Preparativos de Atlantur 2016 |
El sentido común nos avisaba sobre la importancia de salvar el invierno, la temporada alta, convertirnos en destino refugio, fortaleza o seguro, ante el Covid-19. Pero la alegría de salir del confinamiento duró poco. No se valoró adecuadamente la vorágine laberíntica surgida entre países y territorios autónomos. Ya sabíamos que no dependemos de nosotros (mayoritariamente responsables), pero ahora tampoco pueden actuar los operadores. Los países emisores tienen sus urgencias, por lo que cada intento de apertura se frustra, mientras asistimos a una sucesiva quiebra de operadores, de aerolíneas, cuarentenas impuestas, sobrecoste de test, confinamiento de países y destinos... Incertidumbre. El riesgo de (poder) volar se multiplica.
No ayudó a Canarias no disponer de las capacidades del estado de alarma para actuar en territorios insulares, y cada medida propuesta desde el Archipiélago se topaba y se topa con una mentalidad continental de la administración, como si no existieran las fronteras geográficas en situación de pandemia. No entender el hecho Insular ha retrasado que Canarias estableciese sus controles para liberar las islas del virus… un laboratorio para hacer las cosas bien.
Y añadimos otro obstáculo y frustración: a la crisis sanitaria se añade una grave crisis migratoria en las islas con una falta de respuestas clamorosa, intentando por todos los medios encerrar aquí a los inmigrantes, para lo que el gobierno español y la Unión Europea utilizan los establecimientos turísticos. Una imagen que acompaña la del campo de Arguineguín. La metáfora de una apendicitis migratoria. Más incertidumbres para (poder) volar.
Pero bueno, ya tenemos que ir pensando en los deseos e intenciones para 2021. Saber cómo afronta el presente y la recuperación el sector turístico. Cómo curar la incertidumbre extendida por el mundo... De entrada, desconocemos la fecha de celebración de Atlantur, que se aplazó al primer trimestre de un año en el que ya se anuncia que no habrá carnaval; Fitur tendrá lugar en mayo; el Festival de Música se aplaza hasta julio… Todo con la provisionalidad que impone la situación sanitaria y sus variables. Otro año incierto, atentos a las 'olas' de contagios y la mejora de los tratamientos, a la espera de esas vacunas que se usarán de nada que lo permitan, creadas tras la carrera más veloz y competida por la investigación de un virus vivida hasta ahora en el mundo.
En todo caso, Atlantur podría ser la primera feria turística si se celebrara dentro de 4 ó 5 meses. Una feria requiere preparación, difusión y participación. Y el tiempo se reduce cada día, si es que lo hay... pero sea cuando sea Atlantur, habrá de redefinir sus contenidos. Adaptarse a la realidad y ampliar los objetivos iniciales que fueron ejecutados profesionalmente, pero con algunas carencias que ahora son oportunidades. Se apostó por un modelo de feria profesional del turismo pero sin turismo, sin la ilusión por experiencias. Sin el espectáculo y la venta de sueños. Una demostración de la calidad y variedad de los productos y servicios turísticos que tenemos, pero sólo en parte. Y eso limitaba el contacto, el intercambio, el atractivo social. Incluso las fechas (cierre de temporada alta) son -eran- complicadas para los profesionales y empresas...
Sin embargo, en las tres ediciones realizadas de la recuperada Feria del Atlántico, se ha dado a conocer el variado mercado local y las novedades de productos y servicios de hostelería, oferta complementaria y comercial. Pero se echaba de menos a las empresas turísticas, de transportes turísticos y sus destinos y ofertas, las islas hoy más que nunca. También hoy el reencuentro profesional es necesario, pero para atraer el interés público por el sector. El mercado local es determinante para la economía de varias islas con limitada oferta turística, y parte de los canarios que viajaban al extranjero también querrán 'staycations', o no les quedará más remedio. Por ello se debe mostrar la variada y excelente oferta turística que tenemos en las islas en estos tiempos en los que los viajes largos a lugares desconocidos o muy concurridos son poco atractivos. Una forma de probar y comprobar el funcionamiento del sector en la nueva realidad.
La Feria puede suponer ese escaparate para la oferta local, las promociones desde las islas hacia otros destinos, así como una promoción exterior de las islas. Pero ¿Podremos celebrar una feria a pesar de las restricciones de público y aforo? ¿Podemos convertir la celebración de la feria en un atractivo para divulgadores y referentes públicos para situar la marca Canarias fortaleza y seguridad para los turistas pos Covid-19? Lo cierto es que para los propios profesionales y empresas una feria podría servir para compartir experiencias e intercambiar ideas sobre cómo gestionar un turismo que necesita abrirse a todos los perfiles sin masificación; mostrar los nuevos productos pos Covid-19; conocer los productos readaptados a la nueva realidad, como el uso de envases para todo, preferiblemente de papel y no plástico; cómo el aloe canario perfecciona el gel hidroalcohólico, y un largo etcétera; cómo el turista -toda la población- ha dado un salto cualitativo en el uso de las TICs; la nueva comunicación turística…
Son muchas las transformaciones y cambios que se avecinan. Como que una feria turística pueda ser un revulsivo para el sector y no algo cansino y repetitivo.
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