Colón en Meloneras |
[Aprovecho para comentar que considero que es una lástima que Canarias hiciera más esfuerzo en apoyar el éxito de Sevilla y su expo en 1992, coincidiendo con el quinto centenario del Descubrimiento, que en resaltar el paso de Colón por Canarias rumbo a lo desconocido, ya que era el último eslabón terrestre ante un planeta que dudaba religiosamente de su redondez].
Que Cristóbal Colón es un producto fundamental en nuestra industria turística es totalmente cierto. Y, además, una asignatura pendiente. Pero su utilización parcial y forzosa en el enfrentamiento entre dos empresas hoteleras por el palmeral de Maspalomas ha sido un grave error por parte del Cabildo de Gran Canaria, ya que supone una distorsión arbitraria de las normas (y no es la primera vez) y no forma parte de un programa para el modelo turístico de Gran Canaria (tampoco figura ni de refilón en ninguno de los Planes Estratégicos de Turismo que cada cuatro años se inventan), ni contempla el fenómeno histórico para establecer las prioridades y las opciones más sensatas para hacer que esta isla sea el referente colombino en el Atlántico.
Y es que en la escala de lugares con importancia y tradición colombina, Maspalomas no figura en la primera posición, ya que Vegueta, La Isleta o Gando son los enclaves fundamentales para la Historia, pero esta discusión sobre la crónica de los viajes de Colón se ha colado en el ámbito del empresariado turístico con una virulencia devastadora (al ser, en realidad, una excusa) y ha dado como resultado inmediato la ruptura de una de las organizaciones empresariales más importantes y necesarias para la isla en un momento trascendental. Lopesan ha anunciado su abandono de la Federación de Empresarios de Hostelería y Turismo de Las Palmas (FEHT), si bien desde hace varios meses (coincidiendo con el inicio de esta polémica y con los efectos devastadores de la crisis) esta organización ha ido menguando en recursos y personal sin que la sociedad sea conocedora de su agonizante situación.
Pero, como decía, se ha querido convertir en un asunto de símbolo identitario o hito insular un problema administrativo y de competencia entre empresas. Y el resultado es un espectáculo deplorable de trapos sucios empresariales (y mucha mentira o medias verdades) que perjudican a todo el sector turístico, aunque algunos crean que desde su atalaya económica están libres del putrefacto olor que va extendiéndose en una sociedad que hace décadas que dejó de sentir como algo propio, colectivo, el turismo.
Yo considero que este cisma empresarial y político no aborda los verdaderos problemas y asuntos que han de definir la estrategia del modelo, de la marca y los productos que ofrece o puede ofrecer Gran Canaria. No se abordan las apremiantes necesidades de formación, innovación, sostenibilidad, impacto social y cultural… etc… que el turismo impone.
Aspectos que vienen reclamándose desde los orígenes de esta actividad, pero que quedaron reflejados en los documentos del Plan Canarias de 1962 que perseguía:
- Atraer más turistas
- Que estuvieran más días
- Que visitaran más islas
- Que vinieran todo el año y no fuera tan estacional.
Pues sí, han pasado más de cincuenta años de aquel diagnóstico del Plan Canarias y seguimos mirando para otro lado o para otro momento de la historia, buscando el huevo de Colón y agotando la gallina de los huevos de oro… ¿O es que ya hemos olvidado que en 2009 tuvimos el peor año de ocupación turística en décadas y que nos ha salvado la inestabilidad en los países árabes del Mediterráneo y no nuestra capacidad de reaccionar frente a competidores más económicos?
La Gomera, lo mejor.
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