El Circo del Sol se declara en bancarrota y despide a 3.480 empleados. Una noticia terrible provocada por la cancelación de sus espectáculos en el mundo. El fin del modelo de la gran multinacional del entretenimiento basada en el espectáculo acrobático, la música y un merchandising que ha llegado a todo el mundo. Un producto global que ha sido víctima de una pandemia global. Triste -dramática- noticia, sobre todo tras haber conseguido (después de décadas) que trajera su carpa a Gran Canaria, a Maspalomas en 2019 y 2020, aunque éste ha sido cancelado.
La compañía está negociando con sus principales inversores (la estadounidense TPG Capital, la china Fosun Capital Group y el fondo canadiense Caisse de Dépôt et placement du Québec) un plan financiero para reflotar esta empresa que ha sido rentable desde el inicio de su actividad hace 36 años. Una actividad que he seguido casi desde sus comienzos por mi interés por el mundo del espectáculo circense y mi empeño en que esta isla tiene una deuda histórica con una de las mayores estrellas del trapecio de todos los tiempos: Pinito del Oro (María del Pino Segura), quien falleciera sin que Canarias le concediera el Premio Canarias de las Bellas Artes, para vergüenza de todos los canarios, cuando fue galardonada décadas antes con el Premio Nacional de las Artes Circenses el primer año en que se instauró. Reproches aparte a este bochornoso espectáculo en que han convertido los Premios Canarias, vuelvo a reivindicar que Las Palmas de Gran Canaria debería crear un Festival Mundial de Circo Pinito del Oro, en el que las acrobacias llenen de emoción a niños y mayores en esta isla que históricamente ha sido un escenario agradecido con los artistas circenses.
Les recuerdo que hace 18 años le planteé el proyecto a Josefa Luzardo cuando preparaba su programa electoral y lo incluyó, si bien al alcanzar la Alcaldía capitalina y designar a Isabel García Bolta como concejala de Cultura, ésta lo impidió. Igualmente, cuando Jerónimo Saavedra accedió a la Alcaldía tras el mandato de Pepa, le presenté el proyecto de candidatura de Las Palmas de Gran Canaria como Capital Cultural Europea incluyendo en su programación este Festival Mundial de Circo Pinito del Oro. No sólo no puso en marcha la candidatura hasta el final de su mandato, sino que me estuvo mareando durante meses con reuniones con su jefe de Gabinete para, finalmente, manifestar que no iba a promover la candidatura y el Cabildo asumiera la puesta en marcha del equipo que preparó la candidatura con mi documentación pero sin una llamada de agradecimiento por los servicios prestados y, de paso, una excusa. Pero así son las mezquindades políticas de algunos personajes en este territorio.
Después de este desahogo personal (no es la primera vez que lo publico, pero es bueno recordarlo por si algún incauto cree todavía en la buena voluntad de algunas personas cuando gestionan lo público), creo que las instituciones de Gran Canaria harían bien en seguir esta noticia e interesarse por su recorrido. Podríamos estar ante una oportunidad de formar parte de un proyecto en el que no sólo tendría cabida el reconocimiento que debemos a nuestra mujer más internacional, la grancanaria que eclipsó al mundo y que llenó las portadas de la prensa norteamericana gracias a su genialidad como artista que consiguió con decisiones que rompieron todas las barreras que impedían a una mujer española en los años 50 y 60 alcanzar la cima de las artes circenses en el mundo.
Es la ocasión de convertir Gran Canaria en sede permanente de los espectáculos del Circo del Sol y que se diseñe uno dedicado a Pinito del Oro. ¡Qué menos! Ahora que tanto se habla de que el turismo en las islas debe re-crearse pensemos en aquello que es propio, auténtico, único. Ya está bien de reproducir los mismos negocios de todos los destinos turísticos (acuarios, parques acuáticos, norias...) y fijémonos en los casos de éxito, aquellos que ofrecen experiencias únicas que, unidas a nuestro clima, nuestros paisajes, nuestra seguridad... nos convierten en un destino privilegiado.