En realidad, se trata de un turismo climático que pasa el mayor tiempo posible en la isla (de ahí que lideremos el ranking mundial como destino que más repiten los turistas). Y al ser turismo se rige por un mercado variopinto y en constante evolución. Estos turistas son personas que vienen casi exclusivamente por el clima y el sol junto a una piscina y palmeras. Y así pasan una temporada -mínima o lo más amplia posible-, por lo que podría considerarse como una segunda residencia en la que logran efectos saludables evidentes en el organismo y en el ánimo. Sobre todo para una población europea de jubilados 'madurescentes'.
Pero ese incremento de posibles turistas mayores y con más tiempo de estancia (más bien temporadas) tendremos que pensar y prepararnos para ese aumento de la demanda por un cambio climático que hará que en sus países de origen sean más frías o calurosas las estaciones, incrementando las migraciones en busca de un clima más saludable. Sin olvidar que al ser islas nos afectará también el cambio climático por el aumento del nivel del mar o que enfrentemos temperaturas más radicales como para hacer nevar o granizar en los viñedos de La Geria o la playa de Las Canteras.
Paisaje inusitado de La Geria. |
Aquí viene cada vez más el turista climático apoyado y motivado por sus condiciones socioeconómicas. Jubilosos -y no tan mayores- que han trabajado décadas en industrias o servicios y que están deseosos de disfrutar plenamente de cada segundo durante los meses que sea posible aunque no entiendan una palabra de español y sus placeres gastronómicos sean el menú de Ikea o una pizza. Han cambiado muchas horas de lectura encerrados/as y cada vez más solitarios junto a la chimenea, para venir a leer en la hamaca o la terraza (ojo: ¡no hay literatura canaria publicada en su idioma!). Ahora les sobra tiempo como nunca tuvieron para ellos y buen tiempo para disfrutar. Es en lo que se ha convertido sus vidas.
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Pero además de que crecerá la demanda de jubilosos/jubilados hemos de prestar atención a la evolución, proyecciones y escenarios del cambio climático como factor de transformación del turismo. Y máxime en este destino que geográficamente es el trópico europeo favorecido hasta ahora por las corrientes oceánicas. ¿Cuántos turistas vendrán y por cuánto tiempo? ¿Cómo atenderlos y que contribuyan al bienestar de los isleños? ¿Por qué se suspendió la Agencia del Cambio Climático en Canarias y no se ha creado el Comisionado? Si llevamos siglos siendo destino de turismo climático ¿cómo es que hemos dejado en ruinas los históricos balnearios o no hemos recuperado el Centro Helioterápico? ¿Acaso no merecerían su restauración y explotación aunque se dediquen a otros fines...? Por el contrario, hemos crecido en oferta de SPA y otros servicios de bienestar, pero olvidando los recursos y productos originales.
Como verán hay muchas incógnitas -y muchas más que podría plantear- y oportunidades para el desarrollo turístico con el clima como objeto, pero también amenazas, numerosas y muy serias. Deberíamos estar más atentos y hasta preocupados por la falta de acción turística que vaya más allá de mostrar logotipos en Fitur y hasta para esto chocamos o estamos mal asesorados...