Collage de fotos de Gran Canaria (Revista Viajar) |
Esta última semana tuve una nueva reunión -presencial- con miembros de Charter 100 para concretar aspectos surgidos tras la primera charla. Intentamos aproximarnos al escenario complejo, de crisis, de conectividad mutilada por la pandemia (hasta la vacunación). Hablamos de la estancia media de los turistas. En el caso de Gran Canaria (como modelo o ejemplo para las islas), sus 171.333 camas tienen capacidad para 62,4 millones de noches de estancia en un año. En 2019, llegaron a la isla 4,2 millones de turistas que, a una media de 9 noches, suponen 37,8 millones de pernoctaciones. Para llegar a la misma ocupación del año pasado, incrementando las pernoctaciones por turista, tendríamos que lograr:
- 10 noches: 3.780.000 turistas
- 11 noches: 3.430.000 turistas
- 12 noches: 3.150.000 turistas
- 13 noches: 2.900.000 turistas, lo que supondría un tercio menos respecto a 2019...
Según estos cálculos, con menos turistas en rotación podríamos alcanzar la misma ocupación. En contra, según los profesionales, al tercer día los clientes ya no salen del establecimiento y buscan tranquilidad, no incrementan gastos. Quizás no acertemos con la oferta que complemente al sol, como sí sucede en Lanzarote gracias a Manrique. Reflexionamos acerca de cómo dar la vuelta a la tendencia de caída de la estancia media (un día en la última década).
Consideramos que habría que propiciar el aumento de la estancia media (mejor seguimiento y rastreo, menor carga de trabajo en algunos servicios, sobre todo la limpieza de habitaciones en cambio de clientes a partir de la Covid-19). Para eso se debería analizar qué oferta complementaria pública y privada tenemos que no llega al turismo, así como el apoyo a nuevas iniciativas que sirvan de nuevos productos y recursos turísticos en un nuevo escenario.
La reducción del volumen de negocio para las aerolíneas y los aeropuertos sería una consecuencia, pero es ya una realidad y la opción de incrementar la estancia origina un flujo más seguro para las compañías aéreas en un escenario de búsqueda de algunas certidumbres, donde la seguridad tradicional cambió tras los atentados del 11S-2001, y ahora se implanta la pos (o no) Covid-19. Provisionalmente, pero se quedará.
También analizamos segmentos de mayor gasto y con gran capacidad de desarrollo en la isla, el MICE (Meetings, Incentives, Conventions and Exhibitions). El de convenciones podrá retornar dependiendo de la conectividad, no así los congresos que van a sufrir un periodo de 'adaptación', aunque la realidad es que disponemos de tres recintos con una actividad más bien escasa que no llegaba a una veintena de congresos al año. Puede que esta crisis rompa las limitaciones de nuestro modelo turístico a esta actividad. Pero en absoluto podremos mirarnos en destinos como Las Vegas, con sus millares de convenciones y congresos, con sus 42 millones de visitantes en 2018 y una población de 600.000 habitantes en la ciudad inventada para el ocio y los negocios en medio del desierto.
Otro es el deportivo, cuyo auge se centrará más en el entrenamiento que en grandes eventos. Podría ser ahora la ocasión para lograr el Centro de Alto Rendimiento (CAR) en la isla con servicio todo el año para la mayoría de los deportes en un territorio sanitario más seguro. En España el Consejo Superior de Deportes ha creado CAR en Madrid, Barcelona, Sierra Nevada y León. Y Centros Especializados de Alto Rendimiento en Mallorca (ciclismo), Madrid (golf), Sevilla (piragüismo y remo), Granada (tiro olímpico), Santander (vela). Este equipamiento favorecería también al deporte isleño.
En Salud y Bienestar es necesario adaptar instalaciones alojativas para la movilidad de personas que tengan que estar en cama. Y también la accesibilidad universal. Con seguridad podemos atender a los 'invalids' europeos del siglo XXI. Nuestra isla es ese sanatorio desde hace más de un siglo cuando disfrutaban los balnearios de aguas minerales y medicinales, o aquellas instalaciones pioneras en los 60 de helioterapia, montadas por Eduardo Filiputti y el conde en Maspalomas, o más reciente la completa red de spas que tiene la isla. Una oferta capaz de competir -y mejorar- con el clima más saludable del mundo, gracias a las instalaciones, los servicios y la seguridad sanitaria que ofrece este territorio. Un turismo que mueve personas acompañadas y por estancias más prolongadas.
El turismo Azul también es otra opción poco aprovechada en la isla donde Armstrong, Aldrin y Collins practicaron submarinismo tras pisar la luna. Potenciar la imagen de pesca deportiva de grandes marlines o peces espada que son devueltos al mar; el avistamiento de cetáceos y reservas marinas, es una (otra más) asignatura pendiente en una isla con una facultad de Ciencias del Mar, un Parque Científico Tecnológico en Taliarte, así como 'jardines de sal' como llamó César Manrique a las salinas. Y la gastronomía...
Insistimos en que Canarias es singular en el turismo mundial, al ser islas multiproducto y multidestino, en las que destaca una naturaleza espectacular, con una biodiversidad única en el mundo y una variedad de paisajes sorprendente por la variedad y calidad de sus ecosistemas, con los contrastes tan sorprendentes. Un paraíso para millones de aficionados a fotografiar aves, en una isla con especies endémicas y migratorias. Un parque temático sobre la cultura del agua con extraordinarias infraestructuras. Un escenario único para el senderismo, el deporte y turismo activo...
Cultura, patrimonio y tradiciones... y ahora reconocida en su arqueología por la Unesco y producto en torno al paisaje natural y cultural como Patrimonio de la Humanidad a partir del impresionante catálogo de usos de cuevas que ofrece la isla. Recursos que se pueden potenciar con la búsqueda de lo que pueda hacerlos más turismo 'friendly'. Y comentamos el fenómeno de nómadas digitales que podrían formar un centro global de diseño u otras actividades que operan en la red en una isla que les ofrece todas las comodidades y seguridades. La industria cinematográfica, también podría verse favorecida por esas mismas condiciones, con el impulso de las ventajas fiscales que ya de por sí hacen atractiva esta actividad en Canarias...
Hablamos que en muchos casos se pueden crear ofertas en nuestra planta alojativa y de actividades complementarias para nuevos perfiles que pueden encontrar de todo en la isla, pero para eso hay que tener iniciativa y que las administraciones entiendan la necesaria y urgente reconversión turística que han de afrontar. Y sobre todo, apuntalar la seguridad.
El Covid-19 no es una mala casualidad. Es una pandemia que ha afectado a todas las naciones y que ha puesto de manifiesto las debilidades de nuestro modelo. Nuestra capacidad de resiliencia está a prueba ¿o es prácticamente nula?.
Gracias a las amigas de Carter 100 por compartir esas reflexiones y su resiliencia.
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