domingo, 18 de febrero de 2018

El desprecio político capitalino al turismo

Ubicación de la sede del CIT y la oficina de información.

El pasado lunes 12, en las páginas de La Provincia, Manuel Ramos Almenara advierte en un artículo sobre el desalojo del Centro de Iniciativas y Turismo con motivo de las obras de rehabilitación del conjunto histórico y artístico. Un desalojo que afecta también al Museo de Néstor pero, como señala el autor, la obra del artista tiene un lugar dónde custodiarla en condiciones (cuando pudo programarse una exposición en Madrid o en París...) y volverá a las instalaciones en condiciones adecuadas tras décadas de desidia y asfixia. En el caso del CIT no sólo no les ceden un almacén provisional, sino que tampoco garantizan su regreso a su espacio natural y tradicional.

Ramos Almenara es autor de obras sobre la historia del Pueblo Canario y el Hotel Santa Catalina. Sabe (sabemos) que desde su apertura, el Pueblo Canario alojó en la zona superior del torreón las dependencias del Centro de Iniciativas y Turismo, institución casi octogenaria que contó siempre con figuras relevantes de nuestra sociedad entre los que figuraba el propio Néstor Martín-Fernández de la Torre o los descendientes de Luis Suárez Galván, pioneros del Grand Tour norteamericano.

En la historia del turismo en nuestra provincia, el CIT es uno de los organismos protagonistas (Medalla de Plata al Mérito Turístico, 1966) y sus archivos conservan importante documentación propia y del SKAL Club. A ello se suma las colecciones de las revistas ISLA y Costa Canaria, junto a algunas obras artísticas realizadas para ilustrar estas publicaciones y para campañas promocionales del propio CIT.
El CIT es una entidad destacada de la sociedad civil grancanaria que promocionó la provincia y el conjunto del Archipiélago con acciones en compañías aéreas, agencias de viajes y otras entidades que permitieron llegar a los potenciales turistas en una época en que la promoción y regulación de la actividad turística era casi inexistente, hasta la llegada de Manuel Fraga Iribarne al Ministerio de Información y Turismo (1962-69), cuando el Estado se interesa por el sector y lo 'descubre' como la gran oportunidad para sacar a España del subdesarrollo.

Es también el momento de la puesta en marcha del Plan de Estabilidad (1959) y los tres Planes de Desarrollo (64-67, 68-71 y 72-75), aunque éstos relegaban al turismo porque partían de la concepción industrializadora del país con sus 'polos' de desarrollo.

Incluso en esta década de los 60 todavía el papel institucional era anecdótico, por lo que el CIT cubría las ausencias en las políticas de promoción hasta la creación del Patronato de Turismo (1975, inicialmente de ámbito provincial) que inicia la actuación pública en la promoción de la isla y en la consolidación de equipos profesionales, aunque esto supondría la pérdida del protagonismo y la retirada de recursos al CIT que recibía escasas y esporádicas aportaciones institucionales. Gracias a su esfuerzo, llegaban a muchísimos países y profesionales turísticos con la revista ISLA (1946-1969). Una publicación en la que no encontramos ni una crítica personal pero sí una enorme y constante preocupación por el mejor funcionamiento y el mayor beneficio para la población de la isla. Tal como averigüé en mi proyecto de fin de master sobre la revista isla, en el que inventarié todos los artículos y los autores de los mismos. Por ello considero que es un privilegio poder contar con una entidad conformada por expertos que puedan trasladar al conjunto de la sociedad sus preocupaciones y satisfacciones sobre el turismo.

Pero, aún así, la entidad ha mantenido su actividad con la renovación constante del grupo de profesionales que de forma altruista observan el desarrollo del sector turístico y mantienen las instalaciones con una oficina para atender al turista.

Por ello, la intención del actual Gobierno Municipal de expulsar al CIT del Pueblo Canario supondría un grave ataque a la sociedad civil, echados de un edificio emblemático que ha sobrevivido gracias al apoyo del CIT y de la familia de Néstor, Miguel y Rafael Martín-Fernández, mientras el Ayuntamiento ha demostrado su inoperancia y desprecio a este patrimonio y a la sociedad. Y, encima, a día de hoy desconocemos el proyecto para el Museo y la proyección internacional del artista y del ideólogo del desarrollo turístico de Gran Canaria.

Y es que la sociedad y las instituciones sólo piensan en la cantidad a invertir en la obra para recuperar el uso museístico y de restauración. Pero el Pueblo Canario tiene que ser sede del CIT y debería contar con un centro de interpretación del turismo, centro de documentación y acciones divulgativas. Es sorprendente que desaprovechemos esta oportunidad en un territorio que vive en más de un tercio de la actividad turística y con una proyección mundial, que no existan un espacio que explique esta actividad y dar información real y objetiva frente que ponga freno al desconocimiento sobre el turismo.

Con acciones así -y ésta colma el vaso-, Las Palmas de Gran Canaria pierde el protagonismo como pionera del desarrollo turístico en la isla mientras en Maspalomas se consolida el Foro Internacional de Turismo y el resto de municipios hacen esfuerzos extraordinarios por su desarrollo turístico. Mientras en la capital, se atenta contra la herencia nestoriana (en Santa Catalina, en el Pueblo Canario), o en el Parador de Tejeda...

Quizás los responsables municipales de todos los partidos deberían interesarse por esta actividad tan poco valorada y promocionada desde el Ayuntamiento, con la carencia de alojamientos (extinción progresiva desde 1974), el reducido número de turistas que visitan la ciudad (camuflado por la presencia de la estación de cruceros en Santa Catalina), la pérdida de atractivo comercial para el extranjero... y preguntarse cómo ha sido posible (y quién el culpable) de la agonía y cierre del Pueblo Canario. Y como colofón: el desprecio y desahucio del CIT.

Y no es que falten ideas y proyectos. En enero de 2016 formulé las siguientes propuestas (para los que hablan de 'participación' en cada campaña electoral) sin respuesta:

Centro Néstor de Interpretación y Estrategia Turística
  • Zona museística (didáctica y lúdica) sobre historia y desarrollo del turismo (en colaboración con la Organización Mundial del Turismo y el Ministerio).
  • Área de Documentación y Estudio sobre el Turismo donde conservar y documentar los archivos del Sindicato de Turismo (desde la creación de la Sociedad de Fomento y Turismo de Las Palmas en 1915), el CIT (creado en 1934), el SKAL Club de Gran Canaria (constituido en 1958); las revistas ‘Canarias Turista’ (promovida por Gustavo J. Navarro. 1910-1931), ‘Isla’ (promovida por el CIT. 1946-1960) y ‘Costa Canaria’ (promovida por el Conde de la Vega Grande. 1965-1977); colección histórica de promoción turística de Gran Canaria; Biblioteca de libros especializados en turismo y en esta actividad en Gran Canaria… Y recabar archivos institucionales de la Dirección Provincial de Turismo, así como personales de figuras de la talla de Pantaleón Quevedo Vernetta, Antonio Cruz Caballero…
Foro Néstor para el desarrollo turístico
  • Creación de los Premios Néstor a la mejor idea o proyecto innovador para Gran Canaria; a la mejor iniciativa viral de promoción...
  • Centro de análisis y desarrollo Turístico Mundial (estudio de los distintos destinos y productos turísticos)
  • Programa de potenciación de pymes en el sector turístico (seminarios y cursos para empresas o emprendedores)
  • Muestra Insular de turismo.
Pero nadie responde, salvo con el desalojo como agradecimiento por los servicios prestados...

martes, 6 de febrero de 2018

Influenciadores en la nube


No es una novedad que se invite a periodistas, blogueros o famosos para promocionar algo. Es una forma de dar a conocer productos o servicios, siempre que se respeten los roles. No por invitarte a un acto promocional o a un establecimiento, dejas de ser tú, tener tu responsabilidad, tu credibilidad... Pero con internet y las redes sociales está todo revuelto. Incluso las empresas y las grandes corporaciones andan despistadas -o muy atentas- y apuestan por los influyentes ('influencers', en anglopijo). Todo sea por el negocio... De ahí que se fijen en el número y perfil de 'seguidores' y la posible influencia que pueda tener un creciente número de personas-escaparate. Lo mismo que las audiencias que tienen la televisión, la radio o el periódico, pero a través de la red. Por ello, los directores de marketing se preguntan ¿es más barato y efectivo un 'influyente' en las redes que un 'famoso' que ya tiene agente y lista de precios por apariciones o cameos? Es otro mercado más y, además, muy dinámico.

Y tanto. De hecho la comunicación por las redes ha crecido tan rápido como los influyentes. Incluso ya se ofrecen Master y cursos a precio de titulación en nanotecnología. Pero claro, también un futbolista 'galáctico' cuenta por cientos de millones de euros en derechos de imagen por cada patada que da a una bola de cuero: son los verdaderos astros de la publicidad. Y habrá quien piense "¡Qué bien! Me saco el título y a vivir". Algo similar a los cursos de 'comunity manager' (gestor de redes sociales o 'negro', para entendernos) que prometían un empleo de lujo y vida VIP, pero...

Entre los neo-influyentes, podemos encontrar casos sorprendentes y también personajes de chirigota que han provocado la reacción de algunos empresarios y profesionales ante las peticiones (exigencias o cara dura) de alojarse o comer gratis en sus establecimientos porque tienen miles de contactos en Instagram, Pinterest, Facebook, Twitter o en su blog. Se consideran críticos o jueces dignos de repartir estrellas Michelín o el prestigio de hoteles y restaurantes. Pero a cambio, este tipo de 'influyentes', ofrece inundar de 'hastag' sus comentarios, con el fin de colocar por delante la marca a cambio de que les inviten, regalen o -incluso- les paguen por publicitar en sus muros y cuentas PERSONALES. Cuentas-escaparate que freflejan su osadía, ingenuidad o cara dura.

Recuerdo cada viaje que hice trabajando para el periódico La Provincia: unos como enviado y otros en grupos de periodistas venidos de toda España para presentaciones de coches, comprobar el funcionamiento de centrales térmicas, o cuando las compañías aéreas privadas exigían el fin del monopolio, para conocer el funcionamiento de las instituciones comunitarias, o a debates sobre prensa y ecología, toxicomanías y sociedad... Eran viajes pagados por organismos, instituciones y empresas, pero a los que iba a trabajar como periodista. Algunos medios líderes de la prensa nacional rehusaban el pago del pasaje y la estancia para distanciarse de posibles críticas de parcialidad. Para un medio de provincia era una oportunidad y en nuestro caso les resultaba a las empresas organizadoras más caro que publicar una página completa de publicidad.

¿Y qué tengo yo contra los 'influyentes'? En realidad, nada. Francamente, me marean sus publicaciones con tanto signo y arrobas para llegar al máximo de gente y ver si suena la campana y se convierten en 'trending topic' (la palabra que logra más publicaciones en Twitter). Incluso se montan el Día Internacional del 'Influenciador'. Un negocio obsesionado por las cifras. Y cada vez más alejados de la aldea global y de la idea de los prosumidores activos y críticos. Probablemente estos neo influyentes sean agentes de la 'posverdad' o la comunicación líquida (o gaseosa, y no por escatológica, o sí) sin entender los fundamentos de la comunicación y su papel como eje de la comunidad, que tantos héroes anónimos y conocidos lucharon por convertir en un derecho civil incorporado a la Carta de los Derechos Humanos y las constituciones más avanzadas.

Hoy día, en el mundo del turismo la opinión de los clientes es muy importante e internet lo facilita al momento y permite cuantificarlo. De hecho, páginas como Booking o Tripadvisor marcan el prestigio de restaurantes, hoteles y otros servicios. Una posición de influencia cierta que llega al smartphone cuando estás en la calle y buscas un lugar donde comer o alojarte. Y esa aplicación te muestra establecimientos con un número elevado de valoraciones de otros usuarios. Aunque hasta esas multinacionales y monstruos algorrítmicos pueden ser engañados. Como el restaurante que se hizo famoso y más valorado sin existir. Todo un éxito... Incluso los organismos públicos se lanzan a invitar a 'influenciadores' y Canarias no iba a ser menos, al pretender con una campaña promocionar por esta vía una imagen de referencias exclusivas para sibaritas.

Esto se produce en un momento en el que se denuncia una guerra global y local... O muchas batallas que se libran en las redes basadas en mentiras y apelando a los sentimientos, tantas como aquellos posts que se publican y que pueden dar lugar a un 'efecto mariposa' global y viral. Y para eso, nada mejor que leer desde una perspectiva crítica y exigente, por lo que si quieres consejos procura que sean de alguien que no vaya de colgadera porque diga que tiene un número cuantioso de seguidores. No es garantía de nada. Les aviso y espero que esta idea les haya influenciado, aunque parezca contradictorio...

viernes, 2 de febrero de 2018

Playa y/o nieve

Cumbres nevadas desde el soleado sur

Realicé el ejercicio de imaginar un completo mapa del tiempo de Gran Canaria el 31 de enero de 2018. La situación -que no la predicción- era de nieve, chubascos, nuboso, rayos y truenos, 200 litros por metro cuadrado y un par de kilómetros más abajo 0 litros, carreteras cortadas por nieve o anegadas de agua junto a otras resecas por el sol... Un cóctel climático en una isla de 47 kilómetros de diámetro con forma de cono. No falta casi ningún fenómeno atmosférico. Una completa lección de Ciencias Naturales o una locura maravillosa de la naturaleza que se produce en esta isla muy ocasionalmente.
Esta situación. o revolutum de situaciones, es efímera, como un fogonazo excitante en el que todo gira en torno al tiempo.

En estos momentos se da la paradoja de la enorme masa de personas que quiere hacer realidad el deseo -prohibido- de ir a tocar la nieve o ver cómo cae. A la sensación de frío en las manos y en la cara que anuncia al isleño el fenómeno extraño y ocasional, se une el cálido sol bañando los cuerpos de los que disfrutan en la costa sur de la isla, o en la playa de Las Canteras. Todo ello entre chaparrones de agua que inundan las calles, claros soleados y rematados por los evocadores arcoiris, las espectaculares cascadas en los barrancos corriendo que nos indican que estamos ante un gran acontecimiento por lo inusual de estos paisajes.

Mientras tanto, en las hamacas de los hoteles los turistas disfrutan de la tumbona y escuchan a lo lejos cómo retumban los truenos que sobresaltan la agradable calidez de los rayos de un inmutable sol, avisados de que están a media hora en coche para disfrutar de la nevada, en sus jeeps descubiertos, alquilados para ir en pantalón corto y camiseta a la cumbre donde podremos verlos intentando abrigarse con las toallas playeras...

No saben -los turistas- que está prohibido ir a ver la nieve porque no hay condiciones para recibir tal aluvión de visitantes. Y es que no se trata de un domingo de verano en el que no importa que se atasque la ruta de la cumbre. Ni la noche de reyes en la calle Triana que recibe a una masa de gente que va a pasar el rato sin importarle el colapso de público. Aún así, y pese a las prohibiciones y llamamientos a la sensatez, miles de personas se atascan voluntariamente por la novedad o capricho de la nieve en unas carreteras radiales que tienen su centro en lo alto del cucurucho que forma el relieve isleño, con sus turistas y su población residente en la tangente de Gran Canaria.

La gran nevada de 1971

Recuerdo cuando de niño viví la experiencia de estos días, en un antiguo Peugeot de siete plazas, parado en una carretera de lomas peladas y heladas (lo de los bosques de pinos cumbreros, al igual que el turismo de sol y playa, se impulsó hace apenas medio siglo), y en aquellos años la población de la isla era más o menos la mitad de lo que hoy indica el Padrón. Asimismo, las rutas por carretera eran casi las mismas. Por ello imagino ahora todas esas carreteras con millares de vehículos sin poder moverse en la nieve, sin cadenas, ni alimentos, sin gasolina para encender la calefacción e incluso sin ropa de abrigo. ¡Muy temerarios y mucho temerarios!

Probablemente en la Península, con la misma situación, no se cerrarían las carreteras. Con un quitanieves sobraría para poder circular con cadenas y otros recursos que existen pero que aquí no usamos. De hecho, la nevada no es el motivo del cierre de las carreteras. Aquí se cierra el acceso a la cumbre para evitar el ritual que tiene hasta su propio himno: "Hay nieve y sol en la cumbre..." Un acontecimiento excepcional e infrecuente que anima a la población a intentar ver un fenómeno que puede que no veas en la vida si no aprovechas la ocasión aunque, como podría decir otra canción: "No hay nieve para tanta gente".