Olas que alcanzan varios pisos y arrancan balcones en Tenerife |
Me van a tener que perdonar pero no salto de alegría por la supuesta declaración por la ONU de las islas Canarias como lugar de excelencia en las medidas de lucha contra el cambio climático, anunciado en la Cumbre de Madrid. En primer lugar, porque no creo que rocemos la excelencia a la vista de casos como los vertidos de aguas residuales en Güímar y otros puntos del Archipiélago, o polémicos vertederos de sólidos, sin olvidar que nuestras plantas de producción de electricidad trabajan con fuel, o los combustibles que emiten aviones, barcos y el desorbitado parque móvil isleño; y también saber que la capital grancanaria no recicla ni el 10% de sus residuos, mientras vemos toda esa basura autóctona que decora los márgenes de algunas carreteras (San José del Álamo es indigna de ver), y etc. etc.
Y en segundo lugar, porque no se explica en ningún artículo qué supone dicha declaración más allá del reconocimiento por parte de la ONU (nada menos). Intentaré recabar más información sobre los efectos formales, pero es innegable que la declaración supone un respaldo importante a la iniciativa de crear en el Archipiélago el laboratorio, observatorio o centro de estudio sobre cambio climático en España. Un organismo cuya ubicación en las islas está más que justificada al ser territorios más frágiles a causa de su incomunicación en determinadas situaciones, por lo que hemos de prepararnos para evitar las consecuencias más graves, con la característica añadida y no tan afortunada de padecerlo un poco antes que otros territorios, por lo que la experiencia permitirá mejorar las respuestas. Otra cuestión más compleja sería que pueda frenarse el proceso, ya que el cambio es planetario y sería necesario que se implicaran todos (o casi) los principales emisores de CO2 y otros venenos...
Sin embargo, como parte de las razones para lograr dicha declaración, hay que reconocer algunas iniciativas notables y con gran repercusión como el sistema energético de El Hierro, la sempiterna central hidroeléctrica Chira/Soria, la producción eólica en las islas (a pesar del desastre y retraso provocado por el clan Soria López), los molinos en el mar junto a la plataforma Plocan, o la avanzada implantación de energías renovables, reutilización de aguas y aprovechamiento de residuos que ha llevado a cabo principalmente el sector turístico en Canarias, al desarrollar notables actuaciones para mejorar la calidad ambiental de sus instalaciones que, además, les reportan una importante reducción de costes a medio y largo plazo.
Pero Canarias -algunas instituciones y empresarios- ha mirado durante décadas cómo apurar al máximo los combustibles fósiles. Si bien lo más grave ha sido la novela del Gobierno de Canarias con el guión de actuar frente al cambio climático, pero todo fue convertido en ficción al no cumplir sus obligaciones, mientras contemplábamos un reality show de desencuentros, como la dimisión de Faustino García Márquez, el boicot a la creación de un Observatorio en Gran Canaria, o silenciar los informes sobre los efectos en las islas...). Aunque llegó el cambio político y, por lo menos, ahora se desarrolla la consulta del Gobierno de Canarias para la Ley de Cambio Climático.
Quizás por ese pasado de suspense y durante todo ese tiempo no fuera capaz el Ejecutivo canario (no tendría fuerza moral necesaria o no lo consideró oportuno) de actuar ante la Agencia Europea de Medio Ambiente (EEA), con sede en Dinamarca, dado que elabora cada cinco años informes que abarcan varios sectores, sin tener en cuenta la singularidad de los territorios isulares y sus realidades diferenciadas. Pero fíjense en otro aspecto también llamativo: el turismo tampoco figura entre esos sectores que analiza con detalle la EEA, cuando es una de las primeras actividades económicas del continente y, sobre todo, en determinadas regiones, la que mueve más gente, transportes, productos y empleo. No obstante, sus estudios sí cuantifican el impacto del sector de la aviación en la producción de gases de efectos invernadero, una contaminación que no alcanza el tercio de lo que provocan los vehículos a motor, principal causante de los gases. En este sentido es de destacar el gran esfuerzo de los carriles bici en la capital grancanaria con una apuesta clara para modernizar y humanizar la movilidad.
De todos modos, bienvenida sea la declaración en un foro tan mediático y trascendental como la Conferencia de Madrid, quizás sea un aliciente o encomienda para que se tome en serio desde estas islas el futuro del planeta empezando por actuar localmente, en las Afortunadas, sin ir más lejos...
Habría que incidir, mucho más, en todo ello ...tenemos potencial en energías renovables pero, no es suficiente, existen muchos factores a tener en cuenta, como bien se nombra en este artículo.
ResponderEliminarLa Emergencia Climática es real ... ¡por desgracia!