martes, 27 de septiembre de 2011

Día Mundial del Turismo

 Hoy se celebra el Día Mundial del Turismo, según designó la Asamblea General de las Naciones Unidas en 1980. Este año la sede es Egipto y el tema es el acercamiento de las culturas....

En Canarias se celebran actos en diversos municipios de las Islas, los cuales han comenzado ya en algunos puntos del Archipiélago, si bien el acto central es la entrega de premios Medallas de Excelencia Turístico 2011 en la isla de La Palma.

La revista Canarii ha editado un número monográfico sobre la historia del turismo en las Islas, así como ha organizado presentaciones y coloquios sobre este tema en distintas islas (Arrecife de Lanzarote, La Orotava en Tenerife, Santa Cruz de La Palma, Las Palmas de Gran Canaria y San Bartolomé de Tirajana).

Como pequeño homenaje a esta fecha, les adjunto dos vídeos que reflejan la mentalidad y precariedad que supuso el desarrollo turístico en España. Ambas forman parte de películas que reflejan el humor ibérico (Celtiberia show, como lo bautizara Luis Carandell) y ayudarán a tener un momento de humor en estas fechas tan complicadas:


En Los tramposos, los protagonistas montan una empresa de guías turísticos que hacen verdaderas travesuras con los turistas.

En El turismo es un gran invento, se reflejan las disparidades entre la población de interior y la floreciente industria turística de la costa mediterránea.

sábado, 24 de septiembre de 2011

La historia del turismo en las Islas, en un especial de 'Canarii' que se presentará en varias islas

Portada del especial sobre turismo
Con motivo de la celebración del Día Internacional del Turismo, el próximo 27 de septiembre, la Fundación Canaria Archipiélago 2021, editora de la revista Canarii, presentará su número 22 con un monográfico sobre la Historia del Turismo en Canarias, titulado Canarias, el Jardín de las Delicias Europeo, que ha sido coordinado por Michel Jorge Millares, periodista especializado en turismo.

Los actos de presentación de la revista irán acompañados de charlas debate sobre los nuevos modelos turísticos y las perspectivas del turismo en Canarias en los que intervendrán expertos destacados del sector. El miercolés 28 de septiembre se celebrará en la Casa Salazar de Santa Cruz de La Palma (SE HA ADELANTADO EL HORARIO A LAS 10.00 horas), el jueves 29 en el Castillo de San José de Arrecife (20-00 horas), y el jueves 6 de octubre en el Museo Néstor de Las Palmas de Gran Canaria (20.00 horas).Están previstas igualmente presentaciones en Tenerife y Maspalomas, pendientes de concretar los detalles.

En el número 22 de la revista Canarii, monográfico dedicado a la historia del turismo en Canarias, participan diez historiadores y expertos sobre esta actividad en Canarias, con artículos que abarcan una amplia perspectiva sobre el origen y evolución del sector turístico canario hasta nuestros días. Ha recibido el apoyo de Promotur que la distribuirá durante el acto de entrega de los premios Excelentes del Turismo que se celebra este año en Santa Cruz de La Palma el próximo 27 de Septiembre.

Una imagen sugerente en la portada avisa a los lectores sobre el contenido de esta publicación, con una versión singular del cuadro de El Bosco El jardín de las delicias, en el que se ha incorporado la imagen de jugadores de golf y turistas tumbados sobre sus hamacas junto al dibujo del drago canario incluido por el célebre pintor en dicha obra. Esta imagen coincide con el título de esta nueva publicación: Canarias, el jardín de las delicias europeo, al recoger en el primer artículo de la misma un trabajo sobre el origen mitológico y de leyenda de la marca Canarias en los albores de la civilización, al ser conocidas como Insula Fortunae.

La apertura de los primeros hoteles en las Islas, vinculado a la búsqueda de británicos y alemanes por un lugar donde recuperar la salud que les arrebató el desarrollo de la sociedad industrial. Asimismo, se incluye una selección de textos de viajeros, cuyas obras difundieron los valores y características de Canarias para las clases dirigentes de sus países de origen.

Otro aspecto destacado es la imagen que Canarias tenía para el turismo a comienzos del siglo XX, complementado con las ideas avanzadas y precursoras del turismo en Canarias, como es el caso de Néstor Martín Fernández de la Torre, quien impulsó el producto canario a través de infraestructuras y estrategias que tuvieron en cuenta lo típico y el rescate de los productos locales para sorprender al turista.

También recoge esta publicación la incorporación de Canarias al fenómeno del turismo de masas, gracias a la irrupción del transporte aéreo y, gracias a ello, el desarrollo de amplias zonas para la construcción de establecimientos hoteleros y extrahoteleros, donde se produjo un nuevo tipo de arquitectura, como es el caso de las construcciones impulsadas por el estudio creado por Manuel de la Peña, precursor del desarrollo urbanístico de Maspalomas Costa Canaria.

Otro trabajo incluido en la revista recoge los testimonios de numerosos trabajadores y ciudadanos ante la nueva situación, con la presencia de miles de extranjeros recorriendo el territorio de las Islas con otro idioma, otra cultura, otra religión, a los que los canarios bautizaron como 'chonis'.

Todo este cambio y la necesidad apremiante del Estado español por conseguir divisas para salir del subdesarrollo que vivía el país, dio lugar a la celebración de asambleas provinciales en las que el régimen franquista intentó averiguar la situación económica, administrativa, fiscal y educativa de aquellos territorios más afectados por el turismo. En dichas reuniones también participaron personalidades del mundo de la cultura y del patrimonio natural, histórico y artístico. Una apertura en un régimen dictatorial que dejó varios documentos que reflejan las inquietudes de una sociedad que veía en el turismo la gran esperanza para el desarrollo. Entre los participantes se encontraba otro icono de la historia del turismo de Canarias, César Manrique, cuya labor en Lanzarote es objeto de un artículo sobre su herencia y la necesidad de que su obra y sus inquietudes sean tenidas en cuenta a la hora de analizar las actuaciones a realizar en dicha isla.

El turismo, como cualquier otra actividad económica, está sujeto a las variaciones que se producen en los mercados: crisis energética, implantación de tasas, mejora en la eficiencia o en las infraestructuras... Numerosas variables que han dado lugar a momentos de auge y otros de ajuste a lo largo de la historia del turismo. Y, para terminar, varias páginas recogen datos, personajes y acontecimientos que se han producido a lo largo de la historia y que han conformado lo que hoy es el destino turístico de Canarias, uno de los más importantes de Europa.

La primera presentación de esta revista tendrá lugar en la isla de La Palma, con motivo de la celebración del Día Mundial del Turismo. Asimismo, cada presentación (en La Palma, Lanzarote, Las Palmas de Gran Canaria, Tenerife y San Bartolomé de Tirajana) vendrán acompañadas por mesas de debate sobre los productos, modelos y actuaciones en marcha para el desarrollo del principal sector económico en Canarias.

viernes, 23 de septiembre de 2011

Política y burros en el turismo

Derribo del Hotel Dunas en Maspalomas
Este artículo lo he realizado para su publicación en el blog de Tourism Revolution, quienes me invitaron a participar con un texto en su espacio y a quienes agradezco que me dieran libertad para elegir el tema a tratar.

En medio del desierto de Nevada (EEUU), unos manantiales de agua hacían posible un pequeño vergel que un expedicionario español, Antonio Armijo, bautizó como Las Vegas. Posteriormente, en 1931, donde todo el mundo veía el pequeño oasis otros vieron la ciudad para el juego y los casinos. Con el tiempo, la mafia haría de este lugar un santuario para sus actividades de lavado (de dinero) y, ya en los años ochenta, se convertía en la ciudad del entretenimiento y el turismo que desbancó a Orlando (Disneyworld) como principal destino turístico norteamericano en los años noventa, al superar los 28 millones de turistas al año con apenas 90.000 camas hoteleras. Para que se hagan una idea, Canarias cuenta con más de 190.000 camas hoteleras (y un amplio número de extrahoteleras), pero sólo ha recibido 10,5 millones de turistas en 2010.
Evidentemente, para poder comparar ambos casos habría que tener en cuenta la estancia media en ambos destinos y otros parámetros… Pero bueno, los datos permiten ver qué cifras se mueven en estos dos casos  muy consolidados: un destino de sol y playa, insular y europeo, frente a otro de entretenimiento, en el interior del continente y norteamericano.

Recordemos que Las Vegas, como destino turístico, surgió muchos años antes que la mayoría de los lugares de turismo de masas españoles, a pesar de que la naturaleza no dotó a dicha ciudad de belleza, sino más bien al contrario. Las dificultades y la escasez (ausencia casi absoluta) de atractivo turístico marcó su impronta, empujada a una actividad electrizante, a convertirse en una ciudad pop antes de que existiera la cultura pop.

Hoy día, Las Vegas es la meca de la diversión, el festín del ocio, la visión en 3D de cualquier tiempo o lugar que pueda tener connotaciones turísticas (desde el Egipto faraónico, los piratas, la Roma clásica, Venecia… Hasta la aventura espacial). Todos los hoteles son verdaderos parques temáticos que desbordan las expectativas del turista. Un lugar que, aunque nos extrañe, genera más ingresos por los espectáculos y el comercio que por sus casinos. Sin olvidar que posee una fiscalidad muy peculiar y atractiva para la inversión y que refuerzan su marca con un marketing muy cinematográfico y televisivo, si nos atenemos a las numerosas películas y series que tienen Las Vegas como escenario y argumento.

Pero yo iba a hablar del turismo en España y, en particular, de Canarias, por lo que les ruego que tengan en cuenta el modelo de Las Vegas porque vale la pena visualizar los distintos procesos seguidos hasta ahora y fijar el momento para poder imaginar el futuro.

Nos centraremos en el periodo del turismo de masas que arranca en los años cincuenta y demuestra su potencia en los sesenta, debido a la irrupción de los vuelos charter (al pasar del avión de hélice al reactor), que hacían posible que un importante número de trabajadores de los países desarrollados pudieran disfrutar sus vacaciones en lugares alejados varios miles de kilómetros, a un precio accesible y en un vuelo al paraíso en pocas horas. Para ello, los intermediarios turoperadores ya se habían encargado de conseguir alojamientos y entretenimiento a precios tirados para cualquier oficinista o dependiente de supermercado de la Europa desarrollada.

Todo el sistema giraba en torno a la comercialización de los rayos del sol y las caricias de las olas en el mar, lo que produjo una nueva forma de colonización del espacio, pero no para saquear cosechas, capturar esclavos o robar animales. Una invasión sin batallas, sutil pero escandalosa y deshonrosa al rendir los territorios costeros de mayor valor y calidad, tanto por sus paisajes como por sus ecosistemas singulares. La actuación se extendió por casi todo el litoral mediterráneo y las Islas Canarias y Baleares. Lejos de defender los intereses de los ciudadanos y empresas españolas, las mayores rentabilidades fueron para empresas y fondos de inversión foráneos, como si se tratara de una venganza de la España agrícola contra sus costas y arenales, en una estrategia orquestada, animada y amparada por el Gobierno español, ansioso de obtener divisas extranjeras a toda costa y a costa de la costa. Las leyes, creadas para fomentar la inversión extranjera en España, dictaban la condena al litoral y, como es costumbre en este país al aplicarse leyes continentales en territorios insulares, no se tuvo en cuenta los informes del Ministerio de Información y Turismo que, en 1962, advertían la necesidad de establecer una planificación flexible en las Islas de la normativa, lo que provocó un impacto aún mayor y más grave.

La ley desarmó, aún más, un país sin infraestructuras, sin servicios administrativos, sin profesionales en el sector turístico. Fue una rendición a los intermediarios que tenían en su cartera al turista, el dinero de éste y fondos para invertir, por lo que impusieron sus exigencias con el apoyo generoso del Gobierno español, tanto en la permisividad urbanística, política, fiscal y financiera, y ejecutando, con cargo al dinero público, unas costosas infraestructuras que apenas revertían en el pueblo español. Pero, aún así, el turismo supuso para el franquismo un balón de oxígeno, aunque el beneficio económico, social, cultural, etc. pudo ser cuantiosamente mayor.

A esta orgía sobre el territorio español –en particular en Canarias- se sumó la Ley Fiscal sobre Ayuda a Países en Desarrollo, dictada en Alemania por el ministro federal de Hacienda, Herr Straus, entre 1968 y 1972. La ‘ayuda al desarrollo’ supuso la venta de espacios idílicos a precios ridículos y con unas ventajas fiscales extraordinarias para los fondos de invasión germanos. Y en España tan contentos, ya que la versión oficial insistía en que el turismo era una fiesta que generaba ingresos, cuando en realidad lo que se estaba haciendo era una mala venta de los territorios de mayor calidad, como el caso de las Dunas de Corralejo o la Isla de Lobos (Fuerteventura)… Un paraíso para inversores incontrolados e incontrolables.

Ya que hablamos de Corralejo, este antiguo poblado de pescadores se encuentra en el municipio de La Oliva. Tiene 356 kilómetros cuadrados y disponía en 1973 de 2587 habitantes (22.351 en 2010). El suelo en promoción en aquel año alcanzaba las 6.000 hectáreas, lo que daría cabida a unos 600.000 turistas. En aquellos momentos se construían 200 apartamentos y dos hoteles en medio de las dunas de Corralejo con capacidad para 1.600 camas. El municipio dispone hoy de 16.185 camas en 67 establecimientos hoteleros y extrahoteleros. El presupuesto del municipio era de dos millones de pesetas (12.000 euros) a los que se sumaba por primera vez fondos del REF (régimen especial fiscal de Canarias) con otros dos millones y medio de pesetas. En 2009, el presupuesto municipal ascendió a 26 millones de euros (unos 4.500 millones de pesetas). No había ingresos por parte de las promociones turísticas, ya que los arbitrios sobre la riqueza urbana a recaudar sumaron 1.159 pesetas (6,6 euros), pagadas por los propietarios autóctonos de casas antiguas antes del turismo. No existía planeamiento urbanístico, ni tampoco (en ningún municipio de Fuerteventura) se contaba con Interventor o Depositario de la Administración Local. Así, las Dunas de Corralejo corrieron un grave riesgo que pudo evitarse (en su mayor parte) gracias a la crisis del petróleo a comienzo de los años setenta y a la declaración como Parque Natural de dicho entorno por Real Decreto en octubre de 1982, poniendo freno a las ambiciones de Gea Fond (el fondo alemán que adquirió estos terrenos).

Pero así estaban las cosas…

El turoperador controlaba el transporte por avión, obtenía condiciones leoninas en los hoteles, organizaba las actividades en las que los turistas podían gastar el dinero en efectivo que llevaban y establecían un control directo de sus actividades a través de los guías de sus grupos de viajeros.

Como ven, hay muchos temas y aspectos que tratar, pero volvamos a la gran diferencia del destino ‘sol y playa’ español respecto a la experiencia de Las Vegas o de Orlando, ya que mientras en esos destinos se trabajaba (y se ha continuado en esa línea) para crear un atractivo cada vez más diferenciado y de gran capacidad comercial, aquí se consolidó la venta de los mejores paisajes de calidad como principal línea de negocio, gracias al sol y playa, a lo que se añadió un contenido que, lejos de promocionar y profundizar en las riquezas patrimoniales o en la creación de equipamientos de ocio sobre los que cimentar el negocio turístico, se optó por vender la marca del subdesarrollo: por un lado, excursiones a locales para celebrar barbacoas con mucho alcohol barato, rifas, cantos y bailes típicos, incluido el sombrero mexicano, a cargo de aprendices de bailarines o ‘espontáneos’ con espíritu alegre para entretener a los visitantes.

La otra actividad que no podía faltar en los ‘paquetes turísticos’ de los sesenta y setenta en la España peninsular y mediterránea eran las excursiones en burro. En un país subdesarrollado como era España, no podría imaginarse una actividad más típica e identitaria que el paseo en burro, con las risas, tropiezos, caídas, así como la venta de algunos productos de la tierra para beber y comer.

Por el contrario, en Canarias el turismo ya tenía una trayectoria y experiencia previa, así como unos profetas que habían diseñado productos que permitían una más digna representación de lo local al visitante. En particular, gracias al tipismo planteado por el artista Néstor Martín Fernández de la Torre, con su Pueblo Canario, el Parador, miradores, Casa del Turista, traje típico o recuperación de las labores artesanales. O la creación de la Casa de Colón, por Néstor Álamo. Esta labor la continuaría en Lanzarote César Manrique.

También es cierto que el turismo que venía a Canarias se distinguía por su singular estacionalidad: el invierno, época alta en las Islas, pero el objetivo del Gobierno español se centraba en conseguir la urbanización y venta del mayor territorio posible, incluidas las islas de La Graciosa y Lobos, o de los islotes de Alegranza (por diez millones de marcos) y Montaña Clara (seis millones), según informaba ABC el 24 de agosto de 1973. Nos consumía la ‘fiebre del oro’ con parcelas que hasta ese momento eran improductivas. No era de extrañar. Encima, el precio del suelo en Lanzarote y Fuerteventura se multiplicó por cuatro tras la visita del canciller Willy Brandt al sur de Fuerteventura en enero de 1973, tras operarse de la garganta, escogiendo la isla majorera para su recuperación.

Pero…el impulso de las normas del periodo Fraga en el Ministerio de Información y Turismo atrajo manadas de buitres a por dinero fácil: sin medios ni administración, se amojonaron parcelas, se vendía sobre plano y con documentos y proyectos sin aprobación definitiva, se construían urbanizaciones sin infraestructuras adecuadas o simplemente sin éstas (alcantarillado, depuración, electricidad, agua, comunicaciones…) y se producían los grandes escándalos que tendrían en Sofico el más sonado/acallado de los casos de estafa. Había germinado en la sociedad española, en su clase política y en su estructura administrativa el modelo de negocio especulativo y no sostenible del turismo, el más impopular, antisocial y menos rentable.

Un país como España dilapidó su patrimonio más valioso: el territorio de calidad, su paisaje y clima, para obtener unas parte muy reducida del negocio en forma de divisas que a su vez tendría que gastar en infraestructuras para atender a esos turistas que venían tras pagar a turoperadores extranjeros el mayor desembolso de su viaje y estancia. Mal negocio, aunque sirviera para sacar de la miseria al campesinado y capitalizar en parte (los que podían pagar los préstamos o anticipos de los turoperadores) a pequeños empresarios locales.

Esa rémora la hemos soportado durante décadas. Incluso los empresarios ‘del país’, aquellos que en Canarias están dispuestos a invertir en modernos, lujosos y atractivos complejos y resorts, se encuentran ahora atados de pies y manos por la implantación de normas que pretenden poner punto final al despilfarro del territorio. Lo que no se hizo contra los depredadores llegados de fuera para especular y obtener el máximo beneficio, se impuso desde los ochenta a los empresarios que quieren impulsar el desarrollo turístico no especulativo, con nuevos productos y equipamientos con altos niveles de calidad y excelencia…

Aún así, seguimos (casi) con el mismo burro… Hay mejores equipamientos, establecimientos especializados, mucha profesionalidad… Pero seguimos con el mismo producto: sol y playa (y en Canarias el clima). De hecho, los principales parques temáticos, los más costosos, salvo el caso de Terra Mítica (iniciativa pública que ocupó 450 hectáreas de suelo no urbanizable con una inversión de unos 400 millones de euros), se han realizado en lugares que no tienen que ver con los destinos turísticos de sol y playa (en éstos encontramos parques te tipo medio y muy inferior coste: Loro Park, Siam Park –que costó unos 50 millones-, Palmitos Park…), como el Warner Madrid (380 millones de euros más otros 86 pagados por la Comunidad de Madrid para sus accesos por autopista y tren), Xanadú Madrid (más de 360 millones de euros para poder esquiar todo el año), o el Port Aventura en Salou, con sus más de 800 hectáreas de las que se han ocupado unas doscientas para una inversión inicial de 300 millones de euros.

Seguimos con el producto estrella de sol y playa; acompañado de diversos parques temáticos sin alcanzar el nivel de ‘marca’ creado por Disney; con una excelente imagen de nuestra gastronomía; infraestructuras más modernas y de calidad; puesta en valor del patrimonio, etc. Cosas que tuvieron que potenciarse y evolucionar desde los primeros pasos del turismo. Pero… ¿hasta cuándo vamos a esperar para revolucionar el sector? ¿A qué viene tanto miedo a tirar construcciones, recuperar espacios de calidad y levantar nuevos y sorprendentes establecimientos? ¿Por qué no nos decidimos a crear el destino de entretenimiento –que no de botellón- para el turismo europeo? ¿Esperaremos a que otro país mediterráneo –ya libre de dictatorzuelos corruptos- nos tome la delantera?…

Año tras año gastamos millones y millones en estudiar los mercados turísticos y los perfiles de clientes. Añadimos a eso millones y millones en promoción y vuelta a vender lo mismo en ferias a las que van supuestos profesionales de un sector que ya cambió radicalmente (no he visto por ahí a Mark Zuckerberg o a los creadores de Google, que es por donde van los tiros de la nueva comercialización), y mantenemos recursos obsoletos, pero la marca sigue siendo la misma y España continúa a lomos del burro y la barbacoa, eso sí, ahora la música es de Georgie Dan y no la canción ‘Y viva España…’ que compusieron los belgas Leo Caerts y Leo Rozenstraten…

"Que bonito es el Mar Mediterráneo,
su Costa Brava y su Costa del Sol.
La sardana y el fandango me emocionan,
porque en sus notas hay vida y hay calor.
España siempre ha sido y será
eterno paraíso sin igual...."

lunes, 5 de septiembre de 2011

Aire… el nuevo souvenir

Very tipical souvenir
La irrupción del low cost en las comunicaciones aéreas ha dado lugar a un sinfín de líneas de negocio por parte de las compañías aéreas para poder obtener del pasajero el máximo de dinero posible. Una de las consecuencias que tiene este nuevo modelo de negocio del transporte (en particular sobre el turista) es el rechazo del usuario a pagar más por el servicio y, en particular, la reducción del equipaje a la mínima expresión para no tener que pagar por el peso del equipaje o por una segunda maleta.

Esta situación perjudica a los comercios de souvenires y la venta de productos que en otros tiempos era rentable su compra en el lugar de destino (por ejemplo la sobrasada o las tortas mallorquinas), dado que conlleva un sobre coste en el momento de acceder al avión.

De ahí que, cada vez más, los recuerdos y regalos de viaje van disminuyendo en cantidad y tamaño según sea más barato el pasaje (curiosa contradicción), lo que ha puesto de moda la venta de imanes para la nevera y otros artilugios de pequeño tamaño y simbólico precio.

Lo último, aunque no tan pequeño, es la venta de aire de Praga, como recuerdo de la ciudad. El aire, supuestamente recogido en varios puntos de la capital de la República Checa, va guardado en una lata bien diseñada y se puede comprar también por Internet, con lo que el viaje no es necesario, pero bueno… Lo cierto es que ya hay gente que vive del aire, del cuento o estamos ante una campaña que complementa el lema de la conocida ciudad como museo al aire libre…

viernes, 2 de septiembre de 2011

Misioneros del tiempo libre

Los vemos con un paraguas, agitándolo sobre las cabezas de masas de gente que se agolpa en las zonas monumentales turísticas. También pueden llevar un sombrero, un pañuelo o tocado, mientras reiteran el mismo discurso sobre el estilo, el autor, las curiosidades y, también, los cotilleos de época en una especie de ‘Aquí hay tomate’ retroactivo. Unos personajes que intentan controlar el tiempo, los lugares y -cómo no- dónde gastar las pocas monedas que lleva el turista para gastar en un viaje en el que el turoperador ya ha cobrado por todo el 'paquete'.




Pues si, son los guías turísticos, personajes singulares donde los haya y que han tenido una evolución desde sus orígenes cuasi místicos (‘misioneros del tiempo libre’) hasta su profesionalización y formación reglada, si acaso se puede reglar esta singular gestión de lo intangible (el conocimiento del medio o destino)  sobre la mercancía (el viajero) a la vez que sirve de mediador de conflictos entre el turista y los operadores (alojamiento, restaurante, comercio, compañía aérea…) que controla el turoperador.

Una de las referencias más interesantes y completas sobre los orígenes del guía turístico es la que ofrece la obra ‘España a go-go. Turismo charter y neocolonialismo del espacio’ de Mario Gaviria, en la que nos hace una descripción (principios de los años setenta del pasado siglo) sobre los diferentes perfiles de personas que actuaron como pioneros de guías turísticos, un grupo heterogéneo de edades, sexo, formación y procedencias que clasificó como:
  • Amigos de la vida en países cálidos con la posibilidad de pequeñas aventuras.
  • Líderes frustrados.
  • Personas muy necesitadas de respeto y de contactos personales.
  • Personas (y estas son la mayoría) que pueden obtener en España sueldo que con su preparación y por la ausencia de títulos superiores no podrían obtener en su país de origen.
  • Personas movidas por un espíritu muy parecido a los de los boys-scouts.
  • Personas con un espíritu de misionero del tiempo libre.
El libro referido se atreve a realizar una definición más concreta del guía, como un “profesional de la manipulación psicológica y económica. Al servicio del turoperador, hace que el turista que ha venido a través de éste crea que todo está bien, a pesar, asimismo, de los fallos evidentes que se produzcan en la organización. Hace y consigue también que el turista compre el mayor número de excursiones que él vende y vuelva a viajar al año siguiente con el mismo turoperador”.

Evidentemente, en aquellos años, eran “raros los guías que logran permanecer ocho o diez años en la profesión, ya que se dedican a un trabajo muy duro que acaba afectándoles en su propia psicología, en forma de escepticismo hacia el género humano y de desconfianza respecto a la trascendencia de las relaciones entre los hombres”.

Y es que, como señalaba una guía entrevistada por el equipo redactor de este estudio: “El mundo del turismo es un mundo sin nada. Es un mundo vacío… No es un mundo, es un modo de vida… No hay que tener profesión… Hay que tener cualidades, todas y ninguna…”

Antes de esta obra, en 1959, se realizó una extraordinaria película ‘Los tramposos’ con un guión inteligente, cómico hasta la genialidad y una interpretación extraordinaria de los actores. El guión nos muestra una forma de entender el turismo de aquella época de subdesarrollo y miseria: los protagonistas – unos pícaros estafadores- deciden montar una empresa turística propia  para hacer viajes guiados por Madrid. Para ello, alquilan un autobús a un chófer, aprovechando el rato libre que le deja el trabajo. Cuando ya tienen reunido a un grupo de turistas, se presenta el chófer para comunicarles que necesita el autobús para un entierro. Improvisando, llevan a todos los visitantes al entierro como parte del recorrido turístico. Más tarde los llevan a una taberna a degustar (en grandes cantidades) vino español. A pesar de no haber realizado nada del itinerario previsto, los turistas quedan encantados y el negocio resulta ser un éxito.

Mucho han cambiado las cosas. Hoy día el guía turístico tiene que tener titulación oficial y es un profesional formado para ese mundo vacío que es el turismo. Gracias a que ha imperado la cordura, los guías ya reciben la acreditación tras finalizar los estudios, una credencial que (y esto no sé si fue una leyenda urbana o una pesadilla) hasta hace poco no recibían si no hacían un número de horas determinadas de ejercicio de la profesión, horas que no podían realizar porque no disponían de la acreditación… La pescadilla que se muerde la cola.

De hecho, turistas misioneros o vocacionales de aquellos tiempos quedan pocos pero muy militantes, a pesar del escepticismo acumulado durante décadas de decadencia y pérdida de referentes (en el caso de Canarias: paisaje, paisaje y paisaje, como dijera el amigo y excepcional ejemplar de guía turístico, Isidro Ramos).

Y el futuro... Todavía hay mucho turista analógico que necesita de guía para moverse y para que le ordenen el viaje, pero la irrupción de la transparencia a través de Internet, junto al low-cost en vuelos y ofertas en alojamientos y otros servicios transforman radicalmente el perfil del turista y los modos de obtención de lo que busca el viajero. De hecho, cada vez son más los destinos que cuentan con audioguías o guías en vídeo de descarga que, aunque muy interesantes, no dejan de ser  un rollo. En muchos casos, porque los políticos han recibido la oferta de las universidades para realizar dichos trabajos y no todo lo que sale de la Universidad vale para el mundo real (que, por cierto, tampoco tiene mucho que ver con la política).

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