Hotel en Mogán |
Habitaciones es decir poco: un verdadero lujo en consonancia con un lugar único y privilegiado como es Canarias. Materiales de primera calidad, mobiliario que podría llenar páginas de revistas de decoración, baños con jacuzzi o duchas con chorros sorpresa, un completísimo neceser de productos para la limpieza personal de primera calidad, una atención sibarítica, buffettes pantagruélicos para desayunar, comer o cenar, wifi, animación, restaurantes temáticos y un larguísimo etcétera que no apreciamos hasta que vamos a otro país y contratamos un hotel creyendo que las estrellas que ostenta son iguales a las que iluminan nuestros hoteles. ¡Qué equivocados…!
Es sorprendente cómo los estándares de calidad son tan distintos en el mundo, o en la misma Comunidad Europea con tanta directiva homogeneizante… Pero está claro que hospedarse en un hotel en París que cuesta el doble que otro del sur grancanario no es garantía de que se parezcan en lo más mínimo, y no me refiero al entorno, sino al contenido y servicios.
Y hablando de esta Isla, también hemos podido ver la evolución de nuestra planta hotelera desde aquel primer hotel de estilo británico en Gran Canaria, el Santa Catalina (1890) con sus gardens y zonas de sport, en el corazón del barrio Ciudad Jardín donde se asentaron numerosos británicos. Hoteles para aclimatarse, para recuperarse, para disfrutar de un tempo propio de los desplazamientos que duraban varios días o semanas.
Hoy en día, los hoteles ofrecen no sólo una vida de lujo al alcance de muchos, sino que todo forma parte de un escenario de película: grandes construcciones, salones inabarcables, piscinas para navegar… espacios fen sui, salas y terrazas ‘house’, terrazas para bikinis, monokinis y sinkinis… Todo lo imaginable, para públicos temáticos o multidisciplinares. Y es que la competencia es mucha si tenemos en cuenta que en apenas cincuenta años hemos incrementado una oferta alojativa -en cantidad y calidad- de forma sombrosa.
Vídeo de éxito con imágenes de un supuesto robo a un cliente de un hotel en el sur de Gran Canaria.
Perooooo… ¿Hemos sabido aprovechar ese tirón? ¿Cuál es el porcentaje de empleos que el sector hotelero ha cubierto con personal de las Islas? ¿Cuánto dinero queda de ese negocio en las Islas? (…y gracias que las tornas han cambiado en los últimos años gracias a la capitalización canaria y su creciente papel en el sector turístico) ¿Seremos capaces de ocupar el número de camas que hemos permitido crear? ¿El personal está suficientemente formado y motivado para que el turista tenga la mejor impresión de su estancia? ¿Se implica el negocio hotelero en la mejora del entorno y en impulsar negocios y actividades complementarias que consoliden el sector turístico?. Bueno, por hoy ya vale de preguntar, si bien estas reflexiones deberían estar presentes de forma permanente entre patronal, sindicatos, políticos y la sociedad en su conjunto: no es momento de mirar al pasado, se trata del futuro, el de todos.
Muy cierta tu reflexión, una de las mayores debilidades del sector turísitco en Canarias ha sido la de las escalas directivas de los mismos, las cuales muchas veces carecen del potencial innovador para poder afrontar los retos que comentas, con herramientas útiles para la gestión y adecuación a la situación actual. Como muestra un botón, al leer el otro día que el presidente del Gobierno dice a los empresarios hoteleros que no aprovechen la coyuntura política de los países árabes para subir los precios de sus establecimientos, esto sólo hace empeorar nuestra imagen posicionandonos como oportunistas, cuando lo que debemos hacer es fidelizar a todos los clientes que estamos teniendo, para que Canarias aparezca siempre en su agenda de vacaciones y que sigan atrayendo a sus amigos, familiares, etc. YA que de otro modo esto se vuelve a presentar como pan para hoy, y hambre para nuestros vastagos, ¿es esto lo que queremos?, al menos dentro de un razonamiento de responsabilidad social y sostenible rotundamente no.
ResponderEliminarGracias Rumen
ResponderEliminarEl turismo tiene muchas perspectivas que hay que abordar y contemplar a la hora de valorar su papel y su importancia. No estoy contra la movilidad de las personas en este mundo globalizado, pero si no lideramos el sector (empresas, profesionales, intendencia...) seremos un destino de usar y tirar. Una commodity o mercancía genérica, básica y sin mayor diferenciación con el resto de competidores.