Participantes en el coloquio sobre turismo accesible. |
En estos días he vuelto a comprobar la capacidad que tienen los cursos de la Universidad de Verano de Maspalomas para cambiar a las persona. Gracias al curso ‘Turismo accesible’ se han encontrado numerosos seres humanos con discapacidades diversas o sin discapacidad pero con la certeza de que un mundo más accesible es un mundo para todos sin exclusión. Incluidos aquellos que te miran desde su silla de ruedas o te escuchan sin poder verte con la convicción de que desaprovechas la felicidad de vivir y poder realizarte.
Ante los alumnos, o entre ellos, contábamos con el consejero de Servicios Sociales del Cabildo grancanario, José Miguel Álamo, responsable de Gran Canaria Accesible, el alcalde de Arona, Francisco José Niño y la técnico responsable del programa de turismo accesible, Noemí Díaz. Gerardo Santana, de la empresa Mundo Adaptado, José Ángel Vázquez, director de H10 hoteles en Lanzarote y Propietario de la marca deportiva TriMakina, organizadora del Timanfaya Triatlón, Isabelle Jansenss, directora de eventos de Club La Santa Sport, Juan Carlos Hernández, director de la Fundación de transporte adaptado de Gran Canaria, el concejal de playas y seguridad de San Bartolomé de Tirajana, José Carlos Álamo y la concejala de accesibilidad de Las Palmas de Gran Canaria, Gloria Marrero, así como el que escribe, que hice un breve repaso histórico al turismo de salud, bienestar y accesibilidad en la isla. Políticos, expertos, profesionales... Todos ellos comprometidos de verdad para demostrar con datos que hemos vivido equivocados. Que cualquier mejora en accesibilidad es un paso de gigante en la mejora de la calidad turística.
Este curso sobre Turismo y Accesibilidad me ha cambiado la vida, pero creo que también a otros muchos que pudimos compartir visiones del turismo que van muchísimo más allá de lo superficial y común, de ese turismo anclado obsesivamente en el pasado en el que no había clientes con problemas de discapacidad porque era imposible que llegaran al establecimiento.
Hoy no es así y los establecimientos no están preparados para asumirlo. Hay muchas mejoras pero no están organizadas, ni catalogadas, ni tampoco divulgadas salvo excepciones. Pero podría ser de otra manera, ya que tenemos experiencias que son referencia mundial (Arona, segundo destino turístico accesible en el mundo), hay voluntad política (y no sólo porque estén obligados a ello) y hay una demanda creciente por las personas con movilidad reducida que pueden ser discapacitados permanentes o casuales, o porque envejecemos, sencillamente...
Pero falta pedagogía para acabar con los tabúes y tópicos, y falta que los que promocionan nuestro turismo definan y muestren sin complejos el avance tan notable en accesibilidad en las zonas urbanas y de playa que ha tenido lugar en los últimos años.
Termino con unas palabras que manifestó el consejero insular José Miguel Álamo, tras una de las intervenciones, al destacar que “es la primera vez que se explica el turismo con una visión real sin necesidad de hablar del número de turistas que nos visitan”...
Lo cierto es que invertir en accesibilidad es barato, es para todos y es una garantía para nuestra calidad de vida en la vejez o cuando lo necesitemos.
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