sábado, 29 de enero de 2022

Triángulos de amor rupestre

Triángulos púbicos en el interior de la cueva.

Hay un hueco que destaca en el acantilado que rodea Tejeda, en la Montaña de Artenara, al marcar con líneas rectas encajadas en lo más alto, una pared lisa con forma de un cuadrado. Un ciclópeo bloque, plano, rodeado de riscos tortuosos sobre el precipicio de la Caldera de Tejeda. En el centro de su base, hay una cueva excavada por los canarios, una habitación rectangular de 28 metros cuadrados por tres de alto. En su interior, cientos de figuras dan testimonio de una historia que hace de esta cueva un lugar especial, único.

Se accede por un único camino no apto para quien padezca vértigo. El sendero no anima a alongarse por tratarse de una escarpada cresta, un lugar de muy difícil localización y acceso, premeditadamente oculta. ¿También para los antiguos canarios sería un lugar secreto?

La construcción está orientada para ver (o ser visto por) el Bentayga. Su silueta es la imagen luminosa que penetra en la cueva. La claridad inunda el habitáculo para permitir distinguir las formas que decoran las paredes, donde descubres más de 300 figuras triangulares, grabadas o en bajorrelieve de diferentes tamaños, todas invertidas y en muchos con un punto o raya, que simbolizan la fertilidad a través de la vulva femenina. La luz modula la vista en el interior de la tierra. El sonido queda apagado también. Mientras el exterior permite ver con una claridad extraordinaria y escuchar o que te escuchen en la Caldera.

Exterior de la cueva

¿Qué ritos celebrarían en ese lugar. De que forma? ¿Quién eligió el sitio y por qué ahí? En un agujero excavado en un lugar casi inaccesible, solitario. Un escondrijo para muy pocas personas.

No hay cuevas habitacionales en torno a este santuario. Lo que lo convierte en un lugar casi secreto, en el centro de la isla. Pero ahí están... la cueva y el inexplicable juego de los triángulos. Ordenados, desordenados, superpuestos. Con formas menos definidas... un laberinto a ojos de los investigadores y una fuente que desborda la imaginación del visitante, de creencias religiosas desaparecidas y desconocidas sobre el acto sexual. Una religión telúrica y natural, donde el Roque Bentayga es omnipresente femenino bañado por el sol (Magec) tras surgir cada mañana tras el Roque Nublo. Aquel pueblo uniría su cuerpo a esos poderosos símbolos naturales. La naturaleza era su realidad, su destino y supervivencia como especie en una isla, siempre pendientes del cielo.

Llama la atención el nombre dado a la cueva: Los Candiles. Una interpretación muy irreal de las figuras que hallamos en el interior, si esa fuera la razón del nombre. Por tratarse de un lugar ritual, y al ser las mujeres -posibles 'harimaguadas'- las encargadas de los rituales religiosos o de fecundación, podría llevar el nombre de las jóvenes o educadoras.

La celebración de ritos sobre la sexualidad, la lluvia, la cosecha... eran los motivos para resguardar a las niñas en los comienzos de su pubertad. Por su parte, los cronistas europeos de la conquista las asemejan a monjas que permanecen vírgenes durante la etapa temprana de la juventud o mantienen la castidad de por vida, con ropajes propios de su posición. Puede que esta descripción esté afectada por la mentalidad de los colonizadores castellanos o franceses. No olvidemos la primacía de la moral católica, al ser el Papa en Roma quien autorizaba la conquista de los territorios para evangelizar. Y, por otra parte, ¿cómo explicar una religión desconocida y extraña a sus paisanos? ¿Interesaba dejar constancia de una religión que iba a ser prohibida y de unos ritos que consideraban inmorales?

Entrar en las cuevas o lugares de culto de los antiguos canarios es un impacto emocional y de curiosidad. En Los Candiles hay una sala de arte rupestre sexual por determinar.

Los roques Nublo y Bentayga desde Los Candiles.

PD: Artículo que he realizado para el próximo número del periódico It's Gran Canaria.
 

martes, 11 de enero de 2022

El péndulo del tiempo aborigen

En Acusa, durante el solsticio...
Gran Canaria ofrece una enorme variedad de paisajes y localizaciones extraordinarias. En estos platós naturales en miniatura, visitamos desiertos, selvas o ciudades de ambos lados del Atlántico, y también está Acusa, un paraíso místico y armonioso, una Shangri-la para descubrir en lo más profundo de Gran Canaria, rodeada de montañas y coronada por los símbolos naturales de una isla donde cada rincón es simbólico, cada paisaje único y el tiempo se mide como una calma tropical. Pero en este recóndito observatorio se corona el cielo, con el Roque y el Bentayga como friso de un santuario natural declarado Patrimonio de la Humanidad.

El escenario impresiona, rodeado de riscos y acantilados, Acusa se eleva para mostrar la gran caldera de hundimiento, un impresionante colapso telúrico, rodeada de más de 500 láminas de roca subvolcánica (cone sheet), permiten imaginar y hasta sentir la colosal erupción y posterior explosión para crear la gran depresión de 18 kilómetros de diámetro máximo y hasta 1949 metros de altura, erosionada por la lluvia y el viento, en cuyo centro está Acusa.

Acudimos a un lugar que emociona al contemplar la perfecta conjunción entre la cumbre y los astros, un paisaje que inspira canciones que emocionan en la voz de Alfredo Kraus, e impactantes descripciones literarias, junto a imágenes paradisíacas que pueblan las redes.

En esos momentos decisivos de la órbita terrestre, el altar de la tierra amada, que es también tempestad petrificada y ahora montañas sagradas, adquiere un nuevo sentido. Nace el ritual, la convivencia entre lo científico y lo espiritual. En Stonehenge, el ser humano construyó un Observatorio ritual. En la Caldera de Tejeda, la tierra creó su propio reloj estacional para la isla. Y el lugar se pobló de santuarios.

Sólo un par de días tiene lugar el fenómeno que permite contemplar desde esa meseta, rodeada de vertiginosos barrancos, los primeros rayos del sol abrirse paso entre los dos roques. Sólo en ese lugar se puede ser testigo de un acontecimiento que despierta todos los sentidos. En el día más corto y el más largo del año. Donde los dos roques marcan las fechas de los solsticios como un péndulo, de lado a lado, de invierno a verano. Durante unos instantes se abre ese foco de luz sobre Acusa y crece la energía que da calor a nuestros cuerpos. El sol se exhibe con toda la plenitud en la cercanía o distancia entre la Tierra y el Sol, en su máximo perigeo o apogeo.

El espectáculo que ofrece la naturaleza -dos veces cada año-, atrae y atrapa a personas que disfrutan de un espectacular amanecer con un escenario sorprendente. Una explosión de luz y color que atraviesa los dos grandes pitones basálticos, dando comienzo la secuencia del haz de luz que señala varios de los lugares arqueológicos más sorprendentes dedicados a invocar a su dios 'Magec', el astro rey del sistema solar. Sus primeros rayos iluminan la zona de acantilados donde se encuentra la Cueva de los Candiles, decorada con más de 300 triángulos púbicos. Desde lo alto del Bentayga, un almogarén (lugar de culto religioso) dirige las ceremonias del sol con solemnes representaciones y el uso de leche de cabra, gofio, miel, como recuerdan los guías de Turinka. La investigación permite comprobar que este guión, marcado por la naturaleza, creó una cultura para un pueblo ligado a su paisaje y a las puntuales señales de los astros.

Algunas posibles definiciones de este acontecimiento en el idioma Amazigh, de los antiguos pobladores, son muy descriptivas de lo que se puede vivir con todos los sentidos en estas efímeras experiencias. Para ellos, el solsticio de diciembre era la Puerta del invierno, y el de junio es el Triunfo del sol. Incluso hay una descripción del astro rey como "la/lo que posee resplandor, brillante".

En Acusa, el solsticio se produce en una puerta triunfal, resplandeciente, brillante y vibrante. La esfera celeste adquiere una luminosidad única que extiende sus cálidos rayos por los acantilados que desperezan en silencio reverencial. El deseo de captar todo produce una ceguera de embriaguez de luz. Y el recuerdo de lo vivido queda grabado en la memoria, como un sentimiento que nos acerca al pasado desde un instante eterno.

  • PS Artículo que publicará el periódico turístico It's Gran Canaria en su próxima edición.

domingo, 9 de enero de 2022

Del turismo social franquista al Imserso, crónica del 'baby boom'

Folleto Turismo Social 1963
Hoy el turismo social se llama 'Programa de Vacaciones para Mayores del Imserso' , la oferta de vacaciones para aquellas personas jubiladas que necesitan ocupar su tiempo y que pueden disfrutar de infraestructuras turísticas a precios asequibles. En realidad, es una fórmula para mantener cierta actividad en temporada baja que, en la Península, es casi todo el año salvo el verano, Semana Santa y poco más (como es el caso de las estaciones de nieve).

Se da la circunstancia de que la gran mayoría de beneficiarios del Imserso vivieron también tiempos difíciles en su infancia y adolescencia, cuando viajar era un privilegio de pocos, cuando el turismo extranjero trajo las divisas para un país subdesarrollado (entonces apenas existía la deslocalización industrial y Europa comenzaba en los Pirineos).

El Gobierno de la dictadura creaba el 'turismo social',  dentro de su 'Obra Sindical de Educación y Descanso', en diciembre de 1936, siguiendo el modelo de la organización italiana Opera Nazionale Dopolavoro (OND) que había existido durante el régimen fascista de Mussolini. Denominada en sus comienzos 'Alegría y Descanso' -nombre de claras resonancias nazis-.En sus primeros años de existencia mantuvo contactos con la organización nazi 'Kraft durch Freude', llegando a firmarse un convenio de cooperación entre ambas en 1943. Este organismo se centraba en eventos deportivos y de adoctrinamiento, promoviendo una red de albergues e instalaciones por el Estado, pero también lanzó ofertar de viajes al extranjero como alternativa a la falta de opciones, aunque la imagen de aquellos folletos recordaba más a las películas de los horrores de los campos de concentración y a la emigración masiva de mano de obra española a los países del 'Mercado Común' (la Comunidad Económica Europea, surgida del Tratado de Roma en 1957, con España excluida), que a un folleto prometiendo experiencias y parajes de ensueño.

Folleto Turismo Social 1974

España vivía su transición de la autarquía a los procesos de la etapa del Desarrollismo, con el Plan de Estabilización (1959) y los tres Planes de Desarrollo posteriores. Fue el período en que el Opus Dei se hizo con el poder económico del país, favoreciendo la entrada de inversores (turismo, fábricas  de Rensult, Citroen...) en los 'polos de desarrollo' con los que impulsaron una industrialización tardía (gracias a las divisas de los emigrantes españoles y del turismo), que acabaría en un estrangulamiento económico en los años 70 y una sucesión de reconversiones que continúan medio siglo después.

Fue, precisamente, en los setenta cuando se aprobó la jubilación a los 65 años, mejoran la esperanza de vida, las infraestructuras turísticas y de transportes, y se idea el programa  de vacaciones para la tercera edad, con el fin de aprovechar las instalaciones turísticas de la península, que padecen el problema de la estacionalidad, con la consiguiente mejora de estabilidad en el empleo del sector. Una actividad que comenzó con 16.000 usuarios y ya superaba los 600.000 antes de la pandemia. Curiosamente, estas vacaciones apadrinadas por el Estado, vuelven a conectar a la generación del 'baby boom' (nacidos entre los 50 y los 70) con el pasado, con aquellos recursos de turismo social a través de la obra sindical de Educación y Descanso, mientras hoy son beneficiarios de un sistema que les permite viajar, sólo que a diferencia de los primeros viajes de Educación y Descanso o el Inserso, ya no es un descubrimiento para ellos, sino una forma de vida.

sábado, 8 de enero de 2022

Camellos, del arado al chárter turístico

Maspalomas 1960. Fachico Rojas
En 1934, con motivo de la celebración del aniversario de la II República, el ministro Rafael Guerra del Río, amigo del artista Néstor Martín-Fernández de la Torre, le encarga el diseño y ejecución del cortejo regional canario que participó en el desfile conmemorativo, una elección que aprovecharía nuestro artista para mostrar su propuesta de imagen turística y tropical, una exhibición de tipismo plasmado en sus diseños de trajes, la arquitectura, la artesanía y, cómo no, el plátano que exportamos a América y el uso del camello que importamos de Oriente. Así recorrió Madrid la comitiva isleña ante el asombro y aplauso de la multitud. El exotismo y la belleza de los diseños que paseó por las calles madrileñas, fue la carta de presentación de un nuevo modelo turístico que tendría una gran repercusión en Gran Canaria durante décadas.

Desde hace más de 500 años, la figura del dromedario forma parte del paisaje isleño, principalmente en las Canarias orientales. Traídos desde la costa noroeste de África, los camellos fueron de gran ayuda para las explotaciones agrícolas y como transporte de carga pesada. Su uso se ha transformado, como lo ha hecho la economía de las islas, al trasladar el protagonismo de la agricultura al sector turístico.

La silueta del camello en las dunas como imagen turística de Gran Canaria se mantiene después de 60 años, junto a la playa y el oasis de Maspalomas con su palmeral. La mezcla ideal de exotismo, belleza y calidez que consolida un destino líder de sol y arena en el invierno europeo. Justo en la Reserva Natural Especial de las Dunas de Maspalomas, con sus 400 hectáreas de un paisaje que recuerda al desierto del Sahara (que tiene una superficie de 9,2 millones de kilómetros cuadrados). Una imagen que perdura en un idilio entre los turistas europeos y este enclave durante más de medio siglo. Y todo empezó en 1961 con un libro que presentaba las bases del concurso internacional de ideas para crear Maspalomas Costa Canaria, cuando en el lugar no había nada más que el faro, algunas cabañas ¡y una estación espacial de la NASA!, que formó parte de los programas Mercury, Gemini y Apolo.

Astronautas del Apolo en Maspalomas.

Tanto en aquel libro que convocaba el concurso, como durante la presencia de los famosos astronautas norteamericanos, incluidos los héroes que pisaron la luna por primera vez, hay una presencia muy especial que destaca en las imágenes: los camellos o dromedarios. Un animal de carga que ya se incorporaba como parte de la postal turística del destino, una imagen que coincidía con el estreno en todo el mundo de ´Lawrence de Arabia´, una de las películas más famosas de la historia del cine, entre los 10 mejores filmes, y ganadora de 7 estatuillas Oscar, dejando para la historia la icónica imagen de los paisajes desérticos, con Peter O'Toole rodeado de tribus árabes, montados sobre dromedarios contra los cañones del ejército turco.

Boda en Teror. Néstor Martín-Fernández.

Otros/as turistas famosos también montaron a lomos de camellos, como la escritora Olivia Stone, a finales del s XIX, quien detalla la presencia de estos animales en varias de las islas. Sin embargo, desde hace 60 años, la supervivencia de esta especie en las islas depende de su papel como atractivo turístico. Una situación que ha permitido que los ejemplares existentes en Gran Canaria, no sólo sean los únicos exportables a Europa, Brasil o Australia (entre otros puntos del planeta), sino que también han sido objeto de estudios promovidos por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas, con fines médicos, mejorando los resultados que se obtenían en las muestras de otras especies animales. Otros servicios que puede prestar es la limpieza o restauración del conjunto de dunas, o participando en escenas cinematográficas. Por ahora, son el más antiguo transporte que recorre el entorno de las dunas en un tranquilo paseo.

Casino de Tenerife. Néstor Martín-Fernández.
  • PS: Artículo que publicará el periódico It is Gran Canaria en su próxima edición.