Un aspecto del acto. |
La sala estaba llena y entre los retratos que cubren los muros del salón destacaba el de José Viera y Clavijo, fundador de la RSEAP y gran viajero global. Pero, no se habló de él, ni se citó a Néstor Martín-Fernández de la Torre, aunque todo lo abordado tenía que ver con su proyecto, su concepto, su modelo y su herencia.
Hoy día, Néstor sería algo así como un 'gurú' del turismo, coach o como quieran llamarle, pero si trasladamos su mensaje a nuestros días y a lo que deberíamos hacer en este siglo, podríamos ver cuán equivocados estamos al olvidarlo, marginarlo o silenciarlo. Y es que en esta isla, lamentablemente, somos muy dados a no unir ni crear comunidad en beneficio de todos, como sí hizo nuestro ninguneado artista. En Lanzarote, en un acto así, no habrían parado de hablar de César Manrique, y eso que fue un buen discípulo de nuestro Néstor, pero en Gran Canaria ya hemos superado los límites de bajeza intelectual y agradecimiento a quienes han hecho posible nuestro estado de bienestar (ése que despilfarramos y no mejoramos).
Me explico. Si Néstor se estudiara ahora en una escuela MBA se hablaría de muchas cosas, pero sobre todo de su apuesta por la diversificación y la especialización (yo diría la diversificación especializada), el liderazgo unido a creatividad y, sobre todo, la internacionalización. Todo ello está en las propuestas de Néstor para el turismo en Gran Canaria, recogidas en sus discursos e intervenciones al respecto. Y, curiosamente en vida e incluso tras su fallecimiento y el de César, nadie hablaba de obsolescencia o madurez del destino. Su empuje creador y dinamizador se expresaba como una evolución y creación inagotable. Otra cosa es que tras la muerte de Néstor -y décadas después de César-, no se supiera mantener el testigo de desarrollo turístico de éxito o que sólo interesara el beneficio económico aunque éste haya disminuido hasta niveles de migajas que cada vez son menos los que se las reparten (el 80% del negocio se queda fuera de la isla).
Aún así, y reconociendo que gracias al turismo tenemos unos ingresos que ayudan a que la crisis no sea más catastrófica, todos afirman que tenemos un excelente destino de sol y playa, el clima más saludable, la diversidad de paisajes y, encima, seguro. Pero prácticamente lo mismo (y en algunos casos, mejor) ya lo teníamos hace un siglo, cuando Néstor anunciaba sus ideas y Las Palmas de Gran Canaria era una ciudad con un auge turístico que sorprendía (13 hoteles en una ciudad de 60000 habitantes, primer club de golf y tenis, balnearios, playas y excursiones a lugares exóticos como el poblado troglodita de La Atalaya o el cráter de Bandama). Esas fortalezas se han mantenido, pero Néstor supo darles otro sentido, convertir la naturaleza en un recurso para transmitir ideas y emociones o, lo que es lo mismo: “hacer de la vida una obra de arte…” que César Manrique también defendería como “llevar el arte a la vida”.
Y de esto no se habló en el acto de la RSEAP (que lleva 240 años de apoyo constante al desarrollo de Gran Canaria). Por ello, quedó en el aire durante el acto la duda acerca de si ¿podemos vivir del turismo de sol y playa por mucho tiempo?. Y si fuera así ¿queremos vivir con ese modelo turístico? Porque lo cierto es que la población parece cada día más insatisfecha con el mismo, a pesar de ser el sector que tira de la economía insular, el empleo, la recaudación por tributos y el 95% de nuestros ingresos por ‘exportación’.
Y es que hay muchas luces y sombras, que fueron planteadas por los participantes en la mesa: Jacques Bulchand (ULPGC-Tides), Manuel Florido (SKAL Club), Rafael Molina (ICEX), David Morales (Lopesan), Pablo Romero (MUR Hoteles) y Edu William (ULPGC-Tides), todos con una contrastada trayectoria en el ámbito teórico pero sobre todo práctico en el sector turístico. Fueron presentados por el presidente de Pensamiento Libre, Eduardo González y por el director de la RSEAP, Tomás Van de Walle, pero el formato elegido para el acto y el amplio número de participantes en la mesa imposibilitaron un diálogo fluido en la sala, a pesar de contar con la presencia de un gran número de expertos y profesionales de distintos campos que nos quedamos con ganas de profundizar en la temática e intentar concretar medidas para la mejora de la competitividad turística de Gran Canaria. De todos modos, dejaron muchos datos de interés y que sorprenden, como el hecho de que Gran Canaria en el momento en el que se implantó la autonomía en Canarias era la isla con más turistas, más camas y más riqueza. Hoy se sitúa como la cuarta en riqueza de sus habitantes por detrás de Lanzarote, Fuertenventura y Tenerife, en ése orden, tal como explicó Fa Molina. Puede que ser los primeros en el desarrollo del turismo de masas y la oferta extra hotelera sean argumentos para explicar ese desplazamiento, como indicó Manolo Florido, pero también puede que haya otros aspectos e intervenciones que han perjudicado fundamentalmente a esta isla.
Yo creo que no tenemos que buscar fuera de nuestras fronteras las respuestas, como suelen hacer los políticos que contratan a consultores y gurús que desconocen a Néstor y su pensamiento, sino mirar nuestra experiencia. Y, ya puestos, plantearnos si somos capaces de hacer frente a la visión exclusivamente mercantilista del sector y la ausencia de un compromiso de responsabilidad social que prima en el sector que, salvo honrosas excepciones, no busca en la materia gris insular la respuesta a cómo afrontar el futuro del sector turístico.
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