Leon Blum, segundo por la izquierda. |
El rechazo al turismo pone en el punto de mira la socialización del ocio que comenzó con la ley de vacaciones pagadas implantada por el gobierno del Frente Popular francés, presidido por Leon Blum (1936). En su momento, la iniciativa fue revolucionaria y tendría largo recorrido, al provocar el proceso de transformación de la sociedad industrial (o agrícola, como en Canarias) a la sociedad de servicios. ¡Y tanto que lo ha conseguido!
El parón turístico provocado por la II Guerra Mundial fue traumático, pero también dejó allanado un aspecto fundamental para el desarrollo turístico: transporte de mayor capacidad, más rápido y con la conectividad propagándose por todos los rincones del planeta, sin discriminar entre ideologías o modelos económicos, ya que se produce en el ámbito de los países capitalistas y también inspiró actividades y lugares que pusieron de moda los países de ideología comunista, aunque muchos de esos iconos del turismo colectivista quedaron abandonados con la caída del 'telón de acero' y la Unión de Repúblicas Socialistas Soviética.
Buzludzha, icono búlgaro del turismo comunista, hoy en ruinas |
En esta situación se vuelcan todas las fuerzas económicas. Incluso en regímenes como el comunista se establecieron períodos de vacaciones y crearon lugares para estancias de ocio o visita obligada (mausoleo de Lenin, plaza Roja o el acorazado Potenkim), con una importante carga ideológica o simbólica, más que de ocio o negocio, como sucediera también en las residencias o albergues sociales de la dictadura franquista, con su carga de adoctrinamiento político y religioso, o las colonias fascistas creadas por Mussolini.
Colonia italiana en Cattolica, Mar Adriático. |
Zona turística de Niza. |
Más allá de esas disfunciones e intereses económicos en torno al turismo, ésta actividad se ha manifestado como una revolución social permanente y cada vez más poderosa, a la vez que impactante. A todos los turistas les mueve la búsqueda de experiencias que le alejen de la monotonía con unas expectativas que pretenden alcanzar más allá de lo planificado, cuando en realidad es una actividad que se 'normaliza' y ya se reducen las 'sorpresas' durante el 'viaje' y se circunscriben al posible retraso del vuelo, pérdida de maletas, el establecimiento menos agradable que lo ofertado/imaginado, algún contratiempo, mal tiempo, alguna experiencia desagradable con las compañías efímeras o el servicio, o que uno no tiene el cuerpo para que sea feliz. Situaciones no placenteras pero tampoco sufridas por la mayoría de los casi 1300 millones de turistas que se desplazaron por el mundo en 2016: 39 turistas que cada segundo parten en el planeta hacia su ilusión.
Pero ese es el resultado de décadas de consolidación del turismo como fenómeno de masas, llamémosle turismo pop o popular. ¡Y tan popular! como que representa más del 10% del PIB y del empleo en el mundo, el 7% del comercio internacional y el 30% de las exportaciones de servicios, según la Organización Mundial del Turismo. Y si nos fijáramos en lugares como las Islas Canarias, las cifras son para tener mucho cuidado cuando se habla del principal sector de actividad económica con diferencia respecto al resto de sectores.
Fraga, ministro de Información y Turismo, junto a Franco. |
Y sí. Se pensó en planificar el boom turístico con la idea (delirante) de crear cientos de miles de camas como si no fueran a tener ningún efecto negativo, ofreciendo todas las bendiciones, pero no pensando en si era realmente posible o necesario, sino porque había que poner en el mercado un suelo improductivo potencialmente rentable para que España atrajera divisas -que no fueron tantas, pero necesarias- para salvar e impulsar la economía de un país empobrecido por la guerra y el aislamiento posterior.
Chicas gogó. Una moda nacida de la sociedad de ocio. |
El territorio se va agotando y los riesgos no son afrontados, mientras se empeoran por Decreto (en contra del criterio de muchos empresarios turísticos) las condiciones laborales de los empleados del sector como el caso de las limpiadoras de piso (Kellys), y crece el rechazo social en determinados destinos que ven desbordados para 'morir de éxito'. Un éxito que puede poner en riesgo la economía del lugar o el logro social que supuso en su momento la política social del turismo como un derecho de los trabajadores, de las masas populares que, ahora, son más sentidas como un problema que como una fuente de riqueza. Salvo en los destinos 'exclusivos' que suponen la vuelta al modelo de élites con un poder adquisitivo al alcance de muy pocos.
Dices que ... Se empeoran por decreto (en contra del criterio de muchos de los empresarios turísticos) las condiciones laborales de los empleados del sector...yo sinceramente creo que, por duras que hayan sido las reformas laborales, en ningún caso se ha obligado a los empresarios a pagar sueldos de miseria, a exigir una productividad, disponibilidad, tiempos de trabajo u otras condiciones laborales tan leoninas como las que han venido imponiendo a los y las trabajadores\as (KELLYS INCLUIDAS) nuestros bondadosos empresarios del sector!!!!!
ResponderEliminarAsí es. Hay empresarios que no pagan sueldos de miseria y también lo conotario... http://www.eldiario.es/andalucia/hoteles-Antonio-Catalan-precariedad-personal_0_583392317.html
ResponderEliminar*contrario
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