Jane junto a varias obras. Finales de los años 50. |
Publico en esta ocasión el texto que he escrito para el panel informativo que intenta ilustrar a los visitantes de la exposición que se inaugura el lunes, 5 de marzo, en la Casa Museo Antonio Padrón, centrada en la Maternidad a través de la obra de Jane Millares Sall y Antonio Padrón. Esta iniciativa, promovida por el centro museístico, el Ayuntamiento de Gáldar y Gárgola, Gestión y Difusión Cultural, conllevará un taller creativo sobre la obra de Jane, mi madre... Léanlo, compártanlo y si pueden acudir, disfrútenlo...
"Durante años, parto tras parto, los Millares Sall esperaban incorporar una mujer a la familia y llegó Jane ("honey"), La séptima. Y nació un dos de agosto de 1928 junto al mar en Las Canteras. El parto tuvo lugar de noche y la alegría iluminó con voladores la playa.
Todos la quisieron desde antes de nacer. Pero tanta felicidad viró en una infancia aterradora de persecución, guerra y hambre. Jane y su familia fueron condenados por su conciencia social de búsqueda de justicia y libertad. Mutilados de paz que no dejaron de luchar contra la dictadura.
Jane compartía ése espíritu junto a sus hermanos y hermanas escritores pintores, músicos y a la vez intelectuales que aportaron un gran impulso cultural a una época de aislamiento y una arrolladora iniciativa creativa y artística frente a la opresión. Como mujer y madre no sólo creó un mundo expresivo y de reflexión a través de la pintura y la escultura sino que usó su protagonismo para hacer visible la mirada de mujer del mundo y sus sentimientos. Una realidad que compartió con 'Mujeres en la isla' (1953-1964) un grupo que fue mas allá de una revista, un fenómeno de gran impacto social en contraste con el reducido grupo que la hizo posible. Y son los cuadros de Jane los que muestran a la mujer-isla que se observa o se adentra en la búsqueda de respuestas a una vida que tuvieron que crear bajo vigilancia y la censura, el androcentrismo y la invisibilidad.
Jane elabora el busto de su padre tras su fallecimiento.. |
El fallecimiento de su hermano Sixto (1942) marca la apertura de sus heridas que no cicatrizan. Su tercer hijo, Agustín, muere prematuramente y su pintura recordará en cada etapa el duelo inconsolable. La maternidad se expresa en su pintura como nadie lo ha hecho. El amor a los hijos es su inspiración y refugio. Y la herida se agranda con su padre, Juan Millares Carlo, sus hermanos Juan Luis, Manolo, Agustín, Eduardo y José María... Su esposo, Luis Jorge Ramírez... Hasta el fallecimiento de su segundo hijo, Sixto... Entonces deja de pintar por primera vez y definitivamente tras una vida en la que la escuchamos a diario a través de sus obras. Ya no hay cura porque no hay arte que pueda expresar tanta tristeza. No hay voz ni color.
Su obra es una biografía de mujer y madre. Con las incertidumbres, inseguridades y rechazo a la discriminación social y cultural. Su pintura también representa a la mujer. Miles de mujeres. A través de una plástica aparentemente sencilla pero hipnótica, evocadora. Mujeres en imaginarios que sólo podrían crear mujeres. Viviendo la vida de las mujeres. Sintiendo como mujeres: El abrazo, el embarazo, la desnudez, el viento sobre el pelo, la luz de las farolas en la oscura sociedad misógina... Y el abrazo de la vida y de la muerte.
Esta es la aportación de Jane Millares Sall. El autorretrato de una madre artista.
Nadie como un hijo para describir a una madre fuera de lo común y con unas dotes artísticas infravalorada por el mavhismo y la política imperante en su tiempo. Debo decir que tuve la gran suerte de conocerla e intercambiar temas sobre el arte? Ya que mi vinculación con Dámaso me hizo partícipe del mundo cultura de los años 70, 80, 90. Aún recuerdo su melena rubia y la hermosura de su cara que nunca perdió.
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