Cortina con lamparones... |
Hace unos días, con motivo de la quiebra del histórico touroperador Thomas Cook, dije que yo no me fiaba de la 'inteligencia colectiva' o comunitaria que se ha convertido en el dogma de fe de las plataformas y apps que se van apoderando del mercado turístico y tanto daño hacen a la turoperación tradicional. Francamente, algunas de mis experiencias han sido tan desastrosas que prefiero fiarme de los grandes profesionales que conozco en las agencias de viaje y que, por lo general, conocen bien el producto. Lo contrario -lo que está de moda- es dejarse llevar por un algoritmo creado por un friki y que convierte la reputación de los establecimientos y empresas en una especie de sovietización capaz de hundir o encumbrar un negocio. Y, además, vete luego a reclamar al contestador automático o al autómata (no todos) que te atiende desde un 'call center' (despacho telefónico) que está más preocupado por tu puntuación de su atención que por entender tu problema.
Los procesos, en teoría, son sencillos y deberían funcionar: si la gente dice que un hotel está bien, te atienden bien, es barato y sales contento, resulta que las plataformas te dirán que tiene una valoración excelente. De hecho, tú mismo lo puntúas y formas parte de esa especie de granja colectiva o koljós soviético que consolida el dominio popular sobre el producto turístico. Nada más falso.
Hace un año, en verano de 2018, contraté a través de Booking una habitación en Milán que ofrecía todas las bendiciones populares de valoración y presentaba unas imágenes estupendas para una estancia de un par de días en la capital de la moda italiana. La habitación y el baño tenían una limpieza deficiente. El aire acondicionado se pagaba aparte y al rato de encenderlo tenía que apagarlo por miedo a que estallara. La televisión era del tamaño de una tablet de las de hace varios años. La suciedad en la ventana y las cortinas era repugnante. La mesa y sillas del patio no la querrían para sí ni los chabolistas de las cuevas junto al castillo de Mata. Lo indiqué a la plataforma a través del correo, con mi puntuación negativa y la respuesta que me da es la que le ofreción el responsable del cuchitril. No me publicaron las fotos que adjunté a mi opinión (un error o fallo de la plataforma, o no). Y ahí sigue en booking con la misma información que hace un año. No creo que los dueños de esa plataforma se interesen por las críticas y sí por el margen que se llevarán de cada contratación.
Alquilé un coche con un seguro cuando contraté los billetes de avión que compré con Ryanair porque hay vuelo directo desde Gran Canaria a Bérgamo (ya les he hablado en otros post de las compañías aéreas low cost). Una vez en el aeropuerto y después de una larga cola me dieron el coche y me sugirieron que contratara un seguro a todo riesgo porque lo que había pagado no servía para nada. Yo no lo iba a discutir, pero hice bien asegurándome por segunda vez. Y empecé mi odisea con el GPS que contraté y que llevaba en el coche programado por el chico que me atendió. El GPS estaba más perdido que yo. Pero bueno, tras varias vueltas en rotondas decidí apagar el aparato porque me da que se estaba riendo de mi. También lo hacía el google maps, pero ése no pude apagarlo por si me llamaban por teléfono. Un martirio de trayecto.
Llegué al destino después de cuatro horas y media conduciendo un recorrido que podía haber realizado en la mitad de tiempo. Con la mala fortuna de que tropecé con un bordillo y se reventó la rueda. Allí dejé el coche y me indicaron que al día siguiente iría una grúa, que me llevaría de vuelta al aeropuerto para que me dieran otro coche y regresar yo sólo por el mismo trayecto. Les dije que no me hacía falta, que se llevaran el coche y que los amigos italianos ya se hacían cargo de trasladarnos por Garda, los Apeninos y a Milán. No me devolvieron el importe de la gasolina que pagué por adelantado ni los días sin coche. Se puede iniciar una reclamación, pero ¿cuánto tiempo y dinero perdería por los euros que supuestamente deberían devolverme?
No quiero decir que todo lo que se contrata por internet esté condenado al desastre. Por el contrario, hay viajes que son sensacionales y muy económicos (soportando los momentos de trato como ganado) y gracias a ello mucha gente puede hacer cosas fantásticas que con los sueldos y necesidades de hoy día serían imposibles para la gran mayoría de la población. Pero ya digo, no se fíen de la dictadura de la colectivización del algoritmo.
Donde haya un buen profesional nada podrá superarlo...
Bucólica terraza promocional. |
La terraza... |