jueves, 16 de noviembre de 2017

La cita atlántica del turismo

Inauguración de la Feria de 2016
La semana próxima tendrá lugar la 41 edición de la 41 Feria Internacional del Atlántico (23-26 de noviembre). Estamos ante una nueva ocasión para el encuentro y el intercambio de soluciones profesionales para la industria turística, como reza el lema de este evento que está reconocido como feria oficial de Canarias y certificado por el organismo internacional ferial UFI. Una confirmación de su vocación global y atlántica. Hasta aquí, todo es muy profesional y avalado con una experiencia indiscutible, pero además hay un trasfondo social e identitario en esta actividad ferial, la experiencia durante décadas de tener y ofrecer en una gran feria aquello que nos hace un destino con ADN de éxito en diferentes épocas. Por ello en sus principios se celebró aquí Expotur (el antecedente de lo que sería Fitur) y tras una etapa de agonía se produjo el rescate de la Feria tras años extinguiéndose. Pero no sucedió lo peor y se produjo el cambio de rumbo el año pasado, coincidiendo con el 50 aniversario de la inauguración de la Feria del Atlántico.

Y, curiosamente, sucedió un fenómeno poco destacado en la vorágine de cifras y personalidades: la sensación general de que la feria es algo de todos/as. Es parte de lo cotidiano, de la vida isleña.

Con esa naturalidad casi despreocupada, el año pasado cientos de profesionales y expertos impulsaron los contactos, vieron las novedades y las posibilidades de negocio. Encuentro, conexiones múltiples... la mejor respuesta al esfuerzo de cada expositor que se esmera en exhibir y tratar de captar el interés de quienes buscan la calidad, seguridad, garantía, eficiencia para el ahorro... Todo ello en un enorme abanico de empresas de suministros, reformas, modernización y mantenimiento para un pujante sector turístico que trabaja las 24 horas los 365 días del año y encima se expande y mira hacia el futuro. Algo que a fuerza de leerlo y escucharlo repetidamente durante años y décadas, ya no nos llama la atención.

Todo es muy natural gracias a la profesionalidad de un gran número de personas que mantienen la actividad turística en puestos de liderazgo mundial, en una comunidad donde más del 33% del PIB se produce directamente por el sector, con más de un 35% de todos los empleos pendientes del turismo y un porcentaje similar en el total de la recaudación fiscal. Por ello es normal que muchos profesionales del turismo isleños (y deberían ser más si hubiera una orientación adecuada) sean objeto de deseo de otros destinos al trabajar en el sector económico más global y de mayor crecimiento en el mundo.

No se extrañe del éxito de nuestros profesionales. Estamos ante un perfil muy especial de gran movilidad y transversalidad. Una comunidad que además es muy bien avenida y que podemos encontrar con su excelente trato en citas ineludibles, aunque sólo sea para el reencuentro y compartir: las ferias. Unas son escaparates de los cada vez más numerosos destinos y otras, como la Feria Internacional del Atlántico, más profesionales y de contacto directo, para los responsables de que los productos y servicios turísticos compitan en un mercado complejo y transversal, global y cambiante, donde el vértigo del día a día se mezcla con los impactos de múltiples acontecimientos y situaciones en todo el planeta. Por ello, cada vez que finaliza una edición de cada feria se anotan la próxima edición en sus agendas, la del reencuentro y la de compartir, la de la conexión personal que no se pierde y que te obliga a ir, con gusto, a trabajar y no perder el pulso del sector.


Cada feria es un mundo de oportunidades para gentes tan dispares como los médicos de un hospital que atiende a un noruego, un masajista de un spa que cuida el bienestar de un alemán, un patrón que conduce la embarcación para que un grupo de franceses avisten delfines y corran junto a Taurito en motos acuáticas, o los profesionales del turismo activo, del alojativo, del transporte, de las telecomunicaciones, de los suministros, alimentos y bebidas, o el pianista que realiza su peculiar ruta por los hoteles para animar a los clientes mientras disfrutan de una bebida después de una jornada de relajación bajo el sol.

Por ello, esta feria no es una pasarela de trajes típicos ni un folleto animado que te asalta en cada rincón, ni tampoco una interminable excursión de pabellones que parecen un festival étnico o un carnaval dedicado a las culturas del mundo. Esta es la cita para el sector, el encuentro del turismo, inevitable, al que no puedes faltar para conocer, aprender y valorar la labor profesional que hay tras el envoltorio del producto turístico tan exitoso que tenemos.

Un prestigioso y amplio grupo de profesionales que hacen posible el liderazgo del destino turístico en el que también uno de sus atractivos es el de la actividad ferial, incluso el de congresos y convenciones que intenta abrirse paso en un destino en el que el sol y playa ocupa toda la oferta alojativa, pero que ha estado activo en esta isla desde que en 1963 se celebrara el exitoso Congreso Internacional de los Skal Club y que diera el espaldarazo a la creación de la Feria del Atlántico que durante 50 años nos ha contagiado del ambiente ferial que hoy vemos como natural y que ha dado lugar a varias réplicas en toda la geografía insular: ferias en el noroeste, en el sureste, regionales, insulares de vinos, de quesos, de artesanía. Una oferta que otras islas intentan imitar gracias a la experiencia y éxito de nuestra feria, donde tenemos una cita la próxima semana.

domingo, 5 de noviembre de 2017

Lo que pasa en Maspalomas se queda en Las Vegas

Maspalomas y Nevada. Curiosas similitudes

Hace más de un siglo que Domingo Doreste creó el mejor eslogan publicitario para Gran Canaria: 'Continente en miniatura'. Hoy día debemos felicitarle (y agradecerle) por el acierto al concebir el lema más acertado para la isla, pero también hemos de hacer un esfuerzo por actualizar la visión de esa marca unos cien años después y que, de entrada, nos permite afirmar que este territorio es más que un continente, se trata de un mundo en miniatura. Un 'planeta' diminuto de paisajes y ecosistemas muy complejos y variados en un pequeño territorio, que además cuenta con algunas infraestructuras clónicas o eventos que también suceden en otros puntos del globo, como sucede en varios aspectos con las coincidencias entre el sur turístico de Gran Canaria y los acontecimientos o localizaciones existentes en el Estado de Nevada, un Estado de interior que no toca el océano Pacífico. Sin embargo, con algunas diferencias insalvables, encontramos diversas similitudes que nos sirven para plantear este juego de 'vidas paralelas' o territorios totalmente contrapuestos pero que a la vez nos permiten dar rienda suelta a la imaginación.

De entrada, tenemos dos ciudades surgidas para el ocio y el turismo a lo largo del siglo XX, una de manos de la mafia y el juego en una antigua y solitaria estación de trenes, mientras la otra es fruto de la iniciativa de la nobleza y un concurso internacional de ideas. Las Vegas se ha convertido en la meca mundial de las convenciones, el espectáculo y la diversión. Maspalomas es el destino europeo de sol, playa y los macroeventos LGTB. Así como el gran reclamo para que los países nórdicos tengan Gran Canaria como su principal destino en el mundo.
Festival Burning Man en Black Roc

El gay pride,  el winter pride, el carnaval alemán... son macroeventos que atraen a miles de personas de todo el mundo, con sus shows y galas, con su gran discoteca al aire libre y mientras tanto, en el desierto de Nevada se produce cada año un encuentro de miles de personas de lo más sorprendente y creativo, el “Burning Man” (quema del hombre o el hombre quemado), un evento anual de seis días de duración que se desarrolla en Black Rock durante septiembre y que se ha convertido en una sugerente fiesta creativa multitudinaria. El encuentro finaliza con la quema de una enorme escultura de madera con forma de humano, algo así como la 'quema del Judas' que tiene lugar en Teror, aunque dentro de un ritual religioso que pone fin a la Semana Santa.
Autopista extraterrestre hacia el Área 51
Más sorprendente aún es el misterioso uso de las instalaciones ubicadas en el Área 51, con sus leyendas urbanas de la presencia extraterrestre y que alimentan las teorías conspiratorias sobre el uso de esta base militar, relacionados con los mitos de la existencia de vida en otros planetas... Es curioso que en Maspalomas, al sur de Gran Canaria, la NASA creara las instalaciones de la estación de seguimiento de los programas espaciales Geminy, Mercury y Apollo, lo que provocó también teorías conspiratorias sobre el uso de la estación para actividades de la CIA en Canarias, cosa que en plena 'guerra fría' daba alas a las potenciales campañas políticas contra la presencia yankee en la isla. Sin embargo, gracias a Maspalomas y a la antena ubicada en la estación espacial, desde Gran Canaria se pudo escuchar con claridad el primer gran paso de la humanidad en la luna.

Abajo, a la derecha, estación de la NASA en Maspalomas
Pero no quedan aquí las únicas coincidencias y, aunque no voy a señalar otros vínculos relacionados con la actividad turística entre Las Vegas y Maspalomas Costa Canaria, hay que destacar lo sorprendente que resulta que estas dos ciudades cuenten con presas de bóveda o de arco espectaculares, como son la gran presa Hoover, famosa por el cine en numerosas producciones que incluyen la saga de Superman, mientras en Gran Canaria se encuentra la presa de Soria como icono de las obras del condado para el desarrollo de la comarca del sur de la isla y, por ende, del conjunto de Gran Canaria.

Presa de Hoover en Las Vegas y Presa de Soria.
El presidente de EEUU, Herbert Hoover, impulsó la ciudad artificial de Las Vegas con la construcción de la presa de arco o bóveda que lleva ahora su nombre. Un embalse con capacidad para 35.000 hectómetros cúbicos del Colorado, construida en 5 años (1931-1936) que, además de garantizar el agua, provee de electricidad a la ciudad con más bombillos por metro cuadrado del planeta.

Por su parte, en el Atlántico, el Conde de la Vega Grande quiso garantizar el agua a Maspalomas con la presa de Soria, el único embalse de este formato en las islas en una época en la que en España se puso de moda este tipo de construcciones de bóveda o arco. La presa de Soria cuenta con capacidad para 32 hectómetros cúbicos (de aire, dada la dificultad o imposibilidad de que algún día se llene). Fue construida en 10 años (1962-72) y se ha convertido en un icono del patrimonio industrial de Gran Canaria (podría y debería declararse como Bien de Interés Cultural), por su singularidad y espectacularidad.

Hay otras cuestiones de las que aprender y que deberíamos tener en cuenta para comprender el éxito extraordinario de Las Vegas, incluso para recuperar el turismo norteamericano que tuvimos y perdimos, con su concepto de permanente renovación, ya que allí parece que no se aplica la teoría del destino 'maduro' que atenaza el presente y futuro del destino, o sirve de justificación a la incapacidad de nuestros gobernantes para facilitar una constante modernización y adaptación del destino a las demandas de los usuarios. Y tampoco, siguiendo con las similitudes fallidas, hemos logrado que se impulse una imagen de marca gracias a la capacidad del cine y la televisión como han conseguido en Las Vegas convertida en uno de los iconos del cine en el mundo.