Avión de Iberia en Gando (fotosantiguascanarias.org) |
Lejos de tratarse de un texto orwelliano (autor de la famosa novela 1984, donde surge la figura del 'Gran Hermano'), publicamos hoy un documento inédito que fue redactado por el que ostentara el cargo de Delegado Provincial de Información y Turismo durante los últimos años del franquismo y la transición, Pantaleón Quevedo Vernetta, un profesional preocupado por las Islas y su futuro. Este documento aporta una interesante información sobre una de las etapas más relevantes de la historia del turismo en Canarias, como es el arranque y consolidación del turismo de masas en las Islas, así como las vicisitudes de la situación de este sector en la crisis política que se vivió durante la transición a la democracia.
Asimismo, concluye su informe con un repaso histórico de datos estadísticos sobre llegada de turistas y establecimientos en la provincia de Las Palmas, que incluye los datos por municipio.
El texto constituye una interesante crónica en la que el autor divide en tres fases su argumentario: el pasado, presente y futuro del sector turístico, lo que visto desde una perspectiva de 27 años, con la consolidación de la España de las autonomías, la sociedad de la globalización y del desarrollo de las Tecnologías de la Información y la Comunicación, nos permite comprobar que existen unos principios sólidos que permanecen junto a unos cambios (en algunos casos vertiginosos) que han alterado todo el proceso de difusión y comercialización turística que eran inimaginables hace tan sólo 27 años.
Por su interés, publico íntegro el documento, salvo los diversos datos aportados en el mismo en las tablas que describen el número de turistas, alojamientos y otros, salvo la columna relacionada con la llegada de turistas a Gran Canaria:
Pasado
Desde principios de siglo, existía en Las Palmas, concretamente en la Isla de Gran Canaria, un típico y tradicional turismo inglés, propiciado por las grandes relaciones mercantiles que había entre Canarias y el Reino Unido (hay que recordar aquellos hoteles que antiguamente albergaban a este turismo, especialmente el Hotel Metropole, de gran tradición entre los ingleses que nos visitaban), pero ya adentrándonos en el Turismo como fenómeno de masas, es decir, en el Turismo ya popularizado, podríamos situar entre los años 1955-57 el inicio de la nueva etapa del mismo.
En aquellas épocas fueron los nórdicos, gracias a la iniciativa de Harding y otros pioneros que, con unos vetustos aviones DC-4 y DC-6, hacían una especie de recolección de turistas en los diferentes países escandinavos (Suecia, Dinamarca, etc.) con escala en Orly, pasaban luego por Lisboa o por otro aeropuerto del sur de Portugal y, finalmente, llegaban a Gran Canaria después de muchísimas horas de vuelo, los que abrieron la nueva era.
El impacto que tuvo el clima y la gente de Gran Canaria en las personas que nos visitaron utilizando estos rudimentarios vuelos charters, fue extraordinario y la capital pasó a ser el centro turístico más importante de la provincia de Las Palmas. Luego, la generalización del vuelo charter a nivel mundial, gracias a los precios muy reducidos que tenían estos vuelos en comparación con el de las líneas regulares, hizo posible la llegada masiva de clientes a Canarias, encontrándonos no solamente con turismo escandinavo sino con turismo alemán, inglés, etc; esto lo podemos situar aproximadamente a partir del año 1962, en que ya venían en cantidades más serias.
Si nos situamos en el año 1958, la capital de la Provincia, tenía aproximadamente 150.000 habitantes, la capacidad de camas que había para alojar a nuestros clientes foráneos era de unas 2500 camas en hoteles y pensiones, y 1500 camas más que se situaron en apartamentos que, en aquella época, aún no estaban regulados. Ese año visitaron Gran Canaria unas 23000 personas, es decir, menos de 2000 personas mensuales.
Hoy, como todo el mundo sabe, la capacidad de alojamiento de toda la provincia es de unas 115 – 120.000 plazas, de las cuales el 30% son hoteleras y el resto son extrahoteleras. El pasado año (1983) ya nos habían visitado 1.700000 turistas, es decir, que la población de derecho de la provincia de Las Palmas, que supera en poco los 700.000 habitantes, era ampliamente rebasada por el número de nuestros visitantes.
Para explicar estas enormes diferencias y este avance incontenible de la hostelería de la provincia de Las Palmas, a mi entender, hay un hecho que es determinante; y me refiero concretamente, al desarrollo de la Urbanización Maspalomas Costa Canaria. Esta urbanización fue la que, de una manera definitiva, abrió las puertas al turismo internacional al hacer posible que en una zona de la isla excepcional, en cuanto a playas y en cuanto a temperatura, se pudiera poner a disposición de este turismo una planta alojativa moderna y de calidad.
La idea de Maspalomas Costa Canaria, surgió a final de los años 50 y, después de muchas vicisitudes, se desembocó en un concurso internacional de ideas, al que acudieron equipos de arquitectos de todo el mundo, para finalmente, concederse el primer premio al proyecto de un consulting francés que, en líneas generales, es el que se siguió en el desarrollo de la zona, con las lógicas variaciones para adaptarlo a la situación de cada momento.
Esto produjo también un hecho y es que el turismo, que en principio había tenido su base en la ciudad de Las Palmas, poco a poco se fue desplazando al sur de la isla de Gran Canaria, no solamente por las condiciones climáticas que, ya digo, son excepcionales sino también porque la población de Las Palmas, por lo datos que acabamos de manifestar, se convirtió de una población tranquila, limpia y acogedora, en una población donde el ruido, la circulación de vehículos y la suciedad se incrementaron y, con ello, quienes querían descansar y estar tranquilamente tomando el sol en las playas o paseando por la ciudad, se vieron perjudicados en sus deseos.
A todas estas, habría también que hacer una referencia a las islas de Lanzarote y Fuerteventura. En la isla de Lanzarote solamente había unas pensiones y el Parador Nacional de Turismo, que desempeñó un importantísimo papel, como todos los Paradores, en abrir al turismo una isla que, poco a poco, se convertiría en la gran estrella del Archipiélago Canario. El Parador hubo de ser ampliado y luego, cuando el número de hoteles y de apartamentos, ya no hacía necesaria su presencia, ante lo deteriorado de sus instalaciones, se optó por cerrarlo pero, como acabo de decir, después de cumplir, con creces, su misión de ser una avanzadilla a la iniciativa privada.
Por lo que se refiere a Fuerteventura hay que destacar también que dos alemanes –uno de ellos arquitecto-, que habían sobrevolado la isla cuando llegaban a descansar a la isla, se quedaron verdaderamente asombrados de la sucesión interminable de playas y de la temperatura que había en la zona sur de la misma, en Jandía. Estos dos pioneros del turismo alemán hacia Fuerteventura, construyeron un hotel, aunque pequeñito, el ‘Casa Atlántica’, que posteriormente fue objeto de unas adiciones y de unos aumentos que le hicieron perder un poco su carácter de hotel plenamente integrado en el paisaje; porque era una edificación de muy poca altura, alargado, casi adosado a unas colinas cercanas a la playa de Jandía y que, ya digo, supuso en aquella época, en que no había nada prácticamente en Fuerteventura, el punto de arranque de la magnífica planta hotelera de la Isla.
Presente
En estos momentos podemos afirmar, sin triunfalismos de clase alguna, que la provincia de Las Palmas posee una planta hotelera y extrahotelera no solo abundante sino también de una calidad media muy estimable. Salvo algunos casos, nuestros establecimientos o son modernos o han sido modernizados recientemente y la preponderancia de los apartamentos y bungalows sobre los hoteles propiamente dichos se adecua a la procedencia y clase de nuestra clientela.
Asimismo, la oferta complementaria (restaurantes, cafeterías, salas de fiestas, discotecas, etc.) puede rivalizar, sin desdoro, con las mejores zonas turísticas europeas; y la recepción, traslados, excursiones, etc., están garantizados por la organización, número y experiencia de unas agencias de viajes muy solventes y por unos transportes modernos y bien cuidados.
Si nos preguntáramos cuál fue el atractivo determinante para que las personas que vivían en países tan lejanos al nuestro tuvieran como meta el pasar sus vacaciones en Canarias, yo las resumiría, en primer lugar y de forma auténticamente destacada, en el clima, que a lo largo del año sufre muy pocas oscilaciones; que en verano es muy benigno, que no es agobiante como en otros sitios; que en invierno prácticamente es una eterna primavera y que, en todo tiempo, permite que quienes vienen a pasar sus vacaciones con nosotros puedan disfrutar de las playas y del variadísimo paisaje que tienen las islas.
En segundo lugar, es preciso destacar, como atractivo importante, a las playas: por ejemplo, la isla de Fuerteventura, que tiene las mayores, dispone de 54 kilómetros de playas en sus costas, con una superficie de arena que supera los dos millones de metros cuadrados. Estando caracterizadas por la limpieza de sus aguas, la finura de su arena y por la posibilidad de ser disfrutadas a lo largo de todo el año. Tanto Gran Canaria como Lanzarote también poseen unas magníficas y extensas playas de características similares a las de Fuerteventura.
Otro de los factores que hace que sea destacada nuestra provincia como destino turístico de primera categoría, está en sus hombres, en la hospitalidad de los canarios que, cuando en la mayor parte del mundo existe una gran crispación en las relaciones humanas, se desviven por hacer grata la estancia de nuestros visitantes. Creo que el valor que tiene esto no ha sido destacado lo suficiente, a mi entender, siendo una de las bases en que se han fundamentado el desarrollo turístico de Las Palmas.
Finalmente, también quisiera aludir a otro aspecto en el que se basa nuestro éxito; me refiero concretamente a la distancia de Canarias de los países de donde el turismo nos viene. Como todo el mundo sabe, nuestra clientela viene principalmente de Europa: de los países nórdicos, de Inglaterra, de los Países Bajos, Alemania, Italia, etc., así como de la Península. Según las técnicas aeronáuticas, los vuelos de una duración de 4 a 5 horas son los óptimos para la rentabilidad de los charters y ese promedio de duración es el que nosotros tenemos.
Por otro lado, actualmente ya no existe, como en otras zonas turísticas del país, lo que llaman estacionalidad; es decir, que haya épocas en que, por la falta de clientela, tienen que cerrar los hoteles, con los consiguientes perjuicios no solamente para los propietarios sino muy especialmente para los trabajadores. Aquí en Canarias no se da esta estacionalidad y nuestros trabajadores, a lo largo de todo el año, tienen un puesto bastante seguro y bien remunerado (dada la situación en que se encuentra el país en este aspecto laboral), circunstancia a la que habría que darle el gran valor que comporta.
Pero no todo es de color de rosa sino que subsisten deficiencias y dificultades sin resolver. Existen algunos de los problemas que en estos momentos todavía están planteados.
Por una parte me refiero a nuestra dependencia de los vuelos charters y a que éstos, a su vez, están estrechamente ligados al precio del queroseno. Afortunadamente, después de la gran crisis que hubo cuando los países árabes dieron un frenazo a los suministros y elevaron su costo, que nosotros sufrimos en propia carne y que fue una de las causas de que al final del 78 hubiese una recesión, la situación ha variado y puede decirse que nos hemos recuperado.
Sin embargo, es, por lo menos extraño, que el precio del queroseno para estos vuelos charters sea en Canarias el 20% aproximadamente más caro que en la Península; esta circunstancia ya está puesta en conocimiento de las autoridades del sector y se espera que en poco tiempo quede resuelto.
Otra de las dificultades iniciales fue el rápido aumento de nuestros establecimientos que hizo, a su vez, que los profesionales que pasaban para a trabajar en los mismos no tuviesen una formación previa lo suficientemente grande e intensa para funcionar a la perfección. Necesitamos, por ello, no solamente que la Escuela de Hostelería que actualmente funciona en el antiguo Hotel Santa Brígida, tenga la dotación económica e imparta las enseñanzas que se necesitan sino, además, que se pudiera establecer en las demás islas unos centros similares.
En cuanto a la seguridad ciudadana, que es otro tema que salta mucho a la prensa y a la opinión, creo que se ha ganado muchísimo de unos años acá, pienso que el nivel de seguridad que tenemos, comparado con el de otros lugares turísticos es francamente bueno; ello no quiere decir que no existan algunos hechos delictivos si se tiene sobre todo en cuenta que aquí cada año nos vienen a visitar unos 2.000.000 de personas.
En cuanto a los precios hay que decir que, cuando se liberalizaron, se produjo una especie de explosión y sus aumentos fueron espectaculares, coincidiendo además con el problema del petróleo, lo que determinó un descenso momentáneo en cuanto a la recepción turística.
La calidad de vida que existe en Canarias es mejorable, hay un verdadero esfuerz por parte del Patronato Provincial de Turismo, de Ayuntamientos, etc., en ofrecer unas islas limpias y gratas, para visitar y para vivir. Desgraciadamente no en todos sitios se ha logrado, aunque podemos poner el ejemplo de Lanzarote que tiene unos campos y unos pueblos de extraordinaria limpieza.
Es preciso por otra parte aludir a los problemas de infraestructura que, como todo el mundo sabe, están resueltos parcialmente pero en gran parte están pendientes, sobre todo de cara al futuro. Me refiero a la dotación de agua en las tres islas, ese gravísimo problema que aún no hemos resuelto definitivamente y que sin embargo, gracias a las potabilizadoras, gracias a que existen posibilidades de utilizar energías alternativas cuando se perfeccionen y a traer el agua en buques tanques desde otros lugares donde sobra y a unos precios bastante asequibles, hace que la esperanza se mantenga por un futuro más tranquilo en este extremo.
Futuro
Y ahora, hablando un poco del futuro, es preciso matizar lo siguiente: Seguimos contando con un extraordinario clima, este es un hecho incontrovertible y, además, al que no podemos estropear los canarios. Seguimos estando a una distancia óptima respecto de los centros emisores de turismo de Europa, que es nuestra gran cliente. Seguimos contando con la hospitalidad del canario. Seguimos teniendo la posibilidad de que los profesionales que, incluso, accedieron a nuestra industria sin mayor formación funcionen a pleno rendimiento. Y seguimos contando con una aceptable promoción por parte de los organismos oficiales y también de las personas que han ido pasando sus vacaciones aquí y que al regresar a sus países, han ido haciendo la mayor de las publicidades, es decir, la de boca a oído.
Por otra parte, la Administración se dio cuenta hace tiempo de la necesidad de no dejar a la improvisación el desarrollo futuro de nuestras Islas y así ya existen dos magníficos estudios, los Planes de Ordenación de la Oferta Turística de las islas de Lanzarote y de Fuerteventura.
En ellos se dan, después de examinar todas las posibilidades de infraestructura de personal, etc., de las dos islas, unas líneas generales para el desarrollo a corto plazo en Fuerteventura, ya que se contempla el límite del año 1990, y a medio plazo en Lanzarote, ya que el límite que se puso fue el año 2000. Está pendiente la realización del de la isla de Gran Canaria. Estos planes tienen un indudable valor para que después los ayuntamientos, que son soberanos, en cuanto a su desarrollo urbanístico, puedan incluir, entre sus planes de ordenación, esas grandes líneas maestras, que pueden ser adaptadas o variadas según las circunstancias, pero que, en definitiva, lo que significa es que no se puede dejar a la iniciativa privada la planificación de nuestro futuro sino que es necesario contar con un instrumento legal y urbanístico que evite los abusos y la improvisación.
Por todo ello, tenemos una gran confianza en el porvenir turístico de nuestra provincia, salvo que hechos que nos sean ajenos puedan incidir negativamente en el mismo.
Si hasta hace poco tiempo, nuestro desarrollo ha estado ligado a algunas decisiones que habían de tomarse en Madrid, ahora seremos los propios canarios quienes hemos de resolver nuestro futuro.
Por ello, el Gobierno Autónomo Canario tiene ante sí el gran reto de consolidar y aumentar nuestro sector turístico, con la indispensable colaboración de la iniciativa privada, que ha sido, indiscutiblemente, el gran soporte, el gran motor de aquel.
Me consta que las máximas instancias del Ejecutivo canario son conscientes de la importancia capital que tiene el turismo para la economía de las Islas y de lo que este significa desde el punto de vista social; no sólo para quienes participan directamente en la industria turística sino también para aquellos –numerosísimos- a quienes alcanza el ‘efecto multiplicador’ del mismo.
Confiamos en ese futuro.
Pantaleón Quevedo Vernetta
Número de turistas llegados a Gran Canaria
- 1953: 16.498
- 1954: 14.344
- 1955: 15.039
- 1956: 15.263
- 1957: 22.595
- 1958: 23.701
- 1959: 24.977
- 1960: 45.521
- 1961: 58.196
- 1962: 73.224
- 1963: 100.546
- 1964: 137.469
- 1965: 191.663
- 1966: 243.109
- 1967: 284.453
- 1968: 335.246
- 1969: 384.479
- 1970: 466.632
- 1971: 595.832
- 1972: 707.414
- 1973: 777.583
- 1974: 898.404
- 1975: 906.010
- 1976: 960.789
- 1977: 1.171.588
- 1978: 1.034.065
- 1979: 1.084.526
- 1980: 1.022.660
- 1981: 1.093.043
- 1982: 1.191.186
- 1983: 1.301.916