Eduardo Cáceres |
Para el urbanista, es preciso saber dónde estamos para afrontar los retos que provoca una situación que presenta problemas de inestabilidad interna y externa, que obligan a modificar el modelo turístico a través de consorcios públicos y privados, con la cooperación regional y con medidas medioambientales.
Cáceres hizo una breve descripción de la situación del turismo en las Islas en los dos últimos ejercicios, pero insistió que la recuperación de los últimos meses no nos debe conducir a tirar campanas al vuelo, ya que la madurez del destino Maspalomas es una evidencia, sobre todo en determinadas zonas donde este proceso llegó en el 2000.
“No se trata de más o menos turistas”, afirmó, sino de si el modelo vale o no. De ahí que comentara que en los sectores urbanos de la costa de Maspalomas, existen unos porcentajes de espacios para superficies libres colectivas insignificantes, aunque con algún espacio pero que está ocupado por terrenos de nadie (solares) o campos de golf. Por el contrario, las superficies libres interiores en los complejos de apartamentos y hoteles son amplias, pero no accesibles para cualquiera, lo que lleva a una “endogamia de los resorts”.
También criticó la distribución y organización de las alturas, o la confusión enorme de viarios y el excesivo espacio ocupado por las carreteras y calles en las zonas turísticas.
Más tajante fue al señalar que el deterioro urbanístico en determinadas zonas es muy grave, al aportar el dato de que un 3% de las construcciones de Playa del Inglés debería ser tirado, pero que a punto de entrar en la consideración de derruible se encontraría el 39% de las construcciones de la zona. Otro desaguisado urbanístico es la presencia de un 43% de área residencial, no turística en San Agustín, al tiempo que otro 26% de los establecimientos turísticos no están reglados. Algo similar ocurre en Campo Internacional, donde el 56% son residencias privadas y sólo el 24% corresponde a establecimientos reglados.
Cáceres insistió en que debería cambiar el modelo de ciudad, que antes de ser turística debería ser ciudad, con sus actividades integradas en la trama urbana. Criticó “la endogamia de los resort, el efecto perverso de los centros comerciales, la dislocación de las comunicaciones, la falta de espacios libres, la falta de cuidados medioambientales y el deterioro edificatorio” y propuso diez ideas para reconvertir la situación actual, la “porquería extendida por la zona”:
- Mentalidad nueva para un producto contemporáneo
- Nueva idea de ciudad turística planificada y con centros urbanos
- Técnicamente competente
- Innovación tipológica de cada establecimiento
- Nuevo oferta alojativa y de servicios segmentada
- Actividad comercial distribuida estratégica y homogéneamente
- Bulevares de ocio
- Urbanismo con capacidad suficiente para la convivencia del uso turístico y la ciudad
- Formas de explotación flexibles, compatibles con grado de profesionalización y rentabilidad
- Carácter identitario del lugar: Estoy en Maspalomas y no en cualquier otro punto del planeta.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Tu opinión nos interesa...