domingo, 17 de marzo de 2019

Jorde y el primer hotel turístico de Gran Canaria

Hotel Santa Catalina. 1891 (Fedac)
José Suárez Falcón (Jorde)
La historia del turismo y el periodismo son paralelas, con numerosos periodistas que nos permiten a través de sus publicaciones esclarecer los acontecimientos y la evolución de este sector en la isla, como el caso de Jorde (seudónimo de José Suárez Falcón, Gáldar 1880 – Las Palmas de Gran Canaria 1957) quien fuera uno de los promotores de la Asociación de la Prensa de Las Palmas (fundada en 1898) por Franchy Roca y retomada a principios del XX por Domingo Doreste Fray Lesco.

Los periodistas, según recuerda J.J. Laforet, nos permiten conocer aquella “ciudad en expansión y modernización, que contemplaba la construcción de un gran puerto... así como de nuevos fenómenos como el turismo, que conllevaba la introducción de modas y costumbres hasta el momento desconocidas en la isla, a la expansión del sector cultural contemplaba en 1898 la salida a la calle de periódicos como 'Diario de Las Palmas', 'El Fígaro', 'Sin Título', 'El Telegrama', 'El Tiempo', 'Los Sucesos', 'La Patria', 'El Cronista', 'España' o 'El Atlántico'...”
El fundador de la Asociación el abogado y periodista José Franchy Roca (Las Palmas de Gran Canaria 1871 – México 1944), dirigió el periódico 'Las efemérides', donde encontramos a un jovencísimo periodista Jorde (según recoge la investigación de Beatriz Andreu).

Más detalles sobre la figura de Jorde encontramos en el trabajo de Sebastián Monzón Suárez y Alejandro C. Moreno y Marrero, titulado 'Recuerdos de Gáldar': Trabajó como funcionario del Ayuntamiento de Las Palmas como bibliotecario y posteriormente director del Negociado de Sanidad Municipal. Como periodista fue redactor de 'Efemérides', 'El País', 'El Comercio', 'El Liberal', 'Hoy' y 'Falange', colaborador de 'La Provincia' y 'Diario de Las Palmas', así como director de 'El Telégrafo', 'La Defensa' y 'Ecos'.

Publicó sus obras “Al margen de la vida y de los libros”, “Burla Burlando”, “Historia de los establecimientos de enseñanza de Las Palmas”, “Labor Volandera”, “Galdós en el teatro contemporáneo”, “Bocetos biográficos de D. Antonio López Botas, D. Antonio Artiles Ojeda y D. Andrés Navarro Torrent”, “El Puerto de la Luz y los hermanos León y Castillo” y, por último, “Visiones y hombres de la isla”, del que publicamos el texto titulado "Turismo y hoteles".

Vinculado al Museo Canario toda su vida, Jorde mantuvo una estrecha amistad con Tomás Morales, Alonso Quesada, Saulo Torón, Fray Lesco, Francisco González Díaz, Néstor Martín Fernández de la Torre, Nicolás Massieu, los hermanos Luís y Eduardo Benítez Inglott, Juan Sosa Suárez (“Belarmino”), José Mesa y López, Domingo Rivero, los hermanos Luís y Agustín Millares Cubas, Carlos Navarro Ruíz, Montiano Placeres, Bernardino Valle y Gracia, Francisco de Armas Medina, José Batllori y Lorenzo, Ángel Guerra, Manuel González Martín y otras celebridades.
  • "Turismo y hoteles"
"En curso de ejecución las obras del puerto de refugio, levantáronse hoteles extranjeros con miras a la atracción de turistas. Cuando al poco tiempo de la conquista, las naves de Colón hicieron escala aquí, en viaje hacia el nuevo mundo, el puerto llamábase de las Isletas, que daban abrigo a la extensa rada. Según la tradición, una misteriosa y fugitiva luz que salía de los riscos de Guanarteme y recorría la ribera hasta la antigua ermita de la Virgen, dió nombre al puerto. Esa luz, que encendía la supertición de las gentes sencillas, fué la que, disipando las tinieblas de la incomunicación y el atraso de esta isla, alumbró los horizontes del futuro con la construcción del puerto.

El primer hotel de turismo que se edificó fué el Santa Catalina, en el viejo camino abierto entre arenales, bordeado de polvorientos tarahales. Hagamos un breve historial. La construcción del edificio para albergue de turistas, despertó general entusiasmo, disputándose la adquisición de acciones. Hubo quien invirtió sus ahorros en acciones.
Para edificar el hotel constituyose una sociedad, The Grand Canary lslands. De las 2.500 acciones emitidas, a 250 pesetas cada una, reserváronse 300 al capital canario. El Consejo administrativo residía en Londres y en nuestra ciudad se constituyó una Junta, bajo la presidencia de don Fernando del Castillo y Westerling, conde de la Vega Grande, de la que formaban parte el general Pérez Galdós, el ingeniero León y Castillo y otras personalidades de acreditada solvencia económica y moral. Las obras se terminaron antes de dos años de iniciadas, inaugurándose el hotel a principios de 1890, el mismo año que comenzó a funcionar el tranvía a vapor.

En las temporadas de invierno, el hotel de Santa Catalina se llenaba de huéspedes, ingleses en su mayoría, construyéndose más tarde el Metropole, Santa Brígida, Victoria. En Santa Catalina alojáronse notables personajes españoles y de países extraños, entre los que recordamos al conde de Pradere, uno de los principales accionistas de la compañía de Electricidad. Asistió a la inauguración del alumbrado público de Las Palmas, a fines del siglo pasado. En uno de los salones bailó sus voluptuosas danzas la celebrada artista Luz Chavito, tan aplaudida en París, que viajaba con el conde de Pradere.

En breve estancia pasó asimismo por Santa Catalina, la bella aventurera del amor, princesa del Caraman Chimay, con el violinista húngaro Rigo. En 1906 se hospedaron en el Santa Catalina los ministros que acompañaron al rey D. Alfonso XIII a Canarias: Conde de Romanones, general Luque y almirante Concas.

Las repercusiones de la guerra del 14 al 18 fueron catastróficas para el archipiélago. Sin tráfico los puertos, paralizada la exportación de frutos a los mercados extranjeros, sin movimiento de viajeros, las islas padecieron una grave crisis económica, traducida en profundo malestar colectivo. Para dar de comer a multitud de obreros, sin trabajo en el Puerto de la Luz, instaláronse cocinas económicas.

La empresa del hotel resultó ruinosa para los accionistas locales que perdieron el dinero empleado, sin percibir los dividendos con que soñaron en su patriótico optimismo. Cerradas las puertas, el Santa Catalina se puso en venta. D. Juan Bordes Claverie y D. Miguel Curbelo Espino adquirieron las obligaciones, pasando a ser de su propiedad el edificio y los extensos terrenos, desde la carretera hasta el filo de la colina del poniente, donde se habían instalado juegos de pelota.

En 500.000 pesetas trató de adquirir el Cabildo insular el inmueble para instalar en él un asilo de niños. Hubo oposición, por creerse que no debía desaparecer el hotel, y se desistió. Entonces se apresuró a adquirirlo el Ayuntamiento, presidido por D. José Mesa y López, en 1922, conservándose el hotel y destinando los Jardines a parque municipal, con el nombre de Doramas, en memoria el heroico canario que perdió la vida luchando contra los conquistadores. Con loable previsión, a fin de ensanchar el parque, el señor Mesa y López adquirió también para la ciudad, la finca colindante de Wood, en la cual estaba enclavada la vetusta ermita de Santa Catalina. En este lugar se alza hoy el típico Pueblo Canario.

Fué el de Santa Catalina el más importante y confortable hotel de nuestra isla y es hoy el más suntuoso, abierto nuevamente al público. El primitivo edificio, conservando en la reconstrucción su elegante traza arquitectónica, ha ganado en amplitud para la adecuada instalación de los diversos servicios que exige un moderno hotel de turismo. Sus espaciosos jardines, con ejemplares de rica flora indígena, se embellecerán más cada día".

sábado, 16 de marzo de 2019

La maldición de Manrique en Gran Canaria

El 'Juguete' antes de ser retirado (Tino Armas)

Esta semana se hizo justicia con un canario de Lanzarote pero que hizo de todo el Archipiélago su preocupación. César Manrique fue reconocido por el Cabildo Insular de Gran Canaria como Hijo Adoptivo de la Isla, lo que a la gran mayoría de isleños nos ha alegrado y se le ha hecho justicia por tanto que ha querido a la isla y a los numerosos amigos, amigas y admiradores que tiene el artista de la naturaleza o de naturaleza canaria. El acto tuvo lugar en el Auditorio Alfredo Kraus cuya ubicación inicial estaba prevista en la zona de La Puntilla. Sin embargo, en dicha plaza en el otro extremo de la playa de Las Canteras, se colocó una escultura de la serie Juguetes del Viento, que en los años 90 del siglo pasado, pero que fue retirada hace tres años para ser reparada (creo que no era la primera vez), y todavía no ha podido volver al lugar que le asignaron.
La ubicación del Juguete del Viento, en mi opinión, ha sido un fracaso estético y económico. Nunca debió plantearse su ubicación junto a la marea porque la corrosión de la estructura ha sido tal que han tenido que retirarla. La decisión política de cubrir aquel enorme espacio con una escultura de Manrique (sin tener en cuenta la idoneidad de la obra en el enclave por su volumen y sus condiciones de exposición al salitre permanente) ha sido vencida por los elementos, aunque pudo evitarse si se hubiera tenido en cuenta el sentido común.

Es cierto que se evitó que el lugar fuera cubierto por el Auditorio que hoy está al final de la zona de la Cicer (nombre que recibe de la primera central eléctrica de la isla). Un edificio de tal volumen habría sido un muro entre Las Canteras y El Confital. La idea defendida por Domingo González Chaparro era explicada por él plásticamente como un volador que recorría la playa para realizar su espectáculo artificial en el extremo de La Puntilla. Pero al final resultaba que el volador chocaba con un muro, y este se estampó contra un muro de oposición civil.

Tras la creación de la plaza sobre el aparcamiento, Escuela de Vela y restaurante, llegó la solución a ese descampado que ofrecía una vista penosa del poblado de chabolas de El Confital. Y la 'solución' a ese desangelado solar urbano fue colocar una obra de César Manrique, a quien en este entorno habían frustrado su proyecto para El Confital, otro desplante al artista conejero en la isla canariona. Pero nadie pensó ni tuvo la previsión de que el salitre acabaría con las piezas de esa obra que estaría más tiempo en el taller que en la plaza, un solar que le quedaba tan grande que le daba un aspecto de ridiculez, ubicada en el extremo más próximo al oleaje. Y al final se quedó en el taller con la probabilidad de que no vuelva por prescripción facultativa para evitar su deterioro irreversible anunciado.

Hablaba con la arquitecta paisajista, Flora Pescador, acerca de nuestros coincidentes planteamientos sobre este asunto el día después del fallecimiento de Martín Chirino, y coincidimos en que éste era el espacio para la obra simbólica del escultor grancanario y gran canario. En la playa donde vivió y compartió su infancia con los Millares Sall, los Padorno, Monzón, los Gallardo, Reyno..., y muchas familias que habitaban ese ecosistema de proyectos de vida e imaginación. Muy cerca de donde su padre trabajaba el metal en los talleres de reparación de buques. La posibilidad estaba ahí pero probablemente decirlo habría hecho saltar la reacción ¿Cómo quitar una obra que ya ocupaba el lugar? ¡Y, encima, de César! Y así se escribe la historia de las decisiones desacertadas de esta ciudad/isla, que son demasiadas.

Ahora será imposible pedir a Martín Chirino que nos haga soñar con el viento, el mar, el horizonte, el cielo y el arte. Pero eso no quiere decir que sigamos manteniendo el error, obstinadamente, de ubicar en La Puntilla una 'chatarra' en descomposición por causas naturales.

Flora ha dedicado a este tema varios trabajos, de los que extraigo aquí un párrafo sobre este entorno en la visión de la arquitecta y paisajista, tal como recoge el libro de ponencias de las III Jornadas del Paisaje de Gran Canaria: “...Otros buenos ejemplos se han dirigido a posibilitar la continuidad peatonal y accesibilidad al territorio como el ejemplo actual de recorrido desde El Confital hasta El Rincón pasando en su tramo más extenso por el paseo urbano de la playa de Las Canteras. Esta continuidad en el uso conecta la ciudad de una forma amable con el espacio natural además de ofrecer panorámicas abiertas y lecturas de transición del paisaje natural que circunda a la ciudad. Algunos puntos intermedios como el de La Puntilla podrían perfectamente convertirse en un lugar muy especial de conexión de la ciudad con el mar a partir de una buena lectura desde el arte y el paisaje atendiendo a sus extraordinarios valores naturales. Un buen ejemplo de intervenciones en lugares excepcionales es el proyecto del Peine del Viento de la playa de Ondarreta en San Sebastián con la intervención conjunta de Chillida y Peña Ganchegui, una actuación ejemplar de interacción entre un medio natural de fuertes esencias marítimas y un contexto urbano. La Puntilla alberga una potencialidad semejante de poder convertirse en un lugar excepcional de interacción de arte y espacio libre entre la ciudad y el mar”.
En su opinión, un Juguete del Viento es una escultura que “habla especialmente de los alisios y que fue pensada con mucho acierto por César Manrique, en principio para la isla de Lanzarote. Para mi, en Gran Canaria es un privilegio contar con esta escultura de César a pesar de estar repetida en cinco localizaciones distintas (Lanzarote, Fuerteventura, Gran Canaria, Ceuta y creo que en Alemania) quizás la repetición banaliza el valor de la misma y también el valor de los lugares al no estar pensada específicamente para la localización en donde se encuentra (en su día fue pensada por César para localizar en rotondas de Lanzarote). Esta escultura ha tenido problemas en la localización de La Puntilla debido a su propia estructura con articulaciones y con cojinetes, necesarios para que los brazos se muevan con el viento. Estas articulaciones funcionan muy mal en una situación cerca del mar y ese es el motivo de que se estropee con tanta facilidad. Probablemente sería mejor ubicarla en un entorno más protegido y asocado y también en un espacio más medido  para que pueda mantener una buena relación de escala con el lugar. Me parecería muy bien la zona de Las Coloradas como propusiste por estar muy cercana a la obra que pudimos tener de César en el Confital y que no fue posible. La Puntilla demanda desde hace mucho tiempo un proyecto pensado para ese sitio. Para mí es uno de los lugares más especiales de la ciudad de Las Palmas, justo donde nace la barra y la propia playa y que tiene un valor paisajístico enorme. Podría tener una interpretación propia desde el arte y el paisaje, podría ser un lugar de mucha energía e intensidad si se trata con sensibilidad. Alguna vez pensé que sería un lugar perfecto para una incorporar una escultura de Martín Chirino, alguien muy vinculado a la playa y que siempre hablaba del viento del mar el horizonte seguro que habría hecho algo muy especial pensado para ese sitio y con un buen proyecto de integración del paisaje”.

En definitiva... ¿Alguien va a pensar detenidamente sobre este tema para poner remedio a una desacertada decisión?
Eje del 'Juguete' en su estado actual.

jueves, 14 de marzo de 2019

Vientre sagrado de Gran Canaria

Cuevas de Acusa
Por su interés, traigo a este blog un artículo publicado en la revista turística 'Welcome to Gran Canaria' en su número 69 de marzo de 2019. 

En breve podremos conocer la decisión de la Unesco a la propuesta para declarar la cueva de Risco Caído y las Montañas Sagradas como Patrimonio de la Humanidad por su “valor universal excepcional”. Sea cual sea el resultado, el lugar ya ha recibido el reconocimiento de todo aquel que ha podido conocer un lugar singular, en el que el hombre y la naturaleza muestran lo más extraordinario que son capaces de crear en armonía, al ser una de las 700 zonas del planeta declaradas por la Unesco como Reserva de la Biosfera.

Y el isleño forma parte inseparable del conjunto, de ese entorno que es una metáfora de planeta diminuto o continente en miniatura donde se une cielo, tierra y océano. Este micromundo dentro del mundo fortalece el vínculo personal con la isla y especialmente en este refugio interior que está libre de la lucha eterna contra las corrientes marinas. Una isla que es muy conocida por sus costas, pero que en lo más alto y alejado del mar tiene el corazón de Gran Canaria, y a la vez vientre de la isla, al que hace honor el himno musical y emocional de Gran Canaria 'Sombras del Nublo' (Néstor Álamo, 1936) y que describe la zona como "altar de mi tierra guanche". Un trono de precipicios y roques sobre el abismo donde moran en cuevas desde hace siglos gentes de cumbre, una forma de vida creada por los primitivos pobladores que adoraban a la naturaleza en sus elementos y que organizaban sus ritos y actividades con conocimiento astronómicos muy certeros, principalmente con el sol, según los últimos descubrimientos que aportan un original y mágico argumento a la candidatura liderada por el Cabildo de Gran Canaria.

Hoy día encontramos en estos parajes a artistas y creadores, restauradores, emprendedores, investigadores, jóvenes que obtienen de la tierra sus mejores frutos como se ha hecho durante generaciones pero con recursos y conocimientos muy superiores. Viven una vida intensa al ritmo de la doble insularidad de isla y montaña.

Para el insular, cada texto, imagen o descubrimiento provoca la exaltación de los sentimientos, mientras el visitante, reacciona con asombro y aceptación ante la grandiosidad del paisaje de las cumbres. Una escena descrita como la 'tempestad petrificada' (Miguel de Unamuno, 1910) de una gran caldera de hundimiento en el lugar donde surgió la isla, en este vientre volcánico apagado. Tras el terrible nacimiento, desarrolló formas de vida propias. Especies adaptadas a su clima y escasos recursos de una tierra calcinada en la que, a pesar de las dificultades, los seres humanos transformaron parte del paisaje y se integraron en él. Pero la vida en las cumbres era distinta. Largos recorridos por zonas acantiladas, cabreros capaces de escalar desafiando pasos imposibles y viviendas en paredones que mantienen un pasado troglodita y que invitan a adentrarse en las cuevas para sentir la tierra y la roca envolverte. Un refugio sin tiempo, con una temperatura estable y agradable para los seres humanos. El espacio en cuyas paredes los primitivos canarios labraron figuras púbicas para sus ritos de fecundidad, o las llenaron de estrellas blancas. Y ha sido en los últimos años cuando se ha descubierto la presencia de huecos de luz que producen el efecto de un reloj o calendario de las estaciones.

Este territorio, además de sus secretos ocultos durante siglos, es el mismo lugar que fue desforestado durante siglos hasta convertirlo en un territorio árido, desnudo, hasta que hace 50 años el Cabildo inició un plan de reforestación que ha transformado el paisaje para devolverle elementos de un pasado de vegetación exuberante que prácticamente desapareció. Por ello ahora el turista y el propio isleño encuentran en el corazón de la isla una serie de experiencias únicas que dan sentido a Las Afortunadas.

La población es escasa. El aislamiento y la incomunicación invitaba a emigrar donde hubiera puerto, aeropuerto, carreteras y todos los servicios. Pero el amor a la vida en un lugar tan extraordinario no desapareció, resurge con fuerza.

El turismo recelaba de las carreteras -muchas de tierra, entonces- tan largas y continuas curvas de vértigo... Pero Néstor Martín-Fernández de la Torre anticipó la llegada del turismo promoviendo la construcción del Parador, y se sucedieron el museo-restaurante el Hao del 'canariólogo' Vicente Sánchez Araña, la Cilla y la Cuevita de Artenara. Se quiso hacer un hotel y teleférico desde Agaete, casi al nivel del mar, hasta el Pinar de Tamadaba... La historia turística de la zona, hoy Reserva de la Biosfera por la Unesco, se hunde en el pasado de científicos o viajeras sorprendentes y enamoradas de este paisaje como Olivia Stone.

Otra característica en este nuevo interior isleño es la silenciosa y espectacular colonización de las tierras abandonadas y los lugares más inaccesibles por los almendros. Una red de raíces que contribuye a frenar la erosión. Es tal el estallido de la floración que los pueblos le dedican fiestas como excusa para realizar un paseo por la gran paleta colorista de las cumbres.

Pero el alma del paisaje es el agua, su abundancia y escasez caracterizan las diferentes formas y colores de este paisaje que podemos encontrar cada año. El agua ha sido y es la mayor preocupación de las gentes de Gran Canaria, y es el objeto de las mayores infraestructuras realizadas en el interior de la isla con los grandes embalses, junto a una red de carreteras que invita a disfrutar de la conducción y de las sorprendentes panorámicas que ofrece el paisaje.

Estas vías ya no son duros caminos, solitarios, sino un animado encuentro con gentes en coche, moto, bicicletas o a pie. Hay zonas protegidas, recreativas, restauracion, bodegas, grandes festejos. Y un clima que invita a vivir intensamente del interior de la isla a la sombra del Nublo con esa roca que reta al cielo y que acompaña la espectacular silueta del Teide en el horizonte. Un privilegio que es suficiente para no dejar de visitar el vientre sagrado de Gran Canaria.

domingo, 10 de marzo de 2019

Gran Canaria adopta a César Manrique

Los ojos del artista: César Manrique.

En abril se cumple el primer centenario del nacimiento del artista del paisaje y creador de espectáculos visuales en los que el guión es interpretado magistralmente por la naturaleza. César Manrique (1919-1992) falleció víctima de un accidente de tráfico, premonitorio resultado de una de sus obsesiones como fue el incremento del parque móvil en su isla y en el mundo. Y es que el artista llevó a sus máximas consecuencias el principio de pensar globalmente y actuar localmente. Siempre preocupado por los derroteros que la humanidad con su equívoca y consumista búsqueda de la felicidad, un sueño egoista que arrastra al planeta y a sus habitantes a las “consecuencias de este abuso irracional, por estar en juego la supervivencia de la especie”.

César fue el artista que mejor supo unir arte y naturaleza, digno discípulo de otro profeta del paisaje canario, Néstor Martín-Fernández de la Torre (1887-1938), de quien asumió su doctrina de “hacer de la vida una obra de arte”, y así lo hizo, convirtiendo enclaves naturales en obras artísticas visitables y reconocibles por millones de personas de todas las nacionalidades, junto a una proyección internacional de la marca de Lanzarote como tierra de volcanes para el deleite.

La trascendencia global de César, como la de Néstor, hace necesario conocerlos en todas sus vertientes. Primero, como artistas capaces de mostrar el paisaje convertido en arte para introducirnos en él. El amor y respeto a la naturaleza anticipó en ambos la búsqueda de la sostenibilidad y la integración de los seres humanos con la fina capa de nuestra biosfera, constituida por agua, tierra y la atmósfera, en la cual se desarrolla la vida con cada vez menos recursos por la voracidad de la sociedad. Una segunda vertiente, ligada a esta, es la finalidad pedagógica de sus obras, a través de las cuales sensibiliza a los visitantes sobre la importancia de conservar el entorno y las maravillas que nos puede ofrecer. Una tarea que educa a millones de personas pero también atrae el interés especulativo que provoca en el artista el compromiso social para hacer frente ante las amenazas que se concitan sin que para ello haya otro remedio que la movilización social. Y ahí surge la tercera vertiente, la del mensaje y el compromiso, con constantes intervenciones en medios y públicamente para reclamar el respeto y cuidado del entorno y las tradiciones, sin descanso: “No debemos desfallecer, hay que seguir adelante, estar vigilantes mantener viva la conciencia crítica, pues el futuro nunca está conseguido, lo tenemos que hacer desde el presente”. Una lucha angustiosa contra el tiempo y el rumbo suicida de una sociedad insensible con el anunciado desastre porque “No hemos podido todavía aprender la lección, para rectificar y salvar lo que nos queda”.

Sus esfuerzos no fueron baldíos, aunque su fallecimiento dejó huérfanos a quienes había convertido y convencido para trabajar unidos. El esfuerzo, vivo todavía entre sus seguidores, carece desde hace 25 años de una voz reconocida mundialmente, con autoridad y prestigio para amplificar “la lucha por nuestra supervivencia y por la conservación de nuestro entorno”. Si bien nos queda la satisfacción de saber que su labor también cultivó el optimismo, como sucede en quienes intentan aportar su contribución a los objetivos de salvar el medio y, paralelamente, el estilo de la isla, de Lanzarote como ejemplo. De ahí que en sus reflexiones no encontremos capitulación, sino todo lo contrario: “No me arrepiento. He sido un hombre libre y feliz: no hay destino más hermoso”.

El Cabildo de Gran Canaria declara a César Manrique Hijo Adoptivo por su aportación a la conciencia y no a las obras que no pudo realizar en la isla. El éxito de los proyectos de Néstor (Pueblo Canario, Parador de Tejeda, Casa del Turismo, Tipismo y Visiones de Gran Canaria) no tuvieron en esta isla el sucesor que pudo ser César y así desarrolló su obra en las demás islas convirtiendo Lanzarote en el territorio manriqueño (Jameos del Agua, Cueva de los Verdes, Mirador del Río, Jardín de Cactus, Castillo de , Monumento al Campesino, Los Algibes, Montaña de Fuego, El Almacén, Fundación César Manrique...). Los turistas siempre encontraban otra novedad hasta el fallecimiento del artista, 6 meses después de inaugurar su Fundación. Sin embargo, este reconocimiento revive el espíritu de dos artistas que llevaron el arte a la vida y pretende dar paso a nuevos creadores con una visión de futuro en el que el hombre y la naturaleza puedan convivir haciendo realidad la sostenibilidad.

[Artículo publicado en el número 69 periódico mensual gratuito 'Welcome to Gran Canaria']

Enlaces a algunos artículos que he publicado sobre César Manrique:

Enero 2011
Marzo 2011
Julio 2011
Noviembre 2014
Diciembre 2014
Diciembre 2016
Junio 2017
Julio 2017

Noviembre 2018
Enero 2019

jueves, 7 de marzo de 2019

Cuando Guía se convirtió en el centro expositivo de Canarias

Yeya Millares, Alberto Manrique, Ventura Doreste, Felo Monzón, Mercedes Geara, Elvireta Escobio y Manolo Millares
Días atrás La Provincia informó de la cesión del archivo fotográfico del cronista de Ingenio, Luis Rivero Luzardo, al Archivo Municipal. Ilustraba la noticia una foto de una exposición en Guía que tuvo lugar en agosto de 1950. Había 7 personas en la imagen. En su pie sólo se citaba a Manolo Millares y Felo Monzón. Pero hay muchas historias tras esta foto que recuerda uno de los acontecimientos artísticos más asombroso que ha tenido lugar en la isla y una de las celebraciones populares en Guía más recordada.

La imagen se realizó en la inauguración del I Salón de Arte de Santa María de Guía, con Alberto Manrique de Lara (fallecido en marzo del año pasado), Ventura Doreste, Mercedes Geara, Elvireta Escobio, y Yeya Millares (esposas de Felo, Manolo y Alberto, respectivamente). Ventura hizo la presentación con una disertación sobre arte moderno, pero en las salas había obra de más de 60 artistas de la isla, de distintas épocas y técnicas. Estos artistas ya formaban parte del recién creado grupo Los Arqueros del Arte Contemporáneo (LADAC), aunque no participaron en este salón como tal.

En raras ocasiones se ha podido reunir una representación tan amplia del arte canario, junto algunos destacados pintores peninsulares del siglo XIX y comienzos del XX que formaban parte de "la pinacoteca del señor Martín Vera con valiosas obras de los maestros nacionales más destacados (Solana, Aguilar, etc.)" (periódico Falange). También incluía obra de los fallecidos Néstor, Nicolás Massieu, Gómez Bosch y Oramas, entre otros.

Tan sólo el arte insular lo componían  más de 60 artistas, con 39 pintores , 14 escultores, 10 dibujantes, 124 cuadros, que presentaban 186 piezas. De esta gran cantidad de autores, sólo 5 eran mujeres: Josefina Maynadé (que presentó pinturas, esculturas y dibujos), Carla Prina, Virginia Solalinde, Carmen Navarro y Elvireta Escobio

En el artículo publicado en 'Falange' el 1 de septiembre de 1950, con la firma de A. Vigil, se explica que “La ciudad de Guía, cuyo ambicioso caminar ha encontrado alentadora resonancia en el propio Gobierno, abrirá esta tarde a la pública fruición su '1 Salón de Arte'. A primera vista puede que el hecho se nos aparezca desprovisto hasta de la mínima trascendentalidad, pero a poco que se ahonde en su significación será fácil advertir que su importancia es grande y que ésta no se circunscribe al medio guiense, sino que revierte prometedoramente a esfera más vasta”.

“Hasta ahora no hace muchos años, una exposición de arte era aquí un suceso bastante infrecuente, y organizar una muestra colectiva como la que hoy se exhibe en la ciudad de Luján era empresa poco menos que quimérica”, añade, para señalar que es una forma de acercar a los artistas al “paisaje del Norte, inédito, o casi inédito para el Arte”. Un municipio que además puede presumir de dos hitos culturales La música y  Luján, doblemente significativo en el panorama artístico del Archipiélago”.

Además, el Salón de Arte coincidió con la exposición de labores de calado, bordado, barbilla “y otras habilidades femeninas, que tan justo renombre han dado a nuestra artesanía” lo que puede dar idea de la magnitud del programa de actos de aquel año. Pero también hubo una excelente muestra de arte flamenco en las islas, tal como recogió el más popular medio de difusión de la época: el NO-DO.

Artistas españoles participantes (por orden alfabético)

  • Pintura: José Aguiar, José Arencibia, Francisco Arias, Ricardo Baroja, Sergio Calvo, Enrique Crusat, Víctor Doreste, Antonio García, Jesús G. Arencibia, Tomás Gómez Bosch, Juan Ismael, José Julio, Mariano Laforet, Alberto Manrique, Néstor Martín-Fernández de la Torre, Vinicio Marco, Nicolás Massieu, Manuel Millares, Baudilio Miró, Felo Monzón, Carlos Morón, Josefina Maynadé, Feliciano Ojeda, Richard Oppel, Jorge Oramas, Antonio Padrón, Poveda, Planasdurá, Carla Prina, Darío de Regoyos, Juan Rodríguez González, Enrique Sánchez, Antonio Santana, Santiago Santana, Santiáñez, Gutiérrez Solana, V. Solalinde, Cirilo Suárez y Julio Viera.
  • Escultores: Manuel Betancor, Abraham Cárdenes, Plácido Fleitas, Antonio Gallardo, Peregrín Hernández, Juan Jaén, Gregorio López, Matías López, Josefina Maynadé, Miguel Márquez, Juan Márquez, Carmen Navarro, Ángel Pérez y Esteban Saavedra.
  • Dibujos: Enrique Crusat, Elvireta Escobio, Juan Ismael, Josefina Maynadé, Cristino Mallo, Felo Monzón, Richard Oppel, Cirilo Suárez, Eduardo Vicente y Ángel Ferrant.
Manolo Millares, Ventura Doreste, Mercedes Geara, Felo Monzón, Elvireta Escobio, Alberto Manrique y Yeya Millares.