Estación del Teide construyéndose hace 50 años |
El Plan ha sido elaborado por su hija y fue presentado como proyecto de fin de carrera en la Escuela de Negocios Esade. La instalación consta de dos estaciones: una en Tejeda, con servicio de restauración, centro de visitantes y otras dependencias para la venta de merchandising. El proyecto arquitectónico muestra un edificio realizado con piedras y maderas, con un diseño integrado con el paisaje del entorno (muros en piedra y grandes cristales que permiten tienen en el paisaje su gran atractivo). En el trayecto previsto, ya en el entorno de la plataforma del Nublo, en una zona de tierra caliza donde no crece vegetación, se levantan dos torres que soportan por el lado de Tejeda la caída del tendido hasta la estación principal y por el lado contrario conecta con la estación de acceso de visitantes al camino que conduce a las inmediaciones del roque.
El tendido, de unos 5 kilómetros, lo constituyen cables de 5 centímetros de ancho cuya percepción es inapreciable desde un kilómetro y nula a los 1500 metros de distancia. Estos cables dan soporte a dos cabinas con capacidad para sesenta pasajeros que tardan ocho minutos en realizar el recorrido desde un extremo al otro.
La inversión prevista será privada y supondrá unos 15 millones de euros, según se ha publicado. En el estudio realizado, se estima que bastan 150 pasajeros a diario para que se cubran los costes, si bien se estima en una media de 1000 usuarios al día (en una jornada de ocho horas, para evitar doble turno y porque no se precisa que funcione durante más tiempo). Dicha cantidad de usuarios supondría un beneficio anual para la empresa que promueve el teleférico. Con ello, la amortización de la inversión podría ser muy rápida, pero además –como le gusta decir a Rafael Cabrera- “sería el catalizador”, el revulsivo para “poner fin a la agonía de Tejeda y para reactivar la economía del interior de Gran Canaria” donde se ha realizado inversiones y gastos (programas europeos incluidos) de millones de pesetas y euros que no han frenado la decadencia de la zona. De hecho, considera que no sólo daría vida a los comercios locales de restauración y tiendas de productos locales, sino que sería un importante impulso a los museos y centros de interpretación de la zona que son infrautilizados o, tristemente, abandonados a su suerte a pesar de los millones invertidos en ellos.
Para el promotor, esta infraestructura tiene un impacto mínimo sobre el territorio y el paisaje, y aprovecha para reiterar su rechazo absoluto al impacto paisajístico de la obra de reparación de la carretera que une Tejeda con Ayacata, derrumbada hace unos años por las lluvias y de la que queda la huella de unos taludes de cientos de metros que forman una herida en la montaña visible desde cualquier punto de la caldera. Asimismo, recuerda que por toda esta zona se suceden los postes y torreones de electricidad y telefonía (en especial en el Pico de las Nieves), con el impacto real y generalizado de esas instalaciones omnipresentes en el territorio insular.
En el caso del teleférico, aclara, es una idea que ha acariciado toda su vida, si bien es ahora en el momento de su jubilación cuando ha decidido volcar sobre el proyecto toda su experiencia en las numerosas estaciones de esquí y lugares con teleférico (se calcula que en el mundo puede haber más de diez mil, con casos como el cantón de Uri, en Suiza, de menor superficie que Gran Canaria y cuenta con unas cuarenta instalaciones). La práctica totalidad de los teleféricos en el mundo se encuentran en espacios protegidos o en los más importantes enclaves paisajísticos y ninguno ha dejado de funcionar. El caso más próximo, el Teide (Parque Nacional y Patrimonio de la Humanidad), el tendido cuenta con cuatro torres, tres de 50 metros de alto y una de 25, mientras en el Nublo se contaría con dos en la Foguera y ladera blanca, con un tamaño que no supera los 35 metros de altura. Un proyecto que le obsesiona desde hace años porque está convencido que esta iniciativa impulsaría la actividad de Tejeda y también de la isla, al potenciar el conocimiento de su paisaje interior.
Como esquiador y experto en golf, Rafael Cabrera ha visitado y utilizado los mejores y más famosos establecimientos para practicar el esquí y el golf. Como tejedense, quiere vivir con el Roque Nublo como referente del paisaje que a lo largo de generaciones ha disfrutado su familia. Pero además, tiene una vocación frustrada, la geología y en especial la historia volcánica de Canarias con uno de sus más destacados fenómenos: la caldera de Tejeda y su proceso de hundimiento y taponamiento que le dieron su forma inicial y espectacular, como caso muy particular del vulcanismo en el mundo. Durante largo rato va explicando sus opiniones sobre este enclave y cómo cautiva a todo el que lo conoce, entre los que figuran muchos amigos suyos y de su familia, llegados de todo el mundo y conocedores de los lugares más atractivos del planeta, pero que quedan sorprendidos al conocer el paisaje tejedense. Un anfitrión que contagia a todos los que le escuchan con su pasión por el origen e historia del lugar, el mismo donde quiere construir un teleférico en un entorno del que quiere mantener y resaltar su valor paisajístico con un recurso que facilitaría su disfrute desde perspectivas hasta ahora no posibles y que provocan la decadencia y el desánimo en la zona.
Seguimos hablando de volcanes, de los distintos métodos de análisis para datar la historia de la isla. También explica cada tipo de volcán con su nombre científico y reitera que Gran Canaria es el lugar del mundo donde se encuentran más variedades de volcanes en un pequeño territorio. Un recurso que no mostramos adecuadamente a los turistas para promocionar la isla.
Reconoce que no ha sabido comunicar la idea a los grancanarios, aunque ha usado los medios a su alcance y que su tiempo le ha permitido (no existe web promocional). Ha charlado con todos los tejedenses, con su entorno de amistades y con los medios de comunicación que ha podido, sin contar con un presupuesto para una campaña divulgativa. Pero a pesar de su esfuerzo, entusiasmo y sinceridad, ha sufrido los comentarios peyorativos hacia su proyecto y su persona como especulador insensible, así como le molestan las composiciones fotográficas que no tienen que ver con su proyecto porque siente el mismo rechazo ante las aberraciones con las que han querido presentar su proyecto. De hecho, considera que el argumentario de diversos opositores tiene muchos lugares comunes y propuestas que son inviables, como lo han venido siendo durante décadas de imparable descenso de la actividad económica en Tejeda y su entorno. Pero eso no resta a su pasión y sentimiento por la isla y por Tejeda, ni reduce su determinación por el posible éxito del proyecto en el que tiene una importancia fundamental su amor al paisaje y a sus raíces.
La población de Tejeda está estancada desde hace décadas y en 2012 se situaba en 2119 personas, doscientos menos que hace 30 años y con un perfil que presenta una pirámide poblacional con un acentuado envejecimiento y con predominio de los varones frente a las hembras (145 más). Con dramáticas cifras de paro en un municipio donde no hay ni quince empleos por cuenta ajena que no sean con alguna administración pública.
Cabrera se pregunta “¿No permitir el teleférico solucionaría los problemas de la cumbre? ¿Su rechazo evita un impacto ambiental de proporciones inasumibles? ¿Se perdería una oportunidad real de atraer turismo al interior de la isla? ¿Hay alguna otra persona dispuesta a invertir en el centro de Gran Canaria? ¿Por qué se rechaza una infraestructura que no costará dinero y cuyo trámite supondrá la mayor recaudación por licencia de obra de la historia de Tejeda? ¿El tránsito de mil personas y 20 guaguas a lo largo del día afecta a la zona o al Nublo?
Rafael Cabrera imagina el teleférico y su entorno como un gran parque temático natural en el que el paisaje, los recursos existentes (museos, restaurantes, centros de interpretación, productos de la comarca, tradiciones…) se potenciarán al máximo con un equipamiento que facilita la conexión física con el acceso a la base del Roque Nublo y, a la vez, es una atracción en sí misma por la espectacularidad del trazado. Por el contrario, se lamenta que haya una parte de opositores a su proyecto que realiza montajes fotográficos irreales, mezclados con falsas actuaciones y con parodias a su promotor (incluso caracterizado como Hitler en la secuencia más delirante de la película ‘El hundimiento’). Cuestiones que dificultan un debate sosegado sobre el verdadero impacto social, ambiental y económico del proyecto.
No se puede mantener una conversación con un tejedense sin recordar que hace cincuenta años no había un solo pino en Las Mesas, el Nublo o el entorno. Una deforestación provocada por la necesidad, tanto para obtener la pez para calafatear los barcos en el puerto, como para la construcción de viviendas y otras industrias de la madera. Esa ausencia de pinar facilitó la expansión de una especie foránea, el almendro, gracias a los cuales se evitó algo de erosión y ha creado una estampa única por el contraste de los escarpes pintados con paletas en flor. Sin embargo, la labor de repoblación iniciada hace medio siglo (Matías Vega, Ervigio y Federico Díaz bertrana, Nogales, Jaime O'Shanahan, Manuel Díaz Cruz…) ha transformado el paisaje desértico por un bosque de pinos.
Volvemos a las cifras y datos. El teleférico movilizaría –según sus cálculos- un máximo de una guagua cada media hora para realizar el viaje de ocho minutos que le permitiría sobrevolar el cauce del barranco y disfrutar de otras perspectivas de la caldera con esa sensación de vértigo sobre el abismo característica de los teleféricos, pero con la diferencia de que no se puede comparar las estaciones y equipamiento con las instalaciones de teleféricos de hace un siglo hasta nuestros días, con edificios amazacotados y ostentosos, pero que ni han sido retirados ni transformados… Por el contrario, Cabrera considera que su concepto de teleférico se adapta a las demandas sociales del momento y el lugar, así como aplica las mejoras tecnológicas que se han producido para este tipo de infraestructuras. De hecho, considera un contrasentido no cuidar al máximo el entorno que hace posible la rentabilidad social y económica del proyecto.
Rafael Cabrera insiste que todo el territorio está protegido, por lo que el beneficio económico que se produzca repercutirá en un mayor cuidado del paisaje natural y cultural de Tejeda como recurso turístico del gran parque temático natural de Gran Canaria, y también será un beneficio pedagógico porque los isleños y extranjeros disfrutarán de un uso sostenible de los espacios protegidos en un destino turístico que atrae más de tres millones de turistas al año y que no ha logrado hasta el momento un trasvase de rentas al interior de la isla que permita su supervivencia.
El golfista y esquiador canario te convenció...
ResponderEliminar¿De qué...?
ResponderEliminarPerdón, era una pregunta. Te convencieron sus argumentos? Ya estabas medio convencido?
EliminarInsisto ¿de qué...? Hay muchas cosas en este artículo y en el anterior que publiqué con la finalidad de tener una visión lo más amplia posible de este tema. ¿O es que se debe silenciar a la parte que no es del agrado de uno?
EliminarEL sueño visionario de un empresario o también los delirios de grandeza de un negocio particular enterrado en el dominio público a través de una calculadora electrónica (esperemos que al menos sea solar y no a pilas ya que es seguro que es Made in China)
ResponderEliminarSolo un detalle sin entrar muy a fondo acerca de los argumentos esgrimidos, ya que dice que su obra es del todo conservacionista y va a resultar beneficiosa para proteger el entorno ( piquemelo menudo que es pa' la cachimba)
Actualmente para subir grupos de personas por los senderos y al Tablón del Nublo se necesita un permiso especial del Cabildo...máximo 50 personas a la vez. Artículo 43:
http://www.gobiernodecanarias.org/boc/2010/004/010.html
¿Querrá esto decir que cada vez que suban 1.000 personas al día se estará incumpliendo la normativa vigente?...ah claro! que habrá que cambiar las leyes para que una empresa pri-va-da haga su negocio en suelo pú-bli-co.
Hola anónimo. Como bien dices, aunque no se controle en la realidad, el tope de visitantes en grupo a la vez es de 50. En la información facilitada por el promotor se señala que los 1000 visitantes diarios se reparten entre las ocho horas de funcionamiento del teleférico cada jornada.
ResponderEliminarSí claro, estimado Michel...yo también tengo una calculadora china ...125 personas a la hora en el remoto supuesto de actividad máxima, un poco contradictorio que diga que las cabinas tardan 8 minutos en alcanzar la estación superior y que cada vez vayan 60 personas...es de suponer que los dejarán arriba y volverán a por más ¿quizá más o menos 7 viajes a la hora? ... ¿cómo subirán desde esa estación al Tablón y alrededores del Monumento Natural? ¿ los discapacitados tendrán una rampa que los lleve arriba? un ascensor? ...¿baños públicos para sesenta personas que a lo mejor quieren vomitar o refrescarse al llegar) ¿pondrán vallas para que despistados, niños, gente bebida o mareada por el trayecto no se enrisquen? es lógico pensar que después de semejante "vertiginoso" trayecto y lo caro que les ha costado la gente quiera pasar el máximo de tiempo posible...y ¿todo esto dicen que lo van a camuflar con maderas , piedras y grandes cristaleras?
ResponderEliminarEstimo que cada 'viaje' puede tardar entre 20 y 25 minutos, incluyendo el acceso a la cabina y el recorrido hasta la estación. El cálculo también depende de la llegada de los usuarios. Lo relativo las maderas y piedras se refiere a la estación situada en Tejeda.
EliminarPor otro lado...una pregunta larga...¿ saben los habitantes de Tejeda favorables al proyecto ( en mi opinión mal informados o directamente engañados) que, como bien especificas en tu escrito, la empresa del teleférico plantea que "La instalación consta de dos estaciones: una en Tejeda, con servicio de restauración, centro de visitantes y otras dependencias para la venta de merchandising...." ?
ResponderEliminares decir que los turistas serán estabulados en sus instalaciones haciéndoles gastar en el mismo y que pasarán por el pueblo como en aquella película de Berlanga "Bienvenido Mr Marshall" levantando el polvo del camino mientras el pueblo les dice hola ...y adiós, con los pañuelos y la banda de música.
Yo creo que este es el tema principal... ¿de qué se beneficiarán los habitantes de Tejeda? ¿Sólo de la licencia? ¿No debería existir una compensación económica, además de la licencia, para que el municipio tenga un beneficio directo que permita mejorar la calidad de vida de sus habitantes? En cuanto a si se dinamizará el resto de establecimientos en el pueblo, es opinable ya que habrá quienes los visiten y quienes no, sobre todo los que van en guaguas tipo circuito turístico que normalmente van a los establecimientos pactados previamente.
EliminarSorprendido he quedado tras leer los argumentos del Sr. Rafael Cabrera a favor de “su sueño”: construir un teleférico en la cumbre Gran Canaria. Pero al menos algo de luz ha arrojado ante tanto empecinamiento. Claro, es que es el proyecto fin de carrera de su hija estudiante de la elitista ESADE.
ResponderEliminarNo conozco de nada a este señor, pero tal y como dice es Ingeniero mecánico y experto esquiador, golfista y frustrado geólogo, vaya como cualquier agricultor o ganadero de Tejeda.
El Sr. Cabrera se pregunta por que su sueño no puede ser viable a pesar del impacto medioambiental, tratando de justificarlo criticando los postes de la luz y de teléfono, la instalación de Los Pechos, o las obras realizadas en la carretera de Tejeda a Ayacata con motivo de un corrimiento de tierra. Excusatio non petita…
Insiste en que la obra se realizaría con dinero privado y que, ojo, “cuyo trámite supondrá la mayor recaudación por licencia de obra de la historia de Tejeda”. Creo que el Sr. Cabera debería aclarar que estos ingresos del Ayuntamiento, en primer lugar habría que saber a cuanto ascenderían realmente, ya que esto dependen de muchos factores no siempre objetivos, y que esto se percibiría una sola vez, y punto.
En fin me ha quedado claro, que esto no es mas que el sueño de un jubilado, que entre descenso por pistas de esquí y partida de golf, lo único que desea es jubilarse siendo el catalizador de la economía de la zona. Y tres piedras.
Gracias, Neme, por tus observaciones sarcásticas, fundamentadas y tres piedras. El que sea su hija la autora del Plan de Negocio no debe ser motivo de crítica, ya que ha sido aprovechar una oportunidad que permite la supervisión de los profesores de la 'elitista' Esade. Las actividades del promotor sirven al común de los lectores para tener una imagen más próxima del personaje. Si bien son muchos los tejedenses que han salido (sin remedio) de su pueblo y se han formado gracias al adn de resistencia que tienen los cumbreros. Y, cierto es, cualquier agricultor o ganadero de Tejeda tiene tanto mérito como el que más para poder subsistir en tales condiciones.
ResponderEliminarExcusatio non petita, acusatio manifiesta del abandono secular del paisaje y el paisanaje. Pero esa no es la excusa de su proyecto, sino la realidad del entorno. Como técnico medioambiental, yo añadiría el escrupuloso estudio de impacto y análisis del diseño de la infraestructura para poder valorar su idoneidad O NO. Con rigor, sin montajes irreales.
Cierto es que habrá que ver qué ingresos reporta el proyecto a Tejeda ¡¡y a la isla!! Esa, a mi modo de ver, es la madre del cordero, y que no fuera sólo una vez, sino que la actividad generara ingresos permanentes por su establecimiento, ya que el paisaje no se disfruta un solo día por una persona, sino todos los días por numerosas personas.
En fin... Hay muchos sueños que hoy disfrutamos y que si aplicáramos estrictos criterios conservacionistas no habrían sido realizados. Pero, de partida, cualquier inversión -privada- que se ofrezca supone un riesgo y un sueño que debe conocerse y tomar la decisión sobre criterios objetivos (incluidos los sentimentales que, como es el caso, intervienen en la valoración).