellos visionarios, recuperando el Parador de Tejeda, el Hotel Santa Catalina, el Pueblo Canario, la Casa del Turismo

Sucediendo al Sindicato, se crea en 1940 el Centro de Iniciativas y Turismo (CIT) de Las Palmas, y retornan tímidamente los turistas en los buques de 'Union' y 'Castle', que recuperan  las excursiones por la isla y el ‘chone’ inglés. Un tipo de turismo que una década después sería suplantado por los escandinavos y el desarrollo de Las Canteras como epicentro del turismo de charter y modernidad. El CIT realizaría una importante labor, de forma voluntariosa y profesional, con la edición de ISLA, la revista de referencia internacional que volvería a situar a las islas en el conocimiento e interés del turismo europeo. En 1975 aparecería el Patronato de Turismo, primero provincial y luego insular, pero a partir de aquí el papel de la sociedad civil queda desdibujado.

Este artículo no tiene por objeto un imposible -y anacrónico- regreso al pasado. Tan sólo pretende recordar que lo que hoy somos es fruto de un largo proceso histórico, en el que numerosas personas contribuyeron de forma desinteresada y solidaria al progreso de esta tierra. Un apoyo que tiene nombres y apellidos, pero que también era parte de una aspiración colectiva, que no habría sido posible de no ser por la cultura hospitalaria, creativa y entusiasta de nuestra sociedad. Hoy, en este escenario crítico, se realizan campañas para explicar la importancia del turismo ¿por qué hemos llegado a tener que hacer propaganda entre los propios isleños? Habría que analizarlo y buscar soluciones.

lunes, 26 de octubre de 2020

Entender el turismo para reconstruirlo

Abanico y Rotonda (demolidos)
La crisis turística ha dado lugar a la búsqueda de posibles fuentes de riqueza alternativas al turismo en Canarias. Y no es que se quiera eliminar la actividad que representa el 36% del PIB isleño o cualquier otra producción y servicios que contribuyen, también con sus impuestos, al PIB, al empleo y a la renta per cápita, sino que si no hay turismo habrá que buscar dónde puede trabajar el 40% de los/as empleados/as de las islas. Pero, además, si existieran alternativas serían compatibles con el turismo. Una actividad que no ha suplantado, limitado o prohibido el desarrollo de otras formas de creación de riqueza y empleo. Por el contrario, las ha impulsado. Hemos comprobado estos meses su impacto en muchos productos km 0 o la industria local y cómo impulsa el sector servicios y comercial. Turismo es todo. Lo tangible y lo intangible. Somos todos. Y por eso debemos preocuparnos y preguntarnos quién decide sobre el turismo y nuestro futuro.

Estamos ante una actividad transversal que afecta a casi todo en casi todos sitios, en mayor o menor intensidad. En todo el mundo. Un planeta donde cada vez había menos lugares con colas de turistas (incluso en el pico Everest), donde la cultura de viajar se extiende a casi un tercio de la población mundial, y hay lugares como los 'sures' de nuestras islas, creados para un tránsito constante de personas cuando antes del turismo eran costas desérticas, improductivas. Allí se puso a producir el espacio. ¡Y tanto! Un espacio afortunado y deseado por los europeos, sobre todo en invierno. 

Así hemos visto nacer y crecer ciudades/espacio para esa colectividad desplazada por períodos -estaciones-, los migrantes o refugiados climáticos, quienes generan una actividad que es tan amplia que, tras más de treinta años escribiendo y aprendiendo sobre el turismo, sigo encontrando entresijos apasionantes. Sigo sorprendiéndome de la iniciativa e inventiva de la Humanidad y cómo hace del turismo su forma de vida en innumerables variedades. Pero bueno, también hay actividades más enriquecedoras y de futuro que deberíamos promover. Pero no es que no se intente atraer inversión, al contrario, porque son muchas las facilidades y ventajas de nuestro territorio implantadas desde hace décadas, con escaso éxito porque no vemos prodigarse tantas empresas como para superar a la actividad turística, salvo que la pandemia cambie la tendencia. Ni el clima, el REF, la Zona Especial, ser territorio europeo, las infraestructuras sanitarias, el IGIC vs IVA, la conectividad, los centros de I+D+i, las universidades, ocio, deportes y cultura todo el año... ¿Qué más quieren para convertir Canarias en Silicon Islands, o en Canarywood? Con medio millón de camas en instalaciones turísticas de calidad para atender esas iniciativas...¿dónde mejor que en el paraíso de las Afortunadas? Pues algo no funciona en esas promocionadas fortalezas y oportunidades para que sigamos (hasta el Covid-19) con la hegemonía del turismo. 

Hay países que tienen -o tuvieron- importantes cantidades de materias primas: el petróleo, los minerales, o incluso la capacidad de invención porque no profesan el españolísimo “que inventen ellos” (Miguel de Unamuno). De hecho, nos dijeron hace unos meses que entre tabaibas y dragos tenemos minerales raros y muy valiosos. La mala noticia es que para extraerlos y separarlos tendríamos que desmontar el Archipiélago y vivir sobre una montaña de escombros para poder vender el telurio, el vanadio o el itrio, hasta que se agote, como se acaba el petróleo, el oro o el aire puro. Sin olvidar que las zonas industriales extractivas en el mundo son las que presentan peores niveles de contaminación, o exportan residuos nada inofensivos a otros lugares, que se convierten en cementerios de productos contaminantes.

Tenemos un clima estupendo para la agricultura, pero ya sabemos de memoria la 'Polca frutera’ (Los Sabandeños) y conocemos la dureza del día a día del trabajo en un invernadero sofocante, o en las terrazas que escalonan los barrancos de las islas, labrados durante siglos y que hoy lucen abandonados y derrumbándose. La realidad estadística es que el sector primaro tan sólo supone el 1,5% del PIB y el 2,1% del empleo Todo ello a pesar de ser uno de los sectores más subvencionados. Tampoco olvidemos la importancia mundial del banco pesquero que fue canario y hoy está siendo saqueado por flotas de China, Turquía y la UE, sin que existan ya barcos isleños que puedan vivir de esos recursos. Bueno, se pueden desarrollar piscifactorías, pero ese es otro tema.

El sector industrial cuenta con medidas proteccionistas para las escasas fábricas existentes en las islas, pero hablamos de más o menos el 3,7% del PIB y el 1,4 del empleo. Por lo que, sin turismo, tanto la limitada industria como el agonizante sector agropecuario pierden uno de sus principales soportes.

Y, todavía, seguimos considerando el turismo como un enemigo de nuestra tierra. Sin diferenciar entre el turismo de masas, más vacacional y masivo, del experiencial, el de mayores y tantas otras modalidades. Sólo nos percatamos de la masificación del espacio y su rentabilidad puesta en cuestión por los intermediarios (nueva versión de la 'Polca frutera'). Y nos enfrascamos en buscar culpables sin asumir nuestra cuota  de responsabilidad. Porque no es que nos hayamos prodigado en apoyar otros tipos de turismo, en los que se genere más renta y valor añadido en el destino. Sobre todo en un Archipiélago donde 'vendemos' el paisaje, el clima, el sol... Y todo eso es gratis, por lo que los anuncios de una tasa siempre han desatado la polémica.

Hay opiniones contrarias a esta actividad, con sus razones, que culpan al turismo de la crisis (no sólo de ésta), mientras hemos estado décadas sin preocuparnos por cómo vivir y progresar en un entorno que nos produzca orgullo, salvo visionarios como Néstor Martín-Fernández  de la Torre o César Manrique, quienes nos advertían de la responsabilidad  común y la importancia de cada detalle, de vigilar los fundamentos de una actividad que ha supuesto la etapa más larga de desarrollo, pero que podría ser mucho más y no sólo económicamente, pero para ello hay que entender el turismo y, a pesar de llevar un siglo y medio conviviendo con él, adaptándonos a él, seguimos siendo unos analfabetos. Y eso nos limita las posibilidades de reconstruir o reconvertir el paraíso.

sábado, 24 de octubre de 2020

Antígenos ‘low cost’

Test de antígenos.
Si repasamos los últimos siete/ocho meses podemos hacer la secuencia de héroes y villanos de la película Covid-19. Para salvar a la población se arriesgó la salud de los/as sanitarios, que fueron la primera fila del combate con un enorme costo de vidas de profesionales quienes sin dudarlo atendieron a los pacientes de una enfermedad desconocida, con un porcentaje de mortalidad bajo -salvo para la población de riesgo- pero con una capacidad de propagación sorprendente, sin medios, ni EPIs ni mascarillas... pero no dudaron en actuar y aliviaron el sufrimiento de muchas personas, así como salvaron numerosas vidas. ¡Gracias infinitas!

Para garantizar el abastecimiento a la población se mantuvieron los/as empleados de los supermercados y servicios esenciales. Sin saber apenas nada de cómo evitar los contagios, han intentado proteger al personal de tiendas con mamparas y mascarillas tras las cuales encontrabas una sonrisa y una enorme preocupación. ¡Gracias, de corazón!

Para mantener los programas educativos ponen al profesorado ante un riesgo multiplicado. ¡Gracias, por el futuro de los/as más pequeños y jóvenes!

Y para salvar la economía son, ahora, los/as trabajadores/as de la hostelería quienes han de atender a miles de personas, que huyen de sus países confinados o en toque de queda y con niveles de contagio superiores a los que hay en las Islas Canarias (cuando hace unos días era al revés…). Está claro que, como señalan los medios especializados, la consideración de Canarias como “destino seguro” en la pandemia ha desatado una locura por viajar a nuestras islas entre británicos, nórdicos y germanos. Y es que no sólo tenemos menos contagios, sino que además no tenemos toque de queda, ni temperaturas gélidas o lluvia que impidan disfrutar del aire libre. De hecho, aquí podrán disfrutar del atardecer en una terraza sin mascarillas y tomando una bebida refrescante tras un día de playa tumbados al sol sobre una hamaca, con temperaturas por encima de los 20 grados.

El ‘efecto llamada’ ha sido inmediato y se ha desatado la "locura por viajar a Canarias". Las búsquedas en internet de pasajes para viajar a nuestro archipiélago han crecido un 500%. Y las aerolíneas ya han confirmado más de 70 vuelos por semana desde Alemania (13.000 plazas) y más de 90 desde Reino Unido (18.000). Supongo que vendrán con una alta ocupación, no como hasta ahora, y a estos habrá que sumar los que vengan de la Península y de los países escandinavos.

La noticia mala es que comienzan ya a llegar y no hay un protocolo claro de pruebas en origen o en destino. El Gobierno de Canarias y el de España no aclaran si habrá pruebas y quién ha de pagarlas, a pesar de la insistencia de meses por parte de los empresarios y expertos turísticos de la necesidad de controlar la enfermedad en los desplazamientos. Por ello, a la primera que empiecen a aparecer rebrotes el sueño podría tornarse en pesadilla. Y todo porque nuestros políticos siguen pensando en quién es más de derechas o de izquierdas, sin preocuparse por algo tan sencillo como establecer dispositivos en puertos y aeropuertos para convertir Canarias en una fortaleza frente al Covid-19. ¡Qué vergüenza de políticos/as tenemos!

Y por si no lo tiene claro, pregúntese ¿qué es más barato y rápido que sacarse un pasaje desde Inglaterra a Canarias por menos de 25 euros que es lo que ofrecen Ryanair o Easyjet? Pues sí. La respuesta es hacerse una prueba de antígenos que en cuestión de minutos nos puede decir si alguien es portador de la enfermedad con un altísimo porcentaje de certeza.

Y se me olvidaba: ¡Gracias a los profesionales del sector turístico! De ellos depende recuperar la economía insular porque, aunque muchos digan que hay que cambiar el modelo económico, esto no es posible a corto o medio plazo y menos en una situación de crisis absoluta y global

¡Gracias!

viernes, 23 de octubre de 2020

Historias de la ciudad de La Luz

Castillo de Mata ¿Museo de la Ciudad?
En 1978 Las Palmas de Gran Canaria celebraba el 500 aniversario de la Fundación de la ciudad, la aventura de una urbe que nació como campamento en una selva de palmeras junto al río Guiniguada un 24 de junio de 1478. Rápidamente sus habitantes darían forma a Vegueta, en torno a una plaza con las instituciones representativas del nuevo modelo social que sería referente urbano para las nuevas ciudades en las colonias de las Indias. Con el tiempo la imagen del barrio fundacional se volvería "levítica y conventual" (Pancho Guerra) hasta la desamortización que comenzó a finales del XVIII dando lugar a la ciudad moderna. Aquel fortín nació con vocación de conquistar la isla y hoy sigue siendo una ciudad-isla.

Dentro de unos pocos años habrá concluido otro medio siglo de la larga historia de aquel Real de las Tres Palmas y que ahora llamamos Las Palmas de Gran Canaria. Un breve plazo de 50 años, para mostrar una imagen totalmente distinta a la que conocí en la celebración de los 500 años, cuando era alcalde Gabriel Megías Pombo tras sustituir a Ortiz Wiot en el 77 y que dejaría paso en el 79 -primeras elecciones locales democráticas tras la dictadura-, al primer (y único) gobierno nacionalista que ha tenido la capital insular, bajo la presidencia de Manuel Bermejo Pérez, cabeza de lista de la Unión del Pueblo Canario (UPC). Un mandato muy convulso, en una época no menos complicada, cuando se produce la histórica municipalización de las guaguas y la no menos sorprendente dimisión del alcalde, ante la moción de censura que presentaría el PSOE conjuntamente con la UCD.

La década de los setenta no sólo fue convulsa en lo político y social. Se ponía en marcha la mayor transformación urbana de la historia capitalina. Desaparecían las playas y el muelle de Las Palmas por la construcción de la Avenida Marítima con su salida al Norte por el embudo comercial de Mesa y López (entonces con Galerías Preciados y El Corte Inglés) y se asfaltaba el barranco del Guiniguada con la pérdida de los puentes de Piedra y de Palo, para dar salida a la ciudad hacia el Centro por una autopista que finaliza en Tafira (hoy día tenemos otra autopista paralela que acaba también al llegar al Monte), dejando una herida que todavía pervive entre el Vegueta y Triana. Un trauma, un divorcio con el pasado y la desaparición de la estampa de la ciudad de avance pausado y edificios antiguos por pastiches arquitectónicos que todavía nos avergüenzan.

El crecimiento económico y cultural de la ciudad estaba en su apogeo. La ciudad turística se inmolaba por su éxito masificador. Era el momento de la playa de Las Canteras y ‘Catalina Park’ (Orlando Hernández. Premio Plaza y Janés, 1975), la novela de personajes reales en el ambiente noctámbulo y marginal de Las Palmas (así la llamábamos). El entorno del parque era la Babel insular, con gran cantidad de discotecas herederas del Flamingo, Altavista, El Buho, Saxo, Tam Tam, Half Note…, santuarios de la noche que se multiplicarán en los 80. Junto a aquellos establecimientos con sabor a ‘chones’ o ‘guiris’ como Casa Suecia y los restaurantes que se anunciaban por la Emisora Sindical en sueco (inolvidable el periodista y actor Ingmar Palin que realizaba un programa para turistas en Radio Atlántico), El ‘Fuji’, primer restaurante japonés en España nacido de la necesidad de la flota que tenía en La Luz la base para los buques pesqueros que se codeaban con los trasatlánticos turísticos, haciendo honor a los 100 pabellones de la poética de Tomás Morales. El puerto franco, sostén de los comerciantes indios y de varios continentes.

La música... de todos los lugares, pero con el corazón en la América de Yupanqui, Los Gofiones, Los Canarios, Alfredo Kraus, Néstor Álamo y Mary Sánchez. Una actividad musical que se refleja en el éxito inmediato (y mantenido hasta hoy día) de Nanino Díaz Cutillas y su Tenderete, el programa decano de Televisión Española, ‘Made in’ el Centro de Producción de TVE-C que convertiría las islas en uno de los primeros territorios con los mejores recursos para el sector audiovisual del país.

La ciudad vivía un auge cultural que la introdujo entre las 5 principales capitales de provincia españolas del circuito de grandes producciones teatrales, un festival de ópera que crean los Amigos Canarios de la Ópera de gran prestigio, salas de cine, galerías artísticas... La sociedad civil cubría una gran parte de la demanda y movilizaba recursos a través de todo tipo de entidades y asociaciones, como los Amigos Canarios del Teatro, Cine y Música (ACTCM), cuya actividad fue sorprendente, produciendo el primer concierto lírico de España en un estadio: ‘Doña Francisquita’ con Alfredo Kraus, aunque su siguiente producción, Lucía de Lammermoor, tuvo que realizarse en el Pérez Galdós porque no les cedieron el Estadio. Entidades que apenas recibían subvenciones, en un tiempo en el que la cultura no formaba parte de la agenda de las administraciones ni apenas había espacios para espectáculos.

Déjenme recordar algunas de las actividades más destacadas de ACTCM en sus 7 años de actividad que fueron posibles gracias a la iniciativa de Luis (Gongui) Jorge Millares (que sería el gerente), Luis Jorge Ramírez y Julio Caubín Hernández. Entre otras actuaciones, la capital vivió manifestaciones culturales como el ‘Living Theatre’ de Nueva York, Els Joglars, ‘Yerma’, ‘Divinas palabras’, Adolfo Marsillach, Fernando Arrabal, ‘Los Goliardos’… Todos/as los grandes actores de la década. El musical ‘Hair’, Nacha Guevara, Cafrune, la Nueva Trova Cubana, ‘Fulgor y muerte de Joaquín Murrieta’, Los Canarios, United o Taburiente, etc. Más de 500 películas proyectadas con varios estrenos en España como ‘La dolce vita’. El ballet con 16 funciones, 49 espectáculos musicales, conferencias… En sus 7 años de actividad recibió tan sólo 8 millones de pesetas en subvenciones, de los que 7 millones fueron aportados por el Ayuntamiento. Llama la atención el silencio posterior sobre esta realidad…

También fue importante la actividad editorial, a pesar de las leyes que perseguían las libertades. Aún así, se pusieron en marcha iniciativas tan interesantes como Edirca que sería la gran iniciativa literaria, histórica y cultural, o las colecciones que imprimieron Manolo Padorno y Josefina Betancor tras crear Taller Ediciones JB para difundir la literatura (y las artes plásticas) de las islas. No olvidemos las iniciativas periodísticas que dieron lugar a sorprendentes publicaciones como ‘Sansofé’ el semanario de información general que movilizaba la opinión de la oposición a la dictadura y ‘Costa Canaria’, la lujosa publicación turística que llegaba a toda Europa; sin olvidar Aguayro con informaciones de su promotor (La Caja Insular de Ahorros) y mucha cultura...

En los setenta, la sociedad había superado las cruzadas moralistas del obispo Antonio Pildáin y sus pastorales anti bikinis y otras muchas cosas, como su rechazo al carnaval, frustrando la alegría del pueblo de Gran Canaria. La Feria del Atlántico crecía en su éxito popular mientras los astronautas nos recordaban que el mundo vivía una carrera espacial entre las potencias capitalista y soviética, en medio de una guerra fría entre el tratado de la OTAN y el ‘telón de acero’, pero lo importante es que en Gran Canaria disponíamos de una de las pocas estaciones espaciales que siguieron los progresos de las misiones a la Luna. La Unión Deportiva, gloriosa y luctuosa con la pérdida de Guedes y Tonono... El auge de las ideas conservacionistas de la mano de las dos primeras asociaciones creadas en España: Ascan y ATAN (de Tenerife).

La transición comenzó tras la muerte del dictador a mediados de la década, tras lo cual se produjo el mazazo que supuso la entrega de la provincia de El Sahara a Marruecos, Argelia y Mauritania. Una cesión que alarmó a los canarios coincidiendo con el auge de los movimientos independentistas isleños y su posterior deriva en organizaciones de carácter nacionalista y en un minoritario grupo que realizó acciones terroristas que convertirían a su líder exiliado en Argelia en diana de un atentado fallido por agentes de los servicios policiales españoles dos meses antes del 500 aniversario de la fundación de la ciudad. Era época de manifestaciones constantes y las carreras huyendo de ‘los grises’ eran el ejercicio deportivo más habitual en las calles de la ciudad. El Manifiesto de El Hierro (1976) tuvo en Las Palmas de Gran Canaria el mayor apoyo e impacto al abordar un tema tabú por el centralismo imperante: la relación con África en un momento en el que la OUA había considerado al Archipiélago Canario como colonia (ver documental de TVC en Youtube).

La década de los 70, con un crecimiento de población en la ciudad de un 20 % (de 287.000 en 1970, a 378.000 en 1980), mostraba la expansión, una pirámide poblacional muy joven y un turismo que se duplicó en la isla en ese periodo al alcanzar el millón de visitantes extranjeros, pero con la aparición de Maspalomas Costa Canaria, el turista abandonó la capital. El transporte rápido del tren vertebrado al sur pudo suponer una solución para mantener a los nórdicos en la capital y que pudieran disfrutar de todo el sol posible, pero en la ciudad cada vez había más obras, más ruido y una persistente ‘panza de burro’ que puso el punto de mira de los turistas en el sur. El transporte insular (Salcai y Utinsa, herederos de Aicasa y los ‘piratas’, hoy Global) daban un servicio muy precario para las necesidades de la población y, sobre todo, para los turistas. El modelo de bungalow y el extraordinario atractivo de la playa de Maspalomas hizo que creciera una ciudad para el turismo y la estampa de los chones en la capital fuera una imagen de postal, del pasado.

La Caja Insular de Ahorros, verdadera máquina económica crecía con su Obra Social y su apuesta turística a través de Protucasa, sus grandes proyectos arquitectónicos de sede central, el Palacio de Deportes o la donación de la fuente luminosa a la ciudad... Se construía la UNED y las primeras facultades (Arquitectura, CULP, Ingenierías…), ante la marginación universitaria a la que sometió La Laguna a los grancanarios. Se levantaban urbanizaciones de viviendas sociales… Un auge inmobiliario y poblacional que casi hace duplicar la población entre 1960 y 1980, pero con enormes carencias culturales, educativas, deportivas. Sin Universidad y con los nuevos hospitales Insular y El Pino.

Tras la muerte del dictador, el Cabildo impulsaría sus programas (el Plan Cultural que dirigiría tras el exilio Agustín Millares Carló, turístico, sanitario, educativo, medioambiental...) y los ayuntamientos se adaptan a la ‘nueva normalidad’... La cultura comenzaba a burocratizarse y a contar con un dinero que no se le había dado a la sociedad civil para que mantuviera su voluntariosa dinámica.

  • 50 años después...

Esta radiografía breve, incompleta, nos muestra que no sólo ha cambiado el paisanaje y el paisaje de la ciudad, sino su carácter. Hoy es universitaria, accesible, con grandes parques, con una red de carriles bici que cubre casi toda la zona baja y un sistema de movilidad que veremos pronto llamado la metroguagua; el jardín canario ha madurado y aquellos plantones son hoy imponentes árboles. Los hospitales han dado lugar a cuasi ciudades de salud. Y los barrios de auto construcción ya son barrios integrados en la capital. El Estadio Insular lo convirtieron en un monumento a la memoria de la afición. Ahora hay un 'Arena', un Estadio más frío y los indios venden en centros comerciales de franquicias globales. Y han desaparecido los vertidos de aguas residuales directamente al mar sin tratamiento -no su aroma en Barranco Seco-. El agua no tiene restricciones ni es preciso almacenarla en bidones. No somos de los más analfabetos y hemos sido referente de penetración de tecnología y de telecomunicaciones.

Hay auditorios, pero casi no hay cines, ni galerías de arte, ni revistas. Los locales nocturnos y la música en directo son objeto de persecución. La programación cultural es casi toda institucional y salvo algunos festivales o conciertos (también patrocinados) la institucionalización de la cultura es una realidad -y la politización o el amiguismo-. Nuevas normas y nuevas reglas de juego en las que la vida cultural (como en casi todo) depende de la capacidad del responsable político de turno. Con una infraestructura de equipamientos y personal que son un gasto fijo, para un resultado incierto, caprichoso y en ocasiones decepcionante, como es el caso de la parálisis de la ampliación del Museo Canario que sigue pendiente desde hace 15 años de la aportación del Ayuntamiento capitalino para culminar las obras.

La ciudad bulliciosa y alegre de hace medio siglo está hoy sobrecogida por una administración que te obliga a ‘teleprotestar’ con una maquinaria burocrática que sigue sus propios criterios. Pero esta sociedad late y busca sus vías de escape o de superar las barreras impuestas desde el BOP. El carnaval se recuperó hace menos de 50 años. Pero volverá a recuperarse cuando sepamos controlar el Covid-19 o dispongamos de vacuna. Quienes vivimos el retorno al carnaval vimos a La Isleta volcada con la ciudad, el reencuentro de la sociedad. La música de Sindo Saavedra, del folclore social al himno alegre del disfraz. ¡Con qué poco fuimos felices! Hoy la fiesta ha crecido, es un espectáculo global que se emite en directo por televisión con un escenario de cartón propio del Cinemascope. No fue hace tanto cuando estaba prohibido y aún así parece que nunca nos disfrazaron nuestros padres a escondidas... Pero era imparable. Las tiendas de discos de importación (que en la Península tardarían años en llegar), de ropa, de todo tipo de aparatos y electrodomésticos nos hacían diferentes, incluso envidiados, por quienes todavía vivían la España gris que en los 80 descubriría la ‘movida’, mientras en Gran Canaria ya habíamos superado la losa de la represión moral, política y económica de la España 'orgánica'.

Pero volvamos al aniversario fundacional que deberá ser en 2028. ¿Celebramos el 550 aniversario del inicio de la conquista, el despojo, la esclavitud? No queda otro remedio. Pero en realidad se celebra otro capítulo de su historia. Los cambios y la realidad de una comunidad que es la protagonista de sus transformaciones. Y ya muy alejado de aquella historia de guerra y saqueo, vale la pena recordar que el 450 aniversario, en 1928, supuso el comienzo de la aventura de la provincia de Las Palmas y el rápido desarrollo de estas islas orientales. Hoy la provincia ha sido superada por el nuevo orden administrativo de una Comunidad Autónoma, con su eterna competencia, a veces pleito. 50 años después de la división provincial, en el 78, volvería tímidamente la democracia para una sociedad madura y alegre, cosmopolita, en fulgurante y desmadrada expansión. De hecho, todavía hoy intentamos recuperarnos de aquel rápido crecimiento y la pérdida de referencias de personalidad de la población de esta ciudad-isla.

El campamento fundacional con aquellos centenares de 'pardillos' (color de la ropa de las tropas de la conquista) es ahora una urbe de cientos de miles de ciudadanos/as. Un pasado que arranca con un ‘pecado original’, y una evolución que promueve distintas formas de valorar, de sentir. Pero es uno de los elementos iniciales de la personalidad de este pueblo. Una isla que se sometió por la fuerza y luego tuvo que unirse (conquistadores y conquistados) para defenderse de otros ataques con protagonistas como Hawkins, Drake, Van der Does…, durante siglos. Y así creció esta sociedad criolla, como la llama J.J. Armas Marcelo, fruto de la mezcla que señala Juan Rodríguez Doreste o del síndrome del colonizado como destaca Manuel Alemán… Hasta después de la segunda guerra mundial en que se producen nuevas colonizaciones, pacíficas, gentes que solo piden una pequeña parte del paraíso durante unos días. Y pagan por ello. El Chone o turista.

Quizás sea el momento de preguntarse si nuestra historia merece ser contada y conocida por la población residente y visitante. Las vicisitudes de una sociedad aislada y, a la vez, plataforma atlántica, portuaria y aérea para comunicar con todos los continentes. Un museo de la ciudad que se hace esperar y que quisieron ubicar en el irreconocible Castillo de Mata. Por lo que podríamos plantear retomar su idea original para reflexionar sobre nuestros orígenes y nuestra misión. Hay tanto que rememorar…

Las Canteras a finales de los 60



 

martes, 20 de octubre de 2020

La incomprensión peninsular del turismo canario

Llegada de inmigrantes a Arguineguín (foto C7).
Decepcionante, aunque no sea una sorpresa. Fitur renuncia a mantener la fecha y aplaza su celebración, en Madrid, para impulsar la temporada de verano. La propuesta del SKAL Club de celebrar la feria en Canarias en enero no ha sido estimada.

No importa para Ifema y Fitur que en las islas haya la menor incidencia del Covid-19 de España. Que toda la planta alojativa, restaurantes, alquiler de coches, espacios culturales... estén disponibles y preparados para demostrar que Fitur no es Madrid. Y, encima, en enero cuando el clima del invierno canario es un alivio para la mayoría de los europeos y permite disfrutar del aire libre y de la playa.

Fitur e Ifema se vuelcan en impulsar la temporada de verano. Precisamente, la temporada baja de Canarias. Y dejan a Canarias sin poder mostrar que España no es sólo la Costa del Sol o los enclaves mediterráneos, sin poder cubrir durante unos días la oferta alojativa y la necesidad de impulsar la imagen de destino seguro, aislado, fortaleza en estos momentos de retraimiento y miedo a viajar.

Mientras, el Gobierno de España sigue rechazando que Canarias y Baleares puedan controlar las entradas a las islas con pruebas de antígenos. Ignorando el hecho Insular y que en otros y países emisores de turistas se imponen estas medidas y las cuarentenas. Con lo sencillo y económico que se ha puesto la realización de dichas pruebas para salvar el sector turístico de un desastre que adquiere proporciones cada vez más graves...

Y, para colmo, los ministerios no saben o no quieren solucionar el problema de la crisis migratoria en la que están sumidas las islas, que se prolonga en el tiempo y se incrementa con el creciente número de inmigrantes que arriban a las costas canarias, con la peor campaña de 'marca Canarias' que podríamos tener en estos momentos: cientos de personas acampadas en el muelle de Arguineguín y hoteles y apartamentos cuyos clientes son parte de esa corriente migratoria que tienen que vivir la incertidumbre de su éxodo hacia la tierra prometida europea en los establecimientos que usan los europeos en su diáspora climática.

Queda claro que existe una concepción centralista de la política en España, trasladada a todas las esferas, lo que da lugar a que no se entienda que Canarias (sin que rechace otras opciones) puede ser una alternativa válida para celebrar eventos como Fitur, en enero, quizás con más razones que en Madrid. Pero... tendremos que seguir siendo la periferia de la periferia.

sábado, 17 de octubre de 2020

¿Un epílogo o un epitafio para el turismo?

Fiesta de difuntos en México.
Me pregunta un amigo si estamos ante el final del turismo a causa de la pandemia, por el miedo o las molestias al viajar, la mascarilla, los controles y pruebas… Pues yo le digo que no. Pero añado que no se parecerá a lo que vivimos en los últimos años, incluso si dispusiéramos de vacunas contra el Covid-19. Tampoco es igual la atención en un supermercado, en el colegio o los trámites en los organismos públicos. Todo lo que suponga una interacción entre personas incluirá nuevas fórmulas que tienen por objeto limitar los contactos y aumentar la higiene. Pero, si hay un sector en el que la limpieza, la higiene y el trato al cliente es lo primero que se valora, ese es el turismo. Así era antes y, ahora, se ha convertido en una obsesión para los clientes.

Y digo que no será igual -aunque haya vacuna y se inmunice a la población-, porque nadie querrá volver a ser víctima de la improvisación, la falta de recursos y la bronca política, como ha sido esta pandemia. Una experiencia que demuestra las vulnerabilidades de un planeta hiperconectado pero también hiperdesprevenido, capaz de movilizar 1.300.000.000 turistas en un año, pero incapaz de establecer protocolos que eviten la propagación de virus, a pesar de haberlo escenificado en la ‘fábrica de sueños’ hollywoodiense, con un variado repertorio que creíamos que era ficción: ‘Contagio’, ’12 monos’, ‘Estallido’, ‘Tren a Busan’, ’28 días después’ (del canario Carlos Fresnadillo), ‘La amenaza de Andrómeda’, ‘Virus’, ‘Cargo’, ‘Soy leyenda’ y todas las películas de zombies de la cartelera…

Pero el cine y los telediarios apocalípticos no podrán cambiar que el turismo es ya una necesidad, un hecho cultural arraigado a pesar de su corta existencia. En realidad, el turismo se ha convertido en el hábito social más extendido, a pesar de ser un invento de las clases pudientes que crearon el ‘Grand Tour’ en el s. XVIII, y que comenzó a crecer con la revolución industrial y la aparición del tren, que transportó desde 1830 los primeros grupos de turistas; o los barcos de vapor y sus líneas regulares (aquí entran los destinos insulares como las Islas Canarias, plataforma de las rutas marítimas). Imagen romántica de aquellos pioneros del turismo frente a lo que hoy es el fenómeno de sol y playa, que ha convertido las costas en un torrente humano en ocasiones agobiante.

Y quién iba a decirlo, pero en ese tránsito de viajeros comenzó a tomar fuerza el turismo de salud, los ‘invalids’, para quienes podían costearse una estancia en las islas y salvarse de morir, a causa de las enfermedades que provocaba la polución de las nuevas industrias y el clima continental. Y así fue creciendo el turismo y desarrollándose la sociedad industrial, con el auge de los movimientos sociales y la consecución de nuevos derechos para los trabajadores, creándose las vacaciones pagadas en 1936 por el gobierno francés del Frente Popular, presidido por Léon Blum.

Pues bien, ahí está el meollo del cambio cultural. Los europeos, primero, y luego extendido a otros continentes, crearon el hábito de las vacaciones que, unido a las jubilaciones, dio lugar a una masa de personas ávidas de tener propuestas para ocupar esos periodos, especialmente cuando el mal tiempo empuja a emigrar como las aves que viajan miles de kilómetros huyendo del frío. Y de ahí el auge del turismo de masas con sus empleos, impuestos, destinos, alojamientos, conectividad y un largo etcétera, porque siempre se habla de revoluciones como cambios de sociedad, pero el turismo es una de las más importantes revoluciones que ha vivido la humanidad, quizás la que a más gente ha llegado en este multitudinario tránsito entre países. Ya estábamos en esas cantidades de más de 1.300 millones de turistas que viajaban de un país para otro, cuando llegó la pandemia y desaparecieron del mapa todos. Una realidad inusual, extraordinaria, que ha afectado a todo el turismo en un primer momento, pero con el paso del tiempo se ha ido recuperando la demanda en determinados destinos y tipologías, salvo en las ofertas vinculadas al turismo de masas, que necesita de un flujo constante de clientes en rotación.

De hecho, no se trata de la crisis más grave y duradera. El turismo ha sobrevivido a diferentes tipos de crisis y algunas de ellas han durado años, aunque la salida de éstas ha pasado por reinventarse, crear nuevos formatos adaptados a las necesidades de los turistas y a los avances tecnológicos, los cambios sociales, la mejora de los transportes... También es cierto que en el siglo XX hablábamos de "crisis mundiales", mientras que el siglo XXI arrancó con los atentados de las torres gemelas y se caracteriza por las "crisis globales" que nos ha tocado vivir, sufrir y, lamentablemente, comprobar que no hemos creado los organismos y medios necesarios para evitarlo. Más bien, al contrario.

Pero volviendo al comienzo. ¿Desaparece el turismo? Rotundamente, no. Ni los museos, ni las escuelas, ni los restaurantes o los teatros… ¿Cambiará el turismo? Ya estaba cambiando. Probablemente a peor y por eso la pandemia aprovechó sus propios defectos. Toca reinventarse. O reconvertirse, que ya era hora, en destinos turísticos que no fundamenten su negocio en la masa. Tenemos unas condiciones que animan a pensar en la recuperación, algunas archiconocidas y otras poco aprovechadas. Ahora sólo falta que volvamos a creer y crear.

miércoles, 14 de octubre de 2020

Arquitectura, urbanismo y turismo… ¿Funciona? ¿Y para una pandemia?

Ulises Medina, Manuel de la Peña hijo y el conde
Otro 15 de octubre y van 58 años desde que se colocara la célebre estaca que dio comienzo a la urbanización de Maspalomas Costa Canaria. Un acontecimiento que quedó para la historia con una célebre fotografía en la que aparecen -de izquierda a derecha- el arquitecto Manuel de la Peña, el arquitecto técnico Ulises Medina, y el octavo conde de la Vega Grande, Alejandro del Castillo y del Castillo, a quienes pueden apreciar en la fotografía en blanco y negro, ante la cual posan el hijo y nieto del arquitecto, el hijo del conde y el mismo Ulises Medina.

Manuel de la Peña (1932-2008) el arquitecto de Madrid que llegó a Las Palmas como director de Vivienda, uno de los arquitectos más destacados de la historia de Canarias y, sin embargo, víctima de que muchas de sus obras hayan desaparecido: La Rotonda, El Abanico, el poblado e iglesia de San Fernando… O sufran la decadencia y desidia institucional o privada: Mesón de la Montaña de Arucas, Albergue de Arinaga o Club Náutico de Las Palmas de Gran Canaria. Como arquitecto y urbanista-que dirigió la creación de la primera ciudad turística española desde un concurso de ideas hasta su consolidación-, la contribución de Peña es tan original y atractiva que podría convertirse en referente de estudio y de imagen de marca del destino turístico isleño, salvando lo que queda de sus obras en la zona (Templo Ecuménico, Guardería Los Dados, Nueva Suecia, Hotel Folías, construcciones del entorno del faro de Maspalomas…). Una ruta que tiene un discurso propio y original para los expertos y que causa asombro por el escaso ‘respeto’ a su obra y, paralelamente, cada vez más menguado patrimonio que podría reunirse para explicar la historia de la primera ciudad turística creada en España, Maspalomas Costa Canaria.

Es amplia la relación de artículos y trabajos sobre Manuel de la Peña, especialmente los trabajos de José Luis Gago y la Tesis de José Luis Padrón, a los que hay que sumar numerosos estudios y publicaciones en los que predomina labor arquitectónica, urbanística y turística, convirtiéndose en uno de los artífices del desarrollo de esta industria cuyo producto principal es el espacio, una porción de territorio alquilado por un corto período de tiempo. Pero no fue fácil. Manuel de la Peña tuvo que actuar contra la falta de capital para un proyecto que se planteó en términos de concurso internacional de ideas (del que fue su responsable y secretario), como alternativa a sucesivos y fracasados intentos de conseguir inversores para hacer la realidad la visión que tenía el octavo conde de la Vega Grande y que intentó materializar su sucesor, Alejandro del Castillo y del Castillo y Alejandro del Castillo y Bravo de Laguna, respectivamente. Pero fue el administrador de las empresas del condado, Pablo Elola, quien recomienda al conde hacer un concurso internacional de ideas como se había hecho para una urbanización en Málaga, en la finca de Elviria. Iniciativa que encargan a Manuel de la Peña poner en marcha.

De hecho, de no ser por el Concurso Internacional de Ideas, probablemente el desarrollo de esta zona habría sido muy diferente y más tardío. Y es que esta convocatoria fue un rotundo éxito, tanto por el volumen de equipos participantes de todos los continentes, como por el nivel del jurado, la calidad de los trabajos y, sobre todo, el inusitado interés que produjo la convocatoria en todos los sectores el excelente documento remitido a la Unión Internacional de Arquitectos (con extraordinarias fotografías de Fachico Rojas). Birgitta Frejhagen en su libro ‘Los Pioneros’ recuerda que el libro del concurso motivó a un grupo de ejecutivos a interesarse por invertir en aquel lugar. Así, tras la construcción de La Rotonda, los primeros grupos de bungalows fueron financiados por los suecos y se constituirían en un grupo inversor (Colectivo TT) que se haría cargo de canalizar inversiones y gestionar obras en las que se usarían módulos de construcción y electrodomésticos importados desde los países nórdicos (hace 50 años y algunos todavía en funcionamiento) en un territorio que se anticipaba al resto de España en la convivencia europea.

José Luis Gago Vaquero, comisario de la exposición ‘Manuel de la Peña Suárez: estructuralismo y experimentación en la arquitectura de los 60', defiende que Peña realizó una arquitectura acorde con el territorio, adaptada al clima y su paisaje. Una arquitectura que ahorraba territorio y recursos energéticos, lo que condujo al éxito inmediato del destino turístico Maspalomas Costa Canaria. Una actuación que se inició en colaboración con el equipo ganador del concurso, SETAP (Societé pour l'Étude Technique d'Amenagement Planifiés), compuesto por Guy Lagneau, Michel Weill, Jean Dimitrijevic y Bartholin. Con ellos proyectan y ejecutan La Rotonda y Los Caracoles, siguiendo las indicaciones del proyecto ganador, pero el conde recibe la llamada de los nórdicos y le dicen que quieren invertir en ese maravilloso lugar de las fotografías del concurso. El comentario del conde a sus colaboradores es “Ya tenemos capital”.

Maspalomas Costa Canaria revolucionó la economía, dio la vuelta a la isla, el Norte entró en declive ante el empuje del sur. Transformó la cultura, con la participación de diversos artistas canarios que fueron amigos personales de Peña y sus colaboradores: Millares, Chirino, Manrique, Padorno, Josefina Betancor… todo ello con el apoyo y complicidad del conde de la Vega Grande, quien también apoyará iniciativas culturales,  deportivas, incluso publicaciones como las revistas Sansofé y Costa Canaria.

De la Peña convierte el turismo en un negocio productivo para el sur, con una industria que sólo dispone de sol y playa, junto a una ordenación y uso adecuado del territorio, aunque Gago Vaquero advierte que de no ser por Peña, Maspalomas habría fracasado con un proyecto pensado para un territorio de 17 kilómetros de costa y más de veinte millones de metros cuadrados donde los ganadores del concurso contemplaban una serie de pequeños núcleos que en total podrían acoger apenas unos 500 turistas, cada uno. Demasiado costoso. Se optó por crear San Agustín con un gran éxito. Otro modelo urbano original y atractivo,  como Ciudad Jardín o el entorno de las casonas del Monte. Era el nacimiento de una ciudad turística con vistas a un negocio “considerado como afluencia masiva de personas” (Eduardo Cáceres), lo que provocó un difícil equilibrio entre el fenómeno especulativo y el control planificado.

Ulises Medina, miembro del equipo de Manuel de la Peña, considera que gran parte del éxito se debió a que en aquellos primeros pasos el control estaba en manos de una comisión de urbanismo local que estaba presidida por Marcial Franco (entonces mayordomo de la familia del Conde) y otros técnicos que permitían regular el desarrollo de un territorio virgen con criterios de sostenibilidad “hasta que el Ayuntamiento de San Bartolomé cumplió la ‘mayoría de edad’ y se hizo independiente de aquellos que trabajábamos en el desarrollo turístico. Eso dio lugar al despido de todos los miembros de la citada comisión –que realizaba sus trabajos gratis-, para designar responsables políticos, contratar funcionarios y para iniciar drásticos cambios de uso de parcelas y construcciones, siendo la primera la de un bungalow que se transformó en restaurante (propiedad de un concejal), o construcciones de tres o cuatro plantas que se prolongaban por el desnivel para sumar otras ocho o más plantas”.

“Nosotros construíamos con máximo cuidado del detalle, del entorno y de los elementos que se encontraban en el lugar. Un apartamento tenía sesenta metros o más, para que luego vinieran a construir de 30 metros”, señaló Medina, quien recordó que se trabajó sobre un territorio en el que no había nada. Cuando colocaron la estaca de inicio de las obras, “un amigo bajó en el coche a toda prisa a Las Palmas para traer el champán”. Aquello fue el 15 de octubre de 1962.

Medina reitera siempre que Manuel de la Peña se planteaba ante cada proyecto “si funcionaba”. Hoy tenemos claro que para cada época y circunstancia hay que buscar las causas y los objetivos de los proyectos. Hoy difícilmente funcionarán los criterios de hace seis décadas, pero la pandemia ha enseñado que el urbanismo masificado es la primera víctima del virus. Y también, curiosamente, los denostados (hasta hace unos meses) bungalows se han convertido en lugares refugio de los pocos turistas que recibimos.

Para terminar, les invito a leer las reflexiones de Manuel de la Peña acerca de la ciudad turística (1967), que pueden leer completas en otro artículo de este blog:

“Ciudad turística. ¿A qué se puede denominar ciudad turística? Al hablar de una ciudad turística se piensa en Salou, Benidorm, Torremolinos o Puerto de la Cruz. Sin embargo, ¿es Madrid una ciudad turística? ¿Lo es París? ¿Y por qué no Bruselas? ¿O por qué no también ese pueblecito perdido en el interior con sus ‘famosas’ ruinas del siglo XV?

Bajo el punto de vista urbanístico llamaremos ciudad turística a aquella con un porcentaje determinado de camas, respecto a su capacidad total, destinado a personas que hacen turismo en el sentido estricto de la palabra, es decir, en viaje de placer o descanso.

  • Madrid, según esto, es una ciudad turística para provincianos, pero no en el porcentaje que comúnmente se cita, pues los motivos de sus estancias son corrientemente burocráticos.
  • Bruselas no es una ciudad turística, sino una ciudad política o económica.
  • París es una ciudad turística sobre todo para los norteamericanos.
  • Manacor, en Mallorca, no es una ciudad turística a pesar de que diariamente recibe a miles de personas que van a visitar las Cuevas del Drach y a comprar perlas, pero que regresan para pernoctar en Palma o Formentor.
  • Ciudades y pueblos como Arucas, Tejeda, Fataga, etc., pueden igualmente recibir grandes beneficios del turismo, pero los elementos de su desarrollo han de tener un estudio diferente de los que requiere los originados por los problemas de alojamiento en las ciudades propiamente turísticas.

Aquellos pueblos y ciudades han de resolver inicialmente el problema de las comunicaciones y, a continuación, cuidar aquellos aspectos del contorno que podríamos llamar escenográficos –arquitectura, monumentos y paisajes-. Es de fundamental importancia la construcción de miradores y restaurantes situados en los puntos paisajísticos más interesantes”.

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El Abanico, La Rotonda y La Tropical

martes, 13 de octubre de 2020

Presa de Soria, la pila/bidón de Gran Canaria

Escombros de la presa en el cauce del barranco.
“El ingeniero de presas es el que más aspectos científicos, técnicos, administrativos y humanos debe abarcar. Las obras hidráulicas precisan conocimientos de estructuras y resistencia de materiales, sí, pero sobre todo de hidrología e hidráulica y también de geología y geotecnia, de ecología y sociología, sin olvidar ese don de gentes y ese ‘tacto fino'..." Fernando Sáenz Ridruejo (Revista de Obras Públicas. Mayo 2008).

La presa de Soria no fue pensada para convertirse en el eje fundamental de políticas energéticas y de aguas para Gran Canaria, pero la secuencia de su ejecución y la actualidad nos muestra la conversión del mayor embalse de Canarias en una infraestructura capaz de impulsar y regular el abastecimiento de energía y agua a la isla. Y es que esta presa tiene una apasionante historia, siempre con largos períodos de gestación y ejecución. Desde su inauguración en 1972, fue presa aislada y, cuatro décadas después, se ejecutó su integración en Trasvasur (el canal que une las presas del sur para llevar agua a zonas agrícolas del este y norte). Ahora es pieza fundamental de la central hidroeléctrica conjuntamente con Chira.

En 2022 tendrá lugar el cincuentenario de la inauguración de esta presa por el ministro Fernández de la Mora, una construcción en torno a la cual se crearon muchas expectativas para una infraestructura que nació con datos de récord para las islas y para el conjunto de España. Esta presa, con sus 132 metros de altura, figura en el puesto número 12 de la relación de presas de mayor altura del país y la octava si reducimos la lista a las de tipo bóveda, lo que hace de estas presas “piezas de importantes dimensiones, elevado coste y complicada tecnología”, según Fernando Sáenz Ridruejo, Ingeniero laureado por la Real Academia de Ingeniería española y autor de numerosos libros. Sin embargo, Sáenz advierte que la de Soria es la más desconocida de las presas españolas, en el prólogo del estudio histórico realizado por Jaime González Gonzálvez, autor de referencia sobre la historia de los embalses e infraestructuras hidráulicas en Gran Canaria, tanto en sus libros como en su blog iagua.

Sáenz recuerda que esta presa tiene su origen en los primeros proyectos de los años 30 del siglo pasado, pero su proyecto final se presentó en 1959 y su ejecución se realizó entre 1962 y 1972. Una década. Por su parte, el autor del libro achaca las complicaciones de la obra a la dificultad para encontrar los áridos adecuados para los hormigones de la presa, así como una orden de paralización ministerial por no cumplirse las rectificaciones establecidas. De hecho, en los informes finales hay una frase lapidaria: "Admitimos que la presa de Soria no es ningún buen ejemplo de estructura de bóveda".

Tras destacar la importancia del trabajo realizado por Jaime González, Fernando Sáenz culmina su prólogo señalando su deseo de que “lleguen a buen puerto los estudios en curso, para un aprovechamiento complementario de esta presa, utilizando su vaso como depósito de un sistema hidroeléctrico de bombeo. La actual proliferación de la eólica y fuentes de energía que carecen de regulación, va a hacer cada vez más necesario el recurrir a la capacidad de las centrales hidroeléctricas para almacenar energía en las horas valle y suministrarla a la red en las horas punta”.

Esta frase es la que motiva el artículo, dado que el autor destaca la importancia de convertir infraestructuras de impacto paisajístico (cualquier acción humana tiene impacto, obviamente) para obtener el máximo aprovechamiento en sus posibles usos. Y esta presa se convierte en elemento fundamental para el proyecto de central  hidroeléctrica que dote a la isla de un ‘bidón’ que almacena agua y no aire, a la vez que actúa como una pila capaz de dar soporte al sistema eléctrico de la isla.

Otra de las características singulares de esta presa es que la iniciativa parte de una entidad privada: la Comunidad de Regantes de La Lumbre, presidida por un miembro de la familia condal, Pedro del Castillo y Bravo de Laguna, iniciativa fundamental para garantizar el abastecimiento de agua para las zonas de cultivo del sur de la isla y su posterior desarrollo turístico. Esto hace más sorprendente la iniciativa dado el elevado coste de la obra y la incapacidad del Cabildo para liderar este proyecto. La familia condal es promotora de otras infraestructuras hidráulicas como ‘la noria de Jinámar’, la enorme red condal para llevar agua a todas sus plantaciones, así como de la fábrica de cemento de Arguineguín y su cantera de puzolana en las proximidades.

El libro de Jaime González nos recuerda que en los primeros estudios sobre la viabilidad de esta obra participaron expertos extranjeros como el ingeniero Edmond Dardel, quien en 1933 comentaba que “La garganta donde se ha proyectado esta obra es una de las más notable y de las más impresionante que se pueda ver tanto al punto de vista de la configuración topográfica como al punto geológico. Creo que se trata ahí de un caso quizás único en estas islas y que a este sitio la naturaleza parece proponer y permitir la edificación de una obra de una amplitud inusitada”, por lo que se diseñó una propuesta de una presa de gravedad con planta curva y un muro de 90 metros de altura, lo que permitiría una capacidad de embalse de unos 11,7 millones de metros cúbicos (la capacidad actual es de casi el triple).

Para ello contaron también con Jacques Bourcart, un Docteur en sciences de prestigio internacional, quien visitó el barranco en 1933 acompañado por Edmond Dardel y Simón Benítez Padilla, por lo que Jaime González señala que “posiblemente se trate del primer estudio geológico realizado para la construcción de una presa en Gran Canaria por parte de un especialista”. El autor también me comenta que Benítez Padilla no podía imaginar lo que está en marcha en estos momentos, pero "fue quien hizo posible la construcción de Chira en vez de un tomadero, como estaba previsto, para luego enviar el agua hasta Ayagaures, pero hasta que llegó la iniciativa privada no se acometió el proyecto de Soria".

Pero no sólo se encontraron con el problema de los áridos para el muro, sino también se advertía a comienzos de los años 50 del alto coste que supondría “la dificultad de ejecutar la obra del canal (desde la cota 510 del Barranco de Soria hasta El Tablero de Maspalomas”. Y eso se conocía perfectamente porque durante siglos se había realizado todo tipo de canalizaciones, de tal modo que -hasta el año de inauguración de la presa de Soria-, “se había construido en la isla de Gran Canaria unos 152,7 kilómetros de canales y unos 534 kilómetros de tuberías. Auténticos trasvases de agua. Y patrimonio histórico”, señala González Gonzálvez, porque en la isla ya se habían realizado más de 7.000 obras hidráulicas entre presas, pozos, estanques, galerías, minas y conducciones. Una lucha titánica para obtener agua desde antes de la conquista.

Aún así, había quedado claro que las condiciones del terreno estudiado en el barranco de Soria eran excelentes, ya que en 1958 se presenta un proyecto que desplaza la instalación más abajo del barranco, según recoge el informe del ingeniero José Luis Fernández Casado, quien señala que el barranco de Soria reúne excelentes condiciones para establecer un embalse, tanto por lo que respecta a la impermeabilidad del vaso como a las condiciones de la cerrada. Puede decirse que el problema fundamental que se plantea es el derivado de la construcción de una presa de cierta importancia, cuya altura debe ser limitada prácticamente por las condiciones topográficas de la cerrada”.

Entre los impactos y acciones desarrolladas por y desde la obra, destacamos que aguas abajo se extiende unos 200 metros un gran depósito de hormigón y rocas, escombros y materiales sobrantes de la ejecución de la obra, desde hace casi 50 años, en diferentes etapas. Asimismo, se construyó una pista de 26 kilómetros para llegar hasta la obra con la maquinaria y equipos. De hecho, la obra precisó de las siguientes instalaciones: Grúas Derrick venteadas, torre de hormigonado, silo de cemento, silo de áridos, silo de arenas, estación de machaqueo de áridos, estación de clasificación de áridos, central eléctrica con grupos diésel, depósitos de agua, redes eléctricas, laboratorio y oficina, azud para toma de agua y estación de bombeo. De hecho, las características de la obra según las estimaciones realizadas por Macau Vilar, señalaban que sería necesario excavar más de 45.670 metros cúbicos en roca y unos 3.000 en acarreos; la previsión del volumen de hormigón previsto fue de 9.000 metros cúbicos en cimientos y otros 145.000 metros cúbicos en el cuerpo de la presa.

No obstante, en los diferentes boletines de obra se recoge que se tuvo que demoler -y verter en el barranco- varios miles de metros cúbicos de hormigón ejecutado en el cuerpo de la presa debido a que las pruebas realizadas demostraban que había que dar mayor margen de seguridad a la resistencia, tal como se advertía desde un principio por la dificultad de encontrar los áridos adecuados para hormigones. De hecho, la cantera que se encontraba dentro del vaso de la presa se agotó (y desechó en parte por su baja calidad), por lo que se inició la explotación de una nueva cantera en el barrio de Barranquillo Andrés, cuya calidad era superior. De los 3.000 metros cúbicos de hormigonado al mes que se venían ejecutando, se pasa a los 4.500 / 5.000 metros cúbicos al mes.

Jaime González publica en su blog otro trabajo sobre esta presa y las vicisitudes que tuvo para lograr información en 2011. Un proyecto tan importante para la isla, debe brillar por una transparencia exquisita en su tramitación, por lo que se ha establecido en este verano tras el confinamiento por la Covid-19 un periodo de información pública que fue prorrogado, así como se ha realizado una serie de condicionantes a la empresa que ejecutará las obras como es el soterrado del cableado que debía discurrir por parajes naturales por su impacto paisajístico. Cuestiones que son demandadas y uno de los fundamentos de las críticas de diversos colectivos, junto al del uso de grandes cantidades de explosivos para la construcción de la central próxima a la presa de Soria.

Como en casi todas las acciones, hay detractores y defensores. En este caso, la polémica afecta al uso de dos grandes obras de ingeniería como son las presas de Chira y Soria, en un momento en el que Gran Canaria debe garantizar su soberanía energética y el abastecimiento de agua ante las amenazas del cambio climático, con medidas que contribuyan a frenarlo y dar sostenibilidad al sistema. Los aprovechamientos de energías eólica, solar, maremotriz e hidroeléctrica pueden crear una combinación que garantice esos suministros a una población que se ha multiplicado por diez desde que comenzara a hablarse de construir una presa en el barranco de Soria, o el triple, desde que se culminó la obra… Las posiciones se enfrentan en torno a una oportunidad de contar con un recurso energético de gran importancia, y la amenaza de los impactos sobre un territorio en el que la naturaleza se desarrolla a su ritmo.

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sábado, 10 de octubre de 2020

Teror reinventa su marca turística

Un aspecto de la presentación de la marca.
El Ayuntamiento de Teror ha presentado la nueva marca turística que pretende reflejar una gran diversidad de atractivos que ofrece el municipio a los visitantes. El concepto de esta nueva marca gira en torno a un imagotipo que sugiere las formas de una huella dactilar y a la vez de una hoja de árbol. Creada por el diseñador Rubén Lezcanocontiene una gama cromática de ocho colores, que representan distintos elementos identificativos con Teror, el morado (religión y patrimonio), rosa (cultura y festejos), marrón (gastronomía), amarillo (agricultura, ganadería y artesanía), verde oscuro (deportes), verde claro (naturaleza), azul (agua) y celeste (tranquilidad, un modo de vida)”. Así lo explicaron la concejala de Turismo, Laura Quintana, y el técnico del área, Yeray González.

El lema es ‘Teror te deja huella’ y pretenden que las personas “que nos visiten, nos conozcan y sientan nuestro municipio como lo vemos los y las terorenses”. Atrás quedan los lemas de ‘Corazón verde de Gran Canaria’, ‘Corazón de Gran Canaria’ o ‘Un lugar para sentir’ que acompañaran los folletos de finales del siglo XX y comienzos del XXI.

El acto fue ameno y emotivo, con presencia y participación de varios personajes singulares del municipio como un ganadero, un herrero, una campesina… que aparecen en un vídeo elaborado por el periodista César Sar para su canal de Youtube ‘El Turista’, donde -por fin- aparecen otras zonas del municipio más allá de su casco. Sar fue quien condujo el acto ya que, con motivo de la pandemia, ha realizado una intensa labor de promoción del turismo de cercanía, en este caso de su tierra, el Archipiélago Canario, incluyendo un reportaje sobre Teror que estrenó en el acto de presentación de la nueva marca. Un acto que cerró señalando que "no hay dos huellas dactilares iguales, igual que no hay dos pueblos como Teror”.

Creo que conozco bastante bien la realidad de Teror y puedo afirmar que la marca no anda desencaminada, ya que desde hace siglos y por el carácter religioso de este enclave, tanto antes de la conquista como a continuación, es un centro de peregrinación de toda la isla. La historia señala que al lado de donde se encuentra la basílica había un enorme pino con unas características que atraía el interés de la población de toda la isla. De ahí que se diga que Todos los caminos conducen a Teror’ o que Teror es la villa más cantada de Canarias, en referencia a la enorme cantidad de temas del folclore isleño que cada año resuenan por las calles de la Villa, particularmente la víspera de la festividad del Pino, con motivo de la romería que sigue los patrones diseñados por Néstor Martín-Fernández de la Torre (en su ‘Boda canaria’) y que desarrollara Néstor Álamo por encargo del presidente del Cabildo, Matías Vega Guerra, convirtiendo este evento en un escaparate de tradición y musicalidad.

Teror, sin embargo, muere de éxito. Uno de sus alcaldes, Juan de Dios Ramos, en una entrevista me comentó que cada día llegaban unos dos mil visitantes a la Villa. Se les puede ver paseando en solitario, parejas, o en grupos con un guía que cuenta lo que hay en el casco histórico, incluso ayer a pesar de la casi inexistencia de turistas en las zonas turísticas. Un entorno hermoso, un par de tiendas -alguna original-, un par de cafeterías y poco más. No hay una oferta museística acorde al volumen de visitantes, no hay animación en la calle, no hay restaurantes de calidad con atracción gastronómica… No se creen, en definitiva, que el turismo puede dejar más rentas. Recuerdo a mediados de los 70 cuando con algunos amigos nos poníamos chaleco, faja y cachorro, con timple y guitarra cantábamos un par de isas y folías y recaudábamos para irnos de parranda todo el fin de semana. Hoy día, tras décadas de mercadillo, todavía siguen ofreciendo una imagen poco atractiva, cuando lo comparas con el buen gusto de las casetas de los mercadillos de cualquier ciudad del continente europeo.

Teror tiene que decidir si apuesta por el turismo, un turismo que se extienda a todo el municipio como lo es la realidad de las casas rurales o vacacionales que, precisamente, no se encuentran en el casco, lugar donde recae casi toda la inversión municipal. Así, quienes vienen a hospedarse y no a una rápida visita a la basílica (repito que poco hay más que ver), se encuentran con pistas con el asfalto en mal estado, poco seguras e invadidas por maleza, junto a una gran cantidad de viviendas conectadas a pozos negros donde vierten sus aguas residuales en el municipio que fue famoso por su Fuente de los Milagros, o que tiene la suerte de contar con una industria de aguas minerales de propiedad municipal.

Y de ahí salta la duda ¿cómo es posible que un municipio con ingresos y actividad comercial tan notable no tenga la mejor red de comunicaciones, saneamiento, limpieza y cuidado del entorno para consolidar su actividad turística? Espero que el resto de concejales de la Corporación tomen nota del mensaje del área de Turismo y se conciencien de la necesidad de actuar ya frente a décadas de abandono de esos barrios que se identifican más con la marca de Teror y sus valores más singulares y auténticos.

jueves, 8 de octubre de 2020

La segunda muERTE de César Manrique

Manrique manifestándose en Los Pocillos 1988
Hay personas que hacen de su vida una obra de arte, pero no sólo en el lienzo o en su entorno, su hogar, convirtiendo cada detalle en un mensaje, una obra de amor o una denuncia. Los/as hay también que llevan el arte a la sociedad, lo transmiten y comparten, educan y transforman a la comunidad en torno a una idea, a un proyecto común en el que el arte se respira, transforma el paisaje. Son personas con un aura especial que transmiten con su presencia, con su mirada. No hay que ser un genio artístico para poseer estos dones, pero los/as hay que alcanzan un nivel extraordinario, capaces de liderar sociedades para un cambio profundo.

Yo he conocido, conozco, muchas personas capaces de llevar el arte a la vida. He tenido la fortuna de vivir rodeado de personas que hacen del arte su modo de vida (incluído el propio Manrique), personas que lo viven pero no lo saben, personas que lo transmiten y son ‘asintomáticos’… Seres de luz que son fundamentales en la comunidad. Pero este periodo de tránsito de cada individuo por la tierra tiene su fin, Y César Manrique falleció en un accidente de tráfico en 1992, pero ha vuelto a morir en los Idus de marzo de este año, cuando el Estado de Alarma provocó la aplicación de un Expediente de Regulación Temporal de Empleo (ERTE) en la Fundación, creada para mantener el pensamiento crítico, pero que sigue cerrada, sin voz, siete meses después. Nuestro César, quien cruzó el Rubicón varias veces contra la corrupción y los desmanes paisajísticos y urbanísticos ha enmudecido desde entonces.

Y yo me resisto a perder su voz, su guía para afrontar el destino de estas islas (o del planeta) gracias a su lucidez de discurso y a su capacidad de convicción en el trato personal y frente a multitudes. Un artista que cuando veía un detalle que le horrorizaba, aunque fuera algo insignificante, acudía inmediatamente al despacho del alcalde o presidente del Cabildo para manifestarle su rechazo. Porque los detalles también importan, todos los detalles conforman la vida y César sabía que el tiempo corría en contra de la humanidad, de la naturaleza, del paisaje… Y por eso alzó su voz siempre que pudo contra lo que consideraba un atentado para el paisaje, al entender que es un escaparate para educar al residente y al visitante. Por eso convirtió Lanzarote en un destino de éxito turístico.

Por todo ello creo que la Fundación César Manrique debe encontrar una fórmula que permita seguir activa socialmente, para que todos los que creemos que el mensaje de César debe prevalecer, permanecer y actualizarse constantemente, podamos colaborar y contribuir a su difusión. Y hoy es más necesario que nunca. Un ERTE no debe silenciar la voz de César, menos aún cuando las medidas a tomar para salir de esta grave crisis pueden dar lugar a un retroceso sin precedentes en la preocupación ambiental que tuvo el artista lanzaroteño. Por el contrario, estoy seguro de que César habría alzado con más fuerza que nunca su voz, exigiendo hacer realidad su sueño, la ilusión compartida por una parte de la población de su isla, de las islas. Llevar el arte a la vida, como también hizo Néstor Martín-Fernández de la Torre.

Una lástima que la ilusión y el esfuerzo desplegado durante el centenario de su nacimiento se haya apagado coincidiendo, casi, con la celebración del 101 aniversario de su nacimiento. Ojalá que la Fundación pueda superar el ERTE, aunque sólo sea para recuperar la voz de César y escuchar su mensaje de futuro, de utopía y de una obra que sorprende a toda la humanidad.

martes, 6 de octubre de 2020

Los ERTE no quitan el frío a los europeos

París este fin de semana.
Todo el continente europeo ha entrado este pasado fin de semana en el frío, de forma radical porque este verano se prolongó hasta casi octubre. Esta situación, unida al Covid-19, obliga a socializar a la población de Europa continental y Reino Unido en espacios y locales cerrados huyendo del frío. Pero todos saben cuál es el único espacio -europeo, que ya no hay confianza con Turquía- donde se pueda socializar al aire libre (como impone este coronavirus) en terrazas, en la playa, en el campo... durante el otoño y el invierno, en vez de recluirse en sus casas porque el mal tiempo y la pandemia les impide salir salvo para lo imprescindible. Y en estos momentos muchas personas están pensando en Canarias.

La revista 'Science' publica un texto en el que anuncia pruebas abrumadoras sobre la transmisión del virus a través de la vía aérea y no por gotas, por lo que recomienda mantener y cumplir las medidas existentes (mascarilla, distancia y extremar la higiene de manos), a lo que añade llevar actividades al exterior, mejorar el aire interior con ventilación y filtración o purificación, y mejorar la protección del personal en riesgo.

Esas claves hacen más seguro nuestro territorio cuando el frío en el continente impide realizar actividades al aire libre. Pero en las islas no hacemos más que repetir los lamentos y plegarias para que lluevan turistas y volver a llenar los establecimientos alojativos sin desarrollar la oferta de espacios abiertos con menor riesgo de contagio y un 'seguro de sol',

Les habla el hombre del tiempo
Con nuevas informaciones
El cielo estará nublado
Y habrá nieve en las montañas
Algunos puertos cerrados
Y frio el resto de España
Solamente Canarias, conserva el clima primaveral
Tenerife tiene seguro de sol..
.
(Los Mismos. 1968)

Ésta es otra oportunidad para poder recuperar la actividad en el sector, pero previamente hay que repensar el espacio, el paisaje, el modelo, incluida la posibilidad de convertirnos en destino para turismo de ferias y convenciones. El clima de Canarias ya nos regala su magia, su leyenda, sus canciones populares nos lo recuerdan en cada tenderete pero no hemos hecho más que parcelar el territorio hasta el más mínimo espacio. La inversión y el riesgo empresarial se topa con una fiscalidad y un urbanismo que ha propiciado tipologías constructivas que no limitan el hacinamiento sino que lo han extendido por nuestro litoral. Por ello, quienes ofrezcan más aire libre, podrán atraer a esos turistas  que no quieren pasar meses encerrados.

Además, se debe extender la realización de test rápidos de antígeno viral, ya que es más fácil hacer el screening (cribado) a todo el que venga para detectar a algún contagiado y así garantizar la seguridad para residentes y visitantes. Una forma de actuar rápida y más económica que los PCR (menos de 5 euros cada test). Un visitante que pueda confiar en que está rodeado por personas que han pasado la prueba y, además, no puede contaminar el aire que respira, podrá encontrar el descanso, seguridad y buen clima en estas islas.

Ya no tienen que esperar horas o días. En pocos minutos se puede descartar si están contagiados -sintomáticos o asintomáticos- para garantizar la seguridad de los isleños y los demás turistas. Sin olvidar que aquí debe exigirse la responsabilidad y cuidado que deberíamos tener.

Sin embargo no veo que -salvo iniciativas particulares- las instituciones y propietarios de cafeterias, bares y restaurantes de las zonas turísticas de Canarias instalen terrazas, cubiertas anti lluvia y frío, mejora del espacio exterior... para que los europeos pasen el invierno en un destino europeo más seguro y con garantía de estar al aire libre confortablemente en vez de auto confinados.

Una inversión que, mejor pronto que tarde, tendrán que realizar y que funcionará a corto y largo plazo, aunque no vinieran los turistas, porque la disfrutarían y amortizarían en parte los canarios y peninsulares. Y es que para los del país y los importados seguimos siendo las Islas Afortunadas. Pero parece que con tanta disputa política y enfrentamiento social, nos hemos olvidado de nuestros atractivos y fortalezas, preocupados en mantener los ERTE prórroga tras prórroga, lo que además de hibernar nuestra fuerza laboral también ha hibernado nuestra capacidad productiva y competitiva, frenando la posibilidad de reacción para recuperar el sector económico que genera más de un tercio de nuestro PIB.

Es bastante contradictorio que, por un lado, se presuma de ser la primera potencia turística y, por el otro, no acometer reformas y plantearse el modelo de futuro a corto y medio plazo usando las herramientas disponibles para reactivar la economía, en un marco complicado pero ante el que se puede actuar como han demostrado otros países y destinos. Una demostración más de la falta de capacidad del sector público para actuar (al que no se le ha aplicado ERTE), mientras impone cortapisas y cita previa para cualquier trámite burocrático, mientras los comercios o los establecimientos turísticos atienden al público tras mamparas y jornadas cubiertas por mascarilla y bañadas en hidrogel.

Porque hoy (mejor ayer) hemos de buscar soluciones a esta multicrisis a sabiendas de que no podemos vivir en ERTE sine die. Un ERTE, además, que no ha venido acompañado de la exigencia de formación o de actividades de mejora que habrían permitido aprovechar tanto tiempo y dinero confinado.