martes, 30 de junio de 2020

El Circo del Sol en bancarrota, recuperemos a Pinito del Oro

Carpa del Circo del Sol
El Circo del Sol se declara en bancarrota y despide a 3.480 empleados. Una noticia terrible provocada por la cancelación de sus espectáculos en el mundo. El fin del modelo de la gran multinacional del entretenimiento basada en el espectáculo acrobático, la música y un merchandising que ha llegado a todo el mundo. Un producto global que ha sido víctima de una pandemia global. Triste -dramática- noticia, sobre todo tras haber conseguido (después de décadas) que trajera su carpa a Gran Canaria, a Maspalomas en 2019 y 2020, aunque éste ha sido cancelado.

La compañía está negociando con sus principales inversores (la estadounidense TPG Capital, la china Fosun Capital Group y el fondo canadiense Caisse de Dépôt et placement du Québec) un plan financiero para reflotar esta empresa que ha sido rentable desde el inicio de su actividad hace 36 años. Una actividad que he seguido casi desde sus comienzos por mi interés por el mundo del espectáculo circense y mi empeño en que esta isla tiene una deuda histórica con una de las mayores estrellas del trapecio de todos los tiempos: Pinito del Oro (María del Pino Segura), quien falleciera sin que Canarias le concediera el Premio Canarias de las Bellas Artes, para vergüenza de todos los canarios, cuando fue galardonada décadas antes con el Premio Nacional de las Artes Circenses el primer año en que se instauró. Reproches aparte a este bochornoso espectáculo en que han convertido los Premios Canarias, vuelvo a reivindicar que Las Palmas de Gran Canaria debería crear un Festival Mundial de Circo Pinito del Oro, en el que las acrobacias llenen de emoción a niños y mayores en esta isla que históricamente ha sido un escenario agradecido con los artistas circenses.

Les recuerdo que hace 18 años le planteé el proyecto a Josefa Luzardo cuando preparaba su programa electoral y lo incluyó, si bien al alcanzar la Alcaldía capitalina y designar a Isabel García Bolta como concejala de Cultura, ésta lo impidió. Igualmente, cuando Jerónimo Saavedra accedió a la Alcaldía tras el mandato de Pepa, le presenté el proyecto de candidatura de Las Palmas de Gran Canaria como Capital Cultural Europea incluyendo en su programación este Festival Mundial de Circo Pinito del Oro. No sólo no puso en marcha la candidatura hasta el final de su mandato, sino que me estuvo mareando durante meses con reuniones con su jefe de Gabinete para, finalmente, manifestar que no iba a promover la candidatura y el Cabildo asumiera la puesta en marcha del equipo que preparó la candidatura con mi documentación pero sin una llamada de agradecimiento por los servicios prestados y, de paso, una excusa. Pero así son las mezquindades políticas de algunos personajes en este territorio.

Después de este desahogo personal (no es la primera vez que lo publico, pero es bueno recordarlo por si algún incauto cree todavía en la buena voluntad de algunas personas cuando gestionan lo público), creo que las instituciones de Gran Canaria harían bien en seguir esta noticia e interesarse por su recorrido. Podríamos estar ante una oportunidad de formar parte de un proyecto en el que no sólo tendría cabida el reconocimiento que debemos a nuestra mujer más internacional, la grancanaria que eclipsó al mundo y que llenó las portadas de la prensa norteamericana gracias a su genialidad como artista que consiguió con decisiones que rompieron todas las barreras que impedían a una mujer española en los años 50 y 60 alcanzar la cima de las artes circenses en el mundo.

Es la ocasión de convertir Gran Canaria en sede permanente de los espectáculos del Circo del Sol y que se diseñe uno dedicado a Pinito del Oro. ¡Qué menos! Ahora que tanto se habla de que el turismo en las islas debe re-crearse pensemos en aquello que es propio, auténtico, único. Ya está bien de reproducir los mismos negocios de todos los destinos turísticos (acuarios, parques acuáticos, norias...) y fijémonos en los casos de éxito, aquellos que ofrecen experiencias únicas que, unidas a nuestro clima, nuestros paisajes, nuestra seguridad... nos convierten en un destino privilegiado.

viernes, 19 de junio de 2020

#MuévetePorCanarias porque eres afortunado

Ignacio Poladura de Armas (Viajes Insular) presenta el programa.
Una oportunidad para ver cosas que no creerías. El atardecer en llamas cayendo sobre el pico más alto del Atlántico. Buscar los rayos de Mafasca que brillan en la oscuridad, cerca de las puertas de Timanfaya que conducen al interior de la tierra. Todos esos momentos se vivirán en un tiempo efímero, como gotas en el océano. Es hora de vivir... Pues sí, tras estas palabras épicas (ver final del artículo) les tengo que comentar que se ha puesto en marcha una iniciativa empresarial para conocer las Islas Canarias -ya era hora- con una novedad que a su vez es la causa de esta oferta, y es que nunca se vieron y disfrutaron estas islas sin turistas desde hace unos 75 años. Por eso este programa está destinado sólo a los residentes, para aprovechar una infraestructura alojativa excelente y de prestigio mundial, junto a la completa red de operadores de transporte por tierra, aire y mar, con la red de puertos y aeropuertos que hacen de este territorio discontinuo y archipielágico un nodo de conexiones extraordinario.

Que los canarios y demás residentes puedan aprovechar esta ocasión única para conocer y disfrutar de este Archipiélago extraordinario y que hoteleros, agencias, navieras, aerolíneas, alquiler de vehículos... -de todas las islas- se pongan de acuerdo para gestionar una turoperación exclusiva para isleños y en las islas, es lo que surge como iniciativa para estos primeros pasos de reinicio de la actividad turística. Ese es el objetivo de #mueveteporcanarias la iniciativa puesta en marcha por un grupo de empresas de las islas que ofrecen paquetes turísticos con transporte, alojamientos y propuestas de experiencias para residentes. Por el momento, las empresas colaboradoras del sector alojativo son unas pocas y apoyan con algunos de sus establecimientos, pero había que dar a conocer la iniciativa porque el tiempo y las condiciones de la desescalada son variables y rápidas, por lo que se están ultimando nuevas incorporaciones a la plataforma que incrementarán las posibilidades para las personas de las islas que busquen unas vacaciones en el territorio insular.

Por si no ha tenido la oportunidad de conocer todo el Archipiélago, le puedo comentar que he tenido el privilegio de visitar todas las islas -en diversas ocasiones-. Un aprendizaje que comenzó desde niño en Gran Canaria, con un padre periodista que asistía a eventos por toda la geografía insular. Desde 1975, comencé a patear el resto de islas como joven mochilero y un poco de aprendizaje como 'perito playero y verbenero', luego sería como periodista turístico y, también, como turista (por supuesto). He vivido sus fiestas, algunos acontecimientos, y también he estado en todos los municipios, los 88. Y merece la pena. Mucho: Con sus playas de arena de colores sorprendentes y nombres evocadores; sus cumbres que acarician los astros, el espacio; sus volcanes con piel de ceniza y pinar que penetran en el océano; Dunas desérticas y selvas; sus pueblos en la roca y urbes cosmopolitas; su arte en Museos, galerías y en el paisaje también piezas artísticas... ¿Algún lugar en el mundo con tanta variedad, calidad y cantidad de lugares y experiencias? ¿Durante todo el año y, especialmente, en invierno?

Lo bueno de esta iniciativa es que podremos conocer y reconocernos en estas islas Afortunadas. ¿Y si nos enamoramos de ellas? ¿No lo han hecho millones de extranjeros que peregrinan cada año en busca de su paraíso tropical europeo? Puede que #MuévetePorCanarias sea una iniciativa de emergencia, en una situación insólita, pero también es posible que la pandemia nos haya cambiado a todos y a todo, y que con esta iniciativa comience una nueva forma de disfrutar de Canarias por los canarios. Hay quienes afirman que el confinamiento les ha dado tranquilidad y redescubierto lo propio, lo próximo. ¿No es acaso lo propio y próximo nuestras Islas Afortunadas? ¿Y qué otro paraíso podríamos desear?

PD. Por si no se ha percatado, el primer párrafo es un homenaje, versión canaria, al alegato final de la película 'Blade Runner' (1982) de Ridley Scott: "Yo he visto cosas que vosotros no creeríais. Atacar naves en llamas más allá de Orión. He visto rayos-C brillar en la oscuridad cerca de la Puerta de Tannhäuser. Todos esos momentos se perderán en el tiempo, como lágrimas en la lluvia."

jueves, 18 de junio de 2020

Paisajes temáticos del 0 turístico en el sur grancanario

Embarcaciones atracadas en Puerto Base (Puerto Rico, Mogán)
Estos meses he estado siguiendo con atención los tuits del periodista Txema Santana, quien nos resumía, orientaba y aconsejaba con su reporte diario de casos y cosas del coronavirus isla a isla, un añadido a su constante actualización y esclarecedora información de la llegada de inmigrantes a Canarias, a riesgo de sus vidas. El tuit de este fin de semana era muy alentador y narraba una situación privilegiada como la que estamos viviendo en estos momentos de fase 3 de la 'desescalada', siendo protagonistas los residentes del reencuentro con todo ese mundo creado para el turismo y los turistas, hasta que llegó la Covid-19. Por ello, Txema señala que el drama económico que supone la ausencia del turismo internacional ha permitido durante un breve periodo disfrutar de un placer desconocido para casi todos "un lujazo". Y así lo pueden comprobar.

Ha sido una visita -gratuita- a un enorme parque temático que se repite por distintas zonas de las islas. Ciudades para el 'choni' o 'chone', como llamamos a los extranjeros en las islas con este vocablo que figura en el Léxico de Pancho Guerra, quien señala que su origen “debe estar en el nombre británico Jhony. Todos los nativos de la Gran Bretaña, lo mismo los de la extensa colonia insular que los de tránsito, son para el isleño "Jhonys" o chones. Lo curioso es que suele generalizarse alegremente llamándose chone a cualquier extranjero con rubia pinta de tal”. Y así tenemos esos espacios del souvenir y la ficción de un paisaje idealizado como escenario para la industria turística. Una industria cerrada, a cal y canto durante meses, sin hoteles, bares, tiendas, parques acuáticos, con la flota amarrada y los zifios disfrutando de la tranquilidad imprevista y desconocida durante décadas. El turismo azul prácticamente paralizado, sin aviso de temporal. Las hamacas separadas como si fuese la zona VIP de un complejo hotelero. Y una playa de postal con unos privilegiados bañistas por la arena o el lento paseo sobre la tabla de paddle surf. Estampas de la nueva normalidad de transición hasta que comiencen a llegar visitantes de otras regiones, países, continentes. Pero como buen parque temático ha de tener su merchandising y no hay imagen mejor que estas playas regidas por el distanciamiento.

Puerto Rico tiene unos 4.200 habitantes y 13.000 camas turísticas (ofertadas en 2019), casi un 20 % más que en 2009 de alojamientos en tan solo una década. Construido sobre riscos, su playa artificial y sus dos puertos son el atractivo de esta ciudad para el turismo de apartamentos y con una oferta de ocio comercial que ha estaba viviendo una transformación sorprendente. La creación de dos grandes centros comerciales en menos de un año, había creado un atractivo y obligado al histórico centro comercial a iniciar su reconversión. Atrás quedó el proyecto de delfinario, el parque acúatico de La Atlántida para ceder su espacio a ese porvenir comercial contribuye la mejor comunicación que ha impulsado el conjunto de naves comerciales e industriales y supermercado, reconvirtiendo aquel Motor Grande que abastecía de agua a los cultivos que cubrían el cauce del barranco hasta la orilla de arena negra. Hoy Motor Grande tiene su zona comercial e industrial, las dependencias de la Guardia Civil, instituto... Todo el equipamiento que durante décadas se ha creado paralelamente a la urbanización y, sobre todo, con un notable impulso tras la creación de la autopista que ha dejado casi sin uso la antigua carretera de la costa.

Pero lo curioso en estas fechas es el paisaje casi desierto, con neveras y mesas cubiertas de polvo, piscinas que pierden su brillo por aguas estancadas que son invadidas por musgo a falta de limpieza y de renovación del agua, junto a fachadas y escaparates que muestran el cierre temporal y por sorpresa que se produjo a mediados de marzo, con la consiguiente repatriación de los millares de turistas que se encontraban en las islas y, paralelamente, la cancelación de las reservas previstas. Pero ya todo pasó y comienza a volver, tímidamente, el movimiento a estas zonas.

A falta de turistas, este público que curiosea por los paseos, muelles y calles de estas ciudades abandonadas, observa atónito cómo desapareció la vida bulliciosa del turismo al que nos habíamos acostumbrado. Ya no hay aglomeraciones. Los aparcamientos azules son espacios para pasear y aparcar sin problema. Las tiendas y restaurantes de algunas zonas reabren y sus trabajadores se muestran sorprendidos por la 'gran' afluencia de público que se produce llenando las terrazas que se extienden por espacios más amplios y menos abigarrados, con respeto al distanciamiento gracias a la amplitud de este concepto comercial.

Son turistas o visitantes esporádicos, pero no todos los comportamientos son de turista. Primero porque el turista contrata un espacio por un tiempo para disfrutar sin molestar, sobre todo si tenemos en cuenta la edad media de nuestros visitantes. Pero el isleño suele acudir de paseo o de playa. Desconoce en muchos casos el código ético no escrito del turismo mundial que requiere hospitalidad y reglas de convivencia. De hecho, durante años, se ha tratado al residente (y con razón por la actitud de algunos) como 'los rusos', con un cierto desprecio por los hábitos poco justificables de la invasión con todo tipo de artilugios, escándalos y exceso de ocupación de los apartamentos que eran ocupados por 'hordas' de isleños que creían que el turismo era un asadero desenfrenado. Una especie de 'Resacón en Las Vegas' pero sin el glamour de neón del paraíso del juego y el entretenimiento.

'Los rusos' no son mayoría, ni tan siquiera un número significativo, pero son muy ruidosos y se dejan notar arrojando mascarillas, latas vacías, el envoltorio de las hamburguesas, los vasos de papel con sus pajitas, la bolsa de papel... Porque probablemente estos 'rusos' no atienden a los llamamientos publicados en los idiomas comunes de la Unión Europea, incluido el español, donde se insta a que los objetos sean depositados en los cubos que se encuentran repartidos por toda la ciudad turística. Son muchos los comportamientos que caracterizan a los 'rusos' que podrían echar por la borda el esfuerzo de recuperación de la imagen turística de nuestras islas. Por ello, es necesario promocionar la isla, pero entre los isleños, que sepan la fortuna que tenemos y el riesgo de perderlo todo por no tratarlo con el cuidado que merece.

jueves, 11 de junio de 2020

Lanzarote, volcán de museos

Inauguración del Museo Submarino de Lanzarote.
Mientras el mundo se la juega entre la crisis sanitaria y la económica, la isla de Lanzarote observa la decisión del Cabildo de cerrar el Museo Arqueológico (Casa Fajardo), el Museo Submarino y la tienda de la Casa Amarilla, antigua sede del Cabildo cuyas salas son usadas para la celebración de exposiciones. Una decisión que resta a la isla dos espacios de posible interés cultural y turístico y una tienda que daba empleo a varias personas a cargo del Cabildo. La justificación de este cierre es un saldo de 2,2 millones de euros entre pérdidas e inmovilizado (no sé cuántos años ni cuánto corresponde a pérdidas y a inmovilizado). “Una sangría económica” a juicio del consejero delegado de los Centros de Arte, Cultura y Turismo (CACT) de Lanzarote, Benjamín Perdomo, entidad que gestiona los archiconocidos establecimientos creados bajo la dirección artística de César Manrique, y otros posteriores, a los que se sumaron los que van a cerrarse tras una efímera existencia acompañada de polémicas.

Según recoge la prensa, los informes y planes de viabilidad económica, turística y cultural auguraban cifras de visitantes muy optimistas y, por tanto, de unos ingresos que nunca se han alcanzado (¿dónde están esos estudios y quién se hace responsable de tales previsiones?). De hecho, la media de visitantes del Museo Submarino ha sido de 22 personas al día durante 2019, mientras el Museo Arqueológico lo visitaban sólo 9. Aún así, la decisión no está libre de polémica, ya que hay lanzaroteños que consideran que reducir la oferta de espacios museísticos o turísticos supone un retroceso, ya que César Manrique creó entre los visitantes la 'mala costumbre' de descubrir algo nuevo en la isla en cada regreso. De hecho, desde el fallecimiento del artista, se han abierto el Museo Agrícola El Patio, el Museo Aeronáutico, la Casa-Museo del Timple, la Casa Museo César Manrique en Haría, la Casa de Saramago, el Museo Etnográfico Tanit, el Museo de Historia de Arrecife (castillo San Gabriel) y el museo de la piratería en el castillo de Santa Bárbara. Una fórmula para rentabilizar patrimonio público, mostrar lo original de la isla y solucionar el problema de masificación en los CACT.

Pero ahora nos encontramos en una situación posiblemente inédita, en la que, por primera vez, se procederá a cerrar una oferta turística pública de reciente creación. No uno sino dos museos y un posible 'chiringuito'. Lo cual pone de manifiesto un doble fracaso de la planificación del Cabildo. Dos equipamientos sin viabilidad económica y sin un discurso o contenido poco atractivo, salvo para los amigos del ex presidente insular, a quienes se usó de 'modelo' para la realización de diversas esculturas (¡!). Y eso a pesar de que el 'artista' llegó a afirmar que su museo pondría a Lanzarote en el mapa mundial viniéndose arriba ¡y tanto!. De ahí que el Museo Submarino seguirá hundido (físicamente) en el mismo sitio y probablemente no salga de ahí por el coste que le puede suponer a quien lo intente si no aparece alguien que crea puede sacarle rentabilidad con la experiencia de un modelo en el que las cuentas no salen ni para tener a una persona en la taquilla, aunque habrá que ver los problemas que pueda acarrear la nueva normalidad, ya sean económicos o de derechos sobre una obra sumergida. A lo que hay que sumar su ubicación próxima al puerto Marina Rubicón, declarado ilegal en el proceso contra la corrupción llamado 'Caso Yate'. De todos modos, no hemos de olvidar que el turismo de submarinismo es minoritario, pueden ser pocos, pero dejan en la isla mucho más beneficio que la masa que acude a un 'Todo Incluido'. No olvidemos que puede ser un buen producto, pero con un buen proyecto sin tantos episodios de novela negra.

Más preocupante es que el anterior mandato cabildicio haya dejado huérfano el patrimonio arqueológico porque no se podrá exhibir las piezas históricas en un edificio que es una ruina y obliga a buscar otro espacio para que los turistas puedan encontrar en la isla referencias de la población primitiva, los mahos. Y, dentro de este conjunto de medidas, la isla pierde una tienda cuya oportunidad, necesidad o funcionalidad no ha sido demostrada con el coste de cuatro empleados ubicados en el espacio expositivo la Casa Amarilla, donde se pueden visitar exposiciones bien estructuradas como la de Lanzarote en el cine o actualmente 'Las sombreras'.

Si bien esta decisión es controvertida, más lo sería mantener dos equipamientos que cargaban con una carga económica y ética preocupante. Y los anteriores responsables del Cabildo lo tenían claro, pero impusieron sus decisiones comprometiendo el dinero público para incorporar a la isla la aventura escultórica de Jason Decaires que ha resultado fallida al atraer sólo al 5% de los submarinistas que visitan Lanzarote, insuficiente para un museo que ha costado una fortuna y al que iban a destinar otras cantidades significativas para la realización de un centro de interpretación (300.000 euros) y un 'Observatorio' (480.000 euros). Esta instalación se presupuestó inicialmente en 650.000 euros, aunque se afirma que costó un millón, y el autor se reservó el derecho al 10% de la venta del merchandising y el 50% de las imágenes que se realizaran con fines comerciales. Por otro lado, los museos sumergidos se multiplican por el mundo, al igual que los acuarios, norias, parques acuáticos o modernos zoos. Arte y equipamientos turísticos que se convierten en franquicias o se repiten hasta la saciedad.

En el caso del Museo Arqueológico, en 2019 recaudó 5463 euros y tuvo unas 'pérdidas' de 185.815 euros. La instalación ha supuesto el gasto de unos cinco millones de euros pero podría crecer la cuenta bastante más, a causa del mal estado del inmueble al ser adquirido, en una compra que también está rodeada de polémica por la relación de amistad del ex presidente del Cabildo lanzaroteño con la familia que vendió el edificio. Una decisión que supuso el traslado de los recursos arqueológicos del castillo de San Gabriel, cuya ubicación sobre el arrecife junto al puente de las bolas era un paseo atractivo con un discurso para el turismo que unía las fortalezas coloniales para defensa de piratas y berberiscos con el pasado prehispánico.

Y ante los despropósitos anteriores creo que se debería facilitar toda la información con transparencia, así como elaborar un proyecto para impulsar o reconvertir estas instalaciones mediante concursos de ideas y no a través de contratos dirigidos, que permitan dotar estos dos espacios y tienda de un discurso más atractivo para ser visitado por turistas y residentes.

Probablemente, César Manrique, se habría preguntado la viabilidad de estos espacios museísticos, las necesidades de la isla y cómo conseguir el máximo aprovechamiento y sostenibilidad de ellos. Pero se ha optado por el cierre... Puede que no hubiera otra alternativa, pero suena fatal por la falta de criterio de los que impulsaron este fiasco, y falta de una actuación más ambiciosa por quienes se ven obligados al cierre. 

domingo, 7 de junio de 2020

Las bicicletas en el turismo isleño

Desfile de scouts en bici por la Alameda de Colón (FEDAC)
Tengo un buen amigo de lides periodísticas y del amor a nuestras raíces, Pedro Socorro Santana, que me ha permitido leer en primicia su obra sobre la bicicleta en Canarias. Y me animé a escribirle un prólogo aunque ya cuenta con uno escrito por el periodista Felipe del Rosario Betancor. En realidad no es un prólogo sino una aportación anecdótica a esta historia del vehículo de dos ruedas y sus vínculos con el turismo en la isla y, de paso, reflexionar sobre el libro que próximamente podrán disfrutar. Una obra que explica cómo la bicicleta no se extendió como transporte de masas y así facilitar una movilidad más saludable y sostenible en un territorio limitado como es la isla, pero ha mantenido su espacio social en el deporte de las islas. El ciclismo en ciudad, incluso en cada isla, ha sido progresivamente relegado de la servidumbre de paso en los espacios públicos debido a la ocupación de las vías por el creciente parque automovilístico. Un aumento de tráfico que colapsa las principales carreteras y calles en las islas más pobladas. Una población que también es confinada y supeditada en su papel de peatones en el centro de las ciudades.

El cambio de políticas urbanísticas y de movilidad en el ámbito de la Unión Europea y su traslado a la normativa estatal española, transforma las ciudades con aceras más amplias, accesibles, redes de carriles bici y más facilidades para que este modo de transporte disponga de espacio público para crear alternativas para la movilidad. Y en ese proceso estamos cuando Pedro Socorro nos recuerda toda la historia, detalladamente, de las bicicletas en Canarias. Desde los inicios elitistas, casi inaccesible para la gran mayoría de la población isleña, pasando a una extensión del uso de la bicicleta como transporte y trabajo para un número creciente de usuarios, pero que es desplazado con el incremento del uso de vehículos de motor, hasta que muy recientemente se producen los pasos para un cambio de modelo en la movilidad urbana con mayor peso de las bicicletas, paralelamente a un creciente número de excursionistas extranjeros y residentes que llenan las carreteras y pistas insulares de estos vehículos de dos ruedas. En este sentido, la obra de Socorro es oportuna para poder entender el fenómeno y su proceso.

Por ello, animado por el hallazgo de esta historia, decidí aportar al texto mi visión sobre sus vínculos con la actividad turística en la isla y es que hay algunas historias personales que enriquecen. Anécdotas de la memoria chica de nuestro territorio.

Uno de esos casos llamativos fue Bertil Harding, el artífice de los primeros vuelos charter desde Suecia a Gran Canaria en los años cincuenta y el primero de turistas suecos en Gambia, entre otras aventuras singulares de este personaje. Con el vinieron también los guías turísticos y los primeros empresarios que abrieron restaurantes. En aquellos tiempos se le podía encontrar alojado en una caseta en Maspalomas, hasta que después de varias peripecias decidió montar su primer charter en la navidad de 1957. Hardin llegó a Gran Canaria porque quería realizar un crucero hacia el Caribe, pero su vetusto velero tuvo que ser reparado en Francia y decidió adelantarse para llegar a Gran Canaria donde esperaría al barco con su tripulación una vez que pudiera volver a flotar. Cada semana, Bertil se dirigía en bicicleta desde Maspalomas a la capital grancanaria -y regreso- para ver si había llegado su embarcación, pero nunca llegó, hasta que pudo saber que no habían realizado escala en la isla y que al llegar a las aguas caribeñas los daños del barco eran tan graves que allí se hundió.

Eran los años en que se gestaba la inciativa del Concurso Internacional de Ideas Maspalomas Costa Canaria, y en la cabeza de Bertil rondaba la idea de dedicarse a la organización de vuelos charter entre Suecia y Gran Canaria. Y así lo hizo con éxito y no sólo en Gran Canaria, sino también con otros destinos en la costa africana. Harding sería uno de los pioneros del nuevo turismo en Canarias que surgiría del concurso promovido por la familia del Condado de la Vega Grande.

En los primeros momentos de la llegada de las bicicletas a las islas, Socorro recuerda que son los turistas los que importan estos vehículos, destacando el papel de algunas mujeres inglesas, al igual que en los libros de viajes. Traían sus bicicletas para poder moverse por las islas durante sus estancias invernales. Algo que asombraría a las mujeres isleñas de la época, aquellos primeros años del siglo XX. Una etapa que recoge perfectamente la prosa de Alonso Quesada, que acertadamente incluye Pedro Socorro en su trabajo, junto a las aportaciones de otros artistas y escritores que en Canarias han tenido la bicicleta como motivo de inspiración. A la vez, recrea un ambiente que giraba en torno a las ruedas y a una sociedad que comenzaba a avanzar. Para ello también explica los orígenes del turismo en la isla, aspecto del que es gran conocedor y autor de obras fundamentales en la historiografía turística de Gran Canaria.

El turismo supuso un avance hacia la modernidad de un territorio cosmopolita en las rutas de comunicación del mundo, un planeta o continente en miniatura que creó en esos años la primera ruta turística denominada 'La vuelta al mundo', explica el autor, como si fuera un anticipo de lo que serían las grandes competiciones ciclistas. Y es en una de las más veteranas e importantes donde se vincula el ciclismo con los promotores de Maspalomas Costa Canaria: la carrera del Condado que nació en 1953 y que ha tenido diferentes nombres: Carrera del Condado, Condado Bridgestone, Condado Gran Canaria, Gran Premio El Condado, y Challenger Carrera El Condado. Una actividad que ha contado con el patrocinio de la Familia Cldal, mecenas del deporte, las artes, la economía y, especialmente, el turismo. Con esta familia nos comenta el turismo charter de los años 60 y 70. Sin olvidar la promoción que supuso para las islas la presencia de grandes ciclistas internacionales en las competiciones isleñas. Un hecho que no ha pasado desapercibido para miles de ciclistas, incluidos algunos equipos internacionales, que acuden a entrenar a las islas en temporada invernal en Europa.

El llamado cicloturismo que sabe la dureza de los recorridos insulares como la subida al pico de las Nieves, el puerto más duro de España. Una actividad de enorme impacto internacional pero nada comparable con los 80.000.000 (¡ochenta millones!) de visualizaciones del vídeo titulado 'Cascadia' publicado en YouTube para promocionar las cámaras GoPro con las acrobacias que el ciclista Danny MacAskill realiza en un vertiginoso descenso por los riscos de la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria hasta el corazón de Vegueta.