domingo, 23 de noviembre de 2014

Aromas en vena

Encuentro de scouts en Los Siete Lagares (Fedac)
El pasado viernes tuvo lugar en la Casa del Vino una jornada de análisis y difusión de la cultura del vino y el turismo denominada ‘Santa Brígida, cuna del Patrimonio Vitivinícola’, organizada por la empresa Tu destino rural y la colaboración del Consejo Regulador de la Denominación de Origen Vinos de Gran Canaria, el Ayuntamiento de Santa Brígida y el Cabildo Insular de Gran Canaria. En dicho acto intervine con la ponencia “Aromas en vena. Y vino el turismo o el turismo del vino. Miradas sobre una actividad recuperable”.

Durante mi intervención, comenté que el vino tuvo una enorme importancia en la actividad económica de Gran Canaria desde la finalización de la conquista de la isla, desarrollándose y extendiéndose durante los siglos XVI, XVII y XVIII, siendo éste último el período de esplendor de la producción vitivinícola en Gran Canaria. De ello dan fe los textos de Torriani (s. XVI) cuando sitúa el vino y los cereales como los principales productos de la isla; entre este siglo y  el XVII tenemos  el reconocimiento internacional que supuso la inclusión del vino ‘Canary’ en las obras de Shakespeare (‘Las alegres comadres de Windsor”, “Enrique IV”, “Noche de reyes” y otras”) quien reconocía que este malvasía es “Maravillosamente penetrante y que perfuma la sangre”. Ya en el XVII tenemos también a José de Sosa (“Topografía en la isla fortunada Gran Canaria”) también señalando que son los cereales y el vino los principales productos de la isla, corroborado y destacado por José de Viera y Clavijo en su ‘Historia Natural de las Islas Canarias’, en el siglo que se produce el mayor esplendor de esta actividad.

Como novedades a los conocimientos (predicar en el desierto, tal como afirmé) de expertos investigadores como Álex Hansen, cité los datos aportados en el recientemente publicado libro sobre la historia de la familia condal, cuyos autores son los catedráticos Manuel Lobo y Fernando Bruquetas, quienes han descubierto en los interesantísimos archivos de esta saga documentos que dan fe de varios hechos que aportan nuevos datos a la historia de Gran Canaria. Como el que María Fernández Calva creó un vínculo en 1524 a favor de su hijo Francisco de Zurita en La Hoya de la Fuente y Valle de Casares, en Telde, que incluía parrales, lagar y prensa. Todo ello apenas treinta años después de declarada oficialmente la conquista de Canaria. A partir de ahí, el citado estudio recoge que desde Telde, a mediados del siglo XVI se extendieron los viñedos por la vega (como antes se llamaba a la zona comprendida entre Tafira y San Mateo) y las medianías por La Angostura y el monte Lentiscal, Los Olivos, Granados en Tenoya, Gáldar y Guía. Una actividad destinada principalmente a exportar estos caldos a Europa, las indias y África. Pero no era el único producto. Uno de los mayores logros de esta familia del Castillo fue la potenciación de la actividad agrícola y de la sal (en aquellos primeros siglos de nuestra historia post conquista) para la exportación. De ahí que fueran pioneros y exitosos productores e innovadores con los ingenios de azúcar, el plátano, la barrilla, la cochinilla, el tomate, así como en otros sectores (transportes, turismo…). Entre otras cosas, la familia del Castillo fue de las primeras que reconvirtió la cada vez menos rentable producción de azúcar, cambiando cañas por viñedos, como hicieron Agustín Inglés del Castillo y Gregorio del Castillo. Actividad que logró un importante impulso con Fernando Bruno del Castillo, quien actualizó y amplió sus bodegas y lagares en Satautejo o en la costa de Lairaga. Igualmente, Agustín y Gregorio colaborarían con Rodrigo de León, propietario de una nao para llevar vino a Indias, con importante éxito, relación que sus descendientes continuaron hasta el siglo XVIII. La falta de medios para combatir las enfermedades de las vides y la creciente competencia hicieron que la actividad decayera durante el XIX y el XX, no sin lograr importantes éxitos la familia condal como los primeros premios en los concursos nacionales de vino de 1857, 1860, 1869, 1873 y 1875.

Yo creo que también se produce una transformación cultural en la sociedad isleña, ya que en 1910, en la primera guía turística de Gran Canaria realizada en la isla se multiplican los anuncios en los que los comercios y comerciantes destacan entre sus productos el vino, aguardiente y licores. Así aparecen en los anuncios de Café Central, La Nueva Verbena, La Mallorquina (de Sebastián Sansó), La Puerta del Sol (de Agustín Rodríguez y Torres) o el almacén de Francisco Ortega. Estamos hablando de la época de esplendor del turismo de viajeros, con 13 hoteles en Las Palmas de Gran Canaria y otros (entre ellos el Santa Brígida o el Victoria) en la zona del Monte. Un momento en el que, además, los visitantes podían realizar la llamada ‘Vuelta al mundo’ con subida por Marzagán hasta Bandama, visita al (entonces) poblado troglodita de La Atalaya y recorrido por toda la zona vinícola.

Pero toda esa cultura y patrimonio entró en franca decadencia. De hecho, en la revista Isla (publicada por el Centro de Iniciativas y Turismo entre 1946 y 1969) no hay ningún artículo o alusión a la actividad vitivinícola ni a los vinos de la isla. Lo mismo sucede en la revista Costa Canaria (promovida por la familia Condal, bajo la dirección de Carlos Yrisarri, entre mediados de los sesenta y de los setenta), tampoco hay alusiones a este sector. Por el contrario, encontramos la creciente publicidad de otras bebidas más europeas (y más conocidas por los turistas que nos visitaban de los países escandinavos, Alemania e Inglaterra) como el whisky, ginebra, coñac, vodka… O incluso los vinos rosados o de Península. Asimismo, en la isla se van extendiendo las fábricas y marcas de ron, con una expansión de esta bebida entre los isleños que supera la del consumo del vino (Artemi, Arehucas, Guajiro, Ron miel Indias, ron Aldea…). El tipismo de Néstor Martín-Fernández sus seguidores no encontraron en la isla quien apostara por conservar y mejorar la tradición y el paisaje cultural del vino.

En este punto recordé unas manifestaciones que realizó el compositor y creador de la Casa de Colón y de la organización de la romería del Pino, Néstor Álamo, quien me comentó una vez que las borracheras en Tenerife eran parranderas porque se celebraban con vino, mientras en Gran Canaria eran trágicas por el consumo de ron (cuando se hace en exceso). En este sentido, cabe recordar que son muy pocas las referencias al vino en el folclore canarión (‘Isa gofiona’, ‘Sombras del Nublo’ o 'De Belingo’), frente a numerosas referencias al ron en el conjunto del cancionero.

¿Y qué se puede hacer en la actualidad? Tenemos unos tres millones de turistas al año en la isla. Una actividad de cruceros que puede impulsar la realización de excursiones de corta duración en el entorno de la ciudad. Tenemos unos excelentes caldos que van mejorando su calidad. Tenemos un patrimonio (lagares, bodegas…) que pese a todo conservan su potencial (único lagar de prensa por gravedad de Canarias, único lugar donde se ubicaban juntos siete lagares…) pero falta una política acertada que no genere expectativas falsas (Bodega Insular, gran fiasco…) y un verdadero plan estratégico que no sólo contemple la producción, sino la tematización de esta actividad.

Hemos tenido importantes éxitos e iniciativas. A los casos antes citados podríamos añadir que en esta isla se creó el primer club de golf de España, el tipismo como modelo turístico, el concurso internacional de ideas de Maspalomas Costa Canaria… pero también en la exportación de productos del sector primario fuimos unos adelantados. Queda claro que de haberse acometido un centro de atracción turística en los Siete Lagares, no tendría ni comparación con la Casa del Vino en el norte tinerfeño. Incluso el paisaje del Monte podría compararse en belleza al de La Geria (aunque en este caso se trate de un entorno único y espectacular). Pero dejamos pasar las oportunidades por la falta de una visión estratégica y un sometimiento a la urbanización de sol y playa que no deja todo el dinero que potencialmente podría dejar el turismo en la isla.

Para no ser menos, como siempre, finalicé mi intervención mostrando unas imágenes inéditas del monte en 1915 (de la familia Suárez Galván, de quienes he comisariado una exposición que todavía permanece en el Gran Canaria Espacio Digital con el título ‘Yo tuve un tío en América. De Santa María de Guía a Wall Street’), junto a una imagen actual para la meditación de la frase que acuñó Néstor Martín-Fernández de la Torre: “Es necesario que hagamos de toda la vida una obra de arte”


  • PD: La selección de ponentes fue muy acertada. Además de Álex Hansen y un servidor, intervinieron Luis López Parrés (Consejo Regulador DO Vinos de Gran Canaria), Yurena Álvarez Gil (Arquitecta y técnica de la empresa Tu Destino Rural), Elías Santos Guerrero (Técnico Superior especialista en Viticultura y Enología y propietario de las bodegas 'Volcán'), María del Pino Rodríguez Socorro (Doctora en Geografía, Master en Turismo y miembro del equipo investigador del Tides) e Iván Mario Reyes Rodríguez (Diplomado en Turismo, somellier y propietario de la enoteca 'El zarcillo y vinófilo, más que vinos').

domingo, 16 de noviembre de 2014

Estertores de las industrias culturales en Canarias

Condenados a la diáspora. La cultura canaria agoniza.
El pasado viernes fui invitado por el PSC-PSOE a participar en una de las mesas de análisis de la situación del sector cultural en Canarias. El motivo no era reunirnos para hacer una sesión de plañideras de un sepelio que se prolonga por más de un lustro, sino que nos escuchara el responsable de la Secretaría Federal de Cultura del PSOE, Ibán García del Blanco, hombre de la periferia periférica, o lo que es lo mismo, de las antiguas cuencas mineras del Bierzo leonés. Aún así, le explicamos varios aspectos que convierten esta región en territorio de la ultra periferia, alejada, olvidada y marginada. Y espero que pudiera entenderlo con los ejemplos prácticos que le planteamos.

Pero bueno, si la cultura siempre ha estado en crisis, creo que en la actualidad padece uno de los peores momentos de su historia a pesar de vivir en pleno siglo XXI… Y es que Cristóbal Montoro (ministro de Hacienda y Administraciones Públicas) ha impuesto una persecución económica y fiscal al sector cultural de este país sin importarle que miles de concejalías de Cultura y otros organismos (dirigidos por militantes de su mismo partido) son conscientes de la necesidad de una actividad cultural y creativa para que sus comunidades progresen. Pero él tiene una conciencia sectaria y megalómana (propia de los gobiernos de la metrópoli) que reacciona urticariamente ante cualquier atisbo de libre pensamiento (pero no es el único partido o político que piensa así, lamentablemente).

Por un lado, ha convertido la inversión en actividad cultural en algo poco atractivo económicamente. Los impuestos y costes hacen ruinosa la actividad, al contrario que el toreo o la industria pornoSpain is different… Pero ¿qué es cultura? O mejor dicho ¿qué no es cultura? ¿Qué aporta la cultura a un país? Pues no sé qué pensará el político Montoro al respecto, pero no sólo ha subido los impuestos al sector como si se tratara de un bien de consumo y no una apuesta por una sociedad que pierda el miedo a crear, o sea, a emprender. Sino que incumple las instrucciones de la Unión Europea y se anticipa a la Directiva de la UE sobre derechos de autor para establecer una normativa que provocará cientos de millones en indemnizaciones. Pero es que además, incumple las promesas electorales de su partido (aunque esto no me resulta extraño) y deja a España sin una ley de mecenazgo que acabe con el sistema chanchullero de la ley 49/2002 y que uno de sus más rutilantes logros es que España y Alemania sean los países con mayor número de fundaciones en Europa. Si bien en España, las fundaciones son muy originales, mayoritariamente dependientes de (o creadas por) organismos públicos del Estado o demás administraciones (junto a universidades y centros de ciencia), y que constituyen un entramado cuyo único objeto es eludir los lentísimos y complicados procedimientos administrativos que paralizan al conjunto de la sociedad: la ley, la trampa y el derrotismo agónico de todo un país parasitario.

Sólo un sector o parcela se ha visto parcialmente beneficiado y con algunos éxitos: la producción cinematográfica. Hemos visto realizar algunas iniciativas que tienen un toque de canariedad (Furia de titanes, Fast and Furious, o Wild oats con la presencia de grandes estrellas como Shirley MacLaine y Demi Moore). Pero las brillantes mentes de este estado se han quedado cortitas con esta iniciativa, ya que los incentivos fiscales sólo apuestan por películas de hasta tres millones de euros. O sea que se apuesta por la pequeña producción y se impide la realización de grandes producciones el desarrollo de la industria cinematográfica en estas islas, ya que les compensa traerse de fuera al personal y, además, la burro-cracia de este país hace que los empleos que podría crear este sector no figuran entre los cursos de formación subvencionada en el catálogo de cualificaciones profesionales (por ejemplo, los especialistas o, más sorprendente aún, el ruso o el chino…)

Pero además en Canarias la cultura sufre el ser ultraperiféricos, o ultrajodidos.

No sólo está mal la cultura en la península ibérica, sino que apenas existimos para su red de establecimientos y plataformas culturales. Como ejemplo, el productor televisivo Santi Falcón manifestaba su asombro de que las televisiones en la España continental compartieran programas (entre gallegos, manchegos, andaluces, vascos, catalanes…) pero en ningún caso divulgaran algún programa ‘made in Canarias’, a pesar de que los niveles de audiencia de la televisión isleña superen al logrado en otras comunidades. Por el contrario cadenas de Holanda e Inglaterra están negociando actualmente la adquisición de los derechos de emisión de formatos de estas ínsulas (posiblemente tendría más éxito en la América hispanohablante).

Así que ni productos televisivos, ni las grandes producciones cinematográficas, pero es que tampoco el teatro, la música o las exposiciones (salvo que sea a costa de los propios canarios) como fue la producción de Mestisay (siempre osados) con ‘El cabaret del capitán Varela’ que llegó a la Gran Vía de Madrid; o el llamativo caso de la exposición producida por la Fundación César Manrique ‘José Saramago. La consistencia de los sueños’ que se celebró en Lanzarote y después en Lisboa, pero no ha circulado por la península.

Y no sólo la distancia es el olvido (y en ocasiones el desprecio a estos suramericanoafricanos que son los canarios), sino que también es la discriminación por vivir en estas islas. Porque siendo supuestamente españoles no podemos llevar a la Península una exposición de cuadros, esculturas o una edición de libros sin que nos cobren un impuesto que no se cobra a ninguna otra provincia o ciudadano de otro país de la UE. ¡Y sólo se nos cobra en España! Lo que, además, ocasiona una pérdida de tiempo injustificada: entre uno y dos meses para superar los trámites y controles de la obra que se debería exponer.

Y aquí tampoco podemos quejarnos. Donde tenemos una red de auditorios que algunos ayuntamientos no pueden abrir porque no tienen ni para pagar la factura de la luz. O aquellos equipamientos que hemos pagado con nuestros impuestos y no pueden usar los productores canarios por los precios abusivos que han impuesto (y también algún que otro recelo personal del que han nombrado para dirigirlo). Eso sí, con el dinero de todos, algunos de estos equipamientos culturales públicos se gastan una pasta gansa en programar algunos espectáculos mediáticos que, fíjense, dejan pérdidas que tenemos que sufragar los ciudadanos isleños. Y es que en esta comunidad hemos pasado de gastar la mayor parte del presupuesto de Cultura en un solo festival musical a tener un sector cultural en el que sobreviven mejor los intermediarios bien relacionados con la política (la casta isloteña) mientras malviven los productores profesionales con un agobio de impuestos y cotizaciones que hacen de esta vida un sufrimiento insoportable. Y no olvidemos que siempre llaman a los responsables de industrias culturales para participar gratis en todo tipo de eventos porque así nos promocionamos, o les invitan a presentar trabajos a festivales como el de cine de Las Palmas donde no hay premio para la producción isleña pero puedes ir a algún cóctel mientras los encargados tienen su sueldo garantizado y llenan el cartel con la buena volutad/necesidad de los creadores locales.

¿Y el turismo? Pues lo cierto es que hace mucho que desaparecieron los músicos canarios de los establecimientos de los sures turísticos. Ahora todas las actividades de animación se contratan a una empresa balear que a su vez contrata músicos y acróbatas de los países de la antigua URSS, africanos u orientales. A mí no me salen las cuentas en esta movida: Si un trabajador de aquí no tiene gastos de alojamiento ni pasaje ¿cómo sale más barato traerlo de fuera?

Hay mucho más que contar, pero lo cierto es que explicando y escuchando a otros decir todo esto, me desahogué. Me quedé a gusto. Pero sigo indignado.

viernes, 7 de noviembre de 2014

De protocolos y realidades con el ébola y el turismo

Comienza el espectáculo mediático.
(Imagen obtenida en internet) 
Llegaron 21 inmigrantes en una patera a la playa de Maspalomas, en medio de la zona nudista que es la zona nudista porque es la más alejada de los accesos para familias y por tanto la zona donde sólo pueden llegar vehículos con tracción total, tanto los de Cruz Roja, Policía Local y Servicio de Limpieza (o en patera, no lo olvidemos). Para estos casos hay un protocolo: atención, detención, identificación y expulsión del país.

Llegaron 21 personas, agotadas y febriles por permanecer no se sabe cuántas horas sin apenas moverse en la diminuta embarcación, expuestos al sol y al frío de la noche en altamar. Algunos de ellos presentaban síntomas de fiebre, cosa habitual en el 60% de los casos de inmigrantes que llegan por mar a nuestras costas, una situación ya conocida y hasta ahora atendida sin problemas, pero para ello se ha creado otro protocolo, ya que es un síntoma que se vincula también a la posibilidad de ser portador del ébola y, como vienen de una zona de riesgo, se activó el mismo. O lo que es igual: pánico y sálvese quien pueda. Por lo menos, así se verá en los titulares de prensa: Activado el protocolo por ébola ante la llegada de varios inmigrantes en patera a la costa de Maspalomas. ¡Fuerte peligro!

Dicho esto, no llegó el médico o el equipo sanitario a Maspalomas (que no al lugar donde llegó la patera) cinco horas después. No había ambulancias ni las que hay pueden llegar al lugar donde llegó la patera. La Policía Nacional tampoco tiene vehículos adecuados para acceder al lugar donde llegó la patera. O sea, que los protocolos se hicieron para atender a los inmigrantes o casos de riesgo por ébola en las oficinas de la Delegación del Gobierno o en las puertas de un hospital o en un lugar al que puedan llegar guaguas o taxis, ya que en medio de las dunas y la playa está visto que no era posible.

El Ayuntamiento de San Bartolomé de Tirajana actuó sobre el lugar con sus medios, sin disponer de mascarillas ni trajes herméticos para evitar posibles (e improbables) contagios. Pero es que el Ayuntamiento no es competente en materias de sanidad ni de extranjería. Pero lo hizo. Para ello atendieron como pudieron a los inmigrantes en el lugar y utilizaron el camión que utiliza el servicio de limpieza de playas para mover enseres, recoger arena y trasladar al personal que limpia la playa. No es una guagua de las que recogen a los turistas en el aeropuerto, pero tampoco es un cambión de basura y gracias a eso evitaron que los inmigrantes, desfallecidos y febriles, tuvieran que caminar varios kilómetros.

Está claro que no era posible la llegada de ambulancias (una por paciente) porque no las hay adaptadas a las dunas y la playa. Tampoco pudieron llegar los policías nacionales. Pero lo más asombroso es el ensañamiento de algunos medios con el hecho de que fueran desplazados en el único medio que se dispone para entrar en las dunas, desde el lugar donde desembarcaron hasta el final de la playa donde esperaban tanto los agentes policiales como los médicos. También falló el protocolo de comunicación en situaciones de crisis. ¡Ah! Perdón, que resulta que no lo hay

Se ha puesto en solfa a los responsables municipales del principal destino turístico de Canarias. Y todo el mundo se fija en la foto del camión -en el traslado- como algo humillante y no como una solución a un problema en un lugar con sus condicionantes. Quizás lo propio habría sido enviar una flota de helicópteros militares y un batallón de personas con los trajes herméticos para mostrar al mundo que tenemos una playa donde los turistas se bañan desnudos junto a portadores del ébola (con esa imagen, lo de posible o presunto no sirve de nada). ¡Lo que nos faltaba!

Habrá que mejorar los protocolos y habrá que ser más cuidadoso con lo que se afirma por algunos periodistas que sólo consiguen desprestigiar un destino turístico que, con sus limitaciones, hace lo imposible por conseguir que la estancia de los visitantes, sean turistas o personas que llegan en patera, no se convierta en una película de terror tal como nos la han pintado.

En este caso, se podría describir de dos formas lo sucedido y las dos son válidas según se mire:
  • Versión más usada: Los inmigrantes son trasladados de forma inhumana a su llegada a Gran Canaria
  • Versión más realista: Varios inmigrantes náufragos y enfebrecidos son ayudados a salir de una playa de dunas donde no podía acceder cualquier tipo de vehículos
Está claro que hay mucha competencia entre los destinos turísticos. Pero nosotros nos bastamos para convertir lo que es una situación anómala en un escándalo. Con este caso, así como con el del volcán de La Restinga, demostramos la necesidad de elaborar y activar los mecanismos necesarios de comunicación para situaciones de crisis. ¡Y ya estamos tardando!

Por otro lado, y en este caso concreto, supongo que ahora se pondrá camiones oruga en cada playa para ser previsores ante lo que podrá suceder en próximas ocasiones. Pero el ébola en origen o los problemas de subdesarrollo en África que lo solucionen otros.

sábado, 1 de noviembre de 2014

Turismo y arte. Made in Canarias

Fiesta de tipismo. Casino de Arrecife
Revista Blanco y Negro. 1935
Hagamos de toda nuestra vida una obra de arte” (Néstor Martín-Fernández de la Torre)

Aplicar el arte a la vida” (César Manrique)

Recurrir a las proféticas y críticas palabras de César Manrique (ya hemos olvidado a su predecesor, Néstor Martín-Fernández de la Torre) se está convirtiendo en una rutina o ritual del uso de su imagen como milagroso elixir o auto de fe naturalista para salvar esta tierra de sus tribulaciones y de las actuaciones desafortunadas (pero enriquecedoras, para alguno) del hombre. Sobre todo cuando se trata de iniciativas que no nos convencen que, por otra parte, suelen ser casi todas.

Sin embargo, lo cierto es que no hacemos el uso en positivo de su aportación o filosofía centrado en el desarrollo bienestar de los canarios cuyo éxito es indiscutible. De Néstor ya ni hablo, a pesar del esfuerzo que muchos grancanarios realizaron para mantener su espíritu (publicación de la revista Isla, realización del Pueblo Canario, Casa del Turismo…) pero está visto que la Fundación que intenta mantener su figura y su obra no está dando los resultados que podría porque el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria y el Cabildo no tienen un proyecto claro y potente para este patrimonio. Y del Gobierno de Canarias prefiero ni hablar, parece que quisiera ocultar la existencia de nuestro genial artista para no eclipsar a otros… Poco se ha hecho por vincular el tipismo y el arte a nuestra oferta turística desde que falleciera Néstor en 1938 con apenas 50 años.

Aún así sigo pensando que todavía se puede y se debe actuar.

Podemos considerar por su proximidad el caso del artista Lanzaroteño, ya que a pesar de que César Manrique nos dejara en 1992, en el año 2000 la organización de empresas turísticas de Lanzarote, Asolan, realizó una importante (con una ficha técnica de numerosos entrevistados) en la que se incluía una pregunta singular: ¿Conoce a César Manrique? La respuesta de los alemanes era si en un 95,6% de los entrevistados; un 92,1 entre los españoles y un 63,6 entre los británicos. Se pueden hacer muchas lecturas de aquellos datos, pero lo principal es que desde entonces no se ha hecho esta pregunta sobre el conocimiento de César en ninguna otra encuesta. Y considero importante no dejar de consultar sobre este tema, ya que no hay otra cuestión que (salvo los volcanes, que además están en un Parque Nacional) diferencie el destino turístico de otros.


Si bien la Fundación Néstor Martín Fernández de la Torre nunca (casi) ha contado con el apoyo suficiente y su vida ha sido muy limitada a pesar de haber contado con directores del Museo que han realizado un ímprobo esfuerzo personal, el caso de la Fundación César Manrique es muy distinto. Han tenido recursos muy importantes que gestionar pero como observador creo que le falta el espíritu de o del Artista. No del reivindicativo y combativo, que eso ha sido mantenido, sino el de la visión del artista sobre la vida que perpetúe su personalidad y su apuesta por el turismo como realización vinculada al arte y la naturaleza.

De la actividad de su Fundación (creada antes de fallecer el artista) figuran cinco exposiciones sobre Manrique (ninguna sobre el turismo en su obra, aunque es evidente que se trata de algo transversal, pero no ha sido abordado desde esta perspectiva central). En todo caso, salvo una exposición y una publicación, además de otras más centradas en la crisis, la ecología (‘Souvenir, souvenir. La colección de [los] turistas’ expuesta en Tenerife y Lanzarote; “Paisajes del placer, paisajes de la crisis”, descargable por internet en pdf) sólo podemos encontrar esas referencias en los libros sobre sus intervenciones (monográficos) o en los dvd. De hecho, mi intento de realizar un documental sobre los dos artistas y el turismo no concitó el apoyo que planteé a la Fundación, enfrascada en otros proyectos hasta que estalló la crisis y, sobre todo, por su dedicación a los conflictos judiciales contra las construcciones ilegales en la isla.

Yo pecaré de pesado y reiterativo, pero es que no entiendo a ambos artistas sino como una continuidad que debe pervivir y fecundar en el espíritu creativo de los canarios.

A este tema dedicaré mi comunicación ya aceptada en el II Foro Internacional de Turismo de Maspalomas el próximo mes de diciembre.