jueves, 31 de diciembre de 2020

Y ahora un año de gracia en Gran Canaria

Trazado del Camino de Santiago
2021 arranca con un cambio de sentido de la ruta religiosa en Gran Canaria. La tradición romera lleva todos los caminos a Teror, pero este año el protagonismo lo tendrá el sendero entre las puntas de Maspalomas y de Gáldar, atravesando la isla por las cumbres. Habrá muchas personas que realicen este camino para alcanzar el jubileo entre Santiago el Chico y el histórico de Gáldar, anterior en un siglo. Y, entre ambas figuras, la espectacularidad del paisaje de la costa sur, las cumbres sagradas, el alisio y la costa norte. Una experiencia entre volcanes y calderas, desde el faro de Maspalomas hasta la ciudad de los Guanartemes, con pendientes vertiginosas en un camino que los ciclistas consideran el puerto de montaña más duro de todo el territorio de la UE. El Camino de Santiago francés no supera los 500 metros de altitud, mientras en Gran Canaria se alcanza los 1720 metros...

Los antecedentes de la devoción de Santiago de los Caballeros de Gáldar, los divulgó Nicolás Díaz Saavedra de Morales, quien recoge la primera mención que sitúa en el Palacio del Guanarteme, en Agáldar, la celebración por el Obispo Juan de Frías de un Tedeum y misa, el día del Señor Santiago del año 1481, tres años después del comienzo de la conquista de la isla y dos antes de finalizar el conflicto bélico. El Obispo volvió a celebrar misa en 1486 coincidiendo con el Año Jacobeo. Por ello, desde entonces, Gáldar se convierte en la primera advocación jacobea fuera del continente europeo. Por bula papal se concedió la celebración del Año Santo Jacobeo en Gáldar desde 1965, y luego in “perpetuum” en 1996. Por ello, quienes realicen este camino alcanzarán el jubileo.

En el caso de Santiago El Chico, la historia de los náufragos gallegos que portaban la imagen cuando fueron sorprendidos por un fuerte temporal. Como temieron por sus vidas, se encomendaron a Santiago con la promesa de que, si sobrevivían, construirían una ermita para la imagen. Llegaron a la bahía de Arguineguín. Con la imagen a cuestas, subieron hasta Lomo de Santiago, donde construyeron la ermita. Se estima que fue aproximadamente en 1589. Más tarde, en 1849, el obispo Codina ordenó bajar la imagen desde la ermita del pinar hasta Tunte, donde se le venera hoy en día.

Cumplir con este esfuerzo permite alcanzar ‘la gracia’ o la indulgencia con los mismos privilegios del año jubilar gallego y compostelano. Y eso se logra realizando el Camino de Santiago de Gran Canaria, un recorrido de 62 kilómetros que atesora otra virtud, ya que puede favorecer la actividad económica de parte de la isla, al transitar por ocho municipios, y recupera las antiguas redes de senderos que durante siglos salvaron una orografía complicada para comunicar los pueblos. Discurre entre San Bartolomé de Tirajana y Gáldar, pero atraviesa también territorios de Tejeda, Artenara, San Mateo, Moya, Valleseco y Santa María de Guía. Donde se localizan enclaves emblemáticos como: Maspalomas, Arteara, Fataga, Tunte, Los Moriscos, Caldera de los Pinos de Gáldar, Pavón, Hoya de Pineda, Anzo…

El recorrido en sí es de 61,46 kilómetros que los expertos como Álvaro Monzón recomiendan dividir en seis tramos y hacerlo en varios días de entre 2 y 6 horas por jornada, con distancias de entre 5 y 15 kilómetros. Una opción que puede favorecer la red de alojamientos en el entorno rural grancanario, el avituallamiento y, sobre todo, el conocimiento de nuestros extraordinarios paisajes entre las calderas de las Tirajanas, Tejeda, Montañón Negro, Pinos de Gáldar y así hasta llegar a la falta de la montaña de Gáldar y Guía. Atravesando espacios naturales protegidos, Reserva de la Biosfera, Destino Starlight, Patrimonio de la Humanidad de las Montañas Sagradas… Todo un repertorio de paisajes que merecen ser visitados a pleno pulmón, tanto por los isleños como por los turistas, con la garantía de una experiencia tan gratificante como la que se llevan quienes llegan a la plaza del Obradoiro.

Si a todo esto le añadimos que la ruta se convertirá en un referente de calidad y buen hacer, gracias a las mejoras en el camino con los fondos Feder de la Unión Europea en el marco del programa 'Volcanes: un viaje a los orígenes del archipiélago canario', podremos concluir que 2021 va a jubilar las frustraciones de 2020 y nos va a permitir, con un esfuerzo para cruzar puertas que sólo se abren en ocasiones como en este 2021: «Abridme las puertas de la justicia; entrando por ellas confesaré al Señor». Mensajes de amor y misericordia que unen a quienes realizan el camino, sean o no creyentes

domingo, 27 de diciembre de 2020

2020 la pesadilla turística de Canarias

Fumigando un puesto de vigilante de playa (EFE)
Desde el 31 de enero de 2020 -con el primer contagiado de coronavirus, en La Gomera-, el sector turístico de Canarias vive sumido en la crisis por el Covid-19. Una enfermedad muy contagiosa que afecta gravemente a mucha gente y a la que se atribuyen 1.750.000 muertes en el mundo. Una pandemia que ha extendido en la población la angustia, la ansiedad, el miedo e, incluso, el terror. Una prueba a la globalización con un éxito científico sin precedentes, en medio de una gobernanza que ha quedado en evidencia y patas arriba, siendo el turismo uno de los sectores económicos más perjudicados porque la coordinación política no ha existido. Ha faltado Humanidad en muchos 'líderes'. La lucha contra el virus se ha demostrado incapaz con sus límites a la movilidad y el distanciamiento personal. Y da igual que el clima y el carácter de cada país sea cálido o frío.

Esta realidad volátil hace que viajar sea una incertidumbre permanente, un riesgo evitable a costa de olvidar ese sueño de experiencias placenteras del clima de las Afortunadas. Pero esa imagen/souvenir se enfrenta a las condiciones de viajar y la incertidumbre antecede al miedo a volar, a desplazarse.

El turismo se paró por la pandemia incontrolada en diferentes episodios. Por nuestra irresponsabilidad o por la de los países europeos emisores, o de ambos, también. Y, como resultado, en España no hubo temporada de verano en La Península, ni de ski... Aunque peor parado ha resultado el destino Canarias, caído desde su pedestal de éxito turístico, por tratarse de un destino insular y desestacionalizado con el cartel de 'No cerramos por vacaciones', lo que nos ha conducido al triste récord de que la crisis se ha mantenido 11 meses, caso singular en Europa, dramático.

El inicio de la vacunación supone un nuevo capítulo en esta odisea. Otra crisis, ya que una apertura rápida -y a la vez- de toda la oferta turística mundial, con un planeta con menos renta disponible (aunque el crédito se abra), animará una guerra de precios que difícilmente podrá ser asumida por algunos operadores ya en venta o incapaces de afrontar la competencia que se avecina, por lo que ya ha comenzado la venta de inmuebles, otros saldrán del mercado para convertirse en infraviviendas... Estos cambios que estamos viviendo van a provocar la ruina de muchos, en lo que ha sido una batalla -incomprendida- de resistencia para sobrevivir en un sector que apenas ha tenido incidencia en los rebrotes.

De hecho, la crónica de esta pandemia arranca en 2019, el año en que vivimos la caída del primer turoperador como preludio del año negro del turismo en el mundo. Casi al mismo tiempo se producía una conjunción entre murciélagos, pangolines y hábitos culinarios incomprensibles para los occidentales, que haría saltar la chispa (dos meses después de la caída de la histórica Thomas Cook), en Wuhan, la ciudad que quedará en la historia como origen del drama en vidas humanas.

Seis meses después del impacto de la repatriación de turistas que vivimos en las islas con gran preocupación por la quiebra de Thomas Cook, volvió a producirse otra repatriación, esta vez absoluta, y llegó el cero turístico para quedarse. Ni verano, ni otoño o invierno. El turismo no se recuperó y todo apunta a la vacuna como única esperanza para el sector, ahogado por las sucesivas olas -o, mejor, tsunamis- de contagios.

Así lo preveían empresarios y expertos en marzo... había que armarse de paciencia, con la esperanza de que se pudiera salvar la temporada invernal, con el resultado de fracaso ya evidente. Mientras tanto, preparar la nueva realidad. Los más activos se han prodigado en reuniones y webinarios múltiples para analizar y buscar alternativas. Incluso se ha dispuesto de ocasiones para ampliar la ocupación, así como se han realizado planes y proyectos. Tanto del Gobierno como las universidades cuya utilidad habría que sopesarla.

Sabíamos que no habría recuperación hasta lograr la vacuna y que, ojalá, se pudiera reactivar en la temporada de invierno. En este contexto, el sector ha protagonizado una lucha extenuante, durante todo el año y contra todo. Pero las administraciones no lo han puesto fácil al ser sus prioridades otras. 2020 sea el fin de muchas empresas turísticas, por falta de apoyo y por la propagación de un desánimo y frustración difícil de superar. Con miles de profesionales turísticos en ERTE, acudiendo a solicitar alimentos y/o a colaborar con ONGs en el reparto o apoyo a personas necesitadas. (ERTE que, inexplicablemente no se han producido en determinados departamentos de las administraciones...)

P.D. En Canarias se han contabilizado más de 25.000 casos de Covid-19, con cerca de 400 fallecidos sin apenas acompañamiento. Vaya con todas estas personas mi respeto y solidaridad.

[In memoriam de tres personas vinculadas al sector que han fallecido en este 2020: Pablo Barbero, Manuel Poladura y Alejandro del Castillo y Bravo de Laguna]

sábado, 19 de diciembre de 2020

Una navidad inédita

Portada de It's GC 3
En este año torcido, gordiano, poner en marcha un periódico turístico ha sido una aventura rocambolesca. De hecho, sólo 3 de las 6 ediciones previstas han salido con la nueva cabecera 'It is Gran Canaria' que impulsa la empresa 'Sabina'. A golpe de apertura y cierre de países, cada edición ha sido un esfuerzo enorme en el que se han sumado empresas y entidades que apuestan por la recuperación turística. ¿Y cómo trasladar esa ilusión al visitante entre tanta incertidumbre y distanciamiento? Aquí les dejo un texto que habla de motivos para ser feliz disfrutando de esta isla afortunada, lejos del confinamiento invernal. En Gran Canaria, con una Navidad inédita... Sean felices

La luz de invierno en Gran Canaria se cuela por todos los rincones para jugar con los colores más sorprendentes, cautivando la atención de los isleños y emocionándolos. La invariabilidad del clima se altera por uno o dos meses, en una sucesión interminable de situaciones meteorológicas dispares en las islas, una lucha entre los elementos y los astros para romper el predominio del sol. Aunque sea un poco. Tiempos de anhelo durante todo el año para que se conviertan en realidad generosa las predicciones y avisos de lluvias, viento y, en casos excepcionales, un manto blanco de nieve sobre las alturas de Gran Canaria. Pero, sobre todo, es la temporada en que toman intensidad las nubes en la vertiente norte, la cara más húmeda de la isla, donde las cumbres retienen la niebla y despejan el cielo del sur como reflejo del trópico, con sus llamativas tonalidades en el horizonte oceánico, que inunda la vista y el alma.

Este tiempo acentúa los contrastes de los paisajes, de forma sutil pero perceptible y esperado en esta época, cuando coincide el alfombrado de mezcla de hojas que caen en el otoño junto a las plantas que florecen y alimentan a las abejas. No sólo lo percibimos en el detalle, en lo particular, sino también en la espectacularidad de la isla que se realza preparándose para un nuevo ciclo tras el cambio de año. La naturaleza volcánica se muestra descarnada, cautivadora, tormentosa en su eterno choque entre el océano y los roques, cuyas siluetas se elevan sobre el mar para acariciar el cielo. Una obra de arte de la naturaleza que puede ser contemplada a lo largo de kilómetros por su perímetro y recorrida en su interior, por senderos a través viejos volcanes con el perfume intenso de la tea y Atlántico, un aroma que se impregna en la memoria asociada a este momento en el que ser y sentir nos hace formar parte de la belleza de un paisaje de proporciones asombrosas y caóticas. El paisaje interior de Gran Canaria, el corazón de la isla y el más protegido del mar, el refugio para los afortunados. Rodeado de un mosaico de paisajes en los que hay todo tipo de motivos para adentrarse en la isla.

En invierno se respira el alisio y el Sahara. Puro y arenoso, húmedo y seco, cálido y fresco. La corriente fría del Atlántico y el aire caliente del desierto se encuentran en Canarias. En ocasiones grandes corrientes de polvo cubren las islas y cruzan el Atlántico. El 'efecto mariposa' llega hasta la selva del Amazonas, aportando la fertilidad de los fosfatos. Mientras, en la isla, aceleraron la biodiversidad dejando una flora y fauna autóctona de las más ricas y variadas del mundo. Y aunque  no era necesario el abono que llega desde el desierto, ya que la roca volcánica es rica en minerales y se transforma al contacto con la humedad del Atlántico, el ‘malpaís’ volcánico era transformado por líquenes que se extienden y hacen de las angustiosas figuras de lava enfriada el jardín de las delicias. Fuego, aire, roca y agua que juntos crean el mito de las Hespérides.

Un lugar que ha merecido ser declarado Reserva de la Biosfera, Patrimonio de la Humanidad, donde durante todo el año, desde hace más de un siglo, arriban numerosos europeos del continente para vivir experiencias al aire libre, compartiendo con responsabilidad con una sociedad tolerante y hospitalaria, en un espacio abierto y con un clima que hace sentirse feliz a quienes nos visitan nada más descender del avión y se encuentran de frente con la luz de invierno canario, que inunda de calor el cuerpo, lo colorea. Lo anima y lo revive. No es un milagro, es el clima más saludable para tiempos de pandemia, para una Navidad inédita en el mundo.

miércoles, 16 de diciembre de 2020

La marca turística Canarias en tiempos de pandemia

Imagen promocional de Canarias
A comienzos de septiembre, cuando los datos de contagios por Covid-19 en la capital grancanaria eran alarmantes, el presidente del Cabildo Insular de Tenerife, Pedro Martín Domínguez, lanzó una desafortunada frase: “Hay que salvar Tenerife para salvar Canarias”. Una propuesta que incluía hacer una oferta turística diferenciada de las islas aprovechando que Tenerife estaba mejor sanitariamente y podía tirar del Archipiélago. En estos días, la situación es la inversa (Tenerife con datos dramáticos y el resto de las islas en índices controlados y bajos), pero el presidente cabildicio reitera su tesis al afirmar que Gran Canaria y otras islas pueden ser ahora quienes 'tiren' del Archipiélago. Al margen de los tintes insularistas del tema, la respuesta al presidente del Cabildo la dan hoy los medios estatales tras la decisión de prohibir la movilidad de los residentes en Tenerife fuera de la isla. El titular de los medios es “Canarias se blinda”, si bien en la explicación se señala que “concretamente la isla de Tenerife”. Pero... ¿Se puede separar una isla o varias de la marca Canarias?

Canarias es un destino turístico de primer orden en el mundo. Entre 1950 y 1999 los turistas que visitaron Canarias se multiplicaron por 700, y los habitantes se multiplicaron sólo por un 2,4%. Entre 1950 y 2020, pasaron por los aeropuertos de las islas 300 millones de turistas extranjeros, un tercio de ellos en la última década. Alcanzar estas estadísticas de vértigo ha tenido un coste. La imagen del destino turístico canario, se ha contaminado de los símbolos negativos del turismo de masas, lo que ha puesto en peligro una marca gestada y consolidada a lo largo de los siglos, quizás la más antigua como destino de salud y naturaleza en la historia de la Humanidad.

Para explicar qué es una marca, podemos leer a uno de los canarios más ilustres: José de Viera y Clavijo (1731/1813), cuando habla de la existencia de la isla de San Borondón: “…tiene la propiedad de presentarse a los ojos y de huirse de entre las manos…” No iba muy desencaminado nuestro ilustrado, ya que dos siglos después Luis Bassat explica que mientras “un producto es algo tangible, con una serie de atributos físicos, precios y prestaciones”, la marca “es algo inmaterial e invisible, que identifica, califica y, sobre todo, da un valor añadido. Es lo que el usuario o consumidor siente una vez ha satisfecho su necesidad con el producto”.

La marca aporta al usuario beneficios, fundamentalmente confianza, una confianza que nos despreocupa de la calidad de los servicios que esperamos encontrar en el destino, una confianza que “además garantiza su constante evolución y mejora” cuando se trata de un bien material, pero no así con un destino turístico que ha de cubrir expectativas y satisfacciones mucho más complejas que la de un lavavajillas o un automóvil. En este caso es mucho más importante ser el primero en la mente del consumidor que en el punto de venta (agencia de viajes o internet…), dado que “las marcas viven en tres lugares muy distintos: en el mercado, en el cerebro y en el corazón humano” y “si tienes una buena parte del corazón de tus consumidores seguro que tu participación de mercado será buena, no sólo hoy, sino en un futuro próximo. Este 'share of heart' se consigue casi siempre por una vía de comunicación emocional”. Y tiene razón. Las marcas son pura emoción. Los productos son racionales pero cuando estos se integran con sus respectivas marcas se vuelven emocionales.

El sueño de cualquier marca es estar bien posicionada, de valor añadido incalculable, con un código de comunicación muy claro, y que sea original e inconfundible. La marca la conforman la imagen corporativa y la identidad. Mientras la identidad es un concepto que pertenece a la empresa, la imagen pertenece al público, se forma como resultado acumulativo de todos los mensajes que emite.

El cambio forma parte de la vida y gestión de la marca. De ahí que los publicitarios se centren en dos objetivos. Por un lado, crear una imagen de marca favorable y lograr la estabilidad para mantenerla durante un largo período de tiempo, señala David Ogilvy, quien advierte que “Cuanto más se parecen los productos, menos influye la razón en la elección de la marca”, por lo que la masificación, los precios, la aculturalidad y estandarización de las construcciones… hacían de Canarias un destino cada vez menos competitivo frente la creciente lista de competidores y cambios de hábitos de los turistas. Ante ello, el publicista destaca que quienes se dedican a “construir la imagen más favorable, la personalidad mejor definida para su marca son los que, a la larga, conseguirán la mayor participación de mercado y los mayores beneficios”.

En el caso de un destino turístico como Canarias, se ha ido gestando su propia cultura corporativa, tanto por agentes externos como internos obsesionados por el turismo de masas. Una realidad que deja la marca Canarias en una situación de debilidad frente a destinos competidores con precios más bajos, lo que provocó una grave crisis en 2009 que fue salvada por la crisis de las primaveras árabes.

En un territorio, la imagen de marca es la suma de todo lo que lo compone: clima, paisaje, forma de gobierno, historia, productos más característicos, economía, su gente. Ciudades como Barcelona han dado un enorme impulso a su posicionamiento mediante eventos como los Juegos Olímpicos, tras ser protagonista mundial, gracias a lo cual pueden difundir al máximo su identidad cultural y establecer una clara definición de su propia imagen y personalidad. Para muchos países, este ejercicio representa la oportunidad de reconstruir su propia imagen y rechazar viejos estereotipos no adecuados al momento actual. Lograr una marca y un posicionamiento globales es el reto de la sociedad en red. Y así lo ha entendido Canarias, en contadas ocasiones, como el caso de la celebración del Día Mundial del Turismo en Maspalomas (2012).

En la evolución de la marca turística, tenemos varios hitos: el surgimiento de la cartografía (aparecer es existir), donde tras los orígenes literarios mitológicos aparece la visión de Estrabón. Máxime en nuestras islas, alejadas del mundo conocido, el 'oikoúmene', que buscaba una explicación creando en su imaginario la existencia de Grifos, amazonas, górgonas… Y nos situaba en el fin del mundo: isla de Gerión, el Jardín de las Hespérides, la isla de Tule, las islas de los bienaventurados, la isla de Ogigia... lugares míticos que presentan cuatro características: aislamiento, situación en los límites del mundo, inaccesibilidad y armonía entre la naturaleza y sus habitantes.

A esos orígenes de la marca añadimos la isla, el lugar donde lo mítico, lo maravilloso y extraordinario existen por si mismo. El mundo de la utopía, del inconsciente y la aventura. Al igual que la montaña, otro lugar evocador del misterio y lo insólito. Y Canarias son islas con montañas y roques sorprendentes en medio del Atlántico, aquel mar tenebroso e inexplorado, más allá de las Columnas de Hércules (Estrecho de Gibraltar), tras el que estaba Canarias en el Plus Ultra, hasta el descubrimiento de América en 1492. En su relación del tercer viaje dijo “Algunos gentiles quisieron decir por argumentos que el Paraíso era en las islas Afortunadas, que son las Canarias”.

Varios siglos después, en el s XIX, los europeos acuden a Canarias atraídos por la benignidad del clima para la cura de salud. No iban desencaminados, ya que el reconocimiento ha llegado en forma de Parques Nacionales, espacios protegidos, Reservas de la Biosfera y Patrimonio de la Humanidad.

Y así se fue formando la marca de Canarias hasta que en el siglo XX comenzaron las campañas de promoción del turismo en España, inicialmente (hasta los sesenta) con cartelería, ferias y salones, folletos y alguna accción de relaciones públicas. Ahí encontramos la primera presencia española en salón en 1914 en Londres. Como curiosidad, no se promociona el sol y playa hasta 1957, presentando un producto diverso de tradiciones y patrimonio histórico. Los lemas de entonces fueron 'Sunny Spain' (1914), 'Spain is different' (1948) y 'Todo bajo el sol' (1983).

Una segunda fase (hasta finales de 1990) se centra en publicidad, identidad corporativa, elección de públicos para dar más información y lograr mayor impacto, tras lo cual podríamos señalar una tercera fase en la que se elaboran planes de marketing, campañas a profesionales, nuevos instrumentos de promoción… En esta fase destaca el liderazgo del sol y playa, junto a intentos de diversificación, desestacionalización y desconcentración geográfica, con lemas como 'Pasión por la vida' (1992) y '¡Bravo España!' (1998). La cuarta fase está en marcha, a velocidad de vértigo, con el desarrollo de las Tecnologías de la Información y la Comunicación.

Canarias tuvo su propia iniciativa promocional, sus revistas, sus lemas, a lo largo de casi un siglo y medio. Gracias al esfuerzo y creatividad de una sociedad civil muy activa, hoy tenemos marcas como Maspalomas, Costa Teguise o Jandía, Las Américas... La complejidad de Canarias reside en su condición de multiproducto y multidestino. O sea, multimarca, pero todas bajo el mismo reclamo: Canarias. Por ello, cualquier acontecimiento en una isla, positivo o negativo, influye en la marca común. Cuestión que debe ser tenida en cuenta, así como potenciar la solidaridad y la unidad administrativa, social, económica, cultural... lo cual debe ser objetivo prioritario de las administraciones y los responsables públicos. Plantear que se puede aislar una isla de la marca común de un archipiélago es desconocer el funcionamiento de la marca, ignorar la realidad de Canarias.