viernes, 13 de agosto de 2021

¿Requiem? para un planeta

El Correo de la Unesco. 1973
Estamos con la matraquilla de la emergencia climática como si fuera algo inventado por los milennials, o los progres, o los apocalípticos de nueva hornada, cuando ya estas nociones se vienen anunciando desde hace más de medio siglo. Y nada como intentar ordenar las ideas (y la biblioteca/hemeroteca) para encontrar los orígenes de mi posicionamiento contra el modelo autodestructivo que nos conduce a situaciones extremas. Una situación que, en territorios insulares, se va a notar de forma evidente (se está notando en algunas islas de baja altura) por el impacto de la subida del agua y del cambio del clima que ha mantenido sus ecosistemas más o menos estables durante miles de años.

Entre los documentos que guardo, conservo con mucho aprecio la primera publicación que me alertó sobre la situación. Un ejemplar de la revista ‘El Correo’ de la Unesco, de enero de 1973. Cuando era un chiquillaje, pero es esa edad en la que una portada cambia tu percepción del mundo y de la vida. Un planeta que se consumía como una vela era la metáfora más directa y evidente de hacia dónde nos encaminábamos (y seguimos avanzando).

En esta publicación se hablaba de una política mundial sobre el medio ambiente, de la contaminación, del progresivo consumo de recursos, de crecimiento y equilibrio ecológico… En definitiva, el arranque de las políticas sobre la biosfera que oficialmente se señala en 1968, si bien ya se había producido en 1949 una Conferencia de la ONU sobre conservación y utilización de los recursos naturales (en 1948 se había creado la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, UICN), y sobre la aplicación de la ciencia y de la tecnología al desarrollo (1963). En Estocolmo, en 1972, se celebra la primera Conferencia de la ONU sobre el Medio Humano y se dictaron 109 recomendaciones a los gobiernos y a las organizaciones internacionales. Fue el inicio de la comprensión de que hay una sola tierra. Y 50 años después seguimos teniendo la misma, pero más dañada y al borde del colapso.

Arriba tienen el enlace para poder leer los artículos de esta revista, sólo con el objeto de recordar a más de uno qué poco caso hacen de los análisis y estudios científicos. Pero voy a seguir con otras publicaciones interesantes: en 1985 y 1986 se publicaron dos libros que cambiaron la concepción del planeta: los Atlas Gaia de gestión del planeta. Dos obras que permitían comprender la gestión de los recursos del planeta. Otra vez, la alerta se encendió, pero esta vez con más preocupación. Estos trabajos con una documentación y estadísticas apabullantes, advertían de que el planeta “se encuentra en un momento de transición crítico. El modo en que la humanidad emplee los inmensos recursos de la Tierra en la actualidad, determinará el estado y, en última instancia, la supervivencia de nuestra compleja ecosfera en las décadas y siglos por venir”. El segundo tomo, advertía que recogía el “estado de la vida en el planeta: sus ecosistemas, hábitats y especies: las posibilidades de supervivencia y la historia de la lucha por salvar lo que podamos para las generaciones futuras”.

El autor del primero de los Atlas Gaia, Norman Myers, publicó en 1992 el libro ‘El futuro de la Tierra. Soluciones a la crisis medioambiental en una era de cambio’. En la sinopsis se habla de “El calentamiento global y los abruptos cambios políticos, la supertecnología y el hambre, la teoría del caos y la biotecnología, las extinciones masivas y una oportunidad de paz mundial… ¿Qué clase de futuro podemos esperar?”, para señalar que “este desafiante libro proporciona un conjunto de herramientas para elegir el futuro, y ofrece una esperanza que depende de un cambio radical en el estilo de vida, percepción y valores humanos”. Esto fue hace 30 años.

Vendrían las cumbres de Río, de París… los seis informes del Panel de Científicos sobre el Cambio Climático. Pero seguimos igual o peor. Y todavía hay quienes niegan que el planeta está en un punto de no retorno hacia la autodestrucción de la biosfera (hombre y naturaleza) y que ponen obstáculos al cambio de modelo energético que es el principal causante de esta crisis, emergencia o catástrofe que se avecina para la Humanidad.

PS. Se han hecho cosas, pero a la vista está que no ha sido suficiente. Ni de lejos.

Los Atlas Gaia de gestión del Planeta 1985-86

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