lunes, 21 de enero de 2019

Dag & Natt y la sorprendente prensa turística de Gran Canaria

Varios ejemplares del periódico Dag & Natt
Ya les he hablado en otras ocasiones del papel jugado por la prensa turística isleña y los sorprendentes casos de publicaciones como 'Canarias Turista' (1910-1931), 'Isla' (1946-1969) o 'Costa Canaria' (1965-77). Todas ellas fruto de la iniciativa de isleños con un gran esfuerzo, una distribución fuera de las islas y de España muy importante que contribuyó a divulgar el destino. Ha habido otras iniciativas de menor duración, pero también hay ofertas periodísticas exclusivamente para el turista que nos visita, lo que ha dado lugar en los últimos años a un abanico de publicaciones (alguna puede que haya desaparecido) que abarca numerosos países e idiomas europeos: Welcome to Gran Canaria (inglés/castellano); Dagnatt (escandinavos); Gran Canaria Olé, Viva-Canarias, Wochenblatt (alemán); Vivi le Canarie (italiano); Gran Canaria Actueel (Holandés); Canaria Journalen (noruego); UXXS Magazine (LGTB en inglés/español). Si bien casi todos tienen una presencia en internet y algunos en papel, hoy hemos de hablar del caso de Dag & Natt (“Día y noche”) por convertirse en uno de los medios más longevos en lengua extranjera (para turistas y residentes escandinavos), tras cumplir 20 años de presencia ininterrumpida en la isla.

La artífice y mantenedora de esta publicación es Bente Storsveen Akervall, quien recordó en un encuentro con colaboradores, amigos, patrocinadores, representantes del Patronato de Turismo del Cabildo, del Ayuntamiento de San Bartolomé, la cónsul de Suecia, Dunia Cubas, y la vicecónsul de Noruega, Li-Ann Sylling, Pepe Dámaso, Pedro Franco, artistas nórdicos afincados en Gran Canaria como Rune Johansen o Tara Djume, el cocinero nórdico Stena Pettersen (restaurante 'Qué tal', en Mogán) que hizo una degustación propia de su gastronomía... Todos seguidores de los avatares de esta aventura periodística radicada en Gran Canaria y centrada en su evolución turística “y todas aquellas actuaciones que han dado lugar al éxito de la isla entre los diferentes pueblos escandinavos”. En este tiempo ha habido “años con récord, de incertidumbre y hasta algunos que podría definir como 'aburridos' para una periodista”, pero el turismo se consolida y crece para los escandinavos que tienen este territorio casi como su segunda residencia.

Bente destacó el impresionante cambio vivido en estos años: más de 60 millones de personas disfrutan sus vacaciones en Gran Canaria de los cuales los nórdicos representan más de una cuarta parte. Hace veinte años, el turismo nórdico representaba el 19,4% del total del Turismo Internacional en esta isla. Este año, la cifra estimada terminará en casi el 26%. “El desarrollo es impresionante... Pero también previsible, ya que Gran Canaria es el lugar preferido para el turismo nórdico en el mundo”, afirmó.

Uno de los factores de éxito de un periódico es su independencia y Dag & Natt la ha mantenido contra viento y marea, con críticas que han servido para mejorar y aumentar la red de gente interesante e historias de un territorio tan pequeño con la característica de estar vinculado a grandes acontecimientos históricos mundiales que sorprenden a millares de escandinavos.

Pero, como periodista, Bente rechaza que haya agotamiento y afirma que “hay mucho por descubrir en esta isla que ha dado tanto, y mucho. Y mientras haya gente habrá historias. Somos jóvenes, con sólo veinte años. Nos sentimos invencibles y listos para los nuevos desafíos. Queremos disfrutar de este momento, nuestro mejor momento, ante un futuro que desconocemos pero en el que queremos que Dag & Natt continúe acompañando el desarrollo de Gran Canaria, como lo ha hecho durante veinte años, con un éxito común que queremos ampliar”.

Dag & Natt es una ventana abierta a un gran número de turistas o residentes nórdicos. Un perfil objetivo de lectores sin opción a errores, al igual que las otras publicaciones en lengua extranjera para turistas. Sería interesante comprobar el apoyo (la promoción) en estos soportes por parte de algunas instituciones y preguntarse a qué se debe tal desinterés. Probablemente, si se dieran las cifras que se gastan en medios, nos encontraríamos con que el objetivo tiene bastante poco que ver con el turismo...

sábado, 19 de enero de 2019

Homoturis es la especie indisoluble de las masas

Candados en un puente de 'recuerdo'
Más de mil trescientos millones de personas 'hicieron' turismo en 2018, según afirma la Organización Mundial del Turismo. El 18% de la población de un planeta en el que 11 de cada 100 empleos están relacionados con el turismo. Sin olvidar que las estadísticas no son ciencia exacta porque hay muchos que viajan muchas veces y muchísimos que no se desplazan nunca (por lo menos como turistas), pero nos indica una realidad cuantificada. Aún así, son demasiadas personas que suelen coincidir en los mismos lugares (los hay más famosos o de vida efímera) y también en la misma época con el verano como temporada estrella, a pesar de que cada vez hay más destinos turísticos y más formas de practicar el turismo.

Con dicha cifra, tenemos que cada segundo cuatro turistas salen en busca de un destino en el planeta. La magnitud de los desplazamientos no debe medirse sólo en movimiento de personas sino también en la conectividad necesaria para hacer posible el crecimiento del Homoturis, especie evolucionada de los homínidos ociosos o inquietos que destaca como fenómeno de masas. También se puede calcular el impacto (consumo, residuos, uso de espacios protegidos...) pero normalmente se destaca el volumen de negocio, impuestos recaudados, inversión y puestos de trabajo que genera.

Pero vamos a la transformación del Sapiens en Homoturis. No es ilógico o inverosímil. Por el contrario, el ser humano lleva el viaje en su ADN buscando alimentos o 'riquezas' y mejores condiciones de vida pero nunca en la historia de la humanidad se había alcanzado tal desarrollo de la actividad viajera. La lucha por la supervivencia y la búsqueda de oportunidades ha dado paso a lo que anunció la capacidad inventiva de figuras como Leonardo da Vinci o Julio Verne que anticiparon cómo evolucionaría el viaje de la humanidad, imaginando las naves y el mundo que éstas harían posible por su capacidad de desplazar grandes cantidades de personas. Leonardo con el renacimiento de la confianza en el hombre y en su vocación viajera, o Julio Verne y su comprensión de la sociedad industrial que adelantó la posibilidad de viajar a todos los rincones del planeta y del espacio, incluso con la cita de las Islas Canarias en su novela 'Thompson & Co', donde anticipa el negocio de la turoperación.

Un constante esfuerzo de construcciones que también contó con trágicos fracasos que conmocionaron al mundo: Titanic, Hindenburg, Challenger, Columbia... A pesar de ello, el Homoturis persistió y convirtió el siglo XX en la época del gran salto en movilidad y conectividad. Se redujeron las distancias/tiempo para moverse por el planeta. En 1914 se podría tardar más de 40 días en llegar desde Europa a los puntos inexplorados, con todo tipo de riesgos. Hoy día los destinos más complicados se encuentran a sólo un día y medio de trayecto. La navegación marítima o aérea llega prácticamente a todo el mundo y las conexiones por satélite e internet tejen una red de comunicaciones que cubre el planeta.

El Homoturis tiene el mundo en sus manos. Nunca tanta gente pudo viajar tantas veces y a tantos lugares en tan poco tiempo. Y provoca el surgimiento de fórmulas para dar respuesta a un negocio fundamental para completar el triángulo: tiempo, distancia y destino/espacio. Un objetivo económico con muchas opciones que, afortunadamente, se encuentran en este continente en miniatura: Alojamientos de calidad en todas las categorías; Oferta de clima paradisíaco para el 'solyplayero' sea todo incluído, lowcost, por libre o nómada digital. Todos encuentran ocio muy variado y seguridad europea.

Pero el Homoturis no es único o fabricado en serie. Sus gustos son también dispares y evolucionan. Aún así, es el causante de la agonía de diversos destinos turísticos a consecuencia: Venecia, Amsterdam, Praga o Barcelona donde millones de personas alteran la vida cotidiana de sus habitantes. Es la lucha entre el sector que supone el 10% del PIB mundial, y sus consecuencias menos gratas que extienden -con razón o no- la palabra 'turismofobia'.

2017 fue declarado por la ONU como año internacional del Turismo Sostenible para el Desarrollo, para no “comprometer la capacidad de las generaciones futuras de satisfacer sus propias necesidades”. Buenas intenciones que chocan con la obsesión de las administraciones por el crecimiento del número de turistas como si ésta fuera la variable sobre la que ha de pivotar su acción política con recursos públicos. Y, frente a la marabunta o el tsunami, se promueve inocentemente y con escasa convicción 'empujar' a los visitantes a nuevos destinos o productos, crear tasas, moratorias hoteleras o perseguir los pisos turísticos en una guerra mundial sin final.

Pero la realidad es bien distinta: se calcula que antes del 2050, la cifra de turistas se habrá triplicado y también los riesgos de su masificación. Una realidad que ya permite ver sus efectos en el “síndrome de Venecia” con una creciente llegada de visitantes frente a una población menguante que abandona la ciudad comprobable en un escaparate con la cuenta atrás de la diáspora de habitantes del núcleo histórico. Amsterdam también trata de aliviar la presión en el centro: sacando a los turistas y multando con severas sanciones a los pisos turísticos que incumplen unos límites restrictivos. El Ayuntamiento con el apoyo de empresarios y asociaciones vecinales, se preocupan por armonizar los beneficios del turismo y la calidad de vida para sus habitantes. En Praga, el número de visitantes no ha parado de crecer desde la caída del comunismo. Pero el desorbitado aumento del precio del metro cuadrado de la vivienda expulsa a la población local del centro.

En el caso de Barcelona, tras el año olímpico, las cifras de turistas, estancias, cruceristas se han multiplicado sin parar. Se habla de 40 millones al año. A pesar de que un 90% de población opina favorablemente del turismo, la masificación y la burbuja de precios inflan la turismofobia, una palabra que comienza a colarse en eventos y encuentros, un lema que debe llevarnos a reflexionar sobre lo que hemos hecho bien o mal. Y si nos fijamos en nuestro territorio, creo que podemos estar orgullosos de lo realizado por visionarios como Néstor Martín-Fernández de la Torre, o César Manrique... quienes realizan una importante labor de pedagogía en la población isleña y en productos turísticos capaces de concienciar y a la vez satisfacer las aspiraciones de los visitantes y, además, con vistas a educarlos en la contemplación y disfrute del clima, el paisaje, la etnografía, la naturaleza, la arquitectura y todo aquello original o creado para el turismo.

Pero esa labor de concienciación y educación no figura entre las prioridades o actividades de los organismos públicos. Como hemos dicho, se habla de tasas, de controles, de sanciones, pero no de educación. Y así tenemos unos resultados fruto de las modas y del impacto de miles y miles de personas que creen que poner un candado en un puente es parte del paquete turístico, o amontonar cayados en una playa, o pretender acudir en masa a un lugar de moda. Es el Homoturis en su versión más maleable y que es considerada casi exclusivamente como negocio y no como una oportunidad para educar en el diálogo y el conocimiento sobre un mundo en el que todo está al alcance de cantidades ingentes de personas capaces de arrasar o de encumbrar un destino.

'Cayaos' apilados en una playa de Tenerife por turistas.
Plaza de San Marcos en Venecia.

jueves, 3 de enero de 2019

Jane Millares Sall se hace libro


Portada del libro.
Enero de 2019. Con el nuevo año llega a la isla el libro planteado y esperado desde hace años, la obra que recoge la vida de la artista Jane Millares Sall (Las Palmas de Gran Canaria. 1928). Una publicación que lanza una editorial peninsular con colaboración del Cabildo de Gran Canaria. Un tomo que explica el arte en una vida. Un trabajo de investigación de más de una década por parte de Laura G. Morales, en torno al arte, a Jane, a la saga de los Millares y sus luchas, a la vida cultural de la isla y sus limitaciones, a las demandas culturales y de libertades durante una dictadura, a cómo una mujer logra el reconocimiento en su evolución original y creativa, a la intensa actividad de la saga familiar en las letras, la pintura, la música, el folclore, lo canario y la búsqueda de libertad. Todo esto conforma el libro sobre Jane, un manual que permite comprender el esfuerzo de esta 'generación' para hacer del arte una referencia social y popular. Un arte que quería llegar a toda la comunidad.

También es la historia de una mujer artista en una saga de artistas hombres. Desde la figura del notario, historiador, compositor y escritor, Agustín Millares Torres (1826/1896), tres mujeres son las primeras de esta saga en dedicar su vida al arte: Lola de la Torre Champsaur, pionera de la musicología y profesora de canto y música; Josefina de la Torre Millares, actriz y escritora, y la pintora Jane Millares Sall que, además, es la primera mujer después de seis hermanos varones escritores, pintores, músicos...

Agosto de 2018. Jane Millares Sall cumplió 90 años.

Octubre de 2017. Surge una polémica en torno a la escasa presencia de mujeres artistas y escritoras en la exposición titulada 'Pintura y poesía: La tradición Canaria del siglo XX'. Financiada con dinero público, se decide suspender la itinerancia de la muestra ante las críticas y la injustificable respuesta del comisario de la exposición, Fernando Castro, quien declaró que el criterio de selección fue de relación con el discurso, de calidad y no de género. Y cita el ejemplo de Jane Millares: "¿Se la puede colocar al lado de su hermano [Manolo] y sólo ponerla por ser mujer cuando su obra no alcanza el nivel?". Otro artista de calidad que citó fue Néstor Martín-Fernández de la Torre, para afirmar que ninguna pintora puede comparárseles. Olvidó señalar un artista canario o peninsular que alcance ese nivel o escalafón en la abstracción o el modernismo...

Yo dije entonces -y reitero- que el nivel académico de esa opinión respecto al arte canario 'instaurado' en publicaciones, exposiciones e investigaciones, tiene importantes déficits y denota cierto agotamiento de un discurso que suena a repetición de esquemas y personajes sin incorporar los trabajos de investigación artística sin discriminación de género. Da la sensación de que los estudios universitarios existentes se realizaron para 'cubrir el expediente' de "que se hable de mujeres".

Pero quedémonos con lo positivo. A Jane le gustará ver el libro y reconocerse (hace años lo habría disfrutado muchísimo). Reconocer su familia en un amplísimo árbol genealógico que podría tener la forma de una biblioteca. Ella cree que la familia continuará unida en una biblioteca. Y ahora se suma a la colección familiar con un estudio que es a la vez una pieza que explica el especial vínculo de amor y creatividad en la familia Millares Sall, el sentimiento de unión que surgió como respuesta al hambre y la represión intelectual, con la búsqueda de lo más auténtico y valioso del ser humano, de la isla. Y todo lo que 'tocaban' lo convertían en arte activo, en libertad, en permanente reivindicación.

Por ello,  éste libro será fundamental en esa biblioteca con la letra M y sus vidas. No sólo por el rotundo análisis de la artista, sino para comprender la construcción de una comunidad insular y global a través de una inagotable colección artística.

Jane modela el busto de Juan Millares Carló, tras su fallecimiento

martes, 1 de enero de 2019

Agustín Espinosa y la memoria surrealista del franquismo

Dibujo de Espinosa (Juan Millares Carló)

En algunas conversaciones familiares escuché varias piezas del guión de una vida dramática y kafkiana. En ella, la víctima era una persona metamorfoseada en insecto social mediante un proceso sumarísimo al escritor, que firmó su sentencia de muerte por publicar "obscenidades" surrealistas. La Causa era contra la metáfora libre personificada en Agustín Espinosa y estaba promovida por la ambición personal, disfrazada con hábitos de fe cristiana, capaz de obrar el miserable y dudoso milagro de convertir la ignorancia en odio asesino en nombre de Dios y la moral. Los recuerdos -dramáticos- de aquellos secretos en familia revivieron en mí al saber que el Día de las Letras Canarias 2019 estará dedicado a la figura y la obra de Agustín Espinosa, catedrático de Instituto que compartió docencia en Arrecife y la capital grancanaria con su colega (mi abuelo), Juan Millares Carló, quienes serían depurados por sus ideas republicanas y su "contaminadora influencia" para el alumnado. Un efecto que en el caso de Espinosa era moralmente más pernicioso para la zona controlada por las tropas sublevadas -situación que padece desde el primer segundo Gran Canaria-. La reacción militar había impuesto la persecución de las organizaciones políticas y sindicales y actuaba con toda su fuerza contra la cultura, la educación krausista y, en este ejemplo, contra la libertad creativa de un intelectual surrealista como Espinosa, incluso infiriéndole daño físico que pudo provocar o adelantar su muerte. Y así fue. Perdieron la vida académica (en el caso de Juan Millares Carló el puesto -hasta 1955. a sus 60 años- y el sustento para una familia con 9 hijos) y los aislaron socialmente como apestados.

Los episodios de persecución, sufrimiento y ensañamiento fueron contados como un secreto doloroso. Una historia que inconscientemente callamos porque todavía se silencia la realidad de quienes padecieron la guerra y la muerte en vida durante la dictadura como 'mutilados de paz' (título que da Manolo Millares a una serie de pinturas y grabados dedicados a su padre).

El libro 'El faro y la noche' (Selena Millares, Ed. Barataria. 2014), escrito tras publicar los cuatro tomos de las obras completas de su abuelo Juan Millares Carló, narra de forma novelada los encuentros entre los dos profesores. Es como volver a oír lo que escuchamos a nuestros padres y abuelos sobre aquel escritor desde el primer destino en el instituto de Arrecife en 1928 donde conoció a “un lunático maravilloso" del que sabía por su hermano (Agustín Millares Carló), que lo había conocido en Madrid. Era Espinosa, catedrático de Literatura que deseaba volver a Madrid, donde trabajó en el Centro de Estudios Históricos, con Menéndez Pidal, Américo Castro, y Agustín Millares, pero la capital era un destino muy difícil de lograr.

Selena lo describe en la voz de nuestro abuelo como un soñador inagotable, que iba sacando de la manga y del sombrero toda su locura abisal. Se alojaban en la fonda de don Claudio, la única en Arrecife, y pasaban muchas veladas juntos hablando de aquellos tiempos, de arte, y de poesía. Él estaba entusiasmado con el arte nuevo, y por esa época andaba preparando el libro 'Lancelot', donde fabulaba sobre Lanzarote como caballo marino dispuesto a saltar hacia África; una isla con nombre de caballero andante. También solían hablar sobre Unamuno, que había estado desterrado en Fuerteventura -en 1924, ya sexagenario-.

Fue una corta pero intensa relación que interrumpe el hecho insular. En 1935 Juan Millares recuerda la intensa actividad del grupo surrealista de Tenerife, impulsado por el inefable Espinosa y también Óscar Domínguez, un “pintor espléndido y tan olvidado”, que desde París impulsaba el puente con la órbita de Breton. Espinosa había vivido esa atmósfera pensionado en París unos meses por la Junta de Ampliación de Estudios.

El nuevo reencuentro se produce en el Instituto Pérez Galdós donde los estudiantes -incluyendo a los hijos mayores de Juan Millares, que fueron alumnos suyos- adoraban su locura y el embrujo de sus clases. Lo llamaban cariñosamente 'Medio Juicio', y realizaban con él en la revista 'Hoja Azul’; según Espinosa, el nombre aludía a la isla, vista como una mariposa frágil entre dos azules, el cielo y el mar. Ahí los animaba a escribir sobre el océano o sobre el cine, a leer a Lorca y Valle-Inclán, y hasta a Góngora... y Espinosa les contaba el mito de Pigmalión, que había resucitado estatuas, y lo comparaba con la República, que al modo de Pigmalión, había puesto a caminar un cadáver, un país sin esperanza.

En esos años culminaba un libro de prosas deslumbrantes y turbadoras que tituló 'Crimen'. Era el diario de un loco sobre el amor y sus peligros. Y con él había firmado, sin saberlo, su sentencia... También por esos años se produjo el gran escándalo de las exposiciones surrealistas en estas islas, que eran un páramo de mezquindad. Primero la de Óscar Domínguez, en las dos capitales, con un fracaso total. Un par de años después, el grupo de Gaceta del Arte organizó la gran exposición surrealista en el Ateneo, con la presencia de Breton y Péret. No se vendió nada, ningún Dalí y Miró a mil o dos mil pesetas, ni Chirico y Picasso. Fue una catástrofe económica para los organizadores. Breton al irse dejó 'La edad de oro' de Buñuel, pensando que con la ganancia se podría cubrir algún gasto, y llegó lo peor: los sectores reaccionarios se movilizaron para impedir la proyección, y lo consiguieron. Acusaron a la película de judaísmo y de masonería, y de presentar a Cristo en un cabaret, y la campaña fue devastadora. El grupo de Gaceta de Arte protestó, invocando la libertad de expresión y la tolerancia, pero no logró los permisos para la proyección.

El tiempo nuevo de infamia y degradación que irrumpía de pronto había de arrebatarle a algunos incluso la vida, como a Espinosa, "todo nervio y pasión, sacrificado, humillado con tu corona de espinas, tú que eras sólo un ángel rebelde, ángel al fin, y que sólo sabías volar al son de tus palabras. Con qué saña habían de quemar tus libros, cómo te acorralaron como si fueras un asesino, tú que nunca supiste de política más que como una pose romántica, y ahora estabas en manos del verdugo, que te persiguió, te hirió, te desterró lejos. Así te dibujé, en el homenaje que se te tributó tras tu muerte: alejándote de espaldas, hacia poniente, como en aquellas películas de Chaplin que tanto te gustaban. Con tu sombrero ladeado, y tu traje casi vacío sobre el cuerpo desencuadernado, y tu carpeta de poemas y papeles bajo el brazo. Pero la muerte te llamaba como el faro a la noche... [título de la novela de Selena Millares].

“Al poco de la fecha fatídica del levantamiento, alquien llamó imperiosa e impacientemente a la puerta de casa. Me incorporé sobresaltado, con el peor de los presentimientos, en esos días en que los registros domiciliarios eran algo cotidiano. Me asomé a la ventana antes de abrir, y vi que era Espinosa, así que bajé corriendo y salí a saludarlo. Estaba completamente desencajado, ojeroso y lívido, más delgado que nunca, si cabía, y muy tembloroso; parecía como si hubiera envejecido de golpe diez años. Balbució que quería hablar conmigo en privado, así que salí con él, y nos echamos a andar hacia el instituto, una ruta que habíamos frecuentado muchas veces como compañeros de trabajo que éramos, y que nos permitía tener una respuesta si nos daban el alto.

- Juan, vengo a prevenirte, no te confíes, estamos en medio de una verdadera caza de brujas -me decía- hay que convertirse, como en los tiempos del Santo Oficio. Hay que hacerse falangista, Juan, o acabaremos en la hoguera todos quemados como herejes.

Discutimos mucho sobre esto, yo no podía comprender ni aceptar lo que me proponía. De hecho a él esa solución no le había de servir de nada, aunque no lo sabía. Me contó que los primeros días tras el golpe lo habían avisado de que lo buscaban, y de que se estaban haciendo hogueras con los ejemplares requisados de 'Crimen'. Él había logrado hacer esconder los que conservaba en el sótano del hotel Aguere, en La Laguna, y después se había refugiado en casa de su tío, en Los Realejos. En cuanto tuvo oportunidad se desplazó a nuestra isla, donde las actividades del grupo surrealista habían sido hecho menos mella, y pensaba que todo sería menos violento, pero no fue así. Muy al contrario, había recibido en su casa constantes anónimos con amenazas de muerte, apenas podía salir de su domicilio sin recibir todo tipo de insultos y humillaciones de aquella jauría que pululaba por las calles, y desde la prensa católica se jaleaba a esos galgos contra él. Hasta que fue detenido y llevado a comisaría para ser interrogado brutalmente, y también torturado de la manera más vil que se podía imaginar para él, tan débil y enfermizo, que padecía desde siempre del estómago, con un mal crónico que lo hacía vivir entre dietas y médicos. Y porque lo sabían, lo habían obligado en esa comisaría, esas hienas miserables, a comerse, pedazo a pedazo, las páginas de 'Crimen'.

Lo miré sobrecogido mientras me narraba, con un hilo de voz entrecortada, esos acontecimientos atroces. No necesité más para comprender las razones de su estado físico ruinoso, y esa manía persecutoria que ahora lo dominaba. Miraba todo el tiempo hacia todas partes, estaba convencido de que estaba siempre vigilado -y sin duda lo estaba-, se sentía perseguido y amenazado a cada instante, y sólo pensaba en huir en cuanto pudiera a México, con su mujer y sus hijos. ¿Acaso no había logrado huir Unamuno desde Fuerteventura a París? Él también había de conseguirlo, lo decía una y otra vez.

...Cuando nos despedimos lo abracé, y lo sentí más delgado y más frágil que nunca, era como una hoja al viento. Ésa fue la última vez que lo vi, pero me siguieron llegando noticias suyas, cada vez más desoladoras. Supe que había ingresado en Falange, y que lo habían hecho Jefe Provincial de Deporte. Qué escarnio, al pobre Espinosa, que era justamente la antípoda del músculo... Había escrito colaboraciones en Arriba España para demostrar su lealtad; unos textos, la verdad, tan difusos y ambiguos como sólo podría hacerlo él, un mago de las palabras. Apareció después en 'Acción' un artículo que lo acusaba de llevar a sus clases del instituto su libro prohibido, y de ser un laico hedonista, y hasta ultraísta, todo un pecado recién inventado y a la medida, por aquel ejército de analfabetos. Aquí, sí, definitivamente, vi la huella del cura Manuel Socorro... todos los rumores coincidían en nombrarlo como responsable de las depuraciones de los docentes republicanos que aplicaban la ley del momento: “¿Quién es masón? Quien está delante de ti en el escalafón”.

Espinosa había respondido por la misma vía, en un artículo de prensa, defendiéndose de las acusaciones contra su libro y contra su intento de proyectar 'La edad de oro' de Buñuel, e invocando antecedentes como Boccaccio, Cervantes o Rabelais. El pobre no se daba cuenta de que sólo añadía más leña al fuego de aquellos ignorantes, los mismos que habían gritado “muera la inteligencia” en el paraninfo de la Universidad de Salamanca contra Unamuno, aquellos que sólo habían de responder con la mezquindad que les era propia: ahora eran poderosos, se sentían muy fuertes, era su turno y lo iban a aprovechar hasta el final.

A los pocos meses, Espinosa estaba suspendido de empleo y sueldo, y por más que recurrió, argumentando su conversión falangista, lo único que logró fue que le conmutaran la pena por la de destierro al instituto de La Palma. No pudo ocupar su cargo, estaba demasiado enfermo. Lo operaron del estómago pero no sobrevivió y murió antes del fin de la guerra”
(párrafos extraídos de 'El faro y la noche')

Así fue, ambos profesores fueron 'desterrados', ya enfermos, a La Palma, mientras el perseguidor consolidaba su puesto como director a perpetuidad del Instituto Pérez Galdós, paradójico nombre de escritor para esta historia. Esperamos que este Día de las Letras Canarias sirva, además, para reconocer la Memoria Histórica de los docentes represaliados por la dictadura.

(El expediente de depuración sobre Espinosa se encuentra en el Archivo General de la Administración: 18469-30) 

D. López Torres, Peret, Eduardo Westerrdhal, Jacqueline Lamba, Breton, Espinosa, J.A. de la Rosa y Pérez Minik