Antonio Morales en un acto electoral. |
Antonio Morales Méndez es el político que cada campaña electoral era esperado para que liderara otras propuestas en la isla. Una espera que aumentaba junto a los apoyos y deseos de numerosos ciudadanos para que llevara más allá de su Alcaldía de Agüimes una forma de liderazgo político que era refrendada mayoría absoluta tras mayoría absoluta, con una evidente proyección exterior que superaba incluso el territorio insular. El reconocimiento no se limitaba a su eficaz gestión de las arcas municipales, sino que sorprendía en todo el Estado por sus iniciativas culturales, sociales, educativas, de apoyo a la gestión energética y a la sostenibilidad, medidas medioambientales y de atracción turística, entre otras muchas.
En las recientes elecciones locales y autonómicas, Morales encabezó una candidatura al Cabildo Insular de Gran Canaria que logró ser la lista más votada (todo un hito para el nacionalismo en la isla), dejando en su pueblo la marca local Roque Aguayro para presentarse por la marca surgida de la mayor escisión sufrida por Coalición Canaria: Nueva Canarias. Marca que estuvo estancada en la isla y tampoco cuenta con el apoyo necesario en la más importante circunscripción de la isla: Las Palmas de Gran Canaria. La negativa a que Morales encabezara la candidatura insular en 2011 y los pactos contra natura (PNL, PIL, CCN, IF...) mostraban una obsesión por lograr representación a toda costa que no conciliaba con la imagen y planteamientos del político agüimense y pasarían factura electoral a sus impulsores.
La victoria cabildicia del pasado 24M pudo haberse truncado si José Manuel Soria no hubiera errado estrepitosamente al enfrentar a su principal activo en Gran Canaria, José Miguel Bravo con el PP, y si no hubiese impuesto una lista con escasas posibilidades de éxito entre los que la encabezaban, dejando en la zona más incierta a los tractores de votos populares en la isla. Igualmente hay que reconocer que la aparición de Podemos le restó votos a Morales (algunos que 'prestó' Nueva Canarias a la marca de los indignados en las elecciones europeas y no los recuperó).
Pero, sobre todo sigue pendiente superar el divorcio entre los votantes de la ciudad más poblada de Canarias y el nacionalismo, desde que fracasara (no analizo aquí las causas) el experimento que puso en marcha Unión del Pueblo Canario en la capital al conseguir mayoría en la primera Corporación elegida democráticamente, liderada por Manuel Bermejo hace 36 años.
Ahora, Morales podrá presidir el Cabildo recurriendo al pacto con el PSOE, complementado con Podemos o con Coalición Canaria. O con ambos, ya que con los socialistas se quedan a un consejero de la mayoría absoluta. Así que, el dilema está en si incorporan a Podemos o a CC, o a ambos, lo cual están ahora mismo debatiendo Morales con su grupo (y con la venia obligada de los socialistas). Saben que, por un lado, la isla necesita de una mayoría suficiente y estable, por lo que podrán encontrar apoyos suficientes en uno u otro lado en caso de que Podemos (o CC) no respalde al presidente en algunas decisiones, lo que añadiría problemas a la necesaria colaboración/convivencia entre NC y PSOE como socios fundamentales. Y es que por mucho que se pacte un programa de Gobierno, el día a día precisa de decisiones que siempre darán motivo para la discusión y la búsqueda de acuerdos, por lo que el presidente insular debe tener opciones para poder tomar decisiones que sean refrendadas por una mayoría.
Por otro lado, aparte de las matemáticas electorales que han dispuesto las fórmulas posibles de gobierno, Morales tiene una gran responsabilidad personal como lider nacionalista más allá de las fronteras entre Arinaga, Guguy, el desaparecido Dedo de Dios y Las Isletas, y es que a finales de año habrá un profundo cambio político en España en el que Canarias se juega su futuro: Reforma del Estatuto, aprobación del REF Económico, reforma electoral, recuperación de los convenios de inversión con el Estado... Y el nacionalismo canario lo sabe. Y también reconoce que si no lo lideran los harán otros nuevos actores que han entrado en escena como un temporal (que no se sabe si pasará de largo o se quedará, como sucediera con Unión del Pueblo Canario) desconocido en la breve historia democrática de España.
De ahí que muchos líderes y organizaciones de todas las islas estén a la expectativa de las decisiones y el liderazgo que pueda desarrollar Morales (que superó ampliamente en apoyo electoral a Román Rodríguez o Pedro Quevedo en sus respectivas circunscripciones) para la nueva etapa que busca/necesita el nacionalismo canario sin los Dimas e Ignacios con los que apuró demasiado el proceso Román Rodríguez en los anteriores comicios que estancaron el proceso de posicionamiento de su marca electoral y le ha supuesto un coste en votos.
De esas decisiones que tome Morales hacia los nacionalistas que se consolidan en el resto de las islas (que continúan sin presencia institucional de NC) podría dar sentido a la apuesta de otros líderes (principalmente el lider nacionalista majorero, Marcial Morales y el cambio de actores en Tenerife) para que sea el próximo candidato a presidir Canarias y acabar con la etapa territorialista/insularista del actual nacionalismo que ya toca a su fin, tanto por la evidente pérdida de apoyos como por el propio reconocimiento que hacen sus líderes de la situación de bloqueo o de callejón sin salida en el que se encuentran, sin saber cómo actuar para reinventar el nacionalismo y evitar su desaparición, con el impulso y liderazgo suficiente para promover un modelo que facilite el desarrollo de todas las potencialidades de las islas desde una estructura administrativa, política y representativa que satisfaga a los ciudadanos isleños, que son todos en igualdad de condiciones, tanto para la distribución de recursos y servicios como para poder decidir con su voto.