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Colorido multicultural en Teror. |
En septiembre de 2014 participé en la presentación de un libro acerca de la figura de
Ignacio Quintana Marrero, director de periódicos y de la revista turística Isla realizado por José Luis Yánez y que me invitó a prologar. Quintana Marrero fue un entusiasta defensor y visionario del patrimonio y el turismo de Teror. Mi intervención señalaba que IQM no habría dejado de
innovar, de mejorar y engrandecer la fiesta mariana pero también la actividad turística en Teror.
Dicho y hecho. Los ediles de la Corporación de Teror me convocaron a finales de año e iniciamos las reuniones para organizar las Jornadas de Patrimonio y Cultura dedicadas a la fiesta como patrimonio y su papel turístico, ya que este año se celebra el
50 aniversario de la declaración de la romería del Pino como Fiesta de Interés Turístico. Un
programa que desarrollamos con gran rapidez porque la aportación de todos (en especial de José Luis Yánez y Fernando Suárez) hizo que fuera muy sencillo dar rienda suelta a la creatividad y la osadía.
No voy a hablar de todo lo hecho durante esta semana (3 exposiciones, 5 conferencias, 6 conciertos, 3 talleres y cursos –incluyendo el del maestro del cuatro venezolano Gustavo Colina, 5 degustaciones de productos gastronómicos, dos coloquios y un concurso fotográfico). Me voy a centrar en un acontecimiento que debería continuar, consolidarse y crecer en la medida de lo que puede significar para Teror y para el turismo como fenómeno globalizador.
Estamos ante la oportunidad de consolidar en Teror el centro mundial del ‘tipismo’ como fuera concebido por el propio
Néstor Martín-Fernández de la Torre.
Este encuentro tenía como objeto mostrar en la vía principal de la villa el colorido, los bailes y ritmos del tipismo de distintos puntos del planeta tal como sucede cada 7 de septiembre durante la romería del Pino como expresión del tipismo grancanario. Una reunión que reconociera el principio de
diálogo cultural compartido entre ciudadanos de distintos países, lenguas, credos (o no), razas... y convertir esta confluencia en un acto solidario, con la entrega de productos a las organizaciones que atienden a los más necesitados.
Tuvimos reuniones con el Cuerpo Consular y otros colectivos pero, como todo lo que comienza, la reacción ha sido tímida aunque con la convicción de que la idea es interesante y necesaria. Aún así la ilusión se ha convertido en realidad. Modesta, pero suficiente para aprender y constatar sus posibilidades. Un acto que llenó de color, danzas y sonidos distantes gracias a la participación de los grupos
América Baila, Sentir de Venezuela, Coral de Maspalomas, Asociación de Amistad Canario-Marroquí, Mariachi Luceros del Norte y la agrupación
Buchito de café, además de colectivos de Bolivia, Cuba, Marruecos, Venezuela, Guatemala y Puerto Rico, entre otros. Hay que reconocer la implicación de los cónsules de Guatemala, Marruecos y Cuba.
De entrada, todo salió con el orden y seguridad necesarios, gracias a la predisposición y experiencia del personal municipal de Teror y la voluntad de los responsables municipales, en especial su alcalde, teniente de alcalde y ediles de Cultura y Turismo. A ellos hay que sumar el esfuerzo y apoyo de dos terorenses que aportan iniciativa y entusiasmo: el propio José Luis Yánez y el activista cultural, Fernando Suárez.
Dicho esto, vamos a lo importante. Teror es la villa donde se celebra una romería tradicional que fue objeto de inspiración para Néstor Martín-Fernández de la Torre para recrearla en su obra ‘
Boda canaria’, su propuesta de tipismo.
Néstor Álamo, el compositor, escritor, investigador y responsable del Museo de Colón, fue encomendado hace unos sesenta años para convertir
la romería en un evento de tipismo, tradiciones y turismo.
Tras este tiempo, se ha consolidado el espacio, los contenidos (semana cultural, festival Teresa de Bolívar...) y el éxito se convirtió en su propio defecto: la masificación, el botellón o el tener que rechazar la oferta de otros colectivos a los que no se le podía incorporar a la romería porque se haría inacabable la presencia de grupos de la isla, de las islas y de otras comunidades o países. Por ello, se plantea
consolidar una fiesta del tipismo global en el escenario más adecuado: Teror. Un complemento necesario para incrementar el atractivo de la villa para combatir el ‘todo incluido’, y que tiene como fruto la presencia de más de 1000 turistas cada día (unos 500.000 al año) sin contar con los asistentes a las fiestas del Pino, del Agua u otras.
El encuentro, como la romería del Pino, tiene su atractivo en el folclore y la vistosidad de las vestimentas. Pero en este caso se debe aprovechar para realizar una amplia oferta y exposición de gastronomía, artesanía, exposiciones, cursos y talleres (que pueden incluir idioma, símbolos...). Asimismo, ofrece una
oportunidad para el comercio local, que debería adaptarse a los nuevos tiempos: cambiar el mobiliario de sillas de plástico publicitarias, abrir terrazas, llevar vestimenta típica, una decoración adecuada... Esto debería contar con el apoyo del Gobierno, que no sólo se debe invertir en planes de modernización en los destinos como hace la empresa pública Gesplan, sino en los recursos turísticos como esta villa.
Como toda novedad, habrá que corregir muchas cosas para que cada vez sea más exitoso. La elección de las fechas (mucho frío todavía para la celebración y coincidencia con el ESPAL en Vecindario), la ubicación y medios para las actuaciones y la zona de gastronomía y artesanía, la difusión, el orden y recursos de los grupos... Una serie de aspectos que habrá que solucionar. Pero sobre todo hay que
conseguir la participación y colaboración de otros grupos y entidades (en especial el Cuerpo Consular), al tiempo que la propia comunidad educativa local que debe aprovechar esta oportunidad para desarrollar un proyecto de multiculturalidad en el que implicar a los consulados y comunidades con el conocimiento de diferentes países y culturas. En fin. Mucho por hacer y una oportunidad más para este municipio ante su próxima mayoría municipal.