miércoles, 24 de octubre de 2018

El Oasis recupera las 5 estrellas

Recepción del hotel.
El Hotel Oasis Maspalomas, ahora Riu Palace Oasis de Maspalomas, celebró con un acto cargado de emoción (sí, los empresarios turísticos también lloran) la recuperación del emblemático establecimiento como uno de los grandes de la isla. No es para menos. En muy contadas ocasiones la renovación de un establecimiento hotelero ha tenido tantas dificultades como éste, a pesar de ser el símbolo del desarrollo turístico de Gran Canaria durante varias décadas desde su construcción (arquitectos José Antonio Corrales, Ramón Vázquez Molezún y Manuel de la Peña Suárez) hasta su larga agonía.

En Gran Canaria somos muy propensos a dificultar la dinámica de renovación en un sector en el que la velocidad de los cambios y gustos de los turistas avanza más rápido que la capacidad de reacción de nuestros empresarios y administraciones (sobre todo éstas últimas), pero no así en otros destinos donde la cultura empresarial no entiende de nostalgias y de 'intocables'. De ahí que en un principio, se pusiera todo tipo de cortapisas a la necesaria mejora del establecimiento, desde el intento de declarar el edificio como Bien de Interés Cultural, hasta redescubrir a Colón, para señalar en un mapa una porción de terreno donde se ubican los hoteles del palmeral en BIC por el paso del Capitán de la Mar Océana por algún lugar indefinible entre Juan Grande y Arguineguín, aquella extensión conocida como los Lomos de Maspalomas apenas 33 años después de finalizar la conquista de la isla cuando Colón realizó su último y más catastrófico viaje al Nuevo Mundo.

Esta mezcla de realidad y ficción, fue utilizada en el discurso de Carmen Riu, quien dijo que su grupo hotelero ha tenido muchas experiencias contradictorias a lo largo de su implantación en distintos destinos, como en el caso del Caribe y Centro América, donde han vivido situaciones propias del 'realismo mágico' que tuviera en Gabriel García Márquez uno de sus máximos exponentes. En el caso del Oasis, el símil utilizado fue el 'esperpento'... Y no es para menos, tras cinco años de retrasos en una obra que, inicialmente, contemplaba un proyecto arquitectónico poco convincente pero que inmediatamente se apresuraron en corregir (es de sabios rectificar), y a esperar...

Y ya que habló de esperpentos, enseguida me recordó la vida y obra del creador de este género, Ramón del Valle-Inclán, quien también creó la figura de Tirano Banderas (primera novela del ciclo esperpéntico), aquel dictador suramericano contra el que surgió un movimiento revolucionario que acabó por derrocarlo. Quizás no lo sienta así alguno, pero cuando tienes la responsabilidad de mantener a cientos de profesionales trabajando en las mejores condiciones e intentas que tu marca se convierta en un referente de profesionalidad y calidad 5 estrellas, las maniobras políticas y burocráticas se convierten en un suplicio permanente, en un motivo de desaliento y de pérdida de confianza en las instituciones, las leyes y el sentido común. Terminas enredado en un circo de personajes gachupinescos que convierte la realidad en algo más sorprendente y frustrante que la ficción.

Pero bueno, lo importante es que durante la celebración de la reapertura del nuevo y sorprendente Riu Palace Oasis de Maspalomas brilló la luna llena en un paisaje de ensueño para los turistas y nos envolvió el sonido espectacular del violín de Ara Maliquian, tras escuchar las palabras de satisfacción y resistencia, llenas de sentimientos encontrados, de un empresariado que necesita más transparencia y voluntad política para el desarrollo de un destino que necesita urgentemente acabar con la herencia de hoteles y apartamentos que no debieron construirse y menos aún permitir su degradación. Hay muchas asignaturas pendientes y es necesario que haya unidad y colaboración, no enfrentamientos y arbitrariedades, fue el mensaje nítido de los hermanos Riu.
Una de las piscinas del hotel.
No puedo obviar que realicé para el grupo Riu un informe en contra de la protección del inmueble planteada por un colectivo de arquitectos (una lástima que estas iniciativas no se produjeran hace unos años cuando cayeron emblemáticas edificaciones como La Rotonda y otras de Manuel de la Peña, o se desbarató el entorno urbanístico con el estrangulamiento del Templo Ecuménico). Pero tengo que señalar que en ese mismo documento advertí que si en su momento se hubiera preguntado a César Manrique qué haría con aquel palmeral y oasis probablemente habría respondido que dejaran aquel lugar libre, antes de construir el hotel que la familia condal promovió con la mejor de las voluntades (fueron quienes pidieron a de la Peña que buscara “los mejores arquitectos para construir el mejor hotel del Atlántico”, según me explicó Alejandro del Castillo).

Y como siempre, repito la frase de nuestro gran visionario del turismo, Néstor Martín-Fernández de la Torre, al referirse a Maspalomas: “No concibamos las cosas en pequeño, sino en grande, con la vista en el porvenir"

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