Carreras para ocupar hamacas en un hotel en Canarias. |
Ha anunciado el gobierno alemán que ha
extendido las restricciones de viaje para los turistas debido al
coronavirus hasta, al menos, el 14 de junio. Norweian estima que la
'normalidad' se vislumbrará a partir de enero de 2022... Y así
todas las cifras y fechas que se barajan. Pero aquí nos preocupa
abrir los bares cuanto antes y a ser posible sin restricciones del
aforo que se plantea de reducirlo hasta el 30% de lo que ya
conocíamos. Evidentemente, si se impone una
reducción hasta menos de un tercio de su actividad, la caja también ser reducirá drasticamente. La crisis
está servida en el sector de la hostelería y restauración, con su
consiguiente contagio al resto de la economía.
Aunque no será la primera, ni la más
larga ni la más demoledora de las crisis, sin bombas, sin armas, sin
casus belli, esta es muy diferente de las 15 crisis -y más- vividas
por Canarias en un siglo, incluidas Guerras Mundiales. Esta pandemia
causará una durísima quiebra, según podemos vislumbrar en apenas
dos meses desde que llegó a España y paró en seco al país, como a
tantos otros, como al mundo. Pero ¿es una quiebra económica o de
modelo del turismo de masas? ¿Iremos a la ruina o a la reconstrucción con un diseño
nuevo? ¿Cuál es el modelo de negocio que quieren imponer? ¿Tienen
claro que las kelys tendrán un protagonismo extraordinario, casi
equiparable al sol? No olvidemos que el año pasado se presentó el
Plan Estratégico del Turismo (PECT 2025) y habrá que tirarlo a la
basura, porque ni siquiera contemplaba la posibilidad de esta
situación, como sí hizo el Observatorio del Turismo de Canarias en
su informe de coyuntura en 2007, con aviso de los efectos del cambio
climático. Incoherencias que nos recuerda la hemeroteca, como el
hecho de la desvirtuación de los programas de manipulador de
alimentos o de seguridad e higiene en el trabajo que adquieren a
partir de ahora un protagonismo fundamental.
Para ello hemos de volver a la
experiencia canaria en las crisis turísticas previas. De ellas
podemos destacar tres características en esta pequeña historia. En
primer lugar, nuestra oferta alojativa y recursos turísticos siempre
han salido indemnes de la destrucción bélica, pero han necesitado
reinventarse. Hemos podido conservar bastante biodiversidad en
nuestro territorio, más que en el resto de territorios del planeta.
En segundo lugar, siempre nos ha recuperado nuestro clima saludable.
La tercera característica es que en
los momentos más necesarios ha surgido la participación de la
sociedad civil interesándose por la construcción de un modelo de
turismo respetuoso con el paisaje y paisanaje de todas las islas e islotes. Y lo hace real en
diferentes épocas del siglo XX gracias al liderazgo de dos artistas
cuyo ejemplo sorprende al mundo: Néstor Martín-Fernández de la
Torre y César Manrique Cabrera.
Recordemos que desde sus orígenes, se ha fortalecido la idea de que las
islas curaban la salud de forma integral y sostenible. Nuestros
primeros turistas huían de la contaminación industrial.
La oferta actual es fruto de 60 años
de evolución del turismo y de los territorios creados ex profeso
para dicha actividad. En muchos casos olvidando que Canarias debía
mantenerse como destino con un clima saludable y se destruyeron zonas
donde el hacinamiento es insoportable. Una masificación que en
algunos casos afecta al resto del sector en las islas y reduce
sustancialmente el valor de marca. Aunque es innegable que hay oferta
de calidad en todas las categorías de establecimientos. Nuestros
turistas huyen del frío y buscan un espacio donde liberarse de los
abrigos durante el invierno.
Ahora estamos en otro escenario, pero
permanecen las mismas necesidades en quienes nos visitaban que las
etapas anteriores de la actividad turística.
El coronavirus se extendió y
descubrimos que se puede controlar los contagios, hemos superado la
falta de previsión (y de información rigurosa) con un coste en
vidas demasiado trágico. Pero se puede controlar, actuando de forma
responsable y con un dispositivo humano y de material farmacológico
que pagaremos todos, que debe reproducirse (incluso extremarse) en los
establecimientos turísticos y de restauración que habrá que ver
quién paga esta reconversión. Pero antes hay que explicar qué
modelo turístico es el que va a convivir con las pandemias globales.
Y poco se sabe de lo que se está estudiando salvo que en la mesa se
sientan los 'agentes sociales', o sea: patronales, sindicatos,
corporaciones, gobierno y universidades. Pero... ¿de qué parten y a
dónde quieren llegar? ¿Representan realmente a la sociedad o sólo
los intereses económicos y políticos de quienes no han podido
evitar la catástrofe?
Lo cierto es que la máquina está
parada. Necesita el motor a reacción y trasladar a los mayores de 60
años del norte europeo. El dilema es la desconfianza entre ambos.
Entre los residentes -que necesitan trabajo- y los turistas -que
necesitan nuestro clima saludable y la seguridad-.
Lo real es que no habrá -durante un
plazo amplio y no exento de sobresaltos- transporte aéreo masivo,
sino con reducción de pasaje. Y tampoco volveremos a ver vídeos de
guiris corriendo a poner toallas en las hamacas para reservarlas y no
tener que caminar a la playa.
La confianza se logrará territorio a
territorio. Y en eso si podemos ser un laboratorio, en recuperar
seguridad. Pero ahora tenemos que saber leer la situación con
perspectiva y aprovechar este precioso periodo de reflexión y disponibilidad de una infraestructura para readaptarla.
Presentar un plan de reconversión para
un destino que garantice un clima saludable, que ya tenemos, con un
nuevo atractivo: la seguridad, deberían ser los preceptos de ese
plan de recuperación. La que demandan los empresarios y
trabajadores, pero también nuestros sanitarios que atendieron al
primer caso en España (La Gomera), el primer hotel clausurado
(Tenerife) o la turista italiana que debe la vida a los sanitarios
que han atendido sin recursos a una población foránea. La nueva
seguridad para residentes y turistas ha de estar consensuada y
garantizada en el plan. Y eso obliga a redimensionar la oferta.
Aunque aparezca la vacuna. Es lo menos que debemos hacer para evitar
que el sistema sanitario reviente.
Hay empresas que saben que han de
adaptarse a los nuevos tiempos de distancia física. Cada destino
también ha de reinventarse y fortalecer su marca a sabiendas de que
vendrán menos turistas durante un año como mínimo y que
probablemente las estancias sean más largas (los establecimientos
deberían premiar la permanencia), aunque habrá que imaginar cómo
reestructurar la oferta para que el cliente pague más por todo lo
que le ofrecemos y que no encontrará en otros lugares. Ya está bien
de imitar y hacer lo mismo que el resto de destinos para hacer
negocio con productos de masas. Ese modelo no podrá ser operativo en
mucho tiempo y hemos de invertir en transformarlo para que sea más
rentable incluso con menos clientes. Lo fácil es también lo más
peligroso en esta situación, para la población y también para las
propias empresas. Un paso en falso y nos hundiremos definitivamente.
Puede que haya quien sólo piense en
recuperar cuanto antes la facturación y no entienda que hay una
realidad transitoria -una oportunidad- que tiene en vilo al único sector que puede
recuperar la economía Canaria e impulsar el resto de sectores
productivos, como hicieron Néstor y César con sus apuestas que
fueron secundadas hasta que la ambición cegó a quienes debieron
gestionar y continuar su herencia, sus principios.
¿Alguien en esa mesa o consejo que
elabora el plan de recuperación turístico de Canarias ha pensado en
qué respuesta daría Néstor o César a la situación actual? ¿Por
qué no? ¿Es mejor intentar volver al modelo de 14 millones de
turistas mileuristas (media del gasto) o la 'normalidad necesaria' no
supone menos turismo con mayor gasto en el destino de clima saludable
y seguro aislados de la pandemia?
Por si fuera necesario, recordemos aquí
algunas de las advertencias que realizaron.
Néstor Martín-Fernández de la Torre
- "No viene a nuestras islas el viajero que nos visita para encontrar en Tejeda un tacón de Luis XV o una cabellera oxigenada."
- "Si no recobramos y acentuamos nuestra personalidad, nada podemos ofrecer al turista que le halague y satisfaga, dentro de un estilo netamente canario tenemos que revalorizar todo lo nuestro, sea moderno o tradicional."
- "No olvidemos nuestra condición de isla."
- "No concibamos las cosas en pequeño sino en grande, con la vista en el porvenir, aunque los espíritus materialistas pudieran asustarse y calificarnos de irrealistas."
- "No creo que sea imposible recuperar la fama que los nombres de los antiguos asignaron a Canarias: Islas afortunadas, jardín de las Hespérides, Campos Elíseos..., es labor que corresponde a los hijos de esta tierra privilegiada, entre los que yo me ofrezco incondicionalmente y prometo cuanto valgo."
- "Si de nosotros no parte, ¿quién lo va a hacer?. Laboremos, pues, por conseguirlo."
- "No debemos desfallecer, hay que seguir adelante, estar vigilantes mantener viva la conciencia crítica, pues el futuro nunca está conseguido, lo tenemos que hacer desde el presente."
- "No voy a renunciar, bien sea con mis obras o con mis permanentes denuncias, a la lucha por nuestra supervivencia y por la conservación de nuestro entorno."
- "No pueden prolongarse las consecuencias de este abuso irracional, por estar en juego la supervivencia de la especie."
- "No tienen nada que ver con los principios elementales y biológicos que rigen la naturaleza y que han encadenado a la especie a un destino sin norte, incapaz de hacernos ver un futuro de felicidad."
- "La pregunta: ¿Quiénes son los responsables"