jueves, 23 de octubre de 2014

Fotografías de un isleño pionero del turismo mundial

Portada del díptico de la exposición
Entre el 27 de octubre y el 30 de diciembre se podrá visitar en el Gran Canaria Espacio Digital del Cabildo grancanario la exposición 'Yo tuve un tío en América', consistente en una colección de fotos que eran propiedad de la familia de Luis Suárez Galván realizadas a comienzos del siglo XX entre Gran Canaria, Cuba y Nueva York.

El eje central de la exposición es un álbum (junto a otras pertenencias casualmente llegadas a mis manos hace 40 años y que iban destinadas al vertedero) que recoge un viaje de placer realizado en 1911 que comienza con la salida desde el puerto de La Havana y termina con la salida del embarcadero de Ward en Nueva York para regresar a Cuba. Las fotografías recogen su estancia en NY (donde el empresario nacido en Guía tenía oficinas en Wall Street), su estancia en el resort turístico Antlers y su visita a las cataratas del Niágara. Además,

La investigación que realizó Laura G. Morales en torno a estas fotos y los personajes nos muestra que este empresario es un caso singular en la historia de la emigración canaria, ya que se convierte en un magnate a partir de sus diversas actividades: comercio, seguros, multinacional de azúcar y plátano, flete de barcos, financiero (creó el Banco Nacional de Cuba) y dinamización del mundo empresarial, al crear la primera organización de empresarios de Cuba de la que fue presidente y presidente de honor.

Como fotógrafo, fue un excelente cronista del momento y un artista de la imagen gráfica, por lo que consideramos que es uno de los primeros grandes fotógrafos de las Islas Canarias.

En el ámbito del turismo, nos encontramos ante la primera colección que demuestra la existencia de un Grand Tour en EEUU, en particular en el estado de Nueva York, con la visitas a la capital de moda en el mundo, a uno de los resorts más lujosos y que incluía actividades deportivas, así como las espectaculares cataratas de Niágara.

Además, hay que destacar su papel como filántropo en su isla natal, donde financió la creación de la red de abasto de aguas de Guía, el suelo de mármol blanco de la iglesia guiense y sus descendientes participaron en la creación de la Sociedad de Fomento del Turismo de Gran Canaria. Entre otras cosas...

Por una casualidad, esta colección de fotos y postales no fue a parar al vertedero y un siglo después de que fueran realizadas nos permite conocer a unos personajes, lugares y momentos fascinantes. Un descubrimiento que pone en valor la importancia del patrimonio audivisual.

Gran Canaria Espacio Digital
Parque D. Benito, Schamann
Inauguración: lunes 27 a las 20.00 h.

sábado, 18 de octubre de 2014

Seguridad y solidaridad no son incompatibles en un destino turístico

Sensacionalismo y racismo.
El turista europeo quiere disfrutar sus vacaciones en un paraíso europeo. Al igual que la democracia, la monarquía feudal y las naciones, la burguesía es un invento europeo y aburguesarse es muy europeo. Pero ¿qué es un paraíso europeo? Ni más ni menos que unas playas y paisajes paradisíacos en un clima excepcional y con un estilo (y calidad) de vida europeo y, a ser posible, mejorado… La mejor Europa imaginable.

Y ahí entramos nosotros. Canarias no fue esa España que generaba monstruos como la inquisición, la herencia de siglos de guerras y sometimientos (creo que hasta hace poco asustaban a los niños holandeses que no se dormían con que vendría el Conde-Duque de Olivares y se los llevaría). Canarias tampoco es el espacio de represión y aislamiento internacional del caudillo dictatorial.
‘Spain is diferent. Canary Island not’ debió ser el lema publicitario que en los años sesenta promovía Fraga para atraer turistas europeos. Con este distanciamiento de Canarias de la realidad peninsular, se explicaría una gran parte del éxito de este destino. Unas islas donde la relación con todo el mundo es una necesidad por su lejanía y porque las islas navegan por las corrientes de las relaciones internacionales y sin moverse del mapa.

El auge imperialista español y luego el británico nos situaron en posición privilegiada para convertirnos en la plataforma de las comunicaciones globales. Una posición que fue/es envidiada por muchos países que disputan ese mercado del turismo internacional ofertando mejores servicios a más bajo costo siempre que el europeo acepte a dictadores y gobiernos corruptos a cambio de una tranquilidad (represiva) que convertía los espacios para el turismo en cotos inmunes/aislados ante la injusticia y donde todo está montado para dar la sensación europeística que necesita el turista de la Unión. Bueno, así fue hasta que llegaron las primaveras árabes y se rompió el statu quo por la demanda de libertades y derechos, un movimiento que aprovecharon otros profetas de una sociedad supuestamente basada en principios morales, éticos, religiosos, que en su vertiente más extrema proclaman como infiel a exterminar a cualquier individuo de otra raza, otra (o ninguna) creencia religiosa y convierte a la mujer en seres invisibles momificadas en vida con un burka.

En ése contexto, el europeo vuelve a sus condiciones contractuales iniciales de garantía de paz, seguridad en paraísos domésticos y da la espalda a un exotismo barato que y ano tienen cómplices presidenciales que garanticen esas exigencias.

Los aspectos que definen un destino seguro, sin riesgos, son numerosos. Podemos destacar que haya una estabilidad política sin terrorismo ni servicios que se paralizan de forma sorpresiva, delincuencia baja o imperceptible; garantías sanitarias, alimentarias, judiciales; un entorno de tolerancia sin llegar al descontrol de Magaluf, un entorno libre de animales peligrosos, de riesgos ambientales (huracanes, tornados, erupciones, maremotos…) o enfermedades sea endémicas o circunstanciales.

Hay muchas más que podría citar, pero vamos a la última. Las enfermedades peligrosas como el ébola. Una enfermedad que está provocando el pánico global por la evidencia de que los protocolos de control no son suficientes o no se aplican correctamente. Eso sin olvidar el papel de los medios de comunicación para convertir un caso de fiebre por malaria en un titular a cinco columnas en primera página como primer caso de ébola en las islas y, cuando llegan los resultados, pasa a un titulillo en el sumario. Y eso siendo generosos.

Lo cierto es que el ébola hay que combatirlo con recursos, rigor y solidaridad. Y este destino europeo en el Atlántico tiene que contribuir al control y fin de esta epidemia. Para ello hace falta participar en las iniciativas de la ONU y la OMS, con todos los medios y medidas de control necesarios. Pero ya estamos tardando. Como hemos tardado en ayudar a evitar la propagación de la epidemia desde el primer minuto, condenando al contagio inevitable a las familias, así como al hambre, desatención y situaciones de absoluta miseria a quienes habitan en esos países que, además, figuran entre los más pobres del planeta. Millones de personas sufren el pánico global que ha causado 9000 infectados y 4500 muertos. Cifras que no se acercan ni por asomo a la mortandad del cáncer de pulmón por tabaquismo, de los accidentes de tráfico… Pero claro, es una enfermedad de la selva que hay que convertir en negocio…

Y vuelvo al principio. ¿Es ser europeo no colaborar con el puente humanitario y médico para frenar el ébola? ¿No hay un protocolo de comunicación que pueda evitar que el pánico se convierta en la tónica de estas situaciones para contrarrestar el amarillismo de los medios de comunicación para captar más audiencia? ¿Vamos a permitir que hagan con los países donde se ha producido el contagio lo que nos hicieron a los grancanarios cuando nos condenaron al aislamiento y cuarentena por una epidemia de cólera?

Colabora con Médicos Sin Fronteras en su lucha contra el ébola. Haz tu donativo aquí.

domingo, 5 de octubre de 2014

Yo tuve un tío en América

Nueva York (1910). Foto de Luis Suárez Galván.
El próximo 27 de octubre presento en el Gran Canaria Espacio Digital de Schamann la exposición de fotografías de un personaje singular y, posiblemente, uno de los más destacados canarios del siglo XIX y XX, aunque apenas figure en nuestra memoria colectiva. Un personaje, además, que tiene una gran significación en la economía, la cultura y el turismo, además de un filántropo al que Guía debe la modernidad urbana y la exaltación de la belleza de su templo.

Sólo les adelantaré que estamos ante una historia rescatada 'milagrosamente' de la que hemos podido extraer las siguientes conclusiones:

  • Mostramos el (probablemente) primer viaje documentado fotográficamente que haya realizado un grancanario a EEUU, con sorprendentes imágenes de Cuba, Canarias, Nueva York, Niágara y hasta el Valbanera (del que mostramos fotografías inéditas).
  • Posiblemente sea el primer Grand Tour documentado gráficamente en la costa Este de los EEUU.
  • Estamos ante el primer gran fotógrafo canario. Un artista que no sólo recoge la información casi periodística, sino que incorpora elementos del renacimiento y del impresionismo, pero también retrata de la emergente urbe de los rascacielos, la naturaleza y los transportes.
En el lago (1910). Foto de Luis Suárez Galván.

  • El personaje es el primer grancanario que se adentra en el feroz capitalismo introducido en el mundo de las multinacionales con oficinas en Wall Street, Cuba y Europa.
  • Pero, sobre todo, estamos ante un gran canario que demuestra las principales señas de identidad del isleño: un mundo al alcance del horizonte atlántico; la facilidad para la negociación y la visión global y tricontinental del comercio; la creatividad artística a través de sus fotografías; la anticipación a los fenómenos del turismo y el viaje; y, por último, la generosidad y solidaridad del isleño, desde la humildad y el rechazo al protagonismo individual, lo que en estas islas se paga caro, muy caro, con el olvido absoluto.

Esta exposición pretende recuperar a esta gran figura y mostrarla como el pionero que ha sido en muchos aspectos que sorprenderán a través de una colección de fotografías originales e inéditas que se podrán contemplar gracias al trabajo de un servidor, el de la historiadora Laura G. Morales y al apoyo del Gran Canaria Espacio Digital (GCED) y la Fundación para la Etnografía y el Desarrollo de la Artesanía Canaria (FEDAC), así como el Ayuntamiento de Guía y la Fundación Néstor Álamo. Entidades a las que esperamos poder sumar otras muchas para que esta exposición tenga mucho recorrido, aunque nunca alcanzará toda la trayectoria humana, empresarial y turística que llevó a cabo Luis Suárez Galván.

jueves, 2 de octubre de 2014

Naturaleza espectacular o espectáculos con la naturaleza

Espectáculo de luz en las cataratas del Niágara.
Mientras prolifera el sarampión de rotondas de dudoso gusto sobre la piel insular, dejando la herencia de una decoración azulejiante del paisaje viario ya de por sí poco atractivo, descuidamos (o nos asustan) los iconos naturales de la isla, los símbolos que todo canario quiere para sí y rechaza que otros puedan alterarlos. Cosa que tiene sentido pero, como todo, depende...

Y es que si observamos qué se hace en otras latitudes e intentamos ver más allá de nuestro horizonte atlántico, podremos comprobar el éxito de las catedrales iluminadas como la de Estrasburgo, o el espectáculo de luces nocturnas en las cataratas del Niágara. Iniciativas que se han consolidado como grandes atractivos para el turismo y, además, promueven el orgullo para sus residentes. Mientras tanto, aquí mantenemos casi en el anonimato el Dedo de Dios (venido a menos en 2005) o el Charco de los Clicos en El Golfo. Verdaderas joyas naturales que podrían tener su momento de espectacularidad (desde el respeto, claro).

Del Dedo de Dios en Agaete (bautizado así por uno de los apóstoles del turismo grancanario, Domingo Doreste, 'Fray Lesco') que se mostraba con orgullo a los que podían verlo (no sin dificultad) queda una gran parte visible tras el azote de la tormenta Delta. Pero en todo este tiempo (antes y después del vendaval) ¿por qué no se ha creado en ese entorno un espectáculo lumínico? (sobre todo ahora con la técnica del videomapping o el invento formidable de la iluminación LED). No estoy planteando un desmadre de focos como hacen en Niágara, sino una composición o escenografía luminosa que represente la relación o metáfora que nos planteó Fray Lesco sobre la relación entre la naturaleza y la creación, la tierra y el cielo.

Imagen reciente del Charco de los Clicos

Mismo lugar hace 50 años

Otro caso, distinto en parte pero ya alarmante y urgente es la desaparición progresiva del Charco de los Clicos o Charco Verde en Lanzarote. Ese cráter de agua esmeralda que se forma por el afloramiento del agua del mar que se filtra a través de una barra de piedras que cada vez invaden más el interior hasta la próxima pero inexorable desaparición total del agua, si no se procede a dragar parte de la arena que durante años fue retirada por los vecinos para usarla en la construcción. César Manrique planteó un proyecto de mirador integrado en la pared volcánica para garantizar su conservación gracias a los recursos económicos que dejarían los turistas, pero los informes técnicos lo desaconsejaron. Sin embargo, el no hacer nada y no dejar hacer nada amenazan con la desaparición de la espectacular visión del lago verde olivina o esmeralda rodeado de colores ocres, cobrizos, negro de lava carbonizada y el azul profundo del Atlántico que conjugan en este recodo del planeta. Un lugar que, además, sirvió de escenario a varias escenas de la película 'Hace un millón de años'.

Estamos en dos casos en los que podríamos crear un plus de atracción turística y un reclamo artístico en el que la naturaleza apenas necesita una pequeña intervención o añadido para que podamos disfrutar de la belleza de nuestro territorio y hacer pedagogía sobre cómo se puede conservar y a la vez convertir en atractivo turístico lo que nos ofrece el paisaje singular de nuestras islas.

miércoles, 1 de octubre de 2014

Riu Palace Meloneras suma otra estrella a Gran Canaria

No es un cine, es un espacio turístico en Meloneras
Acudí el pasado miércoles 25 a la presentación a los medios del Riu Palace Meloneras, renovado por completo y con el aumento de categoría de cuatro a cinco estrellas. Un cambio que consolida la zona del sur de Gran Canaria como el espacio turístico de máxima calidad en la isla. Una inauguración que debió coincidir con la de la renovación total del Hotel Oasis Maspalomas, también de la cadena Riu, pero que ha sido postergada por el lío montado en torno a esa zona emblemática de la isla y que ha sumido a Maspalomas en una guerra de empresas e instituciones que va a tener difícil (y costosa) salida.

Como de estos procesos ya he publicado mis opiniones, me voy a limitar a hablar del nuevo hotel. Y no voy a contarles lo que ya ha salido en la prensa (número de camas, nueva orientación hacia el mar con sus piscinas, nuevos conceptos de restauración y la altísima fidelización de clientes que ostenta). Quizás sea más interesante para ustedes hablar del cambio o giro que esta cadena ha impuesto en los últimos años, al dejar de lado su política de construir establecimientos calcados en los distintos destinos donde se instalaban y que les valió el apodo de ‘hoteles VPO’, lo que no quita para que esta política fuera parte de su éxito durante décadas, ya que los clientes reconocían estar en un Riu donde tendrían el servicio que se ofrecía en todos y cada uno de los hoteles de la cadena.

Y es que este grupo turístico, íntimamente ligado al todopoderoso operador TUI, ha empezado a indagar por nuevos derroteros, sabedores de que el turismo está cambiando y ellos tienen que estar a la altura de las querencias de los nuevos clientes a los que tienen muy en cuenta a la hora de diseñar sus nuevos hoteles y los servicios que en ellos ofrecen. Pero no sólo han de anticiparse a los gustos de los clientes, sino también de algún profesional con espíritu emprendedor y a pesar de encontrarse muy a gusto en la cadena Riu ha probado en otras empresas donde se ha sentido con más capacidad de decisión.

Pero lo que es innegable es que esta cadena establecida en Canarias desde hace tres décadas hace honor de profesionalidad y dedicación al negocio turístico, al ser uno de los grupos más rentables –que no de los más grandes- del mundo. Con más de cien hoteles en una veintena de países, su expansión es constante y, además, procura adecuarse a los objetivos de eficiencia, sostenibilidad, accesibilidad y ha logrado una rápida adaptación a las tecnologías de la información y comunicación, amenazando a otros más ‘grandes’ en presencia en redes sociales. Y eso que la media de edad de sus clientes no es precisamente de adolescentes o jóvenes, sino más bien adultos con más de 45 años, principalmente alemanes y con un altísimo índice de repetición.

Quizás llegará el día en el que Riu supere los límites de sus hoteles (ya se ha atrevido a entrar en el mercado de los hoteles urbanos) para aventurarse en otros negocios, también relacionados con el turismo, con esa especialización y tematización que comienza a imperar en sus establecimientos, así como se atrevieron a dar el salto territorial a Baleares en 1953 y a Gran Canaria en 1985 con el Riu Palmeras, para convertir esta isla y, en particular Maspalomas, en su principal destino en el mundo, con nueve establecimientos  a los que se suma el de Puerto Rico/Amadores.

Muchos son los profesionales de esta cadena que han salido de esta isla para organizar y dirigir en puestos relevantes el crecimiento de Riu en el mundo. Personas con las que tuve el privilegio y el placer de departir durante la ‘reapertura’ del hotel. Veteranos trabajadores y directivos que recorren el mundo de Riu (el próximo en Aruba)para orientar a los nuevos compañeros, conocer las necesidades y satisfacciones del cliente y ayudar a convertir cada establecimiento en una experiencia que el turista querrá repetir. Ellos lo tienen claro. ¿Y los grancanarios lo tenemos claro?