martes, 12 de septiembre de 2017

Gran Canaria ante el Día Mundial del Turismo

Inauguración del monumento del cincuentenario.

Hace cinco años, por estas fechas, celebramos en Gran Canaria el Día Mundial del Turismo con la presencia del Secretario General de la Organización Mundial del Turismo, Taleb Rifai, quien por primera vez visitaba el Archipiélago. Días después conmemoramos el 50 aniversario de la ciudad turística Maspalomas Costa Canaria. Ambos acontecimientos promovieron el reconocimiento del turismo como principal factor para lo bueno y lo no tan bueno que ha vivido –y cambiado- la isla en este medio siglo. Un debate permanente y obligado.

Gracias a estas dos celebraciones se movilizó un gran número de personas con los que pude profundizar -como Comisario del cincuentenario- en el conocimiento de lo que sucedió en el sector desde perspectivas muy dispares de lo acontecido y de lo que no sucedió, cómo lo hicieron y cómo lo vivieron. Pero más interesante aún fue averiguar las impresiones de sus protagonistas tras una 'aventura' que lo transformó todo en la isla. Como ejemplo, cabe destacar que los ingresos por licencia de obras en San Bartolomé de Tirajana pasaron de 332 pesetas en 1957 a 434.466 pesetas en 1966. En ese año, existían en el municipio 1826 camas turísticas. En apenas 12 años Maspalomas  recibía más turistas que Las Palmas de Gran Canaria, y hoy posee 91.000 camas hoteleras y extra hoteleras, el 70% de las existentes en la isla.

No voy a repetir aquí el listado de personalidades, personajes y personas que han sido o son actores en esta historia, ni el inventario de realizaciones, ni cómo se produjo la rápida transición de la sociedad agrícola a la de servicios en nuestra isla (para todo eso ver numerosos artículos en mi blog 'Islas bienaventuradas'). Tan sólo pretendo reflejar lo vivido hace cinco años y, sobre todo, el impacto que originó una movilización de la sociedad canaria por el turismo que produjo -sin saber el alcance real- la mayor promoción de Maspalomas Costa Canaria desde la convocatoria del concurso internacional de ideas cincuenta años antes.

Todo fue posible gracias a la receptividad e implicación por parte del Ayuntamiento de San Bartolomé de Tirajana para poner en marcha estos eventos, casi sin tiempo y ante la incredulidad –o falta de interés- de las demás instituciones y de la mayoría del empresariado tan poco dado a la participación más allá de sus obligaciones tributarias. Aún así, algunas empresas se comprometieron (ahí están las hemerotecas donde aparecen los patrocinios) junto a figuras relevantes de la sociedad civil que colaboraron activamente y gracias a los/as cuales se pudo realizar múltiples y variadas acciones. También hay varias realizaciones que lo recordarán: el monumento de la ‘estaca’ ideada por el arquitecto Manuel de la Peña para que el conde de la Vega Grande diera inicio a la urbanización. O el Foro Internacional de Turismo y la red de municipios turísticos españoles (aunque en un principio se planteó que fuera atlántica, pero todo se andará).

Construcción de Las Olas y Las Arenas.

No se pudo realizar el museo o centro de interpretación del turismo como fenómeno global, con el protagonismo histórico de estas islas en la actividad turística en el mundo y con el objeto de hacer pedagogía sobre la actividad turística con sus aspectos positivos y negativos. La propuesta fue el Faro de Maspalomas, aunque lo ideal habría sido el edificio de La Rotonda, la primera construcción de Manuel de la Peña por encargo del Conde para el turismo, que fuera demolido sin tener en cuenta su valor histórico y arquitectónico. Hoy, cinco años después, sigue sin abrirse el susodicho Faro que incorpora un proyecto de promoción de la artesanía.

Tras aquellos hitos, se consolidan las iniciativas que se pusieron en marcha, pero quizás sea necesario mantener vivo el espíritu de aquel otoño y plantear otras nuevas propuestas para dotar al destino de un impulso permanente. Todo ello sin olvidar que en aquel momento tan trascendente, Maspalomas Costa Canaria no consiguió la colaboración necesaria de otras instituciones para que sumaran, y desde la perspectiva del tiempo creo que no lo entendieron, o no quisieron. Por el contrario, con los ecos de los aplausos todavía en el aire se produjo un enfrentamiento que trasladó del ámbito empresarial al institucional las pugnas existentes por el control del destino, que tanto han perjudicado a los intereses de la isla. Sin que olvidemos la alarmante pérdida del paisaje dunar que pocos quieren reconocer.

Han pasado 55 años desde aquel concurso y seguimos sin entender que Maspalomas Costa Canaria sigue siendo el principal activo y atractivo de Gran Canaria y el turismo.

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